Energía: condicionantes geográficos y climáticos

Escribe Carlos Andrés Ortiz

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La mayoría de los expertos en energía, no difunden masivamente acerca del tema, con la sencillez necesaria para que el común de la gente lo entienda, o directamente, no salen a la palestra.

La formación profesional los hace muy recatados y muy poco proclives a exponer públicamente y en lenguaje accesible, el tema que de por si es técnicamente complejo.

De esa forma, le dejan el campo libre a todo tipo de opinólogos al voleo, cuando no a tergiversadores y manipuladores de conceptos, como son los activistas del ultra ecologismo, de tipo cavernario, que con discursitos pegajosos y apelando al miedo y a frases hechas sin ninguna coherencia, manipulan a la opinión pública; proceso que no tiene ninguna inocencia, y a la vez está cargado con fuertes dosis de fanatismo irracional y mucho odio, supuestamente “anti sistema”.

Lo que ignoran o fingen ignorar, los fanáticos del ecologismo cavernario, es que sus consignas provienen de las potencias centrales del Poder Atlantista, precisamente los epicentros del “capitalismo” que tanto dicen aborrecer.
Claro que muchos de los fervorosos ecologistas cavernarios, se definen como “de izquierdas”, y en muchos casos son marxistas “viudos de causa”, desde que colapsó la URSS y China comenzó a aplicar su propia versión de capitalismo de Estado. Son esas “izquierdas” y progresías varias, de discursos virulentamente agresivos, que terminan siendo funcionales al establishment, anti nacional y elitistamente anti popular.

Para evitar esos enredos y confusiones, hace más de medio siglo, Jauretche enfatizó no utilizar los conceptos de “izquierdas y derechas”, reemplazándolos por Nacionales o cipayos. Pero esto ya es otra historia.
Dentro del sinnúmero de incoherencias salpimentadas con groserías de distintos tipos, que son usuales entre las “proclamas” y expresiones de los que adhieren al ecologismo cavernario, puede citarse un par de ellas. Una, de una profesora de geografía, que bramaba enfurecida “lleven lejos a las represas, a Jujuy, a Catamarca o a La Rioja”…claro que ni se le ocurrió pensar, que en los desiertos no se pueden construir hidroeléctricas… y se lo hice notar, quedando sin palabras. Otra, de un opinante, soez y agresivo, que dijo “prefiero no tener energía eléctrica, con tal que saquen a la hidroeléctrica Urugua-Í”…claro que sería bueno escucharlo opinar si careciera del vital suministro eléctrico.

Para intentar clarificar temas, definamos las condiciones naturales y climáticas que son necesarias para los distintos tipos de centrales eléctricas.
 Las termoeléctricas, usinas que queman petróleo o gas, precisan un suministro de agua dulce, como refrigerante. Por eso, las grandes usinas de ese tipo, se ubican a la vera de grandes ríos o embalses, o se hacen piletones o reservorios para el suministro de agua. En los casos de pequeñas usinas, el requerimiento de agua es limitado, existiendo también grupos electrógenos refrigerados a aire.
 Similares son las termoeléctricas a carbón, que se ubican al pie de mina –como en Río Turbio-, o donde hay fácil acceso del mineral a granel, como en grandes puertos.
 Las de biomasa, queman derivados o desechos vegetales, siendo el funcionamiento similar a las termoeléctricas convencionales.
 Las hidroeléctricas tienen dos condicionantes sine qua non, caudal y altura o desnivel. Por lógica, no pueden existir en desiertos, ni en zonas lacustres. Tampoco en zonas de nieves eternas. Cuanto mayores caudales y alturas, mayores rendimientos. No existen limitaciones en cuanto a la latitud en que se encuentren.
 Las nucleares, poseen un doble circuito de agua, el interno, que toma calor del reactor, y el externo, al que se transfiere el calor, para hacer funcionar con el vapor una turbina convencional, que produce el fluido eléctrico. Se ubican cerca de cursos de agua o embalses, para alimentar el circuito externo de agua, el cual no tiene ningún contacto con el núcleo radioactivo.
 Las eólicas se ubican en regiones de ventosidad permanente, necesitando una conexión cercana con el sistema interconectado o con una usina convencional, para estabilizar el voltaje y cubrir sus intempestivas salidas de servicio. Así como no funcionan con vientos muy suaves, tampoco lo hacen con vientos muy fuertes. El rango de velocidades en los que operan, está entre los 15 a los 90 Km/h.
 Las solares, necesitan ubicarse en zonas de fuerte insolación y amplios rangos horarios de sol. Sus rendimientos son bastante limitados, característica que se acentúa al alejarse de los trópicos. Sus rendimientos, de por si pobres, disminuyen si se instalan en zonas de lluvias y nubosidades frecuentes.
 Las mareomotrices precisan ubicarse en zonas de grandes mareas, como en las costas patagónicas. Son muy poco utilizadas en el mundo, por sus altos costos, sus intermitencias en momentos de cambio de mareas, y los efectos ambientales negativos en el entorno.
 La undimotriz o energía de las olas, tiene escasa utilización, entre otros motivos por los inconvenientes que ocasionan sus instalaciones, a la navegación, y por sus rendimientos relativamente escasos en función de las inversiones necesarias.

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Debe tenerse muy en cuenta que las energías eólica y solar, son intermitentes y fluctuantes. O sea que se desconectan y vuelven a conectarse y producir, sin previo aviso (el ser humano no maneja ni el sol ni los vientos), y fluctúa el voltaje, por lo cual necesitan ser respaldadas y estabilizadas por una usina convencional, como reserva “en caliente” (funcionando), o acumularse su energía en baterías, lo cual es muy costoso y muy contaminante.

En Argentina, los lugares más aptos para eólicas son el extenso litoral marítimo y La Patagonia. Las reparaciones del equipamiento electromecánico deben hacerse a grandes alturas, lo cual es muy riesgoso y caro.

Para las solares, las zonas desérticas como las del NOA y del oeste chaqueño, son las de condiciones naturales más favorables, por la muy alta insolación (con muy baja nubosidad y ausencia casi total de lluvias), y por los bajos o nulos valores de la tierra, como en La Puna.

Como dato ilustrativo y comparativo, se puede analizar el rendimiento esperable de instalaciones solares en Tierra Del Fuego, en Misiones y en Jujuy.

Tierra Del Fuego está muy lejos de los trópicos, con insolación muy débil, muchas horas de oscuridad y tiene muchos días nublados o tormentosos. Es zona muy desfavorable para paneles solares.

Misiones tiene fuerte insolación, pero es zona de lluvias frecuentes, mucha nubosidad, y fenómenos climatológicos fuertes muy recurrentes, como tornados, grandes tormentas y granizadas, todo lo cual puede afectar severamente a las instalaciones eléctricas solares, además que la tierra es escasa y muy costosa, lo cual no es un tema menor habida cuenta que los paneles solares ocupan mucha superficie en función de sus exiguas potencias. No es zona favorable para los “espejitos de colores” solares.

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Jujuy con su desértica Puna, el muy seco oeste de Chaco, parte de Santiago Del Estero, y las provincias cordilleranas desde San Juan hacia el norte, tienen condiciones geográficas favorables (cerca o dentro de los trópicos), y climáticas (mucho y muy fuerte sol, con escasísimas lluvias y poca o nula nubosidad). Además, son regiones poco o nada aptas para instalar otros tipos de usinas, excepto las termoeléctricas.

Estas últimas, son las únicas regiones de Argentina, en las cuales, con ciertas limitaciones técnicas, puede justificarse la instalación relativamente importante de paneles solares para el servicio público.

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