El sector maderero tuvo una retracción del 25 por ciento en 2016 y ahora debe competir con las casas chinas

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A través de un informe la industria de la madera reconoce una caída de ventas del 25 por ciento en el 2016 y se muestran alertas por el ingreso de 14 mil casas chinas. Apuestan a mejorar la competitividad para ganar mercados y sostener los puestos de trabajo.

La Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial generaron un informe para reflejar la coyuntura del sector. El Observatorio de la Madera y el Mueble (OIMyM) trabajó durante meses en un informe sobre la actualidad del sector, un primer relevamiento estructural de la situación en la que se encuentra el sector.

Mediante una encuesta realizada entre 481empresarios con establecimientos en 19 provincias, el Observatorio logró una “foto” que permite evaluar las fortalezas y debilidades de la industria y así mejorar la competitividad.

Como primer resultado de ese informe, puede verse una retracción del nivel de producción de la cadena de valor foresto industrial de un 10,6% y una caída en las ventas de un 25% en 2016.

Además, desde FAIMA se presentó ante el gobierno su posición sobre la importación de casas chinas y el uso de madera en la construcción. En las últimas semanas han tenido una agenda activa con autoridades de gobierno tanto ejecutivas como legislativas, transmitiendo su honda preocupación por los alcances e implicancias de los acuerdos con el gigante asiático y, a la vez, acercando su propuesta y visión sobre uso de madera en la construcción y el potencial que esta tiene para dar solución a los desafíos en materia de déficit habitacionales y de infraestructura que hoy enfrenta Argentina.

Los representantes de la cadena de valor foresto industrial buscan la posibilidad de que se celebren acuerdos que garanticen el desarrollo de una oferta regional que dinamice al sector y permita así estimular el desarrollo de las economías regionales.

A continuación, se listan las acciones desarrolladas y la agenda de trabajo con sector público. Mesa Plan Belgrano productivo. Durante el mes de abril, FAIMA y algunas de sus cámaras (APICOFOM, CADAMDA y AMAYADAP) fueron convocadas por las autoridades del Plan Belgrano Productivo a una mesa de trabajo interdisciplinaria donde se discuten las posibilidades de aumentar la construcción con madera.

En el marco de este espacio de trabajo nos fue confirmado que se incorporarán 14.000 viviendas chinas destinadas a planes de vivienda y que la intención del sector público es la de poder sumar las opciones de construcción con madera. A este efecto, el sector privado se ha comprometido a presentar la potencialidad de la oferta de viviendas de madera con la que hoy cuenta la industria argentina en este mercado y los distintos agentes de gobierno están evaluando aspectos normativos, de financiamiento y logísticos.

Desde Faima afirman que la cadena de valor foresto industrial de nuestro país tiene la capacidad de ofrecer soluciones competitivamente económicas, eficientes, sustentables y de calidad a los desafíos que Argentina enfrenta en materia de déficits habitacionales y de infraestructura.

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En adición a esto, el uso de madera en la construcción asegura dos ventajas estratégicas alineadas al desarrollo económico. En primer lugar, es un vector clave para favorecer el desarrollo de economías regionales postergadas, creando empleo y valor agregado en las regiones y para las regiones. En segundo término, es una opción sustentable, sostenible y de menor consumo energético.

Ante oportunidades de demanda previsible, el sector cuenta con proveedores capaces de brindar soluciones y un potencial de desarrollo de negocios muy rico a nivel regional a través de encadenamientos dentro de la cadena de valor. La gran ventaja de los oferentes chinos es que, a través el apoyo del estado chino para la internacionalización de sus empresas, pueden brindar financiamiento en plazos y tasas que, bajo las condiciones actuales, ningún proveedor local puede afrontar financieramente.

En este sentido, es necesaria la instrumentación de medidas que contemplen facilidades para la participación de PyMEs locales en planes de obra pública, ya sea en aspectos financieros como de cupos para favorecer el desarrollo de proveedores locales.

