Audiencia Pública: los usuarios hicieron “catársis” por el precio del boleto y las empresas no explicaron bien sus costos

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Ayer a la mañana se realizó en el Centro del Conocimiento la Audiencia Pública para que las empresas prestatarias del servicio urbano de transporte (Don Casimiro, Tipoka y Bencivenga) elevaran su pedido de “actualización de la tarifa” y a su vez, los usuarios pudieran manifestarse al respecto.

La audiencia, presidida por el secretario de gobierno de la Municipalidad de Posadas, Fabián Florentín, es “no vinculante”. Florentín ahora tiene 45 días para elevar las recomendaciones al intendente -habrá una decisión antes-, quien será quien resuelva si hay aumento y de cuánto será, finalmente.

El que abrió la jornada fue el representante de las empresas, el abogado Facundo Zárate, que fue en nombre de la cámara Empresarios Unidos del Transporte (EUTA).

En una exposición que duró algo más de media hora, Zárate se refirió al aumento de los costos: combustible, lubricantes, cubiertas, repuestos, paritarias de chóferes. También explicó el sistema de subsidios de Nación y la municipalidad que reciben las empresas y dijo que “vamos hacia el congelamiento de los subsidios, como está estipulado en el Presupuesto Nacional”.

Este último punto fue, quizás, el más controvertido de su exposición. Con una inflación que está cerrando en un 23% acumulado (primeros 11 meses), EUTA está pidiendo más de 100 por ciento de aumento, ya que está solicitando una tarifa de 27,34 pesos.

El principal argumento para que el incremento en el boleto sea mucho mayor al costo de vida es que el año próximo -según los empresarios- comenzará un recorte de los subisidios a nivel nacional. Pero hasta el momento no existe ninguna información oficial o extra oficial que sostenga tal cosa. Los empresarios afirman -off the record- que desde el Ministerio de Transporte ya les avisaron. Incluso Florentín confirmó que los empresarios ya fueron notificados extra oficialmente, ante la consulta de Economis.

Sin embargo, el único dato concreto que probaría que los subsidios nacionales van a empezar a bajar, según ofreció Zárate en su exposición, es que en el Presupuesto Nacional “la partida asignada es igual a la del año pasado”. La partida para subisdios al transporte en general -incluye buses, colectivos, trenes- bajó de 104.000 millones a 98.000 millones en 2018, según el Presupuesto. En su momento, el ministro Dujovne se refirió públicamente a que buscarán “alguna baja” pero no precisó si iba a ser en los subsidios para el colectivo.

Por otra parte, muchas partidas no se retocan en el Presupuesto, pero después la ejecución durante el año va acompañando la suba de precios. La realidad indica que en 2 años de gestión, la administración Macri nunca se metió con los subsidios al colectivo, como si lo hizo con los subsidios al gas y a la luz eléctrica.

Exposición difícil de entender

En rigor, la exposición de Zárate pecó de excesivamente técnica y no quedó para nada claro cuáles son los ingresos de las empresas en concepto de cobro del boleto, subsidios nacionales y subsidios municipales. Igualmente, fue muy borroso su recuento de los costos, proyectando en el power point -que iba muy rápido- copias de facturas de estaciones de servicio, lubricantes y cubiertas, en forma desordenada.

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Sin dudas, a juzgar por los dichos de los usuarios, es cierto cuando desde las empresas prestatarias del servicio dicen que las críticas no tienen en cuenta los costos y el constante incremento de los mismos. En el Centro del Conocimiento fueron muy pocos los que parecieron considerar que prestar el servicio de colectivos es más caro que los 12 pesos por pasajero que se cobra (sin SUBE). Pero tampoco se les ofrecieron los elementos para que pudieran comprenderlo.

No menos cierto es que el abogado Zárate desperdició una oportunidad de oro para dejar asentado de una buena vez y para siempre, por qué el boleto debe valer lo que debe valer y ni un peso menos. Zárate incluso arrancó su exposición desafiando a todos apenas subió al estrado. “Imagino que todos los que están acá leyeron y están al tanto de todas las normativas y relgamentaciones que regulan el transporte de pasajeros”, explicó.

