Industria papelera con empresarios locales: cómo conseguir u$s 1000 millones y desarrollar un negocio con mirada nacional

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Gustavo Cetrángolo es empresario forestal y presidente de Ysyry Cuatiá, el ambicioso proyecto integrado por empresarios pyme misioneros y correntinos para construir una moderna industria papelera y pastera en la localidad de Ituzaingó. A pedido de Economis, escribió un artículo donde explica cómo empresarios pymes locales pueden tomar un negocio que hasta ahora se considera posible únicamente para grandes multinacionales o fondos del exterior.

Desarrollo de la industria papelera con empresarios locales: Cómo conseguir u$s 1000 millones y desarrollar un negocio con mirada nacional

Por Gustavo Cetrángolo *
¿Puede una empresa pyme en la Argentina crecer y convertirse en grande? ¿Cuáles son las dificultades y desafíos? ¿Pueden empresarios chicos y medianos conseguir grandes sumas de capital con el apoyo de gobiernos provinciales y realizar una mega-inversión reservada en la Argentina solo a los grandes grupos multinacionales del extranjero?
En diciembre de 2015 se instala un Gobierno con una orientación económica supuestamente amigable con el mercado, esto generó una gran expectativa en cuanto a la llegada de inversiones. Pero las lluvia de inversiones nunca llegó.
Solo se concretaron inversiones en infraestructura, energía y en aquellas actividades donde el Estado Nacional actuaba de garante de las mismas, ya sea con garantías o con regulaciones de tarifa y subsidios.
El resto de las inversiones fueron realizadas por PYMES agropecuarias e industriales nacionales en la medida de sus disponibilidades de capital y/o acceso al mercado financiero.
Lo que no sucede desde hace muchos años en la Argentina es que una empresa mediana, pueda crecer y hacerse grande, gracias al acceso a fuentes de capital que le permitan hacerse cargo de grandes proyectos.
En la Argentina, las salvo media docena de empresas locales (YPF, PanAmerican, Arcor, Telecom, Techint o el Grupo Clarín) es imposible que una compañía pueda concretar un proyecto nuevo que insuma inversiones de 1.000 millones de dólares.
Esto deja afuera de los negocios y proyectos importantes a muchos empresarios argentinos que viven y trabajan en este país, que tienen hijos y nietos y que van a reinvertir en en lugar donde viven. Todo queda reservado a los grandes grupos multinacionales, que además pueden no venir, como sucede ahora. O si vienen, tienen una mirada de desarrollo mucho menos comprometida con el medio en el que operan, que un empresario local.
Pero no siempre fue así en nuestro país. Hasta mediados de los años 70, había modelos de inversión en el que los estados (Nacional y provincial) se comprometían a apuntalar al empresariado argentino para crecer y poder tener un desarrollo en industria pesada: acero, aluminio o pasta celulósica.
Como es de público conocimiento, desde hace un buen tiempo venimos trabajando con un grupo de empresarios de Misiones y Corrientes en un gran proyecto para instalar una planta de celulosa y papel kraft.
Se trata de una industria altamente capital intensiva. Se requieren inversiones mínimas de 1000 millones de dólares.
Salvo el capital, la Argentina tiene todo lo demás. Los empresarios que conocen el negocio y el territorio, el know-how, los recursos humanos y los árboles.
Eso es Ysyry Cuatiá (nombre en guaraní que significa ríos de papel), un intento por cambiar la historia de las inversiones en nuesetro país. Argentina para los argentinos. Queremos hacer un proyecto en nuestra tierra, con nuestra gente, y no dejar que esas posibilidades de desarrollo sean tomadas únicamente por una gran multinacional del exterior, por el simple hecho de que hay que realizar una inversión de gran magnitud.
Pensamos que, al igual que sucedió hasta los años 80, el Estado nacional y los estados provinciales pueden involucrarse y participar, aunque de una manera algo distinta.
Un Co-operador local y un CEO argentino
Veamos el caso de las negociaciones por Ysyry Cuatiá.
Una vez elaborado el proyecto por una consultora de nivel internacional, reconocida por todos los bancos de inversión de mundo, se comenzaron negociaciones con inversores sectoriales extranjeros. Todos han reconocido que el proyecto es “Sólido, oportuno y con buena infraestructura”. Pero a la hora de arriesgar el dinero, se detienen. Sobre todo en la Argentina de la corrida bancaria, la fuga de capitales y el doble salvataje del FMI.
Pero la historia nos dice que hay otros caminos.
 ¿Qué nos dice la historia?
La verdad es que en la Argentina en todos los grandes proyectos celulósico-papeleros participó el Estado Nacional activamente. Y es natural, porque ningún privado puede tener acceso a semejante suma de capital.
Tomemos solamente el caso de Alto Paraná SA hoy llamada Arauco Argentina y controlada por ese grupo de origen chileno.
En la década del 70 un grupo de empresas papeleras que eran importadoras de celulosa como materia prima, lideradas por Celulosa Argentina SA constituye una sociedad compuesta por participación de empresas PYMES en función de su historial de importación de pasta. Por una ley de promoción sectorial, aprobada por el Congreso de la Nación se les concedió una serie de beneficios para ejecutar el proyecto. El decreto 1177/74 detalla los mismos:

