El plan Maizar “es el modelo” para Misiones, según Agricultura de la Nación
Fue presentado como un un debate sobre la producción del maíz en Misiones, pero extrañamente, solo se escucharon las bondades de expandir las fronteras productivas, pese a los límites y restricciones ambientales. Ninguno de los expositores mencionó la palabra Maizar durante la hora y media de disertaciones. Por el contrario, se hizo foco en la “necesidad” que tiene la provincia de aumentar la producción de granos y se eludió el pacto entre Nación y Maizar, que tiene entre sus socios a Cargill, y Monsanto, presentando únicamente las bondades de ampliar la frontera del transgénico, con algunas críticas al modo, pero no al fondo, por parte del Inta Misiones.
Cuando Economis preguntó si había estudio de impacto ambiental, quien iba a vender las semillas y si se tenía cuantificado el glifosato necesario para maximizar el uso de las 250 mil hectáreas proyectadas en el pacto con Maizar para la producción en Misiones, hubo nervios y evasivas. “No me conocés enojado”, arremetió Carlos Lanari el presidente de la Sociedad Rural de Misiones, entusiasta defensor del proyecto, pese a que antes había admitido que en Misiones el suelo se “destruye más rápido” que en otros puntos del país. “Seguir o no seguir no es decisión del Gobierno, sino privada. Tenemos que saltar de nivel productivo”, insistió.
“En Corrientes estamos desesperados porque arranque el plan Maizar y vamos a plantar todas las hectáreas que sean necesarias”, aclaró Daniel Filigoi, plantador sojero en representación de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa. Antes había advertido que en Corrientes lograron domar a “los fundamentalistas del medioambiente” y sostuvo que “no nos vamos a rendir ante prejuicios infundados” sobre el uso de agroquímicos porque “nadie es dueño del ambiente ni del territorio”.
Walter Kunz, promotor del acuerdo con Maizar no respondió sobre el estudio de impacto ambiental ni los litros de glifosato necesarios para aumentar la productividad de 250 mil hectáreas. Relativizó las metas del acuerdo y juró que los productores serán quienes elijan las semillas -algo que no está específico en el acuerdo sellado con la Nación-. Pero al mismo tiempo, advirtió que “es el modelo para Misiones”, según la óptica del gobierno que lidera Mauricio Macri.
El Círculo de Periodistas Agropecuarios “Thay Morgenstern” convocó al debate y los organizadores aseguran que fallaron a la cita los que están en contra del uso de transgénicos.
Lanari fue el responsable de abrir el panel, manifestando que hablará desde su rol como productor y no como directivo de la Sociedad Rural. Lanari expuso sobre las buenas prácticas agrícolas que debe tener el productor que desee cultivar maíz y las consideraciones que se debe tener para con el productor. “El agricultor es un empresario que apuesta el 20% de su capital neto, que es el equivalente a un departamento céntrico, cuando toma una decisión sobre lo que sembrará en su propiedad”.
Por otra parte, analizó la cantidad de maíz destinado al engorde de ganado y la cantidad que se necesitaría producir para dejar de importar de otras partes del país, siendo una de las tantas utilidades que se le da al producto.
Por su parte, Filigoi señaló que muchas veces la oportunidad de desarrollo, a través de la producción, se ve limitada por decisiones políticas que impiden a ciertas regiones avanzar. Contó su experiencia como productor el arroz, en Corrientes, donde sufrieron resistencia de la sociedad por el impacto ambiental, algo que sucede en la región con el uso de agroquímicos para el cultivo de maíz. En ese sentido señaló la importancia del cuidado del suelo y el ecosistema:“Yo tengo mis hijos, mis nietos, no voy a querer destruir el lugar donde ellos van a vivir, si quiero que mi empresa perdure”, señaló.
Octavio Ingaramo, director del INTA Misiones, fue el único que marcó alguna disidencia, aunque coincidió con la idea de ampliar la producción, siempre y cuando sea en zonas ya productivas, para no afectar el medioambiente y las zonas de monte.
“Hay muchas opciones y posibilidades, puede ser como un cultivo tradicional o cultivo servicio, que sería para preservar el suelo. A Misiones le falta maíz e importa el 60, 65 por ciento de lo que necesita. Debemos arrancar primero por mejorar la competitividad, antes que pensar en superficies y pensar en cultivos de rotación, como la soja, que es la mejor pareja del maíz. Podemos hacer cebada y aprovechar que se hace cerveza artesanal”, enumeró.
El último disertante fue Walter Kunz, quien detalló sobre los trabajos que viene realizando bajo su dirección, junto a productores. “Apuntamos a productores pequeños o de escalas menores, que necesitan acompañamiento del Estado y las instituciones, para que su trabajo sea rentable; hay varios que deciden resignar unas hectáreas de pino, para probar con el maíz, porque la forestación le produce pérdidas”, señaló.
Acuerdo con Maizar
El titular de la Dirección Nacional de Programas y Proyectos para la Agricultura Familiar de la Nación, defendió a Maizar como “una organización sin fines de lucro que se comprometió a acompañarnos a probar distintas muestras y ver cual es la más conveniente para la región”.
Además sostuvo lo anunciado semanas atrás, sobre las extensiones de tierra destinadas al cultivo, afirmando que se plantará la cantidad de hectáreas que el productor decida y tenga a disposición, como así también generar la demanda de opciones de venta, para que pueda vender sus semillas a un precio acorde al mercado ya que actualmente se comercializa muy por debajo del precio correspondiente.
“Cuando se planteó cultivar alrededor de 250 mil hectáreas, lo hicimos pensando en los matorrales registrados que tenemos en la provincia y que están haciendo desaprovechadas”, se justificó Kunz.
“Pero es algo para ir trabajando, tenemos un muestra de once parcelas que ahora recién estará dando resultados concretos; mientras tanto no hablamos de exportación y menos de tipo de granos”.
Curiosamente, Kunz admitió que el modelo brasileño que pretende imitar según el diseño del plan Maizar, implicó “mucho daño” al medioambiente, pero aseguró que “han encontrado la solución”.
También reconoció que la expansión del maíz en el sur brasileño no logró frenar la migración de los productores a las ciudades, aunque la “ralentizó”.