Genovesa: pastelería misionera que busca posicionarse como una franquicia de nivel nacional
Hace no mucho más de diez años atrás, si alguien quería o necesitaba algún producto de pastelería, pocas eran las opciones en la ciudad de Posadas y, la mayoría, eran productos derivados de las panaderías. Hace menos tiempo aún, para salir a tomar un café las opciones se limitaban a históricos bares familiares o para públicos muy exclusivos, algo que al día de la fecha cambió rotundamente.
Facundo Romañuk es un joven empresario que vio estas falencias en la Capital Misionera y decidió emprender, con paciencia y atino, una propuesta que creció con los años y hoy cuenta con un nombre reconocido en la región: Genovesa.
El nombre, para muchos, les remitirá a postres, masas dulces y alfajores, pero Genovesa es mucho más que una marca de una línea de productos, es la visión de Facundo que inició con una pequeña venta de tortas, pastafrolas, con el apoyo de su madre y actual directora de cocina de la empresa, Graciela Nacimiento.
Sus orígenes se remontan al año 2.015, cuando un joven Facundo quería empezar a emprender algo propio y, como él mismo lo manifiesta, el espíritu emprendedor heredado de sus padres que siempre estuvieron relacionados con la cocina. “Empezamos con algunos productos que yo vendía en la secundaria, como pastafrolas, pero vendíamos directo a los comercios, para la reventa”, explicó a Economis.
Así, con un arranque tímido de venta de alfajores de maicena y pastafrolas, se fueron metiendo en el rubro de la pastelería, hasta que un cliente les invitó a preparar postres individuales. Fue en ese momento en el que abrieron el juego a un nuevo rubro, con cuadrados de coco, incorporaron chocolates y el nombre Genovesa empezó a tomar otro sentido en la ciudad.
Mirando en retrospectiva, Facundo entiende que eran otras épocas, donde la gente no solía salir a merendar al centro de la ciudad, no era de ir a tomarse un café, un poco por la falta de hábito y otra por las pocas propuestas disponibles.
Fue en el 2.019, cuando se asociaron con otros emprendedores que producían pastas y contaban con un local propio. Genovesa tenía la venta y ellos el punto de distribución, fue una sociedad que funcionó por casi cinco años. “En ese entonces, teníamos nuestros clientes a quienes llevábamos nuestras cosas y la página de Instagram, que funcionaba muy bien, pero necesitábamos un punto de venta para más productos”, explicó y fue cuando tuvieron su primer local por la calle Madariaga, a pocos metros de la avenida Roque Sáenz Peña.
Facundo además de emprendedor, es un analista crítico del escenario comercial, piensa y re piensa el por qué del funcionamiento de ciertos comercios y rubros, además de ser muy introspectivo respecto a las decisiones que toma para su negocio. “El proceso de la comercialización siempre fue una mezcla de deseos propios, una mezcla de deseos, una mezcla de lo que los clientes quieren, una mezcla mezcla de cómo la vemos a la ciudad, una mezcla de de tener el timing suficiente para no errarle tanto”, meditó.
Fue así que, en febrero del 2.023 se desocupó un local de importantes dimensiones frente a su punto de venta, cruzando la calle. “En el medio, se da que este local se pone en alquiler, nosotros estamos enfrente, podemos seguir en el barrio, la gente no nos tiene que ir a buscar a ningún lado y bueno nos metimos en un desafío que es otro modelo de negocio, es otra unidad de negocio, porque no es lo mismo una venta al mostrador que el servicio cafetería, son cuestiones totalmente diferentes”, explicó.
El segundo paso
La cafetería no estaba, posiblemente, en los planes iniciales de Facundo, ni de Graciela, fue una consecuencia del trabajo y del acompañamiento de sus clientes. También, como mencionara anteriormente, de tener el timming para saber en qué momento dar el siguiente paso y consideró que el momento de ampliar el servicio fue febrero del 2.023.
“El posadeño no tenía el hábito de salir a merendar, tampoco muchos lugares, porque los tradicionales tienen un estilo que no va con los gustos de la gente joven, ya sea por el cliente habitual, por la música que pasan, por muchos motivos. De pronto, luego de la pandemia y con varias franquicias como Café Martínez, Bonafide, Havanna, el público al que apuntamos que va entre los 25 a 50 años, empezó concurrir a estos lugares”, reflexionó Facundo.
Las modalidades de consumo, la importancia de poder salir a consumir, post pandemia, la resignificación del servicio de delivery fueron varios de los factores para que los hábitos de consumo en la ciudad cambiaran. El crecimiento de la ciudad, la apuesta de un Estado por desarrollar un polo gastronómico que acompañe al creciente turismo, también fueron motivo para que estos negocios que, hace poco menos de diez años no tuvieran tanto éxito, hoy funcionen con un éxito casi asegurado.
“La llegada de empresas es fundamental, franquicias que generen competencia que la gente quiera ir a esos lugares y que eso los motive a probar nuevas cosas nos ayuda a nosotros de dos maneras: trayendo más clientes y también formando recursos humanos”, señaló Facundo.
“Dentro de unos años, muchos trabajadores del rubro, ya sean baristas, meseros, cajeros, habrán pasado por varias de estas empresas, muchos seguramente habrán tenido su primer empleo ahí y se formarán con grandes marcas y profesionalizará a un sector que necesita de gente capacitada”, agregó.
Lo que se viene
En la actualidad, Genovesa se convirtió en un café con servicio de desayuno, almuerzo y merienda, con la posibilidad de extender un menú de cena en un futuro. Con un local acorde a la calidad de los productos que los acompañó desde los inicios, abrieron la jugada a nuevos objetivos a cumplir.
“Tenemos muy buenos productos propios entre los que, creo, se destacan los alfajores y espero, quien sabe, que en unos años los alfajores Genovesa le compitan de igual a igual a otras marcas como Havanna, Bonafide y lo podamos importar a todo el país”, aseveró Facundo quien no se apura en sus proyectos, pero tampoco se conforma.