Bukele, nueva estrella de la derecha argentina
Por Jordana Timerman, Le Monde Diplomatique. Nayib Bukele, el presidente millennial de El Salvador, parece tenerlo todo: ganó la lucha eterna contra las violentas maras que aterrorizaban a los ciudadanos desplegando una política punitiva de mano dura extrema, que además le permite gastos discrecionales. Encarceló el uno por ciento de la población del país, y es el líder con mayor aprobación en la región, con un 88 por ciento (1), por lo que es probable que sea reelecto el año que viene, a pesar de que está prohibido por la Constitución (2). Tiene amplia mayoría en el Congreso, purgó las autoridades judiciales, y ataca ferozmente a los medios y organizaciones de sociedad civil. Al margen de las luchas polarizadas entre las “izquierdas” y las “derechas”, su creciente autoritarismo vuela debajo del radar de las denuncias diplomáticas.
No sorprende que el autodenominado “dictador más cool del mundo” –con sus aires mesiánicos (3), su pelo increíble y una bella y joven esposa que lo acompaña vestida del azul eléctrico de su bandera nacional– sea la nueva estrella manodurista en una región golpeada por variantes de las mismas dinámicas que lo consolidaron a él: violencia criminal y hartazgo ante la impunidad y corrupción de las élites políticas.
Los admiradores del llamado “punitivismo populista” vienen de todos los ámbitos del espectro ideológico. Bukele, un político “pos político”, se presta a todo; hasta esboza una incipiente diplomacia de seguridad (4). En Colombia la derecha contrapone el punitivismo salvadoreño a las negociaciones del presidente Gustavo Petro con las organizaciones armadas ilegales. En Honduras el gobierno izquierdista de Xiomara Castro implementó un estado de excepción para combatir la extorsión aplastante de las pandillas en algunas partes del país. Candidata presidencial ultraderechista en Guatemala, Zury Ríos ha forjado lazos con allegados de Bukele. El Ministro de Seguridad costarricense lo admira. Marchas ciudadanas han pedido por políticas bukelistas en Guatemala, Honduras y Chile.
En Argentina, ante el crecimiento de la violencia por parte de grupos criminales en Rosario, se empiezan a escuchar voces de dirigentes citando el “modelo Bukele”. Casi todos hacen hincapié en la detención masiva de pandilleros; en particular, aluden al nuevo “Centro de Confinamiento del Terrorismo” (5), una de las cárceles más grandes del mundo que también va ser una de las más superpobladas, con el agravante de haber sido diseñada para el hacinamiento (6) y para prácticas abusivas, como la deprivación de luz.
Sin embargo, como todo en el bukelismo, la narrativa de éxito contra las maras tiene una parte de verdad, una buena dosis de marketing y mucho que no sabemos.
Los logros
Una cancha de fútbol en el municipio de Sopayanga funciona como emblema del supuesto éxito de las políticas de seguridad del gobierno salvadoreño. La cancha era tierra de nadie, un límite territorial entra la Mara Salvatrucha (MS-13) y sus rivales Sureños del Barrio 18. Pero desde que las fuerzas de seguridad comenzaron a detener a decenas de miles de supuestos pandilleros (y miles de civiles inocentes también), se volvió a usar para amistosos entre los jóvenes de la zona. En las comunidades cuentan que pueden cruzar límites invisibles dentro de sus territorios que los dividían de familiares, que los comercios se liberaron del yugo de las extorsiones, que se recuperaron las plazas, que se puede pedir comida a domicilio y tomar taxis, todas acciones antes imposibles en territorios controlados violentamente por pandillas que aterrorizaban a las poblaciones.
El Salvador fue durante años uno de los países más violentos del mundo. En el 2015, la tasa de homicidios por 100.000 habitantes era de 103. Pero el año pasado bajó a 7.8, uno de las más bajas de Centroamérica. El crimen parece haber bajado exponencialmente en el último año. Y las encuestas muestran una baja importante en la sensación de inseguridad y una fuerte valoración de las fuerzas de seguridad (7).
Esta evolución rápida fue posterior a la instauración de un estado de excepción por parte del gobierno hace un año. La emergencia suspende derechos constitucionales (incluidos los derechos de libertad de asociación y a ser informados sobre el motivo de una detención), permite detenciones preventivas por hasta dos años y aumenta los poderes de las fuerzas de seguridad. Desde que comenzó el estado de excepción en marzo de 2022 –y se ha extendido cada mes por 30 días–, las fuerzas de seguridad salvadoreñas han detenido aproximadamente a 64.000 personas. El Salvador tiene la tasa más alta de detenidos sobre población en el mundo (8). Las cifras incluyen a por lo menos 1.600 niñes detenidos tras la baja de edad de imputabilidad a 12 años.
