El talón de Aquiles (de Milei)

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Casi cerrando un 2024 durísimo en sus primeros seis meses, hoy vemos con los niveles de actividad y salarios subiendo, con la inflación bajando y con el dólar quieto, que el camino de ajuste trazado era no solo el correcto sino el único capaz de alejar el fantasma de la hiperinflación de un país sin financiamiento y con todas las variables macro distorsionadas.

Hoy (para algunos más, para otros menos, lamentable, pero inevitablemente en lo inmediato) el futuro parece despejado: el propio FMI proyecta un rebote del 5 por ciento en la economía lo que significará más y mejores remunerados empleos. Seguir los manuales y bajar la inflación cuesta… pero vale la pena.

Todo estaría bien si solo dependiera de la política interna, más alguna ayuda de los organismos multilaterales y la habilidad en el manejo de los vencimientos de deuda (que no son un problema para este Gobierno). 

Pero lamentablemente Argentina está inserta en un mundo y en un continente donde las variables que no dependen del Gobierno nos afectan y mucho. Tanto para arriba como para abajo, y acá la cosa se empieza a complicar.

Otra vez Brasil….

Brasil volvió a devaluar”, dicen las noticias, y no le quiero poner número porque dado los problemas fiscales de nuestro vecino, todo indica que va a ser titular frecuentemente. Si considero útil mostrar que según el tipo de cambio real bilateral entre la apreciación del peso y la devaluación del Real, estamos un 45% más caros que desde el 1/1/24. O lo que es lo mismo: Brasil está un 45 % más barato para nosotros desde la misma fecha

Ya expliqué acá https://economis.com.ar/no-de-nuevo-decia-el-dolar-los-precios-y-la-inflacion/  y acá https://economis.com.ar/el-trilema-y-no-falso-de-milei/  los problemas de tener un tipo de cambio atrasado, pero quiero irme a un acontecimiento puntual de la historia:

Con planes económicos similares hasta entonces, en enero de 1999 Brasil devalúa un 70% su moneda y abandona su tipo de cambio fijo. Argentina sigue en la Convertibilidad con el dólar y el efecto sobre el comercio exterior no tardó en sentirse:

Fuente : Elaboración propia en base al Mecon

Argentina estaba atravesando una dura recesión en el año 99, la Convertibilidad se estaba agotando luego de varias crisis internacionales y esto hizo que las importaciones bajen (menor consumo, menores importaciones) pero mientras éstas descendieron un 20 %, las exportaciones argentinas a Brasil cayeron un 28 %, y siguieron cayendo hasta que la recesión y falta de dólares en nuestro país decretó el fin de la Convertibilidad.

Hoy en promedio las exportaciones a Brasil duplican esos números y las importaciones de Brasil se triplicaron, esto nos pone en una situación de mayor vulnerabilidad con respecto al gigante, y la consecuente huida de reservas que, si bien mejoraron siguen siendo negativas.

Las coincidencias son de que Argentina tenía un tipo de cambio fijo, por lo que una devaluación de Brasil se hizo sentir fuerte en nuestro país. Hoy de manera similar el contexto se repite; si a esto le sumamos la posibilidad de que Brasil entre en recesión por sus problemas internos, y que Argentina rebote un 5 %, la disminución de nuestras exportaciones y el aumento de importaciones del vecino país nos pondría en una necesidad de dólares que a esta altura como están las cosas no podemos afrontar.

De quien es la culpa:

Hay que reconocer el esfuerzo fiscal de la Argentina este año, y eso no es un tema menor, pero:

-la soja que durante la gestión de Alberto Fernández valía en promedio USD 600,  ahora no llega a los 400.

– Brasil está como está por su déficit fiscal que se está acercando al 10 % del Pbi en el 2024. A esto le sigue una recesión segura. Culpa de ellos, pero es inevitable que nos golpee por ser nuestro principal socio comercial.

Que hacer :

El Gobierno tiene como objetivo prioritario bajar la inflación a como dé lugar, esto quita margen para devaluar el peso, y si bien adhiero a que es preferible tener un tipo de cambio competitivo (flotante y que se acomode a las circunstancias para tener superávit comercial y acumular reservas) ; en el proceso de estabilización que está atravesando la Argentina, dejar libre el tipo de cambio puede ser muy peligroso todavía. 

Punto a favor es que el problema no es hoy, Argentina en lo que va del año acumula casi 16.000 millones de dólares de superávit comercial: producto principalmente de la recuperación de la cosecha y la caída de las importaciones por la recesión. Pero rebote mediante en el 2025 otra vez no alcanzarían los dólares.

