Entrevista exclusiva al CEO de Arauco: “Argentina quedó relegada en inversiones forestales, hay lugar para 2 o 3 plantas de celulosa”

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Pablo Mainardi es el CEO de Arauco Argentina, la industria más grande de Misiones, y ayer dialogó en exclusiva con Economis en el marco de un importante seminario forestal donde participan las principales multinacionales de este sector.

Se trata de su primera entrevista en casi 10 años, ya que este ejecutivo top del sector forestal se había autoimpuesto un bajísimo perfil al igual que sus pares, tras el conflicto por la instalación de la pastera Botnia que generó polémicas y rechazos al sector pastero en la Argentina.

Pero tras una década de crecimiento en Uruguay, Brasil y Chile, Arauco y otros gigantes forestales vuelven a pensar en invertir en la Argentina. En un seminario que arrancó ayer y concluye hoy en el coqueto hotel Brick, de la Recoleta, ejecutivos de varios países vuelven a debatir junto a funcionarios sobre las políticas para fomentar las inversiones.

“En la Argentina hay recursos forestales como para instalar 2 o 3 plantas de pasta celulósica”, dijo Mainardi en el panel, y se refirió al casi millón de hectáreas de árboles, casi listos para cosechar, que hay en Corrientes y Misiones y que demandan una planta cercana.

La cercanía árboles-fábrica de celulosa y fábrica-puerto exportador es clave para un negocio que tiene como principal cliente a China, remarcó Mainardi en varios puntos de su exposición y en la entrevista con Economis.

Este ingeniero industrial (UCA) con un máster en el CEMA, expuso ayer en un panel sobre inversiones forestales junto al ministro de la Producción, Francisco Cabrera, y dejó en claro que la Argentina “quedó relegada respecto a Uruguay, Chile y Brasil” en cuanto a inversiones forestales, a pesar de que “tiene todo para crecer, como una de las mejores tierras del mundo, con índices de crecimiento (de los árboles) solo igualados en algunas zonas de Brasil”.

“La frutilla del postre, tener un presidente en Gualeguaychú”

“¿Qué pasó?, tuvimos tres factores, la falta de políticas públicas, la falta de seguridad jurídica y la falta de competitividad”, explicó. Y fue contundente al señalar que “la frutilla del postre fue tener al presidente (por Nestor Kirchner) reuniéndose con los asambleistas de Gualeguaychú para repudiar la instalación de Botnia”, señaló, recordando aquella famosa irrupción del desaparecido ex Presidente, que dio comienzo a un conflicto que duró años.

Otra definición contundente que dejó Mainardi fue que la Argentina tiene todo para “tener dos o tres plantas de pasta celulósica más” ya que “tiene las tierras, más de 940.000 hectáreas implantadas entre Misiones y Corrientes”.

Pero para eso, llamó a remover algunos obstáculos para la inversión, y citó “la Constitución de Corrientes, la Ley de Tierras, la ley de Entre Ríos que prohíbe el transporte de rollizos y la Ley de Insalubridad en Misiones”.

El ejecutivo explicó que el “inversor debe poder tener la posesión de las tierras, sino, es como un inquilino que hace una gran inversión en un edificio que no es de el”.

El mayor empleador del Norte misionero

A continuación, repasamos parte de la charla con este ejecutivo de una empresa que el año pasado facturó 6.000 millones de pesos y que emplea en Misiones a 1.500 personas en forma directa y a casi 5.000 en forma indirecta. “Somos el principal factor de empleo en el Norte de Misiones”, remarcó.

-¿Cuáles son las principales desventajas competitivas del sector?

-Si nos ponemos a pensar desde el punto de vista de los inversores, lo primero que hay que tener en cuenta es la distancia promedio entre bosques y plantas. Independientemente de lo que uno produzca, mueve siempre más toneladas de madera que de producto terminado, con lo cual tener los bosques cerca de las plantas es muy importante (N. de la R.: por eso la necesidad de una pastera en Corrientes o Misiones). Pero tan importante como eso es la distancia promedio entre la planta y el puerto, y también entre puerto y los mercados internacionales. Con lo cual la competitividad en la logística es fundamental.

-¿Ustedes tienen mucha distancia con el puerto en Misiones?

-Particularmente en Argentina, y esto se puede multiplicar cuando uno mira Corrientes y Misiones, nuestra planta Puerto Esperanza tiene 1200 km hasta el puerto, a diferencia de todas las demás plantas que tienen una distancia mucho menor. Con lo cual, es esfuerzo logístico en llegar a un mercado central es lo más importante que podemos tener, no pensar en estas plantas con una logística cerrada y con el nivel de inversión que significa es directamente no recibir inversiones.

¿Cuál es el panorama del mercado global de celulosa y cómo está la Argentina?

