“El sistema agroforestal en yerba mate es una oportunidad para enfrentar el cambio climático”
“El sistema agroforestal en yerba mate es una oportunidad para enfrentar el cambio climático”
Mariana Villagra, integrante del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), y del Instituto de Biología Subtropical y de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), destacó a este tipo de manejo como “agricultura inteligente”.
Con el sistema agroforestal “se amortiguan las temperaturas extremas, tanto las temperaturas altas como las bajas”, señaló, y vinculado a la reciente sequía, ponderó que la planta de yerba mate asociada a otros árboles “trabaja con un margen de seguridad hídrico mayor que las del monocultivo”, y en consecuencia, está menos propensa a daños y a mortalidad.
Villagra, junto a Débora di Francescantonio, Patricia Fernández, Fernando Foletto y Micaela Buteler, es responsable de la investigación “Los sistemas agroforestales protegen al cultivo de yerba mate de condiciones ambientales extremas sin modificar los metabolitos secundarios”, socializada en la 2° Jornada de Divulgación Científica “Producción de Yerba Mate”, en marzo pasado, en la Facultad de Ciencias Forestales, en Eldorado, organizada por el Instituto Nacional de la Yerba Mate, la UNaM, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y el Ministerio del Agro y la Producción de Misiones.
Dialogamos con la investigadora sobre las conclusiones de dicho estudio:
– ¿Qué es un sistema agroforestal?
Un sistema agroforestal es una forma de producción en la que se utilizan especies leñosas, en general árboles, en asociación con otro cultivo agrícola o con animales, con el fin de diversificar la producción, aumentar el contenido de materia orgánica en el suelo y el reciclado de nutrientes, mejorar las condiciones microclimáticas y por lo tanto las condiciones de vida de las personas que trabajan en el cultivo o de los animales en sistemas silvopastoriles, entre otros beneficios. En el caso del cultivo agroforestal de la yerba mate, la asociación se realiza generalmente con árboles maderables, árboles de sombra, o también frutales.
– ¿Qué indica la investigación que realizó sobre sistemas agroforestales en yerba mate? ¿Cuál es el comportamiento de la planta de yerba mate? ¿Se modifica en algo su estructura?
En el ensayo en el que estuvimos trabajando nosotros, el yerbal tiene unos 10 años actualmente y los árboles de sombra en verano disminuyen la llegada de luz a la yerba en un 30-50% según la especie asociada con respecto al monocultivo. Estas diferencias entre manejos generan algunos cambios morfológicos y fisiológicos en las plantas de yerba, por ejemplo, en la relación del tamaño de la hoja con respecto a su peso, en el sistema agroforestal las hojas pueden llegar a ser más “livianas” que las de las hojas de las plantas del monocultivo y aunque esto puede generar cierta aversión por este manejo en los productores, no es determinante del rendimiento.
Los datos de cosecha del INTA en el mismo ensayo coinciden en que la producción es similar entre manejos.
Nosotros encontramos que las plantas en el sistema agroforestal son más eficientes para transportar agua y a la vez son más resistentes a perder su capacidad de transportar agua durante una sequía. Las plantas de yerba en el sistema agroforestal trabajan con un margen de seguridad hídrico mayor que las del monocultivo. En consecuencia, vemos reflejada esta información en el daño y la mortalidad de plantas de yerba en uno u otro manejo durante la sequía actual.
La planta de yerba en el monocultivo se comporta como una especie “derrochadora”, o sea una planta que prioriza la fotosíntesis por sobre la pérdida de agua, en cambio las plantas de yerba del sistema agroforestal son más “conservadoras”, tienen mayor control del cierre de sus estomas, lo cual puede resultar a largo plazo en una reducción del rendimiento, pero efectivamente limitan la pérdida de agua.
También hemos trabajado con el impacto de la herbivoría sobre las plantas de yerba en el monocultivo y en el sistema agroforestal y no encontramos diferencias en el ataque de herbívoros en general, ni de rulo en particular. Tampoco encontramos diferencias en la producción de metabolitos secundarios, por lo que la calidad de la yerba no se ve comprometida.
– ¿El sistema agroforestal protege al cultivo de yerba mate de las condiciones extremas del clima? ¿De qué manera?
En el sistema agroforestal se amortiguan las temperaturas extremas, tanto las temperaturas altas como las bajas. Las plantas de yerba son sensibles a la helada y en el monocultivo registramos temperaturas mínimas bajo cero dos o tres grados menores que en el sistema agroforestal. Esa diferencia puede ser muy importante para evitar el daño foliar por temperaturas congelantes.
Por otro lado, no sabemos si hay más o menos disponibilidad de agua para las plantas de yerba y si compiten o no con los árboles asociados porque es algo muy dependiente de las especies involucradas y de las edades de las plantas, entre otras cosas. Aún falta mucha información sobre este tema. Pero en vista de los cambios morfológicos que hemos registrado y del impacto de esta sequía, las plantas en el sistema agroforestal la pasan mejor.
– ¿Cómo se enmarca ese sistema en el momento que a nivel planetario estamos viviendo, con condiciones extremas de clima, con sequías, olas de calor, lluvias torrenciales, vientos huracanados… Dicho de otro modo: ¿se impone el sistema agroforestal frente a estas situaciones? ¿Es viable?
Los sistemas agroforestales se están imponiendo en muchos cultivos tropicales y subtropicales, no solo por una cuestión de diversificación y de conservación de la biodiversidad sino también como un manejo de “agricultura inteligente”.
Más aún en especies de cultivo como la yerba que son tolerantes a la sombra, aún cuando tradicionalmente se ha tendido a mejorar el cultivo para un manejo a pleno sol.
El impacto del cambio climático es difícil de predecir, pero es esperable que la frecuencia de las sequías aumente, además de las temperaturas, por eso los sistemas agroforestales son una oportunidad, desde el punto de vista biológico al menos, de enfrentar todos estos cambios.