El gran desafío es cómo conciliamos la baja de la inflación con no perder competitividad con Brasil. En 1999 ante el mismo problema en menor magnitud las cosas salieron muy mal. Es lindo tener el dólar barato, siempre y cuando a Brasil no se le ocurra devaluar.

Consejo: si se va a Brasil en enero disfrute… Igual que en 1999 y 2000, después algo vamos a tener que corregir.

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La “U”, la “V”, la “L” o dónde carajo estamos

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No es novedad que estamos atravesando un duro período de contracción económica, originado fundamentalmente en la reducción del gasto público para obtener superávit fiscal de manera permanente como forma de solucionar los problemas que viene enfrentando la Argentina durante décadas. Creo que es algo que ya a esta altura se comprendió que se debía atravesar, y si algo hay de positivo es que de tener tasas de inflación del 20% mensual y creciendo estamos en tasas del 4% mensual y bajando. 

El problema es saber cuándo empieza la recuperación, para bajar los niveles de pobreza de los máximos históricos en los  que estamos. 

Está mal tener inflación:

Tener inflación está mal y punto; no hay forma de despejar un futuro de crecimiento cuando los precios suben descontroladamente, todo se distorsiona y los problemas tienden a agravarse; no hay conocimiento serio ortodoxo o heterodoxo que no identifique a la inflación como el principal problema que enfrenta una economía. Por ende, combatirla siempre está bien, a pesar de que los efectos colaterales sean en el corto plazo una recesión. 

Ahora…. ¿Con bajar la inflación se solucionan todos los problemas? … No, necesitamos reactivar la economía y esto puede ralentizar la baja de la inflación… Pero de eso se trata gobernar… Manejar dilemas donde hay dos objetivos deseados pero contrapuestos entre sí. Ya hablé algo de esto acá…  https://economis.com.ar/el-trilema-y-no-falso-de-milei/

Lecciones del 2002

Si bien la crisis de la salida de la Convertibilidad fue distinta a la crisis actual, ya que lo que lo alto era el desempleo y no la inflación, no deja de ser una crisis de la que pudimos salir. ¿Pero cuánto tiempo nos llevó salir de aquella crisis? Algo de la respuesta la podemos ver en el siguiente gráfico:

Fuente: elaboración propia en base al Ministerio de Economía

En el gráfico vemos el producto bruto trimestral desde abril del 2000 que sería donde se empezó a agudizar la crisis de la Convertibilidad, siendo su punto más profundo el primer trimestre del 2002. Terminó volviendo a su nivel inicial recién en el cuarto trimestre del 2004, o sea, dos años y medio después. El que quiera ver una “V” o una “U”, lo dejo a su criterio.

Lo importante de este proceso es como sucedió, ya que la recuperación no es un hecho natural como cuando se termina el ciclo de una gripe, algo pasa para que la producción de bienes y servicios de una economía que está mal, vuelva a subir hasta el punto en que empezó a caer (segundo trimestre del 2000 en el caso citado) o incluso siga creciendo como sucedió por un tiempo después:

Resumidamente lo que pasó fue lo siguiente:

La salida de la Convertibilidad vino con una gran devaluación, esto hizo que el costo argentino en dólares se redujera, se recuperara competitividad vía tipo de cambio, el viento de cola fue favorable ya que el precio de la soja de 200 dólares promedio llegaba a picos de 600 dólares. Las exportaciones crecieron, por ello aumentaron los ingresos del Estado vía retenciones, estos ingresos extraordinarios permitieron el incremento del gasto público vía subsidios y prestaciones lo cual directamente hizo incrementar el consumo privado, como la prosperidad parecía tener consistencia en el tiempo se empezó a mover la Inversión. Si, no fue magia, fueron las exportaciones el motor de la recuperación.

¿Y ahora qué podemos esperar?

Como resalté en el párrafo anterior, una recuperación de corto plazo viene por el lado de la demanda, o sea por el Gasto público, el Consumo Privado, las exportaciones o la Inversión.

Por el lado del Gasto Público no va a poder ser, es lo que había que ajustar para frenar la inflación.

Por el lado del Consumo Privado tampoco, el ajuste del Gasto, aunque necesario, genera inevitablemente una contracción en el consumo en el corto plazo.

