Carlos Andrés Ortiz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

Energía desde una visión nacional: breve síntesis general

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Tema muy extenso y abarcativo, pues la Energía –en todas sus formas- es el fluido vital para todo el accionar social y económico.

Para los apátridas, sean liberales, neoliberales o libertarios, la Energía es un simple “commodity”, un bien o servicio meramente transable y exportable. Solo nos ven como meros productores de materias primas.

Para las progresías fuera de foco, la Energía importa muy poco, pues “compran” mensajes de todo tipo, instalados por nada inocentes ONGs anglosajonas, con supuestas “prioridades absolutas”, como el ultra feminismo, las “identidades o temas de género”, el ultra ecologismo, el ultra indigenismo, y temas por el estilo que sucesivamente son puestos en cartelera; evidenciando esa operatoria la intencionalidad de sacar del orden de las prioridades al desarrollo socio económico…para el cual la Energía es vital. ¡Incluso algunos progres promueven la genocida ideología neo malthusiana de frenar por completo el crecimiento y el desarrollo, total los pobres y los excluidos no les importan y los Intereses Nacionales les son ajenos por completo!

Para quienes pensamos en Clave Nacional, o desde el Pensamiento Nacional, como lo definió Jauretche, la Energía es un insumo básico de alto valor estratégico para el desarrollo, y la prioridad es abastecer a precios razonables, al mercado internom para promover la industrialización y el bienestar humano. Las eventuales exportaciones solo deben hacerse una vez provistas todas las necesidades internas, evitándose los nocivos cuadros de pobreza energética.

La pobreza energética se da cuando no se abastece satisfactoriamente al mercado interno en toda nuestra dilatada geografía, o cuando los precios convierten la energía –en todas sus formas- en un insumo inaccesible, muy caro.

Para poner la Energía como motor del desarrollo, como la savia vital que moviliza todo el entramado socio económico, evitándose que sea coto de caza de especuladores y de intereses sectoriales, muchas veces ligados al exterior, es necesario desarmar la maraña normativa que puso a todos los energéticos como  simples bienes y servicios transables, sin importar el correcto abastecimiento prioritario y a precios razonables, del mercado nacional.

Esa fuerte puja entre las opuestas concepciones del rol de la Energía, es de muy larga data, como es poco conocido pero muy concreto en la Historia Argentina.

La generación y venta de electricidad, en las grandes ciudades, estuvo en su mayor parte en manos extranjeras, llegándose a escandalosos esquemas tarifarios con leoninas ventajas para las empresas extranjeras prestadoras del servicio, como los negociados de la empresa CHADE y otras, al punto tal que los concejales porteños que les eran sumisos y funcionales, fueron en su momento llamados “los concejales chadistas”, tal como lo refieren varios estudiosos de esos conflictivos temas.

La propia creación de la petrolera estatal, en 1922, fue un gran hito, que permitió abastecer al mercado interno, cobrando precios accesibles, acordes a los menores costos de producción nacionales, por ese entonces muy inferiores a las producciones de Medio Oriente, que las dos petroleras anglosajonas imponían como referenciales.

El golpe de Estado de 1930, con fuerte tufo petrolero, “volvió las cosas a la normalidad” precedente, encareciendo los combustibles y achicando a YPF.

Como es metodología usual de los apátridas liberales, las persecuciones contra Yrigoyen, Mosconi y Baldrich, fueron simplemente feroces. Fue el alto precio que les hicieron pagar por ser los principales responsables de crear y desarrollar YPF.

Yrigoyen fue el presidente que creo YPF. Mosconi y Baldrich fueron los dos Generales e Ingenieros, que dirigieron con patriotismo a la petrolera estatal hasta que el golpe de Estado oligárquico de 1930 los destituyó.

Con el peronismo, el manejo Nacional de todo el Sector Energético adquirió un matiz mucho más acentuado y amplio, al abarcar no solo los hidrocarburos, de los cuales se construyó el primer gran gasoducto y se fomento la producción carbonífera; sino también la energía eléctrica –cuya producción y distribución se estatizó- más los fuertes impulsos a las tecnologías hidroeléctrica y nuclear, con notable visión de grandeza nacional, al crearse Agua y Energía Eléctrica y la Comisión Nacional de Energía Atómica, entes señeros de desarrollos tecnológicos y de concreciones de obras de gran valor estratégico.

Claro está que el bloqueo interpuesto por EEUU como represalia por no haber hecho Argentina el aporte de carne de cañón en la Segunda Guerra Mundial, atrasó varios planes de equipamiento, como la gran central termoeléctrica de San Nicolás.

Con algunos interregnos de políticas nacionales en lo energético, como en el frondizismo, en parte en el gobierno militar de Onganía y sucesores (muy posiblemente por la positiva influencia de Guglialmelli, con fuertes apoyos al Plan Nuclear y el comienzo de construcciones de grandes hidroeléctricas en el Comahue), y en el breve tercer período peronista, la mayoría del extenso período entre 1955 y 2003, fue gobernado por diversos personeros del liberalismo y del neoliberalismo, doctrinas claramente antinacionales, que como tales afectaron profundamente las necesarias prioridades estratégicas de todo el Sector Energético, el cual fue desguazado, privatizado, y casi todo extranjerizado.

Los liberales y neoliberales locales, son pro termoeléctricos por definición y por ser mandaderos de las grandes petroleras anglosajonas. Por ende, se oponen a las competidoras hidroeléctricas y nucleares, con las que no pueden competir ni en precio del kWh, ni en eficiencia económica ni ambiental.

