Cómo reducir hasta un 75% el impacto de las enfermedades colorrectales

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La OMS es determinante en las cifras: el cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente en el mundo. Representa aproximadamente el 10% de todos los casos y es la segunda causa de muertes relacionadas con esta enfermedad en el mundo. En 2020 hubo más de 1,9 millones de casos y se produjeron más de 930 000 muertes. De aquí a 2040, la carga de este cáncer aumentará un 63% en relación a casos nuevos por año y un 73% en muertes por año.

Ante este panorama, la prevención es clave para detectar posibles casos a tiempo, pero, sobre todo, tomar conciencia de la necesidad de cambiar el estilo de vida de la sociedad. “Los factores de riesgo que se demostró que están en directa relación con el desarrollo de enfermedades colorrectales, más precisamente cáncer, son la dieta rica en carnes rojas y procesados y baja en fibras; la obesidad; el sedentarismo; el tabaquismo y consumo de alcohol; los antecedentes familiares (el 25% de los cánceres colorrectales tiene algún antecedente familiar) y algunas enfermedades inflamatorias intestinales como la colitis ulcerosa y en menor medida el Crohn”, detalla la profesional.

“Por eso, se hace tanto hincapié en mantener una dieta equilibrada, aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, granos enteros y limitar el consumo de carnes rojas, así como también realizar exámenes de detección temprana (screening) de cáncer colorrectal como la búsqueda de sangre oculta en materia fecal (SOMF) o la videocolonoscopía”, continúa la especialista. “Implementar estos cambios en el estilo de vida no solo puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer colorrectal, sino que también contribuirá a una mejor salud en general”.

Afortunadamente, en las últimas décadas, se desarrollaron varios avances en cirugía colorrectal que han mejorado los resultados para los pacientes. Algunos de estos incluyen:

  • Técnicas mínimamente invasivas: La cirugía laparoscópica y la cirugía robótica han permitido realizar procedimientos con incisiones más pequeñas, lo que reduce el dolor postoperatorio, acelera la recuperación y disminuye el tiempo de estancia hospitalaria.
  • Cirugía guiada por imágenes: El uso de imágenes en tiempo real, como la resonancia magnética y la tomografía computarizada, ha mejorado la planificación quirúrgica y la localización de tumores, lo que permite realizar resecciones más precisas. Esto adquiere especial importancia a la hora de planificar la mejor opción terapéutica en tumores de recto.
  • Mejor manejo del dolor: Se han implementado nuevos protocolos de manejo del dolor, incluyendo anestesia multimodal, que ayudan a reducir el uso de opioides y mejoran la recuperación postoperatoria.
  • Terapias neoadyuvantes: En el caso de cáncer de colon y recto, la quimioterapia y la radioterapia administradas antes de la cirugía han demostrado reducir el tamaño de los tumores y mejorar los resultados quirúrgicos.
  • Enfoques multidisciplinarios: En pacientes con cáncer colorrectal el trabajo en conjunto entre cirujanos, oncólogos, radiólogos, urólogos, ginecólogos y otros especialistas ha permitido una atención más integral y personalizada, lo que mejora la planificación del tratamiento y los resultados generales.
  • Innovaciones en suturas y dispositivos: La tecnología ha avanzado en el desarrollo de suturas absorbibles y dispositivos de cierre que minimizan las complicaciones y mejoran la cicatrización.
  • Recuperación rápida: Los protocolos de recuperación acelerada, que incluyen la movilización temprana y la optimización de la nutrición, han demostrado acortar el tiempo de recuperación y mejorar la experiencia del paciente.
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La rectoscopía rígida es un estudio que se realiza en el consultorio, sin anestesia, ni preparación colónica, que suplementa a la videocolonoscopía y es también de vital importancia para la evaluación de los últimos 20 cm de recto y canal anal. La realizan los proctólogos y sirve para evaluar la presencia de pólipos, úlceras o lesiones, tomar biopsias e incluso hacer tratamientos tópicos.

“Cuando nos referimos puntualmente a la colonoscopia podemos decir que tiene un impacto significativo en la detección temprana de enfermedades colorrectales, especialmente en cáncer colorrectal y de pólipos adenomatosos, que pueden convertirse en cáncer si no se tratan. Por su parte, la videocolonoscopía cumple con los requisitos para ser considerada una prueba de tamizaje (screening) eficaz para personas sin importar el sexo, a partir de los 45 años, o antes si hay antecedentes familiares que así lo requieran”, completa la doctora.

Este estudio permite:

  • Detección temprana: identificar lesiones precoces antes de que se desarrollen síntomas. Esto es crucial, ya que el cáncer colorrectal a menudo no presenta signos en sus etapas iniciales.
  • Prevención: durante el procedimiento, se pueden extirpar pólipos, mandarlos a estudiar y así reducir el riesgo de que se conviertan en cáncer.

La detección temprana del cáncer colorrectal y el tratamiento oportuno han demostrado ser efectivos en la reducción de la prevalencia de esta enfermedad y de su mortalidad. Es importante realizar una promoción y concientización de la importancia de su realización en la población.

EL FACTOR DE TRANSMISIÓN SEXUAL

Cipollone destaca asimismo la significancia de la actividad sexual que puede tener consecuencias en este tipo de afecciones. “Ante la presencia de picazón, dolor, sangrado o secreciones por la cola, manchas, verrugas o lesiones en el borde del ano, y el antecedente de un contacto sexual ya sea considerado de riesgo o no, es necesario que se consulte con proctología para descartar la presencia de alguna infección de transmisión sexual. Toda persona sexualmente activa pudo haber estado, o estuvo, en contacto con una de ellas en algún momento de su vida. Y por lo general suelen presentarse en más de una ocasión o en simultáneo. De ser el caso, es necesario hacer un buen interrogatorio, un correcto examen físico e incluso, testear a las parejas sexuales”.

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Es fundamental descartar la presencia de HPV, clamidia, gonococo, sífilis, herpes, citomegalovirus, entre otras. “Mediante una simple consulta con un proctólogo, se puede orientar al paciente y pedir los estudios que considere necesarios para llegar al diagnóstico, como ser un PAP anal, una anoscopía o una rectoscopía. Y es muy importante el tratamiento oportuno de estas infecciones para no propagar el contagio, para eliminar la presencia del microorganismo del cuerpo y evitar complicaciones a largo plazo que pueden ir desde lesiones de mayor tamaño, enfermedad sistémica o incluso en algunas de ellas, cáncer anal”, completa la experta.

En el consultorio de proctología – además de la consulta en donde se realiza un adecuado interrogatorio al paciente sobre los síntomas, tiempos de evolución, antecedentes y hábitos, con el posterior examen físico completo – se realizan también prácticas. Estas prácticas incluyen anoscopías, rectoscopias rígidas, toma de biopsias, toma de PAP anal, topicaciones de lesiones verrugosas, drenajes de abscesos, micro y macroligaduras de hemorroides internas.

Con el asesoramiento de la Dra. Sofia Cipollone (MN 144093),

especialista en cirugía y coloproctología de DIM CENTROS DE SALUD

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