Por el lado de la Inversión tampoco, es la que más tarda y va a llevar tiempo que el capital vuelva a confiar en la Argentina después de los cepos, pesificaciones y demás confiscaciones que se hicieron.

Debería ser por el lado de las exportaciones, pero hace rato que venimos advirtiendo acá https://economis.com.ar/no-de-nuevo-decia-el-dolar-los-precios-y-la-inflacion/ , que a diferencia del 2002 el dólar está atrasado, y esto atenta contra la competitividad que requiere el país para exportar no solo las tradicionales sino también las no tradicionales. 

Conclusión 

Un tipo de cambio más alto atenta contra la baja de la inflación, pero no tenerlo atenta contra las exportaciones, y la U o la V se van a seguir aplanando si no se incentiva las mismas como motor de arranque. El desafío es administrar una baja de la inflación con un incremento del tipo de cambio, aunque se tarde un poco más en terminar el proceso. De hecho, un incremento en las exportaciones ayuda a fortalecer las reservas de manera genuina y la recaudación para mantener el equilibrio fiscal.  Vuelvo a repetir: que haya inflación está mal, es imprescindible bajarla para despejar un futuro, pero también es imprescindible que haya una reactivación para que la gente se sienta mejor y siga apoyando el proceso, administrar el dilema es el desafío.

“Los programas pueden ser ortodoxos o heterodoxos y pueden implicar gradualismo o tratamiento de shock. (…) Un programa ortodoxo-gradualista podría ser el caso de Chile. Es más difícil recordar un ejemplo ortodoxo shock, quizás debido a la falta de sobrevivientes para relatar el episodio.” (Dornbusch & Simonsen, 1987).

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Somos pobres, eso ya sabemos

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 «Hay cuatro clases de países: desarrollados, en vías de desarrollo, Japón, y Argentina»

Simon Kuznets

El último dato arrojado por el Indec nos dice que el 52,9 % de la población del país es pobre, algo que hace años se percibe con solo recorrer cualquier punto del país, ¿ pero cómo llegamos a esto?

“Argentina fue el país más rico del mundo”, se escucha decir repetidamente en un discurso, y hoy somos pobres.

La primera parte de la frase no se si es tan así ya que surge del proyecto Maddison -ver https://www.rug.nl/ggdc/historicaldevelopment/maddison/releases/maddison-project-database-2020?lang=en–   basado en estimaciones empíricas que son revisadas continuamente. Alguna vez estuvimos primero, pero el primer dato del PBI de Argentina es del año 1800 y coloca a Inglaterra, Alemania, Italia y Estados Unidos por encima nuestro por varios dólares (que es la moneda en la que mide el PBI per cápita el proyecto citado). Igual, independientemente de si fuimos el más, o el sexto, es indudable que sí fuimos un país rico.

¿Qué nos pasó?

Argentina es un raro caso de país que año a año desde la década del 50 o 70, de acuerdo con que se quiera mirar, pierde participación en el ingreso promedio mundial; siempre se suele comparar con Canadá y Australia por similitudes geográficas y poblacionales, y no se entiende como no somos desarrollados como ellos, habiendo partido del mismo punto. Pero para evitar países anglosajones que siempre se dice que son mejores y que a los latinos nos hunden Estados Unidos y el FMI,etc. etc.  vamos a compararnos con nuestros vecinos sudamericanos a ver cómo nos fue:

PBI PER CÁPITA EN DÓLARES PPA DE ARGENTINA CHILE PARAGUAY Y URUGUAY

Fuente : elaboración propia en base al Banco Mundial

En el año 90 Argentina era lejos el país con PBI per cápita más alto de la región; hoy somos el tercero después de Chile y Uruguay, a su vez Paraguay está cada vez más cerca.

Si hubiéramos partido los cuatro países con el mismo PBI desde el año 90 (digamos 100 uss) y respetando el crecimiento que tuvo cada uno, el resultado sería más desalentador: ver siguiente gráfico

Crecimiento partiendo del mismo PBI desde el año 90

Fuente : elaboración propia en base al Banco Mundial.

La lectura del gráfico es simple: por cada 100 de PBI per cápita del año 90, Chile tiene hoy 265; Uruguay 219; Paraguay 159 y Argentina 155. O sea que fuimos el país que menos creció en la región (en el gráfico se observa que a partir del 2011 no solo no se creció sino que hay un continuo retroceso del producto per cápita)

Sin entrar en las causas concretas de cada ciclo, dado que el tema es muy extenso, la conclusión es la siguiente: SOMOS POBRES PORQUE NO CRECEMOS Y EL CRECIMIENTO SE DA POR LA COMBINACIÓN DE CAPITAL Y TRABAJO, A SU VEZ EL PRIMERO DEPENDE DE LA INVERSION Y EL SEGUNDO DE LA CAPACITACION DE LOS TRABAJADORES.