Hasta Florentín había pedido a los usuarios, instantes antes de que arrancara el enviado de EUTA, que abrieran un poco la cabeza y escucharan lo que el ejecutivo tenía para decir. “Van a poder aprender y hacer mejores preguntas o cuestionamientos cuando les toque”, recomendó.

Qué dijeron los usuarios

Con más de 300 oradores inscriptos, el encuentro duró unas tres horas más, ya que más de la mitad de los que se anotaron -todos, representantes de los usuarios- no se presentaron o bien estaban en el Centro del Conocimiento, pero optaron por no subir a hacer uso de sus 3 minutos, porque otros ya habían expuesto los mismos argumentos.

Dirigentes barriales, un estudiante de la secundaria, universitarios, trabajadores, empleadas domésticas, amas de casa, desempleados, algún jubilado constituyeron la variopinta muestra de los “usuarios” del servicio de transporte urbano que, masivamente, rechazaron el aumento.

Hasta una empleada del staff del propio Florentín subió a pedir que el boleto no suba. “Soy empleada municipal sin relación de dependencia y gastó entre $1000 y $1200 al mes en colectivo”, señaló.

La cuestión es el porcentaje de aumento

Algunos, más conciliadores, dijeron con claridad: “no está mal que aumenten, pero háganlo en línea con la inflación, no un 100 por ciento o más, es una locura”.

Casi todos criticaron deficiencias en la calidad del servicio, apuntando a la irregularidad en las frecuencias, la falta de aire acondicionados en muchas unidades o al menos cortinas para hacerle un poco de frente al calor, o el mal funcionamiento de la Estación de Transferencia de Quaranta, que lentificó y complicó a mucha gente de barrios periféricos que van al centro. Había muchos vecinos de barrios como Cocomarola Oeste, Itaembé Miní, Garupá o Santa Elena, gente que pasa horas todos los días arriba de un colectivo.

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Una buena parte de los expositores le hablaron directamente a Zárate, sentado en la primera fila. “A vos, que te toca ligar los palos, porque te mandaron de las empresas” le decían, al abogado que aguantó estoico. Podría haberse levantado e irse, pero decidió poner la cara y quedarse hasta el final. Eso es para destacar.

“No mires el celular, mirame a la cara”, fue otro reclamo, repetido, cuando el representante de EUTA chequeaba algún mensaje en su celular. Por momentos, algunos se excedieron de la raya o abusaron de criticar al abogado, blanco fácil y que ya no podía defenderse. A ningún usuario se le ocurrió criticar a la Municipalidad, que al final del día, es la que decide cuánto aumenta el boleto.

Otros subían enfervorizados pero después se flojaban un poco y terminaban intercambiando alguna sonrisa cómplice para ablandar un poco la situación, que Zárate devolvió con cortesía.

Igual, quedó claro que los usuarios subieron al estrado enojados y no sólo con el incremento en el boleto, sino con muchas cosas más que trajeron a colación: el aumento que se viene de EMSA, la política económica del gobierno nacional, la modificación a las jubilaciones, la inflación, Macri y la lista sigue. Que los sueldos son bajos y no alcanzan, fue lo más escuchado en esos 3 minutos cronometrados en pantalla gigante que tuvo cada uno que subió a decir lo suyo.

Como dijo la usuaria Natalia Escribano, haciendo una síntesis de lo que se discutió hoy en el Centro del Conocimiento: “Sería el boleto más caro del país en la provincia con los sueldos más bajos” (Misiones es la tercera provincia con salarios medios más bajos, después de Tucumán y Santiago del Estero, según datos del Ministerio de Trabajo).

Quizás el principal problema de esta audiencia -para las empresas de transporte urbano- es que es la única posibilidad que tiene la gente de hacer un poco de catársis y sacarse tanta “mufa” acumulada de encima.

El abogado Facunda Zárate (traje) fue el gran protagonista de la Audiencia Pública y la única cara visible de las empresas. El enviado de EUTA tuvo el destacable gesto de quedarse hasta que habló el último orador, no contestar algunas provocaciones y dar la cara siempre. Lo malo: su explicación de la compleja ecuación polinómica que combina costos y subsidios para determinar el precio de la tarifa, fue algo confusa (hay que decir que ya de por si es un tema complejo).

 

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