Fujimori: el adelantado de la derecha latinoamericana

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Con 86 años y una salud muy desmejorada, Alberto Fujimori tuvo su último adiós en Perú. El ex presidente, acorralado por polémicas a lo largo de la historia, falleció, aunque dejó un legado que algunos “jóvenes” ofrecen reivindicar. 

Fujimori gobernó Perú con mano de hierro y con el libreto neoliberal bajo el brazo durante la década de los 90’s. Sus mandatos fueron divididos en tres, con un autogolpe de por medio, totalizando diez años y 116 días en los que le bastó para generar una transformación de raíz en Perú. 

La receta del neoliberalismo a ultranza fue su bandera, sin olvidar el fuerte costo social que padeció el país y las múltiples denuncias por delitos de lesa humanidad, aunque parece ser alguien que abrió caminos a la actual nueva derecha latinoamericana. 

El Fujishock 

Su política económica encuentra un espejo en el aparente horizonte tomado por el gobierno de Javier Milei. La obsesión del mandatario argentino por el déficit 0 trae a colación una política de shock, la cual busca pisotear lo más rápido posible a los efectos inflacionarios que son un eterno problema. Sin embargo, Fujimori ya lo hizo

Pese a sus promesas preelectorales, el shock fue algo inmediato de su programa económico. Decisiones como la quita de subsidio a los combustibles y los alimentos y la liberalización de los precios a la buena suerte del mercado fueron la punta del iceberg. Esto llevó a que, por ejemplo, el precio de la leche se llegase a triplicar en poco tiempo. En Argentina está pasando.

Los resultados sociales fueron tremendos, impulsando a gran parte de la sociedad a una crisis económica más fuerte de la que ya venían sufriendo, sin embargo, los números, en términos meramente económicos dieron los resultados buscados. 

Según datos oficiales, en tan solo un año, de 1990 a 1991, la inflación anual bajó de 7650% a 139% y el PBI (Producto Bruto Interno) creció del – 4,9% al 3%. 

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Este Fujishock estuvo acompañado por una fuerte represión de orden estatal, denominada el “Plan Verde”, llevado a cabo por las Fuerzas Armadas de Perú. Se basó en lo que muchos denominan un genocidio de carácter selectivo a las poblaciones originarias a través del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar. Esto le valió una ola de denuncias por delitos de lesa humanidad a Alberto Fujimori. Y con la fuerte impronta del combate a movimientos armados como Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. En ese campo, la victoria del fujimorato fue absoluta.

Todo esto ejercido desde una fuerte presión y censura sobre los medios de comunicación con el fin de tener bajo control a la opinión pública. 

El primer populista de derecha 

Mucho se habla de la irrupción de Trump al mundillo de la política internacional y se suele afirmar que es el primer gran populista de derecha de la globalización para acá. Sin embargo, el primero fue Alberto Fujimori.

Su gobierno supo comulgar con un discurso y un carisma de líder único en donde una población hundida en una profunda crisis multisistémica supo encontrar algún ápice de esperanza, sin profundizar en los resultados obtenidos tras más de una década de gobierno. 

El poder discursivo de Fujimori se centró en la creación de dos enemigos: las crisis económicas previas y los movimientos revolucionarios. De alguna u otra forma, se tratan de “males” que aquejaban a la sociedad peruana de finales de la década de 1980 y donde las promesas de Fujimori hicieron el eco esperado. 

Esos enemigos construidos por el populismo del fujimorato encontraron en su representante a un líder con un discurso mesiánico y antisistema, el cual logró seducir con vital fuerza a sectores,  los cuales evidentemente, iban a terminar pagando los platos rotos años más tarde. 

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Hay quienes afirman que la historia es cíclica, y más allá de toda refutación propuesta por historiadores y entendiendo las diferencias, es muy difícil lograr pensar que no hay algún parentesco político que valga entre ellos. Fujimori murió y en Perú hay opiniones divididas, más allá de eso, parece ser que sus ahijados están más vivos que nunca, y su populismo de derecha es un fiel reflejo de la realidad latinoamericana. 

El legado de Fujimori

Al día de hoy, las secuelas del paso de Fujimori siguen latentes. El régimen institucional endeble sumado a familias enteras que fueron severamente afectadas por sus políticas familiares que son motivo de delitos de lesa humanidad. A eso se le suma una profunda grieta en cuanto a las diferencias ideológicas acerca de su persona. Hay quienes lo consideran un héroe por liberar del yugo de las crisis económicas a Perú y otros que lo toman como un brutal dictador. Esa diferencia también se ve explícita en una marcada distancia de clases que hasta el día de hoy azota a su país. 

Fujimori fue un vanguardista. Vio el recoveco de la derecha cuando nadie (salvo Carlos Menem) fue capaz de ver un futuro político allí. 

Hoy, hay un número interesante de líderes que le deben gran parte de su constructo simbólico a la existencia del mismísimo Fujimori. Un populista de derecha que encontró en el neoliberalismo y la “mano dura” la receta perfecta para gobernar. Siendo el eje de cambio y de polémica, pero sobre todo, de la irrupción de una nueva derecha que, al día de hoy, es aquella que gana posición en el mapa político latinoamericano.

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