Encontrar en la facultad una pasión
Luego de graduarse como ingeniera en alimentos, Mayra Rolim ganó una beca que le permitió especializarse en Río de Janeiro.
Mayra Rolim es Ingeniera en Alimentos, graduada de la Facultad de Ciencias Exactas Químicas y Naturales (FCEQyN). A poco de haber obtenido su título en 2014, accedió a la beca nacional Bec.ar que la llevó especializarse a Río de Janeiro, Brasil.
Una verdadera apasionada por esta profesión que destacó: “aunque a veces hay que atravesar muchos obstáculos, hacer lo que te gusta lo hace todo más sencillo. Y sin dudas, trabajar con esfuerzo, ser respetuoso y agradecido, allana el camino. Deseo que todos puedan descubrir, elegir y trabajar de lo que les apasiona”.
Elegir la carrera
Mayra conoció la carrera Ingeniería en Alimentos (creada en 2003) mediante una visita de estudiantes avanzados de la FCEQyN a su escuela secundaria en Posadas. Ese mismo año participó del curso de ingreso para poder ingresar.
“Recuerdo que en la fiesta de recepción de la secundaria, mientras mis compañeros del colegio planeaban el “after” en la pile, mi papá me pasó a buscar tipo cuatro de la mañana para que descansara un rato. Ese día rendía Estrategias de aprendizaje, del curso de ingreso a la facultad”, relató. Además, destacó la gran oportunidad que significó haber accedido a la universidad.
¿Cómo fue tu trayecto en la carrera?
Los primeros años fueron difíciles, me atrasé mucho y no lograba comprender cómo funcionaba la facultad: los horarios de clase, las horas de estudio, los parciales, parcialitos, promociones, regularidades, los aplazos, las correlativas… todos conceptos que no llegaba a comprender en su totalidad.
Con el tiempo me fui organizando e hice un plan de cómo iba a avanzar en mi carrera y así fui rindiendo las materias. A medida que pasaban los años y gracias al acompañamiento de mis padres, excelentes profesores y de mis compañeros de estudio, logré avanzar y disfrutar del proceso.
Esto me permitió hacerme un tiempo para todo, no solamente para participar de proyectos de investigación, cursos y congresos, sino también a celebrar el conocimiento y las experiencias que nos permiten vivir la etapa universitaria.
¿Cómo siguió tu vida después de la graduación?
Desde que me gradué tuve la suerte y la bendición de participar de diferentes experiencias, conocer actividades, personas e instituciones hasta encontrar lo que me apasiona.
Apenas me recibí continué trabajando unos meses en la FCEQyN junto a un equipo de investigación formidable liderado por los ingenieros Andrés Linares (ex decano de la FCEQyN) y Marcela Brousse (actual Secretaria de Extensión y Vinculación Tecnológica de la FCEQyN), que me permitió adquirir conocimiento, herramientas y me enseñó que el trabajo en equipo es fundamental para el éxito.
Gracias a nuestro trabajo de investigación “Pastas a partir de puré deshidratado de mandioca” participé en mi primer Congreso de Ingeniería en Alimentos, en donde expuse y compartí los resultados obtenidos en nuestra investigación.
Mientras me dedicaba al proyecto, colaboraba algunas horas en el Parque Tecnológico Misiones y participaba de capacitaciones para manipuladores de alimentos. Y siempre con la idea en la cabeza de viajar a estudiar o aplicar a algún puesto de trabajo en Brasil.
Una beca nacional te llevó a Brasil ¿cómo fue esa experiencia?
Mi papá es brasilero y siempre me inculcó la cultura y el idioma. Pude tramitar mi pasaporte y me preparé para rendir el examen Celpebras. Me enteré de la convocatoria Bec.ar para realizar una especialización en Río de Janeiro.
La beca era parte del programa nacional Bec.ar de formación en el exterior de profesionales argentinos en áreas de ciencia, tecnología e innovación productiva de relevancia estratégica para el desarrollo sustentable del país.
Se seleccionarían 30 argentinos, por cuatro meses, 100% bonificada y se debían atravesar muchas etapas de selección. Yo estaba segura que iba a ganarla. En 2015 viajé a Rio de Janeiro para realizar la Especialización en Gestión de la Innovación en Ciencia y Tecnología en la Fundación Getulio Vargas. Fue una experiencia única e inolvidable que siempre recordaré con mucho cariño, me hizo crecer muchísimo.
¿Y el ingreso al mundo laboral?
En 2015 y luego de una entrevista laboral en que no salí muy satisfecha pero que derivó en un nuevo llamado y la contratación final, comencé a trabajar en la empresa SANESA de Oberá, una empresa envasadora de yerba, té y hierbas.
Me desempeñé en el área de calidad, llevando adelante auditorías nacionales como internacionales, certificaciones de inocuidad, de productos orgánicos y responsabilidad social, entre otras.
Desde octubre de este año trabajó en la empresa Klimiuk Infusiones de Campo Viera, donde estoy a cargo del área de calidad del té. Complemento estas actividades con asesoramiento a pequeñas empresas de la zona, inscripciones de productos alimenticios y actividades recreativas como zumba, por supuesto, no todo es trabajo.
¿Qué rol tuvo tu familia en todo esto?
“Nuestra única herencia es el estudio hija, no te rindas”, me decía siempre mi mamá. Como hermana mayor -somos tres hermanas- e hija de dos personas maravillosas y súper trabajadoras, considero que el apoyo de la familia es fundamental para lograr los objetivos.