Educación financiera para niños: diferencia entre quiero y necesito
Está en las manos de los adultos dirigir, guiar, mentorear a las próximas generaciones. Pregonar con el ejemplo, es la mejor forma de enseñar. Los niños copian a sus padres.
Se plantea aquí entonces, la necesidad de educación financiera en la niñez, la inclusión en los planes de estudio de todos los niveles del ciclo educativo, o como tarea para los padres, hacia sus hijos, entender en conceptos básicos el manejo de las finanzas personales, con propósito, sueños, metas.
Uno de los conceptos que hay que enseñar a un niño es la diferencia entre quiero y necesito. El niño deben saber que nunca alcanzan los recursos para tener todo lo que se desea, por lo que es muy importante emplear el dinero que se tiene de la mejor manera posible. Se recomienda explicar que, si se tiene una casa, comida suficiente, posibilidades de estudio, de diversiones y acceso a doctores y medicamentos, y esto es tener una buena calidad de vida. Este bienestar es responsabilidad de los padres, y a su vez un derecho de los niños. Pero hay que entender también que cada uno tiene responsabilidades como estudiar, ayudar en la casa, cuidar sus pertenencias, etc.
Al cumplir los 10 años, el niño ya debe entender la diferencia entre una necesidad y un deseo y cómo el ahorrar le permitirá comprar algo mejor a mediano plazo. Debe ser capaz de identificar al menos una organización altruista y de identificar los bienes comunes de familia, como la casa.
Para gastos inmediatos se destinará un 60% del dinero, el 30% para metas de mediano o largo plazo, como comprar un juguete costoso o un regalo y 10% para causas altruistas
Dan Kadlec aconseja enseñar a los niños que el dinero no es un regalo, por lo que sugiere a los padres encomendarles una tarea extra a sus obligaciones y pagarla económicamente, para que comprendan que es mediante el trabajo que se obtienen recursos económicos. Sugiere que por estas tareas extras se entregue una cantidad de dinero semanal a los niños, algo representativo.
Este dinero se debe dividir en partes y colocarlo en un lugar que el niño pueda ver, como alcancías, frascos. Para gastos inmediatos se destinará un 60% del dinero, el 30% para metas de mediano o largo plazo, como comprar un juguete costoso o un regalo y 10% para causas altruistas.
De esta forma el niño comprenderá, mediante práctica, la importancia del ahorro, pero también entenderá que el dinero también sirve para ayudar. Además, aprenderá a tomar mejor decisiones y a tener límites sobre cómo gastar, pues establecerá su primer presupuesto.
Escribe, Perla Dieminger, contadora, magíster en gestión pública.