En las últimas tres décadas y media, las petroleras transnacionales prestan sus apoyos encubiertos, bajo la tapadera de bien financiadas ONGs “ecologistas”, a las energías eólica y solar, presentadas como “grandes soluciones” pero que en realidad son intermitentes y por ello dependen de usinas convencionales, por lo general termoeléctricas, para estabilizar voltaje y cubrir frecuentes baches de generación.

Son las “renovables” que en forma semiencubierta, siguen indirectamente quemando hidrocarburos. ¡Claro que de esas “minucias”, los enceguecidos militantes “progres” ni se enteran! Pero este ya es otro tópico del tema general.

En el medio siglo (1955-2003) de liberalismo económico antinacional, y en particular durante el menemato, se formó una intrincada maraña legal y reglamentaria, que en buena parte sigue vigente, impidiendo en los hechos utilizar todo el potencial energético para el gran objetivo del desarrollo nacional.

En parte se revirtió ese proceso antinacional, en los doce años del gobierno con fuerte impronta nacional entre 2003 y 2015.

Se reestatizó y nacionalizó YPF en 51 %, se dio muy fuerte impulso al Plan Nuclear, se reimpulsó la producción de carbón y se comenzó a instalar una usina carbonífera, se terminaron Atucha 2 y la gran hidroeléctrica Yacyretá, y hubo cuantiosas inversiones en infraestructura eléctrica, en Generación (instalándose varias grandes usinas termoeléctricas, además de lo ya expresado en lo nuclear y lo hidroeléctrico), Transmisión y Distribución. Destacada fue la interconexión en alta tensión (A.T.), de todas las provincias continentales, con más de 5.000 kilómetros de líneas en A.T.

Se dio fuerte impulso al desarrollo de los biocombustibles, pasando a ser Argentina uno de los grandes productores mundiales, dándose también fuerte impulso al yacimiento hidrocarburífero de Vaca Muerta, uno de los mayores del mundo en su tipo.

En esos doce años, también se comenzaron las obras de las dos grandes hidroeléctricas en el Río Santa Cruz, se comenzó la gran central nuclear Atucha 3; y se rubricaron acuerdos con China y Rusia, para la hidroeléctrica Chihuido 1 y otras dos grandes centrales nucleares, además de construirse buena parte del Gasoducto del Nea (GasNEA).

Todas esas grandes obras, fueron paralizadas al comenzar los muy negativos cuatro años de neoliberalismo descarnado, del precedente gobierno macrista, lo cual también dejó como funesta herencia una deuda externa descomunal e impagable, en los términos contractuales originales.

Además, el neoliberalismo exacerbó hasta el paroxismo, las instalaciones de “energías renovables” eólicas y solares, bajo términos contractuales muy lesivos al país, entre ellos tarifas dolarizadas e indexadas, además de favorecer escandalosos negociados, uno de ellos protagonizado por empresas y allegados del propio expresidente Macri.

Tal es una breve síntesis del Sector Energético Argentino, que para una mejor comprensión, requiere análisis pormenorizados de distintos aspectos del amplio y complejo tema, lo cual se hará posteriormente, Dios mediante.

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Las prioridades nacionales no admiten medias tintas

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El pleno manejo y el dominio total de nuestros ríos navegables, así como el debido control, e incluso el manejo del comercio exterior, es una prioridad relevante para nosotros; que no admite las medias tintas de “nacionalizaciones simbólicas” de dudosa efectividad, como pueden catalogarse las bosquejadas por el nuevo ministro del área.

El desguace del accionar estatal en esas áreas estratégicas, ha sido nefasto para el deterioro económico y fue pieza central para anular el accionar del Estado Nacional Argentino, amenazado y agredido desde varios frentes por los que buscan balcanizarlo en media docena o más de republiquetas tipo bananeras, inviables y subordinadas a poderes económicos y geopolíticos supranacionales.

Ese desguace total, implementado en varias etapas con el formato de la Doctrina del Shock, está directamente vinculado con la imposición brutal del neoliberalismo, presentado y mantenido como la supuesta “única alternativa posible”.

Esa metodología del neoliberalismo, fue expuesta magistralmente por Viviane Forrester en El Horror Económico, y por Naomí Klein en La Doctrina del Shock.

Siendo positivo tener y utilizar la memoria histórica para clarificar conceptos, cabe recalcar que el neoliberalismo fue impuesto a sangre y fuego por el siniestro y apátrida “proceso” de Videla, sus secuaces y sucesores; revestido exteriormente de declamativo patriotismo de cartón; sumiendo a Argentina en un maremágnum industricida, endeudador serial y sistemáticamente destructivo en lo social y cultural.

Continuó sin modificaciones esenciales al cambiar el formato de gobierno desde 1983 con Alfonsín, en cuyo gobierno hubo varios personeros dudosamente “patriotas”, entre ellos el sindicado como “el bombardero del subte” Carranza y el operador favorable a los intereses petroleros privados y sutil pero nefasto paralizador del Plan Nuclear, Lapeña, entre otros. A ese período corresponde la implementación de la muy nefasta reforma educativa, vaciadora de contenidos esenciales, que tanto daño hizo. Alfonsín nunca salió del corset legal, cultural y económico neoliberal, impuesto por los milicos proceseros y sus mandantes oligárquicos de la Sociedad Rural y vinculados.

Todo ese contexto negativo fue muy profundizado con medidas destructivas claramente antinacionales por los noventistas Menem y De La Rúa, con tratados exteriores vergonzosamente lesivos a la soberanía nacional, como los Acuerdos de Madrid, con Gran Bretaña.