CUAL NO ES EL PROBLEMA Y TAMPOCO LA SOLUCIÓN

No somos pobres porque hay ricos (entendiendo por ellos a empresarios que producen bienes y servicios, no delincuentes y corruptos) que tienen mucho y entonces queda poco para repartir y la solución sería redistribuir más (expropiar, poner más impuestos etc.) La riqueza o el ingreso se crea agregando valor, y esto genera que los ricos sean más ricos pero también que los trabajadores en general mejoren sus ingresos e incluso se vuelvan ricos (recomiendo el Libro del Nobel Angus Deaton “El gran escape” para profundizar el tema).

Seamos como ellos:

Y no me refiero a Australia, Canadá, Estados Unidos etc. Me refiero a Chile Uruguay y Paraguay que un día al ser más pobres que nosotros se dieron cuenta que la única solución posible para escapar de la pobreza era tener crecimiento económico, y este solo era posible combinando capital y trabajo.

El salario promedio suele ser una proporción más o menos estable del Producto Bruto Interno, si sube uno sube el otro y viceversa: ver gráfico 

Fuente : Elaboración propia en base a la CEPAL

Como vemos en el gráfico, según datos de la CEPAL el salario real medio de los países observados tiene el mismo comportamiento que el nivel de crecimiento del PBI per cápita; donde sube el PBI sube el salario: lo que nos lleva a concluir que si desde el 2017 Argentina crecía como lo hacían nuestros vecinos, nuestros salarios serían aproximadamente un 25 % más elevados o más; y la pobreza estaría más cerca del 10 % promedio de Chile y Uruguay o en el peor de los casos cerca del 25 % de Paraguay 

No le busquen la vuelta…. Nadie conspira contra nosotros, somos pobres porque nos negamos a tener más inversión para dotar de más capital al trabajo, tener crecimiento del PBI per cápita, tener mayores salarios y más trabajo. 

“… Cada vez que visité un país siempre dicen -usted no entiende profesor

Dornbusch, aquí es diferente-. … Bueno, nunca es” ( 1987 )

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El trilema (y no falso) de Milei

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Se van a cumplir siete meses de la actual gestión que significó un giro a 180 grados de la conducción de la política económica (o al menos eso parecía).

El balance que se puede hacer sobre la evolución macroeconómica es que claramente muchas cosas cambiaron, pero vamos a referirnos a tres variables claves que componen nuestro trilema:

1 La situación fiscal : Después de años la Argentina mostró un superávit fiscal de cinco meses seguidos, a pesar de las inevitables consecuencias recesivas en el corto plazo (nadie con seriedad puede decir que había otro camino en un país al borde de la hiperinflación sin financiamiento externo), esto generó fuertes expectativas positivas sobre el futuro del país, del Gobierno y de la baja de la inflación como consecuencia de no tener que emitir más dinero para financiar el déficit del Estado; nadie en el mundo discute que la emisión para cubrir el déficit fiscal genera inflación.

2 La inflación: desde un 200% anual en el 2023 y un 25,5 % solo en diciembre lo que ya era inmanejable, bajó mes a mes a una tasa todavía alta pero mucho menor del 4.2 % en mayo.

La inflación es el impuesto más regresivo que hay, bajarla es lo más progre que se puede hacer para los trabajadores, de hecho, entre abril y mayo los sueldos promedio empezaron lentamente a ganarle a la inflación.

Punto aparte:

Puede ser que en algunos meses veamos algún déficit o que la inflación no siga bajando tan bruscamente como en los primeros meses, bajar una inflación alta es fácil, una moderada no tanto, pero la señal de consistencia que manda el gobierno de que esta va a ser su hoja de ruta es altamente positiva para mostrar un horizonte consistente para el país. Si la recuperación va a ser en V o en U me parece poco relevante cuando el problema de la Argentina es que no tiene crecimiento a largo plazo, así que para los dos puntos a pesar del costo social que tuvieron en términos de actividad económica, el balance es ampliamente positivo e incluso esto se refleja en los índices de aprobación de la opinión pública sobre la gestión. 

