Hacia un nuevo modelo de democracia ambiental
El acuerdo de Escazú, los Derechos Humanos y el cambio climático
La pandemia de COVID-19 se presenta como un proceso generador de un nuevo orden ambiental y climático a nivel global.
Si hablamos de grandes centros urbanos se calcula que las emisiones mundiales diarias de dióxido de carbono (CO2) disminuyeron en un -17% a principios de abril de 2020 en comparación con los niveles medios de 2019, es decir algo menos de la mitad debido a los cambios solamente en el transporte de superficie.
Es por ello que el cambio clímático y el cuidado de nuestros recursos naturales como activos económicos se vienen posicionado con un gran crecimiento en el futuro y, Misiones, con una de las reservas de biodiversidad mas importantes de América Latina y la más importante del país, no puede estar ajena a este nuevo tratado de ambiente y DDHH.
El “Acuerdo Escazú”por la ciudad costarricense en que fue adoptado el 4 de marzo de 2018, es un tratado internaciona de carácter regional, el primero que aborda los derechos ambientales y lo hace además en su intersección con los derechos humanos.
Este modelo,se trabajó durante mas de 2 años ,con nuestras identidades,particularidades y nuestras fortalezas latinoamericanas y es el primer tratado de derechos humanos ( De la nueva generación de DDHH) que busca abordar los desafíos de las democracias contemporáneas y a su vez se crea una herramienta clave para dar respuesta a algunos de los problemas más acuciantes del modelo de desarrollo ambiental de América Latina, y el Caribe, que obviamente, no es el de EEUU, ni el europeo ni el asiatico.
Además, y como aspecto novedoso, es el primer tratado internacional que aborda la situación de las personas defensoras de derechos humanos en asuntos ambientales, que surge precisamente de una de las regiones más peligrosas del mundo para defender la naturaleza (artículo 9).
América Latina y el Caribe son la regíon con más biodiversidad y provee de su naturaleza para diversos fines a otras regiones, y a buena parte del mundo teniendo que soportar a veces la sobre-explotación , y en el caso de Misiones las asimetrías ecosistemicas reclamadas recientemente a la Nación.
Es el logro de haber encontrado un modelo Latinoamericano y a su vez representa un cambio de paradigma en las relaciones entre el Estado y la ciudadanía, reconociendo que los desafíos ambientales exigen respetar y garantizar el derecho de incidir sobre un bien colectivo que repercute, además, en derechos esenciales existente entre la protección del medio ambiente y los derechos humanos.
Este nuevo modelo de “democracia ambiental”( por llamarla de alguna manera) vino para quedarse con la aprobación de Escazú, ya que este tratado se reconoce la necesidad de ir más allá de acciones nacionales. La constatación de la aldea global y la casa común , son hoy herramientas de los ciudadadnos a traves de un modelo horizontal donde se incentiva la creacion de modelos concertada, proactiva y eficaz de la comunidad de las naciones y de los organismos internacionales”.
“Es una caja de herramientas y habilita a que ejerzamos nuestros derechos con más fuerza”, explica Nicole Becker( Jóvenes por el Clima) quien además se refirió al tratado como “una deuda de la sociedad con la juventud y con los que más sufren los impactos de la crisis climática”.
Con 240 votos positivos, 4 negativos y 2 abstenciones fue aprobado el Acuerdo de Escazú para la Republica Argentina y entrara en vigencia con la firma de un país mas, de los 23 que firmaron el acuerdo.