De esos años son las lesivas concesiones que enajenaron el manejo y el pleno dominio de la Cuenca del Plata (redenominada “Hidrovía”), y las grandes centrales hidroeléctricas, construidas con recursos argentinos para desde ese entonces ser lucradas por privados, muchos de ellos inversores especuladores extranjeros (cobran por “subir o bajar la palanca de encendido”, literalmente), en obras que requieren muy poco mantenimiento.

Faltó poco pero no pudieron privatizar o malvender a las apuradas todo el estratégico Sector Nuclear y las dos mega hidroeléctricas binacionales de Salto Grande y Yacyretá. El “cerebro” que dirigió esos intentos fue el especialista energético Carlos Bastos de la Fundación Mediterránea (cuna de poder del destructor económico Cavallo). Incomprensiblemente, Bastos fue nombrado en el área del gas, por el actual gobierno nacional, lo cual es ideológica y éticamente incompatible.

Después de la clara recuperación socio económica –evidenciada por múltiples macro indicadores estadísticos- de los precedentes doce años del peronismo, volvimos a padecer otro período destructivamente neoliberal, del cual afortunadamente logramos evitar el “segundo tiempo”, que le faltó al macrismo para consumar la brutal involución al caduco esquema primarizado de estructura feudal que tuvimos en el siglo XIX.

Eso hubiera sido solo el paso previo a la total disolución nacional, evidenciado todo por el claro desprecio a la soberanía y la dignidad nacional, de lo cual se jactan aun hoy personajes nefastos como el propio Macri, la impresentable Bullrich, el secesionista Cornejo, el denunciante anti argentino Petcoff Naidenoff, y otros personajes nefastos y muy dañinos.

Para lograr quebrar totalmente las tenazas de la sumisión política y económica, se debe reconquistar el pleno dominio de nuestras riquezas y de nuestros sectores estratégicos.

La infraestructura de comunicaciones y todo el Sector Energético están sin duda dentro de las máximas prioridades estratégicas a ser recuperadas y manejadas por el Estado Nacional.

Además de vencer la concesión de la Hidrovía (que es imperativo pase a manos estatales argentinas, por una sumatoria de elementales razones), también en poco tiempo caducarán las concesiones de las grandes obras hidroeléctricas, las cuales sin ninguna duda deben volver plenamente al dominio y patrimonio estatal.

Fueron construidas con plata y esfuerzo de los argentinos, y desde hace tres décadas diversos grupos privados, mayoritariamente extranjeros, lucran sin otros gastos que el poquísimo personal que demandan esas usinas, y las también escasas inversiones en mantenimiento que son necesarias.

Sería bueno analizar cuanto podrán bajar las tarifas eléctricas en general, al nacionalizarlas plenamente, o eventualmente cuantas obras energéticas e inversiones en mantenimiento general podrían invertirse con las utilidades permanentes que generan esas centrales hidroeléctricas.

A la vez, será de estricta justicia volver a estatizar las grandes usinas termoeléctricas, construidas durante el precedente gobierno peronista, que el neoliberalismo macrista privatizó por monedas, en algunos casos vendidas a precios viles a amigos del poder.

Otro tema, algo diferente pero también muy importante, es modificar profundamente la ley que regula a los Bancos y las instituciones financieras, pues seguimos bajo la tutela de la aprobada en el nefasto “proceso”, como otra “creación” muy negativa de Martínez De Hoz y sus “Chicago’s Boys”.

Sin duda, también es imprescindible sanear totalmente los sectores impresentables del Poder Judicial, que operan como los nuevos poderes golpistas, bajo libretos o iniciativas que evidencian ser los dictados por los poderes neocolonialistas.

Incluso algunos diplomáticos y militares extranjeros de muy alto rango, dieron a entender muy claramente sus injerencias en el Poder Judicial Argentino, atribuyéndose facultades para operar sin restricciones en lo que consideran su patio trasero, y acorde a las muchas intromisiones y agresiones perpetradas contra Íbero América, tal como la historia lo demuestra.

El tema no se agota, y sin duda es prioritario si el objetivo real es reencauzarnos plenamente en la senda del desarrollo con pleno ejercicio de la soberanía. O sea, desarrollo con dignidad y coherente visión geopolitica.

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Recuperar la soberanía y el pleno manejo de nuestros ríos es prioritario

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Venció (y se prorrogó por 90 días) la concesión de la mal llamada Hidrovía, maniobra lesiva a los Intereses Nacionales, perpetrada durante el período de neoliberalismo exacerbado que significó la década del menemato, que simplemente terminó de consumar las “tareas sucias” de destrucción y enajenación económica impuesta a fuerza de bayonetas por el siniestro “proceso”, contexto apenas tibiamente intentado revertir en parte del alfonsinato, y luego avalado durante la anodinamente mediocre presidencia del delarruato.

Queda en claro que durante el último período neoliberal, en los cuatro años del macrismo, las consecuencias socio económicas fueron marcadamente nefastas para nuestro país, y en los temas de soberanía nacional, el accionar fue perversamente entreguista, con el pisoteo de la dignidad nacional como una constante de la cual evidenciaron solazarse los apátridas que lo perpetraron.

No cabe duda alguna, que de haber existido el “segundo tiempo” que añora el “domador de reposeras” puesto a presidente destructor y endeudador serial en 2015 – 2019, el sensible tema de la concesión de la hidrovía (nominación neoliberal que suplantó los nombres autóctonos de nuestros grandes ríos), ni se habría debatido y se hubiera prorrogado automáticamente en manos extranjeras, sean las actuales europeas, u otras, que hubieran “cotizado” mejor.

