La desigualdad que profundizó la pandemia

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Este 8 de marzo tiene en las espaldas de cada mujer el peso de 2020. El año de la pandemia del Coronavirus que además de destruir familias, aislar afectos, desbordar sistemas de salud y hundir la economía del mundo, marcó una profunda regresión en los tímidos avances de las mujeres en el mercado laboral. 

Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), da cuenta de un marcado retroceso de más diez años en los avances logrados en materia de participación laboral en las mujeres. 

Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente). Se calcula, además, que la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 12% en 2020, porcentaje que se eleva al 22,2% si se asume la misma tasa de participación laboral de las mujeres de 2019. En 2020, explica el estudio, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo.

En la Argentina los números son aún más preocupantes. La directora Nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de Nación, Mercedes D’Alessandro, puso el foco en la tarea de cuidado no remunerada. 

“Las mujeres entran a la pandemia ganando menos, tienen mayores niveles de desempleo. Eso dicen los indicadores económicos, y además cargan con mayores tareas de cuidado no remuneradas”, y agregó, “durante la pandemia la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral cayó 10 puntos en el primer trimestre. Una de cada 10 mujeres tuvo que dejar el mercado laboral, y en el tercer trimestre sólo se recuperan 4 puntos de la caída”, señaló la funcionaria. “Estamos en nivel de hace 20 años, retrocedimos dos décadas”. 

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Claro que la desigualdad que padecen las mujeres no es exclusividad de quienes ganan menos dinero o directamente están fuera del mercado laboral. 

Economis publicó hace un tiempo la preocupación de la red de mujeres de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, sobre los problemas que padecen las empresarias para tomar un crédito.  En el 2020 en medio de las restricciones que impuso la pandemia, sólo el 16% pudo acceder a un préstamo para sostener su empresa o emprendimiento. 

En la misma línea, un estudio de financiamiento en materia de crédito del Banco Interamericano de Desarrollo, exhibe que en los últimos tres años apenas un 23,5% de las empresas lideradas por mujeres logró financiarse a través de la banca, pública o privada, contra el 48,7%  de las firmas lideradas por hombres que sí lo hicieron. 

También en las chacras 

En Misiones, el trabajo de la mujer en las chacras es tan central como muchas veces invisibilizado. Mujeres que garantizan la producción de alimentos, generan empleo y motorizan la economía de la provincia en las chacras, industrias, cooperativas, asociaciones y organizaciones rurales, cumplen un rol relevante a través de su trabajo diario fomentando el arraigo rural e impulsando el desarrollo productivo. 

Sin embargo, dicho a través de un informe del Ministerio del Agro y la Producción de Misiones, su participación no es tenida en cuenta  en encuestas, relevamientos, censos, estudios. El último Censo Nacional Agropecuario (CNA 2018), muestra que de 22.623 explotaciones agropecuarias censadas en la provincia, solo el 17% tiene mujeres al frente de los establecimientos. Se suma a esto que la mayoría de ellas se encuentra en una situación desfavorecida en comparación a sus pares varones. 

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Acá, algunos datos que dejó trascender la ONU para un problema de desigualdad que no conoce fronteras. 

_ Las mujeres rurales, una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias.  

_ Menos del 20% de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres. En las zonas rurales, la brecha salarial de género llega al 40%.

_ Reducir la brecha en las tasas de participación de la fuerza laboral entre hombres y mujeres en un 25% para el año 2025 podría aumentar el PIB mundial en un 3,9%.

_ Si las mujeres de las zonas rurales tuvieran el mismo acceso a los activos agrícolas, la educación y los mercados que los hombres, se podría aumentar la producción agrícola y reducir el número de personas que padecen hambre en 100-150 millones.

En definitiva y como se puede observar a través de los datos, la brecha de género no hace más que pisotear expectativas de crecimiento de mujeres que de todas maneras alzan sus voces para reclamar una y otra vez oportunidades. Oportunidades de acceder, oportunidades de igualdad, oportunidades de crecer, oportunidades para no depender. 

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