Pedro Reyna, Secretario General de la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (Faima) advierte que el principal desafío que enfrenta el sector es la caída de ventas como consecuencia de la contracción de la demanda. “Ante caídas marginales del salario real o de la rentabilidad empresarial, las decisiones sobre amoblamientos, decoración o instalación de nuevo mobiliario son de las primeras en provocar comportamientos precautorios en los consumidores”, explica.

Para Reyna, las importaciones tienen un impacto que aún no termina de cristalizarse ya que se han observado aumentos de stocks importados conjugados con caídas de ventas. “No puede hablarse de una situación crítica, pero sí de una situación para ocuparse. Es fundamental la recuperación de la demanda”, consideró.

El sector de la producción de madera y muebles está compuesto por 8.441 unidades productivas, de las cuales el 98,9% son pequeñas y medianas empresas.

El valor bruto de producción de la cadena de valor en 2016 fue de USD13.016 MM y su participación en el valor agregado industrial fue del 7,4%. La cadena de valor foresto industrial emplea de manera formal a 90.747 personas, lo que explica un 7,3% del empleo industrial argentino. Sumando servicios conexos deben considerarse otros 90.837 puestos de trabajo formales indirectos; es decir, un total de 181.584 empleos formales vinculados a la cadena de valor. En este cálculo no solo consideramos la producción de muebles, sino a toda la cadena.

La mano de obra intensiva que emplea el sector equivale a un 35% del costo total de los muebles. A pesar de la situación que describe el informe, Leandro Mora Alfonsín, Director Ejecutivo de FAIMA, afirma que los industriales “muestran rigidez a despedir operarios, puesto que son profesionales con alta calificación en su oficio, lo cual implica que las PyMEs madereras sostienen empleo aun en contextos de baja rentabilidad.

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El 71% de las empresas asociadas a la Red FAIMA no piensa hacer cambios en su dotación de personal en 2017, a pesar de la caída de las ventas, baja de la producción y aumento de costos. Alfonsín explica que la Federación todavía evalúa el impacto de los aumentos de tarifas en la ecuación de costos de las Pymes, con el fin arribar a un número preciso.

Según explica, el sector no es proclive a que se aprecie el tipo de cambio para mejorar su competitividad. “Pasó en el 2014, pasó en el 2016 y pasaría ahora si el dólar saltase de un día para el otro a $21, por poner un ejemplo. Entonces, el problema no es una cuestión cambiaria. Lo que necesita la Argentina es fortalecer canales para estimular la demanda”, analiza.

Los directivos de la Faima confían en el “muy buen dialogo” que tienen con el Ministerio de la Producción, la Secretaria de Industria y la de Comercio: “Se llevan adelante reuniones con todas las áreas del gobierno, con el objetivo de conseguir mejoras concretas para las pymes, que contribuyan a abrir canales de financiamiento a tasas razonables; a bajar una estructura de costos que hoy es muy alta, esto pasa con el precio del flete, con la energía, con la carga impositiva. Son todos factores que merman la competitividad e influyen en la toma de decisiones de las pymes a la hora de hacer inversiones en tecnología para mejorar la producción y calidad de los productos” afirma Pedro Reyna.

Frente a la situación, los productores trabajan en un plan de mejora de la competitividad y de desarrollo de las actividades clave de la cadena de valor. “Tenemos el potencial para ocupar posiciones de liderazgo internacional y, a la vez, brindar soluciones a problemas estructurales de la Argentina que comparte tanto con el Ministerio de Producción, como con otras dependencias del poder ejecutivo” se entusiasma el Secretario General de Faima.

La Federación y el Estado trabajan de manera conjunta en el impulso del uso de madera en la construcción, la generación de energía a través de residuos de madera y la incorporación de diseño (y otros intangibles) en las producciones de mayor agregado de valor, como el Proyecto Deseo.

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