El caso es que ahora, con el gobierno nacional en manos marcadamente opuestas al apátrida neoliberalismo (pero muy condicionadas por el endeudamiento y otros instrumentos de dependencia, heredados de los cuatro años precedentes), el muy sensible y altamente estratégico tema del manejo nacional de la Cuenca Del Plata, parecería ser tratado con sordina por los medios de comunicación masivos, cuando no dejado totalmente de lado por la parsimonia de algunos sectores claves del poder político.

Al respecto, tal como sucedió en otros temas y áreas altamente sensibles, como las definiciones del Plan Nuclear y el manejo de la Comisión Nacional de Energía Atómica; las decisiones troncales de Yacyretá, la mayor generadora eléctrica de la cual dispone Argentina, en sociedad con Paraguay (definición del cargo de Director Ejecutivo, y la decisión de construir Añá Cuá, entre otros temas); las definiciones ejecutivas de otros importantes proyectos hidroeléctricos; la reforma de la ley de entidades financieras (que data también del menemato); y seguramente otros temas troncales que hacen al desarrollo socio económico y al ejercicio pleno de la soberanía nacional, parecen tomarse con muy poca premura, como si tuviéramos amplios márgenes de tiempo, que en realidad no existen.

En la misma línea de diferimiento de decisiones trascendentales, ahora la muy criticada concesión de la Hidrovía Paraná – Paraguay, se prorrogó por 90 días (que pueden interrumpirse), según se difundió.

La terrible pandemia mundial del Covid 19, parece tapar o dejar como temas no urgentes a casi todo, incluyendo a decisiones trascendentales en las que se juega la recuperación de la soberanía, la dignidad y la economía nacional, como es el caso de la Hidrovía Paraná – Paraguay.

No solo pasaron a estar totalmente en manos privadas y extranjeras, todos los aspectos vinculados a la estratégica Cuenca Del Plata, en los tramos argentinos y compartidos, y hasta se le cambió el nombre por el anodino de “hidrovía”, sino que con un criterio puramente mercantilista, en forma caprichosa, en su versión original, el tramo superior del Río Paraná quedó excluido, desde la confluencia del Río Paraguay hacia el norte, hasta la confluencia del Río Iguazú.

Ex vox populi que los controles del Estado Nacional sobre todas las enormes riquezas que entran y salen de Argentina por su principal vía marítima de acceso, la Cuenca Del Plata, son muy laxos o en algunos casos posiblemente casi inexistentes.

Las operaciones de subfacturaciones e incluso de exportaciones totalmente en negro (no registradas), son mecánica operativa recurrente de ¿casi todas? las grandes exportadoras, como también de grandes pools productores de soja y otros cultivos, lo cual quedó patente ante los numerosos cargamentos en camiones, que como vía alternativa de exportaciones clandestinas, iban destino a Paraguay y Brasil, siendo interceptados en Misiones y Formosa, en su mayor parte.

Con la sutileza que caracteriza a su más que milenaria cultura oriental, en su momento tuvo circulación muy restringida una evaluación hecha por China, según la cual las exportaciones reales canalizadas por la mal llamada Hidrovía, son de magnitudes en toneladas y divisas, muy superiores a las declaradas.

Por otra parte, se difundió que desde la muy corrupta operatoria de Vicentín (muy defendida entre otros por los nulos pensantes milicos proceseros, con las neuronas limadas al ras tras décadas de adoctrinamiento antinacional), se enviaban a Paraguay barcazas de bandera paraguaya, llenas de soja y otros, sin declarar, en operaciones flagrantes de fuga de divisas y evasiones impositivas.

¡Es sin duda una decisión de trascendental importancia geopolítica y económica, volver totalmente a manos estatales argentinas, todo el manejo de la Cuenca Del Plata, solo compartiendo con los países limítrofes los tramos compartidos…y con nadie más!

Para los maliciosos operadores mediáticos, economistas adocenados operadores del neoliberalismo apátrida y otros varios opinólogos al voleo, que ante la total falta de FUNDAMENTOS para descalificar esta necesaria iniciativa de claro perfil Nacional Soberano, no dudan en pretender con muy mala fe y/o mucha ignorancia, tildarlo de “socialista”, o de “comunista”, es muy interesante hacer conocer los muchos claros ejemplos históricos, de países que se engrandecieron, a partir de recuperar y solidificar el manejo nacional de recursos y enclaves de alto valor estratégico. Se pueden citar muchos casos, entre ellos los siguientes.

La unificación e inmediato proceso de fuerte desarrollo, de los antes fragmentados e irrelevantes micro estados germánicos, se concretó en torno a 1870 bajo la férrea conducción del Canciller de Hierro Bismarck, poniendo en práctica las claras ideas expuestas casi tres décadas antes por el patriota Friedrich List. De una economía con trazas feudales, como exportador masivo de carne humana (bajo el formato de mercenarios), trigo y maderas en bruto, que era el pobre rol precedente, ya en 1900 era una de las tres grandes economías del mundo, superando claramente a Gran Bretaña y solo por entonces después de la también nueva potencia industrial que ya era Estados Unidos.

Para eso, entre otras medidas, el Estado germano de Bismarck controlaba todos los resortes principales de su economía, quitando todo el poder a las retrógradas oligarquías sempiternas subordinadas a Gran Bretaña, y en menor medida, a Francia.

