La educación misionera en tiempos de Pandemia
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Por Julián Bjorklund, director del Instituto Carlos Linneo de Oberá. El jueves 12 de Marzo, por la tarde, el gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad, anunciaba en su cuenta de twitter, la suspensión de las clases en la provincia a partir del 13 de marzo por emergencia sanitaria, no solamente por el coronavirus, sino también y especialmente por el dengue en la zona. A los pocos días, el gobierno nacional anunciaba idénticas medidas para todo el país.
Para evitar el corte de la continuidad educativa, el gobierno provincial propone el dictado de clases virtuales, para lo cual habilita su plataforma educativa Andrés Guacurarí. Dicha plataforma contiene una serie de contenidos digitales que los docentes pueden utilizar para trabajar con los estudiantes de manera online. La Provincia de Misiones viene haciendo punta en materia de educación disruptiva, con la escuela de Robótica en primera instancia, la Ley de Educación Disruptiva y más recientemente con la Escuela Secundaria de Innovación. Sin embargo la situación de pandemia global y como consecuencia la suspensión de las clases presenciales ha acelerado el proceso de la incorporación de la educación digital en las escuelas, como la única herramienta útil para no interrumpir el proceso educativo.
La continuidad pedagógica de manera online, plantea una serie de desafíos para los actores educativos, pues modifica el ambiente de trabajo, como así también los formatos y las técnicas de enseñanzas, y ni hablar de los sistemas de evaluación, los cuales deben ser abordados de una manera totalmente distinta, fuera del clásico examen presencial ya sea oral o escrito.
El mayor de los desafíos lo deben afrontar los docentes, los adultos que, en muchos casos por una cuestión generacional, han tenido que aprender el uso de las tecnologías de información y comunicación. No es lo mismo dar una clase presencial con ayuda de las TICs (Tecnologías de la Información y Comunicación), que organizar y brindar una clase totalmente de manera virtual, sin contacto directo con los estudiantes. La creación y el uso de aulas virtuales significan un desafío, que además genera ansiedad en el docente por hacer un buen uso de esta herramienta y lograr un aprendizaje significativo en el estudiante.
Los docentes, debemos tomar esta situación como un reto a vencer, pensar estrategias positivas para la incorporación de conocimientos y animarnos a generar herramientas innovadoras para trabajar con nuestros estudiantes. ¿Porque no, animarnos a grabar videos tutoriales, explicando consignas o desarrollando conceptos de nuestra materia? O buscar en internet aquellos materiales que se ajustan a nuestros criterios de cátedra, y de los cuales podemos dar fe de su veracidad, porque también hay que tener en cuenta que no toda la información circulante en internet es fidedigna.
Los recursos que podemos utilizar son ilimitados, pero no debemos caer en la excesiva cuantificación de material educativo, perdiendo de vista la calidad de ese material. En educación siempre debemos priorizar lo cualitativo por sobre lo cuantitativo, pues solo así se logra una apropiación significativa de conocimientos por parte de los estudiantes.
Para los padres o tutores, también el desarrollo de las clases virtuales desde casa, genera un reto importante para el acompañamiento de la realización de las actividades que deben llevar adelante los estudiantes. Muchos deben volver a estudiar junto con sus hijos, dedicarles tiempo a una tarea que habían depositado en los educadores formales. También la situación social de la no asistencia a clases genera una situación anormal en el seno familiar, ya que los estudiantes están todo el tiempo en casa y desde allí, deben resolverse los problemas que surjan en el ámbito educativo sumado a la convivencia forzada durante más horas de lo habitual.
Existe el miedo injustificado, a que sus hijos pierdan el año debido a esta situación. Injustificado porque la modalidad virtual es absolutamente válida para subsanar la imposibilidad de asistencia a clases. Hoy en día las herramientas de las TICs amplían increíblemente el ámbito de trabajo áulico y los mecanismos de evaluación y acreditación de las materias son igualmente eficientes y validos que en la modalidad presencial. Por eso no debe inquietarles el hecho de q los alumnos no asistan a clases, ya que la tecnología hoy en día, permite la posibilidad de lograr un aprendizaje igualmente significativo y que puede acreditarse.
Para los actores principales del ejercicio educativo, los estudiantes, esta situación también plantea desafíos a superar, ya que, si bien nuestros jóvenes son nativos digitales, es decir manejan la tecnología de forma orgánica y de una manera mucho más fácil que los adultos, no están acostumbrados a verla como una herramienta de trabajo, como una manera eficaz de acceder al conocimiento formal. La mayoría de los estudiantes tiene un manejo ágil de las TICs para la comunicación con sus pares y la difusión de sus vivencias a través de las redes sociales.
Mucha de su socialización transcurre de manera digital, pero eso no implica que sepan usar estas herramientas para el estudio y la apropiación de conceptos educativos. Sin embargo al poder cambiar su forma de percepción, descubrirán que el aprender a través de las TICs resulta entretenido y hasta divertido, ya que pueden generar su propio material de estudio de la manera que quieran, y acceder a los contenidos en formatos que le resulten entretenidos y fáciles de incorporar, como videos tutoriales, recreación de experimentos, simulaciones
virtuales, etc.
El desafío se presenta en poder ver al celular y a la computadora como una herramienta para el aprendizaje.
El éxito de este periodo de educación virtual no depende de las herramientas digitales que usemos, sino del accionar de cada uno de los actores del proceso educativo. La disponibilidad de esas herramientas colabora de manera positiva en este accionar, pero es absolutamente necesario que las personas involucradas asuman el desafío con convicción y ganas de obtener los mejores resultados y también con paciencia y responsabilidad, ya que es una situación nueva y que se impuso de manera intempestiva debido a la celeridad de los acontecimientos y en la que todos tenemos mucho que aprender.
Este aislamiento social preventivo nos plantea una variedad de situaciones estresantes y desafiantes, como individuos y como sociedad que debemos buscar la manera de superar de manera satisfactoria, ya que se trata de una realidad absolutamente atípica y que nos modifica de manera abrupta nuestra vida diaria, pero que a la vez es totalmente necesaria para sobrellevar positivamente los efectos de esta pandemia que en otros países está generando estragos abrumadores.
Esta modificación abrupta de nuestra vida diaria, debe hacernos reflexionar sobre todos los hechos que tuvimos que dejar de hacer. El contacto con los seres queridos, los abrazos, el compartir un mate con los amigos o con los compañeros de trabajo, los paseos al aire libre, el simple hecho de caminar por las veredas, el circular por las calles. Aprovechemos este periodo de aislamiento para pensar y reflexionar sobre esto y así poder darle el valor que realmente tienen, cuando esta situación termine. Creo firmemente en el ser humano superador y resiliente, que sabrá salir de esta pandemia fortalecido y con un mayor grado de empatía social. Porque solamente mirando al otro como un igual, la humanidad ha superado todas las crisis hasta ahora.
