El otro Luis Pastori
“Supongo que estoy grande, un proceso de madurez”, define Luis Pastori, el renovador. Y no es un error ni un juego de palabras. Si es un llamativo hecho político. Se llama igual que su padre, nombre emblemático del radicalismo y una de los más acérrimos defensores de las políticas económicas de la alianza Cambiemos. Pero a los 43 años, recién cumplidos, el hijo decidió cambiar de rumbo. Dar un salto hacia el otro lado.
Contador como su padre, Pastori hijo explica el proceso. “Necesitaba cosas y fui viendo indicadores que no coincidían con lo se decía. Fui seducido y estoy convencido del rumbo”, detalla.
Obviamente, la ruptura con el partido también significa una ruptura con el legado. Pero en la familia se cortó por lo sano: “Vos sos vos, yo soy yo”, le dijo su padre. Eso sí, desde que anunció su decisión, en los asados no se habla de política local. Difícil en una familia política.
De todos modos, no fue de un día para el otro. El click fue una lamentable urgencia con una de sus hijas. Rápido recurrió a sanatorios privados, donde se encontró con la carencia de guardias pediátricas. En cambio, en el hospital Pediátrico le abrieron las puertas y la atención fue de primera. “La salud está bien. Contrario a la percepción que tenía. En Misiones las cosas no están todo mal. Seguro que hay cosas que corregir, pero hay cambios positivos, hay empleo. Hay una visión estratégica de la economía del conocimiento, que significa ingresos, trabajo, empleo. No veo que otra provincia tenga esa visión de futuro. Acá se puede caminar tranquilo”, enumera sobre sus razones para abandonar el radicalismo, que se embandera con un discurso negativo.
Pastori creció en una cuna radical. A los tres años se subía a un Dodge 1.500 para hacer campaña por la intendencia de su padre en Montecarlo. “Siempre con papá. Hice toda la carrera. Blanquear paredes, pegar pasacalles, afiches, el centro de estudiantes con Franja Morada en 2001, cuando repudiamos a Ricardo López Murphy por el ajuste en las universidades”, recuerda. Sin embargo, no se sentía contenido en un partido donde los apellidos ilustres pesan.
La decisión de renunciar al radicalismo cuenta con el respaldo de su esposa, también vinculada a otra familia con nombre propio en la política. “Pensamos que con nuestros padres cerca del retiro, íbamos a tener un tiempo de descanso, pero la llama de la política está”.
Pastori destaca otro elemento que lo convenció. “La gestión de Gobierno está viva, es dinámica, se hacen cosas. No están en la interna. Se define un rumbo y todos empujan para el mismo lado”, asegura.
Aclara que la decisión de sumarse a la Renovación no tiene que ver con candidaturas, pero que sí está dispuesto a ayudar desde cualquier lugar. “Formar parte de algo”.
¿Qué opinás de Cambiemos?
Cambiemos empezó como algo nuevo, con la promesa de gerenciar mejor, pero no fue así. Hoy adoptó las mañas de la vieja política, con internas que no le importan a nadie, que no le aportan nada a la sociedad, que está haciendo malabares para que el sueldo le alcance hasta fin de mes. Las internas feroces no ayudan en nada. Hoy en Misiones no hay trabajo político, solo disputas eternas que sacan ganas y energías.
En cambio, en la Renovación, se ve que se hacen cosas y todos empujan. Ese es el nuevo tiempo. Gestionar, llegar a los que necesitan. Ese es el camino correcto.
¿Y cuál es tu mirada sobre el Frente de Todos?
Tendrá una elección difícil, salvo que a Massa le vaya bien. Creo que está bien posicionado Horacio Rodriguez Larreta, que tiene experiencia en la ciudad de Buenos Aires. No hay que descartar a Facundo Manes, un buen cuadro. Tiene un diferencial positivo para salir de la grieta que hace mucho mal a la gente. Mucho daño. Necesitamos un tiempo de paz. La grieta no va más. Tenemos diputados que en nombre de la grieta no votan un presupuesto aunque eso perjudique a su provincia, a sus propios votantes. Necesitamos visión de futuro y eso veo en la Renovación.