Japón pasó de un régimen político – económico de tipo medieval, bajo los manejos y caprichos de los señores feudales (que soportó las humillaciones de imposiciones de aperturas comerciales a cañonazos, por parte de EEUU y las potencias europeas; para ser en pocas décadas una potencia tecnológica e industrial, en base a un fuerte manejo de todos los resortes económicos básicos, por parte del Estado…lo cual sin duda no era ni por asomo un sistema “comunista”.

La Francia de posguerra, bajo el liderazgo de Charles De Gaulle, optó por crear o en algunos casos estatizar varias industrias estratégicas o de gran importancia, y manejar resortes claves de su economía para reconstruir su arrasada economía, evitando que los resortes del poder interno sean manejados por el entonces omnipotente poderío de EEUU.

Francia y la por entonces Alemania Occidental, fueron las bases de creación de la Unión Europea, uno de los grandes bloques de poder mundial actual.
China salió del largo letargo del opio, impuesto por Gran Bretaña y utilizado también por varias potencias imperiales extranjeras, recuperando el manejo pleno de enclaves estratégicos, como los grandes puertos que eran manejados por extranjeros (como Shangai), y luego de surgir como gran potencia económica y militar, recuperó por la sola presión política, los enclaves extranjeros de Hong Kong y Macao; para hoy discutir palmo a palmo la supremacía mundial hasta hace poco en manos excluyentes de EEUU.

Hoy la economía china no es comunista, pudiendo definirse como su propia versión de Capitalismo de Estado, con amplia participación privada, que no excluye el accionar de fuertes empresas estatales, todo supervisado por el poderoso Estado Nacional, que claramente opera en salvaguardia de sus Intereses Nacionales. Y entre muchos otros logros, terminó con las grandes hambrunas que asolaban a su enorme población.

La Rusia de la Era Putin, resurgió como gran potencia mundial y evitó el destino de desguace total planificado por los megas poderes financieros transnacionales, para lo cual la decisión clave fue recuperar el pleno dominio de su riqueza y su infraestructura energética, que bajo los manejos de los oligarcas subordinados al capital anglosajón, pretendían extranjerizar y terminar de privatizar todo ese muy estratégico sector de los hidrocarburos.

Hoy toda Europa y también China, depende en buena medida, del abastecimiento de gas ruso, exportado por medio de gigantescos gasoductos, manejados por el Estado Ruso.

Del planificado desguace total, y de la miseria que asolaba a buena parte de su población, hoy Rusia resurgió como una de las grandes potencias mundiales, con su propia agenda geopolítica y económica, volviendo a dar fuertes impulsos a sus desarrollos tecnológicos y económicos. La exitosa vacuna Sputnik, es solo uno de los múltiples logros tecnológicos que sigue creando, bajo fuertes impulsos estatales, esta resurgida potencia mundial.
¡Y claramente, hoy Rusia no es un Estado comunista, como repitan con vulgar estulticia algunos muy colonizados voceros de los milicos proceseros, y otros maliciosos crónicos y nulos pensantes varios!

Egipto y Panamá, recuperando sus respectivos estratégicos canales, son otros claros ejemplos del accionar estatal en sectores claves de sus economías. Claro que terminar con el dominio extranjero sobre los respectivos canales, de un modo u otro, costó la vida de los patriotas Gamal Abdel Nasser y Omar Torrijos.

¡¡¡Terminar con el régimen de concesiones de la Hidrovía, y manejar toda la Cuenca Del Plata por parte del Estado Nacional, es sin duda una de las claves para volver a engrandecer a Argentina, y apuntalar a las naciones hermanas de la región!!!

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Pandemia, vacunas y geopolítica aplicada

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Recurrentemente, nos pretendieron poner como ejemplos a seguir, los casos de Chile, Uruguay y Brasil, a los que no hace mucho se sumó Paraguay.

A Chile y Uruguay se los consideró –muy erradamente- como dos “grandes ejemplos económicos exitosos”, ocultando datos muy gruesos de la realidad.
Ambos son países de economías primarias, lo cual lo pagan en altos costos sociales e incluso geopolíticos, pues los países no industrializados y carentes de desarrollos tecnológicos propios relevantes, los posicionan claramente como economías estructuralmente débiles y carentes de capacidad de maniobra geopolítica propia.

Chile es un país socio económicamente muy desigual y excluyente para la mayoría de su población. Hasta el agua es un bien privatizado, y la instrucción pública de calidad, solo está al alcance de minorías de clase alta, por no mencionar la Universidad, que es excluyentemente privada.

Claro que el “modelo chileno” es deseado por empresarios “exitosos” que quieren nulificar toda protesta en contra de sus negocios y acciones, con mano de obra pagada apenas a niveles de subsistencia. Y lo añoran los milicos de mentalidad procesera, pues allá las FFAA no fueron cuestionadas en sus acciones internas y en las aberraciones cometidas, y mantienen en sus manos muchos resortes del poder, establecidos por el pinochetismo.
Uruguay es desde hace mucho, un país expulsor de población, por lo que el crecimiento demográfico es cercano a cero. La gente emigra por falta de trabajo y carencia de futuro, pues las privaciones económicas están instaladas crónicamente en la mayoría de sus habitantes.

Todo parece indicar que es el paraíso de los evasores fiscales y fugadores de divisas de Argentina, tal el único “mérito” que parece exhibir incólume Uruguay.

El Brasil post Lula volvió a las acentuadas desigualdades socio económicas, pese a la enorme potencia de su economía, y a las riquezas de su vasto territorio.