-Hoy tenemos 67 millones de toneladas de capacidad de producción, en comparación con las 52 millones de toneladas que teníamos en el año 2007, la capacidad instalada creció un 29% a nivel global. Pero si uno se detiene en Latinoamérica, ese mismo crecimiento fue del 100%: Tenía 12 millones en 2007 y tiene 24,3 millones en el 2017. Los países que hicieron el gran aporte de crecimiento fueron Brasil, Chile y Uruguay.  Argentina continúa con sus 400 mil toneladas casi todas de Alto Paraná (Arauco Argentina) y un sobrante que tiene Celulosa Argentina. Son inversiones de los años 80, quedamos relegados. Porque de estos 24,3 millones de capacidad instalada, 16 está en Brasil, 2,6 en Uruguay, 5 en Chile (ambos países anuncian nuevas plantas), y 0,45 en Argentina, históricas desde los 80.

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-¿Esto hace que ahora Argentina tenga mucho potencial para crecer?

-Claro, como dije en mi exposición, Argentina tiene un gran potencial para crecer. Desde el punto de vista forestal, tenemos disponibilidad de tierras, 940 mil hectáreas disponibles en el NEA argentino, con lo cual hay espacio para poner varias plantas de celulosa. Este es el principal lugar donde si uno piensa se podría instalar cualquier tipo de tecnología, pero con grandes distancias logísticas. Claramente el desafío es logístico, sino pensamos en esto no hay forma de que podamos salir al mundo. Son crecimientos que no se ven en muchos lugares del mundo.

¿Por qué en Argentina no se logró desarrollar ningún proyecto mientras que en la región se duplicó la capacidad?

-Las inversiones están rezagadas respecto a sus pares de la región, básicamente por tres puntos clave. El primero es la falta de políticas públicas en el sector. La frutilla del postre fue tener un presidente de la Nación que llegó a juntarse con los asambleístas de Gualeguaychu para repudiar la planta de Botnia. La segunda es la seguridad jurídica, desde simplificación hasta el tema tributario, la ley de tierras… lo que uno tiene que tener presente es que cuando se planta un árbol para formar una planta de celulosa, lo sacas dentro de 4 ó 5 gobiernos, con lo cual, si no hay estabilidad no tenemos forma de asegurarle al inversionista que la rentabilidad que va a tener sobre esa plantación va a existir. Y la tercera es competitividad, pasa por impuestos, logística, no solo tiene que ver con el tipo de cambio, sino con otras cuestiones de base.

¿Cuáles son los puntos críticos a la hora de invertir?

-El primer punto es la Ley de Tierras y la Constitución de la provincia de Corrientes, además de la Ley de Entre Ríos (prohíbe transportar rollizos), que mejoraría las exportaciones desde el puerto al mundo. Pero la Ley de Tierras es fundamental. Nadie puede convencer al accionista extranjero de venir a invertir y que no pueda tener una base en tierras que sustente esa inversión que va a realizar, es como construir un edificio en un terreno alquilado. A eso se suma una Ley de Insalubridad en la provincia de Misiones, para la industria celulosa y papel, en donde uno se sienta en un directorio y es bastante difícil convencer a los accionistas de que va a invertir en una industria insalubre, donde en el resto de los países no tiene ese mismo problema. Hay que trabajarlo en conjunto con la provincia, entendemos que surgió por un pedido sindical en su momento, pero hoy sigue y eso limita. Por otro lado, la alta presión tributaria en todos los niveles del gobierno. Hay impuestos a las transacciones de débito y crédito, impuesto a los Ingresos Brutos, a las exportaciones, tasas municipales. Y por último los altos costos laborales y la industria del juicio, donde el 80% de las personas que renuncian hacen juicio a las empresas.

-Usted mencionó el conflicto con Botnia, ¿cómo impactó en la industria?

-Fue una de las causas por las que Argentina no creció todo lo que podía crecer. Fue un antecedente de problemas políticos y sociales, que generó un montón de cosas, entre ellas que para el futuro es bastante difícil convencer que no va a ocurrir lo mismo cuando alguien quiera invertir, que no va a tener que resolver un problema social. Creo que ahora es una cuestión del pasado y hay que mirar para adelante, pero es algo que impactó claramente negativo en las inversiones, que se vieron en los últimos 10 años en los países vecinos y no acá.

 

 Mainardi junto al ministro de la Producción, Francisco Cabrera. "Coincido con muchas cosas que dijo el ministro".
Mainardi junto al ministro de la Producción, Francisco Cabrera. “Coincido con muchas cosas que dijo el ministro”.

-Para usted, ¿el desafío más grande es la logística?