  • Diferimiento del IVA ventas de las empresas socias del proyecto que iban a la inversión
  • Diferimiento del IVA ventas de Alto Paraná una vez que entrara en producción.
  • Avales del ex Banco Nacional de Desarrollo para las compras de equipos al proyecto.
  • Exención del impuesto a los sellos
  • Tratamiento especial para los inversionistas del Impuesto a las Ganancias
  • Créditos a mediano y largo plazo a tasas promociónales con garantías supletorias
  • Reducción del Impuesto a las Ganancias
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Este esquema fue derogado en 1977. Alto Paraná comenzó a operar en 1984 y en 1996 fue vendida al grupo chileno Arauco. Después de esto nunca más se construyó una fábrica de celulosa en la Argentina. Pero si florecieron en los países que nos rodean: Chile, Brasil y Uruguay.
Hoy la Argentina tiene el potencial y la materia prima para levantar 2 o 3 plantas como Alto Paraná (en rigor, con el triple de capacidad). ¿Por qué resignarse a que estos negocios sólo pueden ser ejecutados por capitales extranjeros cuando lo pueden hacer empresarios locales? Sea el proyecto de Ysyry Cuatiá, o sea otro proyecto impulsado por hombres de negocios argentinos, con familias y descendientes en esta tierra. Con amigos y parientes. Con una mirada mucho más comprometida por lo nuestro.
¿Qué camino podemos seguir?
Visto que los inversores internacionales no llegan para realizar con financiamiento corporativo el 100% del proyecto, solo queda desarrollar un proyecto nacional, con la participación de un operador extranjero bajo un sistema distinto de financiación. En ese caso los empresarios locales seríamos los facilitadores y también co-operadores de la futura industria. Pensamos incluso que el CEO podría ser también un argentino que podría salir del grupo de empresarios locales o ser designado por estos.
El denominado sistema de “Financiamiento de Proyectos” permite crear una entidad independiente que sería financiada mediante contribuciones de distintos orígenes.
Por ejemplo, Japón a través de su agencia de ayuda  JICA propuso para Uruguay el siguiente esquema:
      30% Capital Propio compuesto de la siguiente manera:

  • 10% el Estado Uruguayo
  • 10% Socio/s Nacional/es
  • 10% Socio operador extranjero
  • 70% Financiamiento compuesto de la siguiente manera:
  • 35% por un Organismo Multilateral de Crédito (Banco Mundial, BID, CAF , etc)
  • 17,5 % Bancos privados sindicados por el Organismo Multilateral.
  • 17,5% Por un organismo financiero del Estado uruguayo.
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Durante la ejecución del proyecto (de 2 a 3 años) el Estado Nacional debería generar garantías y avales para los créditos que se han tomado. Después de ese período el propio proyecto pasa a ser la garantía liberando al Estado Nacional de las mismas.
Como vemos, aquí, la participación del Estado Nacional es clave, no como empresario, sino como facilitador del desarrollo y de la inversión en aquellas áreas donde la financiación privada y de largo plazo no existe, es un típico caso de los que se denomina Subsidariedad del Estado en una Economia de Mercado.
Este desarrollo implica un fuerte compromiso de muchos actores. En primer lugar los empresarios, líderes en llevar a cabo un proyecto industrial en un ambiente de negocios no tan amigable. Pero también el Estado Provincial y el Nacional.
Debemos entender que a través de este sistema se crea una empresa de raíces nacionales y locales donde el flujo de las ganancias del proyecto vuelve al lugar, contribuyendo en forma importante al desarrollo local.
Se trata de pensar en el desarrollo industrial de la Argentina, sin dejar afuera a los empresarios argentinos.
*Gustavo Cetrángolo es ingeniero forestal, empresario y presidente de Ysyry Cuatiá, el ambicioso proyecto integrado por empresarios pyme misioneros y correntinos para construir una moderna industria papelera y pastera en la localidad de Ituzaingó. A pedido de Economis, escribió un artículo donde explica cómo empresarios pymes locales pueden tomar un negocio que hasta ahora se considera posible únicamente para grandes multinacionales o fondos del exterior. Es consultor de empresas forestales, conferencista y fue ejecutivo en grandes compañías, como Pecom Forestal. 
 
 

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