Hace poco, Paraguay fue mostrado, supuestamente, como un país que no tenía donde guardar tantos dólares que había acumulado; lo cual por las estrecheces económicas y las desigualdades sociales muy acentuadas, crónicas todas esas características, evidenciarían desmentir la riqueza que se mencionó como acumulada. Hay recursos, pero su distribución es pésima, y sus inversiones en infraestructura en general, son muy escasas.
Todo eso desmiente categóricamente, que esas naciones vecinas y hermanas, puedan ser consideradas como “los grandes ejemplos que Argentina debería imitar”.

Las comparaciones que puedan hacerse, respecto a las acciones desarrolladas ante el cuadro de pandemia generalizada, pueden ser antipáticas, pero son contundentes.

Uruguay tiene una de las tasas de contagios de COVID 19 más altas del mundo, en proporción por millón de habitantes.

Brasil muestra un desmadre generalizado, mientras que Bolsonaro no parece salir de su soberbia negacionista.

Paraguay, con sus crónicas muy pobres inversiones en salud pública, está inmerso en un panorama caótico, pidiendo ayuda desesperadamente, pues sus sistemas estarían ya totalmente colapsados, su escaso personal sanitario, insuficiente y agotado, y la vacunación es muy escasa.

Chile, que se quería volver a presentar como “el gran ejemplo”, por haber vacunado a grandes cantidades de su relativamente escasa población, está también con sus sistemas sanitarios muy comprometidos. La primera dosis de la vacuna que aplicó masivamente, tiene una muy pobre efectividad, del orden del 3%, según trascendió. Consiguieron la vacuna china de más pobre rendimiento, a diferencia de Argentina, que aplica la otra vacuna china, mucho más efectiva, además de las muchas dosis conseguidas de las vacunas rusa, india, y ahora la británica compatible con la india.

Pero en la prensa maliciosa que opera a favor del neoliberalismo, no se aclaran las acentuadas diferencias entre ambas vacunas chinas, la aplicada en Chile y la que consiguió Argentina.

De nuevo, ninguno de esos países puede ser considerado como ejemplos a seguir, en el doloroso caso de la pandemia.

En la geopolítica global, el tema de las vacunas, apenas analizado por los medios adictos al neoliberalismo y/o manipulados por “las embajadas” anglosajonas, apenas difunden algunas estadísticas y primeros planos impactantes pero meramente anecdóticos. Esos medios y sus “prestigiosos periodistas” nunca analizan las gruesas realidades puestas en evidencia por la pandemia.

Los que predican defender un mundo “libre, occidental y cristiano”, y ser “muy democráticos y opuestos a las dictaduras”, -básicamente ambas mega potencias neocolonialistas anglosajonas- (EEUU y Gran Bretaña) se dedicaron a acaparar vacunas muy por encima de sus necesidades nacionales, violando contratos y obligaciones de todo tipo. El caso de las vacunas cuyos reactivos se produjeron en Argentina, enviadas para el proceso final a México, que no pudo producir ni comprar algunos insumos, en una maniobra de crudo imperialismo decimonónico, quedaron retenidas en EEUU, que no suministró al país azteca algunos componentes esenciales, hoy escasos.

¡En concreto, EEUU retiene grandes cantidades de vacunas, que son propiedad de Argentina, sin otro justificativo que el poder de la fuerza!
Tan groseramente imperial es el proceder de la dupla anglosajona, que incluso sus tradicionales aliados ¿subordinados? de la Unión Europea, ante la escasez de vacunas “occidentales”, están golpeando las puertas de Moscú para acceder a la vacuna Sputnik V.

En el contexto de la pandemia, Argentina buscó conseguir vacunas de donde fuere. Y el grueso de las vacunas obtenidas hasta ahora, provienen de Rusia y China, además de cantidades menores adicionales de India, y ahora de Oxford.

Fue notable desde el comienzo, la buena predisposición de Rusia y China, para proveer grandes cantidades de vacunas, en operativos que se simplificaron gracias a poseer nuestra aerolínea de bandera, que el neoliberalismo macrista intentó volver a desguazar, tal como se perpetró en los siniestros años ’90.

Rusia y China, el núcleo de la Potencias Continentalistas, denostado por el poder mediático al servicio de la globalización salvaje impulsada por las Potencias Atlantistas, fue el blanco de una campaña de terrorismo mediático, que expandió el negacionismo a la pandemia y el miedo a la vacunación, entre sectores crédulos o poco informados de nuestra población. Campaña que sigue vigente, incluyendo groserías absurdas, como la “denuncia por envenenamiento” contra la Sputnik V, perpetrada por la nada inocente exlegisladora denunciadora serial, que sería una de las habitués de la embajada del “gran país del norte”.

El Bloque Continentalista, con epicentro en China y Rusia, es el polo de poder opuesto a las Potencias Atlantistas, lideradas estas por la dupla anglosajona, con los respaldos cercanos de la Unión Europea, con el dúo franco – germano (núcleo básico de Europa Occidental) y Japón, entre otros socios menores.

Pese a la muy mala fama que pretenden adosarles los medios concentrados, con libretos guionados por el establishment pro anglosajón, el accionar de Rusia y China, demostró ser básicamente solidario en el contexto de la pandemia; totalmente opuesto al demostrado egoísmo excluyente de los que alegan ser del “mundo libre, occidental y cristiano”. “Libertad” para morirse sin asistencia, eufemísticamente “occidental” y en nada “cristiano” por los antivalores demostrados.

