El Presupuesto 2018 no logra romper con la histórica tendencia de usar fondos federales para inmiscuirse en funciones locales. La enorme inversión en transporte público en favor del Gran Buenos Aires es un ejemplo muy ilustrativo, pero no el único dentro del proyecto de Presupuesto. Para no seguir perseverando en el fracaso es imprescindible eliminar solapamientos, descentralizar recursos y crear incentivos para que mejore la calidad de la gestión en los gobiernos locales.
Una innovación interesante en el Presupuesto 2018 es el enlace entre el Plan de Gobierno y las partidas presupuestarias. Esto facilita el control de la ejecución de las acciones del gobierno. Más allá de la concordancia o no que se tenga con las prioridades que fijan las autoridades, es importante haber adoptado esta metodología presupuestaria ya que aporta una herramienta institucional con la cual la ciudadanía puede monitorear la gestión.
En el Plan de Gobierno hay definidos 8 objetivos estratégicos (estabilidad macroeconómica, acuerdo productivo, infraestructura, desarrollo humano, combate al narcotráfico, fortalecimiento institucional, modernización del Estado e inserción inteligente al mundo) los cuales contienen cerca de 100 iniciativas prioritarias que representan el 70% del gasto primario nacional. Con el Presupuesto 2018, entonces, se puede conocer el monto asignado a cada iniciativa prioritaria y, con ello, el destino que se le da a los fondos federales.
Para evaluar la lógica que se utilizan en la asignación de los fondos federales según las iniciativas prioritarias sirve de ejemplo el objetivo de desarrollo de infraestructura. Según el proyecto ley de Presupuesto 2018 se observa que:
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