3 El tipo de cambio:

Acá entramos en el tema polémico; hace un tiempo escribí en este mismo medio medio el artículo https://economis.com.ar/no-de-nuevo-decia-el-dolar-los-precios-y-la-inflacion/  donde considero que un tipo de cambio competitivo es clave para la actividad económica del país: por las exportaciones, para la recaudación de retenciones e impuestos que consoliden el superávit fiscal y para acumular reservas.

Después del fuerte salto provocado por la devaluación del 13 de diciembre pasado, el dólar fue perdiendo contra la inflación porque la tasa de devaluación del 2% siempre corrió por debajo, como vemos en los datos del tipo de cambio real en el gráfico siguiente:

Fuente: elaboración propia en base al BCRA.

Como vemos el tipo de cambio ajustado por la inflación se ubicaba alrededor de los 86 puntos, en un año donde no se acumularon reservas, Caputo devalúa el 13 de diciembre y lo lleva a 161 puntos, (casi 100%) y hoy vuelve a los niveles previos (87 puntos) porque mes a mes la tasa de inflación supera a la devaluación.

Consecuencias: el BCRA terminó junio con el peor resultado en cuanto a reservas; vendió 84 millones de dólares más de los que compró. No parece mucho, pero si tenemos en cuenta que todavía es el segundo trimestre donde entra el grueso de dólares por la cosecha, que no se están pagando importaciones y que los dólares paralelos volvieron a subir a brechas del 50 % el panorama se pone alarmante.

El problema:

Argentina necesita dólares para crecer, no tenemos acceso a los mercados internacionales de crédito, lo que se está negociando con el FMI no alcanza para mucho, menos si hay incertidumbre.

En este contexto el Gobierno dobló la apuesta y dice que no va a devaluar más del 2% mensual, pero los exportadores no quieren liquidar divisas a ese precio y los importadores quieren adelantar compras porque está barato; en este contexto las opciones son las siguientes:

1 Bajar retenciones para dar más competitividad a las exportaciones, pero esto significa menos recaudación y deteriorar el resultado fiscal.

2 Devaluar más, pero esto hará que algo se traslade a precios y la inflación pueda repuntar; aparte el problema de cómo queda la credibilidad del gobierno que quiere mostrar firmeza en las decisiones y dice que no se mueve del 2%.

3 Seguir al 2% de devaluación, acumular más atraso cambiario y atraso de la recuperación económica, por ende de la recaudación y el equilibrio fiscal; pero sin alterar el camino de la inflación, aunque si la falta de dólares se agrava, las importaciones se empiezan a fijar más por el dólar paralelo que por el oficial y esto presionaría sobre los precios.

Dólar, Superávit fiscal e inflación; el Gobierno tiene el desafío de corregir uno lo más posible resignando los otros dos lo menos posible

Conclusión:

El valor del tipo de cambio es un tema de ardua discusión en la Argentina, Milei al igual que Cavallo refiriéndose a la convertibilidad no creen en la devaluación, sino que en la Argentina hay que tener más competitividad. Este argumento no solo es válido sino deseable, pero es un proceso de largo plazo, y la Argentina de hoy no puede esperar tanto.

Tener una inflación como la que teníamos y tenemos es insoportable y no hay forma de despejar un horizonte agradable para el país. Pero si bajar la inflación lleva al atraso cambiario que hace que la economía no despegue, no se exporte y no se junten reservas tampoco sirve de mucho; terminará generando un desempleo más insoportable que la inflación misma.

El trilema entre Inflación, equilibrio fiscal y tipo de cambio competitivo no tiene una solución, es más bien una administración cuidadosa que se debe llevar con cuidado en el tiempo, y tampoco el salto devaluatorio tiene que ser tan grande, pero cada mes que pase en el que la inflación sea más alta que la devaluación el problema se va a seguir agravando, nadie dijo que iba a ser fácil…

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No de nuevo decía: el dólar, los precios y la inflación

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El ajuste fiscal que viene llevando adelante el Gobierno puede ser discutible en términos de quién lo paga, si los jubilados, la casta, los gobernadores, etc… Pero un país con déficit, sin financiamiento externo y con alta inflación, tiene que equilibrar sus cuentas públicas para que la situación mejore… Incluso es de manual que una vez que la inflación baja, los salarios se empiezan a recuperar porque la inflación es un impuesto y, menos inflación es más salario. 