Los resultados son impactantes: las estructuras pandilleras, tal como se conocieron en las últimas décadas, han dejado de existir, declaró en febrero El Faro (9), el medio de investagión más importante de El Salvador, férreo crítico de Bukele. El reportaje, llevado a cabo en las comunidades más afectadas por las maras da cuenta de una impactante evolución en la vida cotidiana. Esto ayuda a explicar por qué la política manodurista ha sido enormemente apoyada por la población de El Salvador, a pesar de ser acompañada por graves violaciones a los derechos humanos.
La contracara
Efectivamente, el costo en materia de derechos humanos ha sido severo. Organizaciones de derechos humanos denuncian miles de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y otros malos tratos en prisión, así como violaciones graves del debido proceso. Una política de cuotas instalada por algunos jefes policiales solo habría fomentado las detenciones arbitrarias. Cristosal, una organización salvadoreña de derechos humanos, estima que de los detenidos, el 70 por ciento son civiles y el 30 por ciento pandilleros.
“La campaña de detenciones masivas e indiscriminadas por parte de las autoridades ha llevado a la detención de cientos de personas sin conexión con las operaciones abusivas de las pandillas,” detalla un informe lapidario de Human Rights Watch y Cristosal (10). “En muchos casos, las detenciones parecen estar basadas en la apariencia física de las personas y en su lugar de residencia, o en evidencias cuestionables, como llamadas anónimas y acusaciones no corroboradas en las redes sociales. En estos casos, los policías y soldados no presentaron una orden judicial de captura o de allanamiento, y en muy pocas ocasiones informaron a los detenidos o a sus familiares sobre los motivos de su detención.”
Las condiciones de detención son inhumanas, los reos están hacinados y dependen de sus familias para necesidades básicas, incluyendo comida (11). Más de 100 personas han muerto bajo custodia estatal en el último año (12).
Si bien la percepción general de inseguridad ha mejorado, para algunos jóvenes “el temor a ser víctimas de las pandillas fue prácticamente apaciguado pero apareció otro: el miedo a ser capturado injustamente,” explica el Diario de Hoy (13). En varios casos, jóvenes “han migrado de manera irregular hacia Estados Unidos, para conjurar el peligro de ser capturados de manera arbitraria”. Algunos creen que el relativo silencio de Estados Unidos hacia Bukele tiene que ver con la esperanza de que sus políticas de seguridad reduzcan la migración hacia el Norte. Esto podría cambiar si el autoritarismo genera una nueva ola migratoria.
Por su parte, los familiares de los detenidos temen luchar por su liberación frente a un Estado cada vez más arbitrario y autoritario, cuenta Noah Bullock, director ejecutivo de Cristosal. “La forma en que las personas son capturadas es verdaderamente la de una estructura fascista. La gente que sufre capturas está absolutamente sola y son estigmatizados por la policía y los soldados sin el apoyo de sus comunidades. Hay una fractura del entramado social.”
Otras voces de alarma advierten sobre la posibilidad de que una criminalidad pandillera sea reemplazada por la “mafia del Estado”: los allegados del presidente que despliegan los mecanismos estatales para enriquecerse de forma ilícita y amedrantar o eliminar a su competencia, escribe el periodista salvadoreño Juan Martínez d’Aubuisson en The Washington Post (14).
Falsas novedades
Un video que muestra a miles de supuestos pandilleros (15), hombres rapados y en cuero –para mostrar sus tatuajes, aparente evidencia de afiliación ilegal– corriendo, descalzos y con las manos en la cabeza mientras siendo trasladados a una nueva mega cárcel, fue twitteado en febrero por Bukele, quien maneja por sí mismo las comunicaciones gubernamentales a través de la red social. Fue furor en los noticieros latinoamericanos y admirado por muchos comentaristas en Argentina (16), en un momento que coincide con un incremento de la violencia narco en Rosario.
El ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, dijo que la imagen de supuestos pandilleros salvadoreños amontonados en cuclillas es “música para sus oídos” y que la política carcelaria de Bukele parece sacada de su propio cerebro (17). Cesar Milani, jefe del Ejército durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, argumenta que habría que seguir el ejemplo de El Salvador y construir centros de detención de máxima de seguridad en “lugares despoblados” para “narcos” y suspender sus garantías constitucionales (18). El abogado Fernando Burlando twitteó: “¿Qué piensan de perseguir y encarcelar a los narcos de Rosario y el Conurbano al estilo salvadoreño? Sin titubeos, ni garantismos”. La publicación obtuvo más de 2.642 retweets y 36.8K me gustas (19). El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, sin nombrar al mandatario salvadoreño, visitó Rosario en tono de campaña y prometió que construiría cárceles especiales para organizaciones narcotraficantes.