El reciente acuerdo para fabricar la exitosa vacuna Sputnik V en Argentina, en grandes cantidades, tiene tan fuerte trascendencia que incluso no pudo ser omitido ni atacado por los personeros del periodismo mercenario.
Claro está que intentan taparlo, con escándalos como el de la insubordinación de los poderes portuarios a una norma nacional, y otros temas que irán instalando, buscando mantener convenientemente desinformada a la población.

Pese a que los milicos de mentalidad procesera y sus discípulos actuales lo soslayen, en base al fuerte limado de neuronas al ras al que fueron sometidos, para que practiquen un estentóreo y hueco patrioterismo declamativo, mientras en los hechos son subordinados incondicionales al poder atlantista – anglosajón.

Pese a las serias confusiones conceptuales de actores sociales variopintos, como chetos libertarios, algunos clasemedieros odiadores y nulo pensantes, progresías varias cooptadas por discursos de ONGs anglosajonas, y otros confusos varios en grados superlativos.

Pese a todo eso, los que estamos en la senda del Pensamiento Nacional, no olvidamos las ayudas de la Unión Soviética en la Guerra De Malvinas, las acciones de Rusia para ubicar al siniestrado submarino ARA San Juan, y la enorme solidaridad para suministrarnos vacunas y ahora asociarnos para producir la versión argentina de la Sputnik V, que acá se llamará Sputnik V.I.V.A.

Tampoco cabe omitir otras acciones solidarias por parte de China, en la pandemia.

Fuera del foco actual, siguen vigentes los muy valiosos apoyos diplomáticos de China y Rusia, en la irredenta y dolorosa causa de Malvinas, así como la predisposición para recomponer nuestra capacidad de defensa, en posturas opuestas al accionar británico – norteamericano y de sus aliados menores, que impiden nuestro requipamiento, buscando mantenernos indefensos y totalmente subordinados a sus imposiciones.

Por supuesto, el vasto plan de obras públicas muy necesarias, que con financiación blanda de China se está por concretar, así como ofrecimientos similares por parte de Rusia, no son temas menores para volver a ubicarnos en la senda del desarrollo socio económico; en sentido opuesto a los apoyos de EEUU al neoliberalismo destructivo de los especuladores y fugadores de divisas de los apátridas que tanto daño hicieron y siguen haciendo.

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Recuperar la soberanía en la Cuenca del Plata

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Este es sin duda alguna, uno de los grandes temas estratégicos, que deben solucionarse correctamente, y a la brevedad.

El liberalismo es clara y categóricamente, una doctrina de colonización político económica, ideada para mantener a los Estados que sean dóciles a la misma, sumidos en el subdesarrollo de economías primarias, subordinadas a los centros del poder extranjero.

Eso lo definió en forma contundente, en el siglo XIX, Friedrich List, cuyas ideas fueron las bases de las aceleradas industrializaciones de Alemania (su patria de origen), y de EEUU (su país de emigración). Las expuso en la primera mitad del siglo XIX, cuando Alemania no existía como nación unificada, y sus muchos pequeños reinos casi feudales, tenían como principal rubro de exportación la carne humana…bajo el formato de muy apreciados mercenarios, bien pagados por Estados extranjeros necesitados de tropas. Complementariamente, los feudos germanos exportaban trigo, maderas y poco más.

Por su parte, EEUU se debatía entre los partidarios del proteccionismo y la industrialización, y los grandes terratenientes del sur, partidarios del “libre comercio”. Ese enfrentamiento ideológico y político, recién se resolvería al costo de la sangrienta guerra civil entre el norte industrialista, y el sur algodonero y anti industrial subordinado a Gran Bretaña.

Recientemente lo volvió a definir al liberalismo, como doctrina de la dependencia, el economista surcoreano Ha Joong Chang, en su libro “Patear la Escalera”. Es muy claro y didáctico.

El neoliberalismo es una acentuación del liberalismo, que no solo busca la sumisión político – económica, sino directamente la desaparición de los Estados excluidos del Bloque de Poder Atlantista, en el cual se sustenta el mega poder financiero transnacional especulador.

Más crudamente antinacional, es la ideología libertaria, que en su versión más virulenta es una suerte de neoliberalismo descarnado y muy agresivo.

¡Y todo ese prolegómeno, tiene que ver, y mucho, con el conflictivo y crucial tema de la soberanía nacional a recuperarse, en la muy estratégica Cuenca Del Plata!

Desde nuestros albores, y ya previo a nuestra libertad y posterior independencia (dos veces declarada, en 1815 y 1816), el enfrentamiento entre los comerciantes portuarios (con los respaldos de algunos doctores doctrinarios del liberalismo); y quienes avizoraron un futuro promisorio en base al proteccionismo y la industrialización, tuvo caracteres de duro enfrentamiento, no exento de violencia.

A las posturas autonómicas propugnadas por Mariano Moreno, Belgrano, los caudillos del interior, y otros muchos; se opusieron los librecambistas nucleados en torno al agente británico Rivadavia, el primer brutal endeudador masivo de Argentina y el desguazador del territorio nacional.

Esos mismos “ilustrados” con mentalidad de colonia semipróspera, fueron los que clamaron por la “libre navegación de los ríos”, eufemismo que no es otra cosa que la burda resignación de soberanía nacional en nuestros propios ríos interiores. ¡Vayan a pedirles a los norteamericanos “libre navegación” en el Misisipi, o a los británicos en el Támesis o el Severn, o a los rusos en el Volga y canales interiores, o a los brasileños en el Amazonas!

