Griselda Sanabria es propietaria de “La Escondida” el primer spa de la localidad. Generó empleo para seis profesionales que ofrecen servicio de masajes, peluquería, manicura, sauna, depilación, buffet y hasta cancha de paddle.

Concretó la idea por la que venía trabajando hace bastante tiempo en marzo y a los pocos días comenzó la cuarentena por la pandemia del Coronavirus. Sin saberlo y sin estar preparada tuvo que suspender el proyecto aunque sabía que era cuestión de tiempo. Griselda Sanabria es propietaria de “La Escondida” el primer Spa de la localidad de Garupá. Hace algunas semanas pudo abrir las puertas del complejo que ofrece servicio de masajes relajantes, descontracturantes, spa de manos, peluquería, sauna, reiki, buffet y hasta cancha de paddle. Abre de lunes a lunes y emplea a seis profesionales para los distintos servicios.

“Sabemos que es el único en la zona, se llama La Escondida porque está en un lugar alejado, en el barrio Ñu Porá y la idea es que la gente venga y pase un día relajado, lejos de la rutina. Está pensado para la persona que trabaja y quiere venir por ejemplo un domingo a pasar unas horas. Yo soy masoterapeuta, y ya teníamos con mi esposo la cancha de paddle y de futbol 5 pero yo quería dedicarme a esta actividad con la que me llevo mejor”.

Griselda admite que poco a poco buscan hacerse conocer para traer más clientes que por el momento son tímidos a la hora de consultar. “Sabemos que va a llevar un tiempo, queremos que se acerquen desde Gaupá, Posadas, y los municipios de la zona, siempre con los cuidados y los límites que impone la pandemia. La idea es que la gente salga mimada”.

El protocolo para la actividad incluye la utilización de material descartable, atención cada 20 minutos entre clientes, utilización obligatoria de barbijo, alcohol en gel, extremar medidas de higiene, y previo pedido de turno de mínimo de 72 horas.

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