Pero la narrativa de Bukele es, justamente, eso: una historia. Los matices de esa realidad deberían alertar ante posibles imitadores. Bajo el estado de excepción se redujo el acceso a la información pública. Las cifras que se conocen son las twitteadas por el presidente, y nada se puede auditar. A su vez, se cambió la forma de calcular homicidios, dejando fuera las muertes que ocurren en enfrentamientos con fuerzas de seguridad, lo cual también contribuye a la baja. Expertos señalan que, sin entrar a las cárceles, es imposible evaluar la organización de los pandilleros detenidos y observan que las maras salieron muy fortalecidas de otras políticas de encarcelamiento previas (20). También, desde antes del estado de excepción, se observaba que los homicidios estaban siendo reemplazados por desapariciones (21), es decir, los cadáveres dejaron de aparecer para minimizar la visibilidad de la violencia, sin brindar una solución real.
“La atracción regional que ha recibido Bukele es resultado de una preocupación genuina y entendible en muchos países de la región por la criminalidad y la violencia, y una sofisticada campaña de comunicación y desinformación del gobierno de El Salvador que ha intentado abiertamente promocionar su modelo en la región”, argumenta Juan Pappier, de Human Rights Watch.
Bukele, viene del mundo del marketing –un eje central de su carrera política–. Se presenta como un anti-político que rompe con lo anterior, aunque sus inicios fueron en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Su imagen de renovación y eficiencia convenció a un electorado que aborrece a las corruptas élites políticas de siempre.
No obstante, en materia de seguridad no hay novedad. El manodurismo es la política por default, tanto en El Salvador como en la región, cuenta Steven Dudley, co-director del medio de investigación del crimen organizado, InSight Crime. Dudley destaca la importancia de las mejoras palpables en las calles salvadoreñas, pero dice que todavía se desconoce demasiado como para concluir el éxito, en especial sin ningún plan de políticas sociales que ponga fin al surgimiento de las pandillas. Las condiciones inhumanas de los detenidos y la extensión de este accionar oficial podrían detonar una reacción adversa (22). Históricamente, las políticas de mano duran solo han fortalecido a las pandillas, cuya cuna es justamente la cárcel, observa Dudley.
Un balance potente de este modelo –que no llegará a tiempo para las elecciones en Argentina– vendrá en el mediano y largo plazo del experimento bukeleano. “Paz sin justicia,” es lo que tiene El Salvador ahora, le dijo a la BBC el periodista Óscar Martínez (23), uno de los autores de la investigación de El Faro. “Como yo no creo que pueda existir paz sin justicia, y como no creo que sea duradera, me pregunto qué es lo que va a ocurrir.”
No está claro cuánto tiempo se podrá sostener la mano dura, tanto desde el ánimo nacional como desde lo presupuestario. No está confirmado que el liderazgo pandillero haya sido detenido, ni que las jerarquías maras hayan sido afectadas, explica Bullock, poniendo en duda si las pandillas han sido vencidas o si, golpeadas, están en proceso de reorganización y reinvención. Por otra parte, actualmente los familiares de las personas detenidas están en relativo silencio después de aglunas protestas iniciales, producto del miedo que produce el autoritarismo, marca Bullock. Pero es posible que en algún momento se desaten protestas o demandas por los detenidos. Dudley, además, señala que las pésimas condiciones de vida dentro de las cárceles podría desatar motines o protestas desde adentro. Otros dicen que Bukele solo caerá, en el mediano plazo, ante un traspié propio, ya que la oposición política está diezmada y los activistas amedrentados.
Riesgos regionales
Las particularidades salvadoreñas, las altísimas tasas de violencia que sufre hace décadas, el desmantelamiento institucional bajo Bukele y el profundo desencanto ciudadano con el poder político nacional, hacen poco probable una copia exacta de este modelo en otros países de la región.
Sin embargo, no hay que subestimar la importancia del discurso manodurista ante el fenómeno creciente del desencanto con los políticos y las altísimas tasas de violencia en algunos lugares. Bukele y sus políticas de seguridad no son “producto del fanatismo o de la ignorancia de los salvadoreños,” explica Jorge Mantilla, investigador colombiano de crimen y conflicto. Ante la inseguridad “la gente no encuentra respuesta dentro de los parámetros de corte democrático.”
En Bukele, los manoduristas ven una justificación para pasar por encima las garantías constitucionales. No alcanza con responder que estos procedimientos no tienen sostén legal, ni son permitidos por los tratados internacionales de derechos humanos. Lo cierto es que el discurso de seguridad de la región en los próximos tiempos girará en torno a las políticas salvadoreñas, y el “punitivismo populista” necesitará contrapropuestas concretas para no avanzar y consolidarse.