Durante el período de Rosas, como genuino exponente de los Intereses Nacionales, se hizo respetar la soberanía nacional en nuestros ríos interiores, lo que fue patente ante la agresiva prepotencia de la flota anglo francesa, que pagó cara su osadía al ser enfrentada en la Vuelta de Obligado y los sucesivos combates, que la dejaron maltrecha y sin cumplir sus objetivos de hacernos perder nuestra soberanía.

Claro que después vendría el traidor Urquiza, quien con tropas mercenarias y brasileñas, venció a Rosas en Caseros, para entre otros actos viles, establecer “la libre navegación de los ríos”, que significó dar carta blanca de navegación en nuestros ríos interiores, a barcos de bandera extranjera…una entrega de soberanía, por la cual clamaban los “librepensantes” liberales locales.

Eso se acentuó luego al predominar totalmente el mitrismo, sobre todo desde 1862, en el medio siglo largo de dominio total del país por parte de la oligarquía portuaria, con todos sus asociados vinculados al “libre comercio”, por cuya supremacía se desperdició todo ese tiempo evitándose nuestro desarrollo e industrialización; como tampoco se buscó tener una flota mercante acorde a nuestras necesidades. ¡Dependencia total de Gran Bretaña, y en menores escalas de otras potencias europeas y EEUU!

En esos 54 años (64 años si computamos desde el derrocamiento de Rosas, hasta que asumió Yrigoyen), por sus acciones económicas positivas y la defensa de la integridad territorial, solo cabría rescatar a los gobiernos de Carlos Pellegrini y de Julio Argentino Roca.

Incluso en ese infausto período nacional, ocurrió un hecho vergonzoso, que es prolijamente tapado por los cultores del liberalismo –apátrida por definición-, y que es ignorado por los agresivamente declamadores del patrioterismo de bandera.

En 1876, una cañonera británica, surta en aguas argentinas y navegando sin ningún control ni restricciones, se posicionó frente a Rosario para torcer una decisión del gobierno provincial, que con toda lógica pretendió favorecer al Banco de la provincia, en desmedro de ventajas prebendarias que tenía un Banco británico. ¡Y el instigador de esa medida de pisoteo de la soberanía, fue el abogado de ese Banco, Manuel Quintana, quien pocos años después llegaría a ser Presidente de la Nación! Funestas consecuencias, prolijamente ocultadas, de la nefasta “libre navegación de los ríos”.

El dominio total de nuestros ríos, y la utilización de los mismos para nuestro desarrollo, llegaría en el primer gobierno peronista, en el cual además se creó la Flota Fluvial del Estado y se fortaleció nuestra flota marítima en forma considerable, ambas medidas de claro perfil estratégico para que nuestro transporte fluvial y marítimo esté básicamente en manos nacionales.

Todo eso sucedió prácticamente un siglo después que Rosas ordenó enfrentar la flota agresora, y casi un siglo desde que impusieron la “libre” (léase extranjera) navegación de nuestros ríos.

Pero el liberalismo apátrida contraatacó, y a partir de la revolución fusiladora, sucesivos gobiernos se dedicaron a desguazar la flota mercante (ELMA), y a desactivar totalmente la navegación fluvial. Los golpes de gracia para liquidar ambas empresas estratégicas para la soberanía nacional, se dieron en el infame “proceso” y en el perverso noventismo, ambos períodos de neoliberalismo exacerbado.

Peor aun, en el menemato, dentro de otras medidas destructivas y lesivas para la soberanía, se concesionó a manos extranjeras el manejo de la Cuenca Del Plata (rebautizada como Hidrovía), permitiéndose las instalaciones masivas de puertos privados, sobre todo en cercanía de Rosario, por los que fluye con escaso o nulo control el grueso de nuestras exportaciones de materias primas alimenticias y también mineras. Existen severas sospechas de abultadas operaciones de subfacturaciones, así como de envío de cargas de soja y otros granos a Paraguay, sin declarar, con lo que se evita pagar impuestos, y peor aun, que las divisas entren a Argentina.

El sonado caso de Vicentín, parecería ser emblemático de esas oscuras maniobras de tinte delictivo. Y ante algunas dificultades que se habrían implementado ¡por fin! para impedir esos operativos de cargas no declaradas, se pudo constatar la considerable cantidad de camiones cargados con soja y otros granos, detenidos en Formosa y Misiones, claramente enviados para fugar las valiosas cargas hacia Paraguay y posiblemente también Brasil.

El accionar de las respectivas policías provinciales, habría sido el motivo real más importante para la feroz campaña de desprestigio implementada contra el gobernador formoseño…eso además de otros temas de politiquería sucia, en particular del senador formoseño del radicalismo macrista, que en clara acción de cipayismo, fue a denunciar a Argentina ante el Congreso del Paraguay, en una maniobra lesiva al desarrollo nuclear argentino.

Es sabido que Argentina está en situación muy débil, ante el brutal endeudamiento externo y la doble pandemia (la económica herencia del neoliberalismo macrista, y la sanitaria del COVID); pero pese a todo, es imperativo volver a poner todos los tramos argentinos de la Cuenca Del Plata, bajo jurisdicción soberana del Estado Nacional, e interviniendo en las venas sangrantes de la economía, que son los puertos privados operando con poco o nulo control estatal.

Y según se difundió, la concesión del manejo de la Hidrovía, vence en escasos días.

Este es uno de los nodos principales que restan desarticular, del complejo entramado de acciones perpetradas por el neoliberalismo, cuyo objetivo último era – y es, descaradamente- la desaparición lisa y llana del Estado Nacional

Argentino. ¡Urge recuperar el pleno dominio del Estado en sectores claves de nuestra economía!

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