También es de manual que este proceso lleva un tiempo y es doloroso, pero  que no hay alternativa salvo que un milagro como la soja subiendo de los 430 dólares promedio de hoy a 1500 dólares, cosa que veo poco probable (en los años 90 la soja valía en promedio USD 200 y en los 2000 llegó a USD 600… Si, no fue magia)

Pero quiero abordar un tema un poquito más complejo de entender y que a mi criterio es tan importante como el tema fiscal, ya no para bajar la inflación si no para lograr que haya crecimiento en la economía: el tipo de cambio real.

Hoy el dólar oficial está alrededor de los 900 pesos, pero el precio no me dice mucho respecto de si es caro o barato: si tengo solo 900 pesos, tengo que destinar todo mi dinero a comprar un dólar y sería carísimo. Si tengo 900 millones de pesos puedo comprar hasta un millón de dólares y ya no me parece tan caro. 

Para tratar de que se entienda de forma sencilla, sin entrar en los tecnicismos del tipo de cambio real, realicé el siguiente gráfico que espero aporte a clarificar el panorama:

Importante:

A los distintos precios del dólar que están en el gráfico le saque el efecto de la inflación desde la salida de la Convertibilidad, o sea que sin inflación el valor del dólar pasó de 1 a 2,93 pos Convertibilidad, a 1.87 en el 2011, a 1,36 en 2018 y a fin de marzo de este año estuvo en 1,55. En síntesis la diferencia entre 1,55 y los 900 que vale hoy, es pura inflación.

 (Para el que le interesa el tema ver tipo de cambio real multilateral)

Fuente elaboración propia en base al BCRA.

Explicación:

1 ) En la Convertibilidad el dólar valía 1 peso. Parecía lindo pero como era barato importar, se compraba mucho afuera, más de lo que exportábamos (en algún momento los dólares se terminan), no teníamos competitividad hasta que un día nos quedamos sin dólares  y bum saltó a 2.93.

2) Quizás 2.93 era muy alto y se notaba en lo caro que se volvieron las cosas, pero como se importaba menos y se exportaba más, el dólar fue bajando hasta el 2011 a 1.87. Marco este precio porque ese año teníamos superávit comercial, no había cepo, no era tan alto como el 2.93 ni tan bajo como el 1 a 1, parece un buen precio.

3) Durante los dos primeros años de Macri se fue atrasando el tipo de cambio hasta llegar a 1.36 y menos. Esto se volvió nuevamente insostenible, los capitales volaron, corrida cambiaria devaluación y cepo. En síntesis; 1,36 no es 1 pero parece muy bajo para ser sostenible.

4 ) Cuando Milei devalúa apenas asume se fue a 1.96 pero a partir de ahí viene cayendo peligrosamente hasta el 31 de marzo a 1.55, lejos del 1 a 1 todavía pero ya los exportadores se quejan de la falta de competitividad y de que si abren el cepo, el aluvión de importaciones a ese precio puede ser muy dañino para las pymes sobre todo, para el empleo y para la recuperación económica.

A modo de conclusión

Domingo Cavallo siempre defendió que el 1 a 1 no estaba atrasado y que los problemas fueron otros: déficit fiscal, crisis externa etc. Milei dice que no está atrasado y que no piensa modificar la tasa de devaluación, por supuesto que el valor real del dólar no lo es todo para salir de la recesión, pero yo le asigno una parte muy importante. Dada la situación actual de que la Argentina no tiene financiamiento en los mercados internacionales, entiendo que exportar más de lo que se importa es clave para acumular reservas, levantar el cepo y empezar a crecer.

La corriente que cree que el valor del dólar si es un problema y que afecta la competitividad de la economía, ve dos soluciones: o bajan los precios del país o sube el dólar y la primera nunca ocurrió. La segunda la vimos bastantes veces sobre todo en la salida de la Convertibilidad y la corrida del 2018 por hacer referencia a lo mostrado en el gráfico.

Para llegar a los niveles del 2011 el dólar oficial debería costar alrededor de $1090 o sea una devaluación del 20% por encima de la inflación. 

Para los que no le asignan tal importancia pongo los datos de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) en la Convertibilidad. Vean cómo se deterioró la cuenta, salvo en el 95 por la recesión del Tequila. Es insostenible ese déficit comercial salvo que alguien te regale la diferencia o emitamos dólares, cosa que veo difícil también.

Fuente : Elaboración propia en base al mecon

Quizás Milei no quiere devaluar para que baje más rápido la inflación, y porque el dólar barato genera una ilusión de bienestar pero que termina pegándonos contra la pared. No atrasen el dólar de nuevo… El final no es placentero.

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