1. “Bukele cierra su tercer año y medio de gestión con 88 % de aprobación”, La Prensa Gráfica, 12-12-22, https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/Bukele-cierra-su-tercer-ano-y-medio-de-gestion-con-88–de-aprobacion-20221211-0057.html
2. “Reelección presidencial: ‘Con este pueblo…’”, 10-11-22, https://www.disruptiva.media/reeleccion-presidencial-con-este-pueblo/
3. https://twitter.com/JackPosobiec/status/1630958207530065927
4. “El Salvador offers Haiti help with gangs”, Miami Herald, 1-2-23, https://www.miamiherald.com/news/nation-world/world/americas/haiti/article271837772.html
5. “La cárcel más grande de América”: la gigantesca prisión de Bukele para encerrar a las maras, El País, 3-2-23, https://elpais.com/internacional/2023-02-03/la-carcel-mas-grande-de-america-la-gigantesca-prision-de-bukele-para-encerrar-a-las-maras.html
6. “Inside El Salvador’s mega prison: the jail giving inmates less space than livestock”, Financial Times, https://www.ft.com/content/d05a1b0a-f444-4337-99d2-84d9f0b59f95
7. La población salvadoreña evalúa la situación del país al final del año 2022 Principales resultados sobre la seguridad en el país, Instituto Universitario de Opinión Pública, https://uca.edu.sv/iudop/wp-content/uploads/Bol.-Eva-de-anio-2022-Seguridad.pdf
8. Latin America Likes Bukele’s ‘War on Gangs.’ That’s a Problem, Tiziano Breda, 15-12-22, https://www.crisisgroup.org/latin-america-caribbean/central-america/el-salvador/latin-america-likes-bukeles-war-gangs-thats
9. “Régimen de Bukele desarticula a las pandillas en El Salvador”, El Faro, 9-3-23, https://elfaro.net/es/202302/el_salvador/26691/R%C3%A9gimen-de-Bukele-desarticula-a-las-pandillas-en-El-Salvador.htm
10. https://www.hrw.org/es/report/2022/12/07/podemos-detener-quien-queramos/violaciones-generalizadas-de-derechos-humanos
11. “The Rise of Nayib Bukele, El Salvador’s Authoritarian President”, The New Yorker, 5-9-22, https://www.newyorker.com/magazine/2022/09/12/the-rise-of-nayib-bukele-el-salvadors-authoritarian-president
12. “ONG registra 102 muertes de detenidos en régimen de excepción en El Salvador”, La prensa gráfica, 2-2-22, https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/ONG-registra-102-muertes-de-detenidos-en-regimen-de-excepcion-en-El-Salvador-20230202-0057.html
13. “Jóvenes huyen de comunidades por temor a abusos del régimen”, elsalvador.com, 26-2-23, https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/regimen-de-excepcion-nayib-bukele-rio-lempa-zacatecoluca-megapenal-san-vicente-suchitoto/1042829/2023/
14. https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2023/01/24/maras-el-salvador-bukele-guerra-pandillas-mafia/x
15. https://twitter.com/nayibbukele/status/1629165213600849920
16. https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=MUf4IFYdLZY
17. “Berni pide adoptar el modelo de cárceles de Bukele y trabajo forzado a los presos”, La política online, 3-3-23, https://www.lapoliticaonline.com/politica/berni-pide-adoptar-el-modelo-de-carceles-de-bukele-y-trabajo-forzado-a-los-presos/
18. César Milani pidió que los narcos estén en cárceles aisladas: “Hay que hacer algo parecido a El Salvador”, Infobae, 6-3-23, https://www.infobae.com/politica/2023/03/06/cesar-milani-pidio-que-los-narcos-esten-en-carceles-aisladas-hay-que-hacer-algo-parecido-a-el-salvador/
19. https://twitter.com/FernandBurlando/status/1631355403899396096
20. “Is Nayib Bukele’s ‘Iron Fist’ in El Salvador Working?”, InSight Crime, 9-2-23, https://insightcrime.org/news/nayib-bukele-iron-fist-el-salvador-working/
21. “Report: Soaring Disappearances in El Salvador Linked to Gang Pacts”, InSight Crime 21-4-21, https://insightcrime.org/news/political-pacts-gangs-fuel-forced-disappearances-el-salvador/
23. “Cuando Bukele pierda popularidad y los aplausos no le basten, las botas militares van a sonar un poco más”, 25-1-23, https://www.bbc.com/mundo/noticias-64355427
* Periodista argentina, editora del Latin America Daily Briefing. https://latinamericadailybriefing.substack.com/ @TimermanJordana