Venezuela, la presea de Trump
Cuantas obsesiones geopolíticas podrá tolerar el presidente de Estados Unidos mientras siga con su cargo. No es solo Ucrania o Medio Oriente. Tal y como si se tratase de la propia era de la Guerra Fría, América Latina como patio trasero del Tio Sam parece ser la dinámica a aplicar por parte de Donald Trump. Venezuela es el país apuntado, con una invasión inminente, al menos en el plano de las amenazas.
¿Petróleo o democracia?
Hace tiempo que Trump viene ejecutando críticas fuertes hacia el gobierno de Nicolas Maduro. Si bien, no hace falta ser un experto de nutrida experiencia en la materia de geopolítica o política exterior para darse cuenta que el actual mandato en Venezuela es una situación completamente acabada. El gobierno de Maduro demostró una absoluta ineptitud en casi todos los órdenes de manejo de un país, provocando una galopante crisis humanitaria que da como resultado desde las penas familiares de no poder abastecer las necesidades básicas hasta las corrientes migratorias que buscan asilarse en otros países para intentar tener un mejor pasar económico.
Dado este pequeño panorama que habla a las claras que quien escribe no es un adepto ni remotamente cercana a las ideas políticas y económicas de Maduro, es menester también decir que el papel de Estados Unidos con una constante presión de intromisión territorial es la gran “red flag” geopolítica que necesita la región.
Es notoria que es una maniobra de las tantas que ya realizó Estados Unidos en su historia reciente. Así como se apropió del petróleo y de las redes de producción petrolera de Medio Oriente a fuerza pura de intervenciones bélicas con operativos de bandera falsa de por medio. Es cierto que en gran parte de esas regiones, las crisis políticas internas habilitaban a una situación de fragilidad digna de aprovechar por parte del ave de rapiña que es EEUU en su política exterior. La apropiación del petróleo es una dinámica real y absolutamente comprobable, además de la dispersión de fuerzas de contrapeso para Israel como su gran aliado occidental en las cercanías de la medialuna de las tierras fértiles.
El petróleo venezolano es una gran oportunidad para el Tío Sam. De hecho, el país liderado por Maduro tiene la mayor cantidad de reservas del mundo, con un total de más de 300 mil millones de barriles, concentrados principalmente en la Faja Petrolífera del Orinoco. Esta última situación lo pone en un marco de desafíos técnicos y económicos para su extracción y procesamiento. Las reservas venezolanas superan a las de Irán y Arabia Saudita.
Ciertamente hay que ser claros: a Estados Unidos no le importa Venezuela, le importa su petróleo. Hay un aprovechamiento absoluto de la situación de una nación destruida por la pésima gestión de Maduro. No importa el narcotráfico ni tampoco llevar democracia. Las cosas como son, y para EEUU siempre fue así.
El peligro en casa
Como argentinos no debería importarnos en absoluto algún tipo de problema interno de un país si es que no tiene consecuencias que puedan afectar los intereses nacionales, y este parece ser el caso.
Más allá de la evidente cercanía ideológica y diplomática de Milei con Trump, hay una lectura más profunda en términos continentales.
El ingreso de tropas o de fuerzas de influencia de Estados Unidos en Venezuela va a romper el pacto tácito de paz entre Estados del cual goza Sudamérica. Prácticamente todas las zonas del mundo están ataviadas de conflictos armados de índole internacional, sea por cuestiones económicas o religiosas. Sudamérica si es cierto que tiene, dependiendo de la zona, complicaciones más elevadas con el narcotráfico pero no terminan en guerras entre Estados. El avance de Trump en Venezuela puede suponer el fin de esa paz.
Los intereses argentinos se ven tocados en cuanto a que además se permite el uso de la fuerza a fuego limpio en la región, lo que provocaría, lógicamente, efectos de resistencia más violentos. Si hace falta una oposición en las urnas en un contexto de paz, en un contextos de intervenciones y militarización trae la contrarespuesta de grupos armados, poniendo en jaque la paz social.
Asimismo, habilitar a la toma de decisiones internas de países sudamericanos por Estados Unidos blanquea una situación ocurrida desde la Doctrina de Seguridad Nacional, aunque supone, además, una imposición de la fuerza que pueda repercutir más allá del continente. ¿Cómo reaccionará Rusia o China ante un ataque de EEUU?
Rusia está atado de pies y manos. La guerra en Ucrania y la ayuda estadounidense puede ser efectiva para mejorar las condiciones con Moscú, por ende es difícil que entre en conflicto. En cambio, con China es más directo el tema. Si bien no es una mega potencia petrolera, el gigante asiático en esta suerte de carrera económica tecnológica con Estados Unidos, hace que ambos magnates políticos internacionales se hagan de todos los recursos posibles para mantener su maquinaria productiva en pie y competitiva.
Lo curioso es que el futuro de Venezuela es incierto. El tiempo de Maduro parece acabado y el país prácticamente en ruinas. ¿Habrá una suerte de “Plan Marshall” para Venezuela? ¿Volverán los venezolanos de las diásporas a luchar por su país? Ciertamente, para Venezuela, todo es incierto.