-Si comparamos a todos los países que invierten en la región y que tienen que llegar al mismo mercado, que es Asia (el mercado donde realmente se define una inversión). Lo que uno tiene como costo logístico total en Chile con base 100%, en Uruguay es un 142%, Brasil 253% y en Argentina 343%. Esto se debe, entre otras cosas, a que las plantas se encuentran lejos de los puertos, los puertos argentinos son cinco veces más caros que en el resto de los países, las navíeras tienen fletes más elevados, el ferrocarril mesopotámico tiene poca capacidad de tracción, no usa la hidrovía Paraná-Paraguay por la Ley de cabotaje, y tenemos una alta presión tributaria.

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-¿Cómo se resuelve este desafío?

Como propuesta para mejorar la logística, se puede enfocar en el uso de bitrenes, hidrovías, regulaciones sindicales más racionales, el uso del tren y puertos más competitivos. Hoy un contenedor en el mundo cuesta 200 dólares, mientras en Argentina cuesta u$s 1.000. Con bajo nivel de competencia en el puerto y altos costos sindicales, es imposible competir. Esos son los temas a resolver.

¿Cuáles son sus expectativas con respecto a la industria en el país?

-Argentina cuenta con disponibilidad de tierras y plantaciones, tiene un crecimiento forestal envidiable en el mundo, es decir, tiene masa forestal para hacer un proyecto ya y capacidad forestal para las próximas generaciones. Y si recuperamos el terreno perdido, generamos una inversión, que es lo que se está buscando (los famosos brotes verdes) con la oportunidad de inversiones en activos forestales para fondos de pensión, es algo que debería funcionar muy bien porque tiene una duration más larga, entonces hay mucho apetito en un mercado que se está desarrollando. Segundo, la eficiencia muy grande de la cadena productiva. Tercero, grandes cantidades de empleo, directos e indirectos. Superávit energético con energías renovables y una balanza comercial positiva. Soy muy optimista.

¿Cómo ve el negocio de Arauco Argentina este año con respecto a 2016?

-Se ve un poco mejor, hay signos de mejora, aunque estamos bastante lejos tener el potencial que podríamos tener. Los años son bastante similares, aunque se vio un leve crecimiento en 2017, sigue aún con la amenaza de Brasil y con el desafío de mejorar los costos logísticos. Con el gobierno actual la expectativa es muy buena, ya que se está tratando de sacar las restricciones y se están generando una agenda interesante al respecto. Ojalá sea una nueva era para la industria en el país.

¿Qué significa este seminario para la industria?

-Es muy bueno y es una muy buena señal de que se esté haciendo en Argentina. Es un país con mucho potencial, normalmente he ido a estos seminarios en el mundo, se ve en Uruguay, Brasil, Chile y que hoy esté en Argentina quiere decir que los inversores están empezando a mirar a la Argentina y eso es muy importante.

 

 

Definiciones del CEO de Arauco Argentina

-En la Argentina hay lugar para 2 o 3 pasteras más, con 940.000 hectáreas de bosques entre Misiones y Corrientes

-Hay que modificar algunas leyes que obstaculizan la inversión (citó la Constitución de Corrientes, la Ley de Insalubridad -Misiones-, la Ley de Entre Ríos -que impide el transporte de rollizos- la Ley de Tierras de la Nación).

-La ley de Insalubridad de Misiones complica, es difícil explicarle a tus accionistas que tienen que invertir en una industria considerada insalubre. Estamos trabajando con el gobierno provincial, nos dijeron que en su momento se sancionó por un pedido de los sindicalistas.

-Argentina tiene todo para crecer, desde el punto de vista de sus tierras, son las mejores del mundo, con índices de crecimiento sólo igualados por Brasil, y no en cualquier región, sólo en algunas partes de Brasil.

-Las inversiones de la ex Alto Paraná son de los años 80 y es una planta chica en volumen de producción por las escalas mundiales de hoy.

-Mientras la Argentina quedó relegada, Chile, Uruguay y Brasil no pararon de crecer y duplicaron la capacidad de producción de celulosa de 12 a 24 millones de toneladas.

-En Argentina lo que frenó las inversiones fue la falta de políticas públicas, la falta de seguridad jurídica y la falta de competitividad.

-La frutilla del postre fue tener al Presidente (Néstor Kirchner) reuniéndose con los asambleístas en Gualeguaychú para repudiar la instalación de Botnia

-Respecto a la seguridad jurídica, vos plantás un árbol y lo vas a cosechar en 3 o 4 gobiernos y son muchas cosas las que cambian.

-En cuanto a la falta de competitividad, no se trata del tipo de cambio, sino cuestiones impositivas, tenemos una presión impositiva muy alta. Como el impuesto al cheque, o el impuesto a los Ingresos Brutos, donde tenemos (en Misiones) una de las escalas más altas, cercana al 7%.

-El 8% de las personas que se van de la empresa nos hacen juicio, es una conflictividad muy alta. Para una pyme, puede significar su quiebra, después se habla de hacer clusters (ecosistema de empresas de un sector), pero con este nivel de conflictividad laboral, es muy difícil.

Fiorella Lotti (Especial para Economis, desde Buenos Aires)

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