El uso excesivo de celulares reduce la calidad del sueño en adolescentes

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Por Astrid Rivera. El uso excesivo de celulares afecta la calidad del sueño en adolescentes mexicanos, ya que en promedio duermen 6 horas, tiempo debajo de lo recomendado por especialistas.[1] Aunado al abuso de estos dispositivos, estudiar en el turno matutino y bajos niveles de educación del padre fueron otros factores que se asociaron a la disminución de la calidad del sueño.

La investigación examinó la prevalencia y la asociación del uso problemático de internet y de teléfonos inteligentes con la calidad del sueño en una muestra no probabilística de 190 estudiantes de bachillerato de la Ciudad de México, cuya edad promedio fue de 17 años. Se utilizaron los cuestionarios de experiencias relacionadas con Internet (IREQ), el de experiencias relacionadas con el móvil (MREQ) y el Índice de calidad del sueño de Pittsburgh (PSQI).

Los resultados del estudio transversal revelaron que 84 % de los adolescentes entrevistados reportó mala calidad del sueño, 66 % tuvo problemas ocasionales o frecuentes con el uso de internet y 68 % presentó problemas frecuentes con el uso de teléfonos inteligentes.

Entre los participantes del estudio el promedio de horas por día dedicadas a las redes sociales fue de 4,6 horas, mientras que el promedio de horas por día dedicadas al teléfono inteligente fue de 6,4. El uso más común de este dispositivo se dio en las redes sociales (incluida la visita a sitios de entretenimiento) en 74 % de los participantes. La edad promedio en que los estudiantes comenzaron a usar un smartphone fue de once años.

“La muestra de adolescentes entrevistados dormía un promedio de 6 horas, lo que representa un tiempo menor al recomendado por el Panel Internacional de Expertos en Sueño (que sugiere dormir durante esta etapa entre 8 y 10 horas). Ochenta y cuatro por ciento de los entrevistados presentó mala calidad del sueño, no solo por la corta duración, sino por la disfunción diurna asociada a este déficit, como cansancio, somnolencia y dificultades de la atención y la concentración”, indicó Silvia Aracely Tafoya Ramos, Ph. D., investigadora del Departamento de Psquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coautora del estudio.

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