En la búsqueda de un trabajo digno

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Cuando una empresa saca un aviso en un medio informativo requiriendo personal para un determinado trabajo, las largas colas de candidatos que se forman desde la noche anterior frente al establecimiento del aviso, nos da la pauta de que por sobre cualquier otra actividad- seguridad, alimentación, salud- es prioritario el encontrar un trabajo digno, pues el mismo engloba la posibilidad de acceder a los demás requerimientos y por sobre todas las cosas, dignifica a la persona humana.

Alberto Fernández reconoció este requerimiento y puso a sus asesores a trabajar de inmediato sobre el tema en un contexto muy difícil por la perniciosa herencia dejada por el macrismo. Tiene este desafío de mejorar la economía sin crédito y ayuda externa y con importantes vencimientos en el corto plazo y con la imposibilidad de acceder a créditos del FMI, entidad de la que somos el mayor deudor del mundo.

La economía argentina está prácticamente estancada desde 2011. . Durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se registró un magro crecimiento de 1,5% (practicamente nulo si se mide en términos por habitante), pero durante la gestión de Mauricio Macri se derrumbó 5%- y más per cápita.

La inflación es un problema de vieja data en el país. Durante el anterior gobierno kirchnerista acumuló 182, pero este porcentaje, de por sí elevado, no parece tan grave cuando se compara con el cerca del 300%, con que terminará la gestión del macrismo. Quienes más sufrieron este proceso fueron los asalariados. En contraste con la suba del 6% que creció el salario durante la administración de Cristina , Macri termina su mandato Recortando 18% del poder adquisitivo, hecho que explica en parte la victoria del Frente de Todos y la expectativa que tienen vastos sectores a que “las cosas van a mejorar con Alberto”.

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Existe coincidencia en cuanto a que el dato de pobreza es más grave. Cambiemos inició su gestión con una elevada tasa del 32%, aunque en perspectiva parece difícil de superar, en la actualidad, cerca del 40% de la población es pobre, según las últimas estimaciones privadas. Pero a los problemas que venían de arrastre, el macrismo le agregó la deuda pública con privados. Si bien deben descontarse los pasivos que se arrastraban cunado se hizo cargo el actual gobierno, las propias cifras oficiales muestran que la deuda pública creció entre 2015 y la actualidad, en 75.000 millones de dólares.

Por la escasez de reservas internacionales, la falta de acceso a los mercados financieros y los elevados servicios que se concentran a corto plazo, el problema de la deuda será “el primer camión” (según dijo el economista Guillermo Nielsen) que se le vendrá encima al próximo gobierno. Para tener una idea, solo en el primer semestre del año próximo vencen servicios de capital e intereses en moneda dura más de 15.000 millones de dólares- una cifra superior a las reservas líquidas actuales del Banco Central.

El presidente Fernández tendrá que compatibilizar y hacer frente a estos compromisos con la elevada deuda social que también arrastra la Argentina. En la actualidad más de 19 millones de personas viven del Estado, según cálculos del economista Roberto Cachanoski. Las mayores cargas corresponden a los más de 3 millones de jubilados a los que hay que agregar otros 3,7 millones que ingresaron por la moratoria previsional, y los 4 millones de asignaciones universales por hijo.

Desde esta perspectiva el desafío de la próxima administración será tender a un gasto público más eficiente y equitativo. Al respecto el gobierno de Alberto apuesta a otorgar un aumento a los que perciben el salario y las jubilaciones mínimas y ayudar financieramente a las empresas pymes a través de mecanismos como desgravaciones impositivas o postergación de pagos, con la intención de revertir la situación.

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“Ese dinero se volcará al mercado interno volviendo a prender los motores” se entusiasman en el entorno del equipo de Alberto Fernández. Apuestan a que como la capacidad ociosa ronda el 50%, con un poco de demanda, “los motores volverán a funcionar”.

Las pymes necesitarán “nafta” para sus máquinas y ese combustible surgirá de créditos para capital de trabajo a tasas accesibles. La prioridad será el Plan Contra el hambre, programa que estará a cargo de Daniel Arroyo secundado por Victoria Tolosa Paz en el área social. Este programa para Alberto Fernández es una política de Estado.

Hay problemas graves y es la hora de que todos los habitantes de Argentina hagamos un sacrificio para superar esta grieta que nos carcome. ¡La opción es el precipicio!.

Miguel Schmalko, asesor y ex presidente de FEBAP y CACEXMI (Federación Económica Brasil, Argentina, Paraguay y Cámara de Comercio Exterior de Misiones)

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