El informe de la Fundación Mediterranea – IERAL, realizado por Jorge Day explica que luego del importante ajuste de 2018 en los salarios estatales de provincias, el 2019 apunta a una recuperación, de la mano del proceso electoral
• Entre 2012 y 2017, la masa salarial del sector público provincial había aumentado 11 % en términos reales, variación que contrasta con una caída del sector privado formal de 1 % para igual período
• Sin embargo, en 2018 la masa salarial pública de provincias cayó en términos reales en forma más intensa que en el propio sector privado. Los gobiernos de estas jurisdicciones fueron cautelosos, aún con mejora de ingresos, especialmente los de origen nacional
• Se estima que la política salarial de provincias estará dictada en 2019 por el proceso electoral. De hecho, en una jurisdicción ya se registraron ajustes de remuneraciones del orden del 50 %. En aquellas provincias de alta ponderación del empleo público en los puestos de trabajo totales, caso de las del Norte argentino, este fenómeno repercutirá en los indicadores de consumo. Respecto del sector privado, los puestos asociados a la agroindustria, los hidrocarburos y la minería también podrían sumarse a la recomposición salarial
2018 fue un muy mal año comercial, con fuertes caídas en ventas (supermercados, minoristas, shoppings). Esta difícil situación se vio reflejada en una buena parte de la industria, especialmente aquella que destina gran parte de su producción al mercado interno. No sólo autos, sino también industrias regionales como la láctea y la vitivinícola.
El factor clave fue la notoria reducción en el poder de compra de la población, luego de la devaluación. Con una visión regional, nos preguntamos si ese movimiento fue homogéneo, y qué esperamos para 2019 Un buen indicador de ese poder de compra, es la masa salarial, neta de inflación. Si disminuye el empleo y/o los salarios se rezagan con respecto a la inflación, la población contará con menos ingresos, afectando negativamente a las ventas. La dinámica de esta masa salarial presenta diferencias entre las regiones, al menos en dos puntos. El primero es que tienen distintas estructuras productivas. Por ejemplo, cuando resurge el negocio petrolero, la Patagonia presenta mejor desempeño salarial, situación observada hasta el año 2013. El segundo punto es que hay provincias que son muy dependientes de fondos nacionales, a tal punto que en algunas jurisdicciones la masa salarial pública resulta más importante que la privada (Formosa).
Entonces, ¿cómo ha evolucionado ese poder de compra en estos últimos tiempos?
Conjunto de Provincias: como es esperable, la masa salarial privada ha variado al ritmo de la producción nacional, aunque en el periodo 2003-2007 aumentaba a un ritmo mayor. En los últimos años, ha sido oscilante, con años pares en caída (que coincidían con
devaluaciones) e impares en recuperación.
Por el lado público (considerando sólo los provinciales, y excluyendo nacionales y municipales), la masa salarial ha seguido el ritmo de los ingresos del sector público de las provincias. También razonable.

Pero como la presión tributaria ha aumentado en el país en los últimos años, los ingresos públicos de las provincias se han incrementado más que la producción nacional. Y por ende, la masa salarial pública también ha aumentado más que la privada, en especial en el periodo 2015-2017. Al ser así, las regiones más dependientes de fondos nacionales deben haber tenido relativamente un mayor aumento en sus masas salariales. ¿Fue así?

Por regiones: consideraremos dos periodos.
2012-2017: en promedio la masa salarial, con oscilaciones, se ha estancado a nivel nacional (creció sólo 2% en total), pero la pública se incrementó en un 11% y la privada cayó en un 1%.
En todas las regiones, la masa salarial pública aumentó fuertemente. El desempeño fue más heterogéneo en la privada. Aumentó en las norteñas y cayeron en las otras regiones. En el norte creció el empleo en los sectores de Comercio, Educación y Salud, y en Construcción en varios casos. Posiblemente, la obra pública haya empujado a esas economías.
Un punto llamativo es la fuerte caída del poder de compra de los asalariados privados en Cuyo. En buena parte se explica por San Juan. Hasta 2013 venía creciendo fuertemente su masa salarial, especialmente por la minería, en su etapa de construcción, etapa intensiva en mano de obra. Y luego se pasó a la etapa de explotación, que requiere menos mano de obra. También han influido las complicaciones en la vitivinicultura cuyana.
En el ínterin hubo un repunte en la masa salarial privada en Neuquén explicado por el impulso petrolero que luego mermó sus fuerzas.
Resumiendo, en ese periodo 2012-2017, poco aumentó la masa salarial, neta de inflación, pero fue heterogéneo. Creció la pública y cayó la privada, y le fue mejor a las provincias norteñas

Como se había mencionado anteriormente, el mayor aumento relativo en la masa salarial pública se hizo más notorio en el periodo 2015-2017. Sin embargo, no fue así en todas las provincias. Algunas fueron más parejas en los cambios. Por ejemplo, en Córdoba la masa salarial pública aumentó casi como la privada en esos tres años. Esta situación se observó en Corrientes y Tucumán.

Sin embargo, en otras la situación fue muy despareja, con aumentos muy fuertes en la parte pública, creciendo muy por encima de lo observado en lo privado. Para realizar esto, requieren que el gobierno provincial cuente con más recursos o haya sido superavitario. O si no, tiene un problema financiero en el futuro.
2018 (el año pasado): la fuerte devaluación deprimió el poder de compra de la población, y a todas las regiones en similares  porcentajes. Sin embargo, a diferencia de los años anteriores, la masa salarial pública cayó más fuertemente que la privada. Aunque mejoraron los ingresos, especialmente los de origen nacional, los gobiernos provinciales han sido moderados en los gastos en personal
. Ante la falta de financiamiento, que es un problema nacional, ha habido mayor cautela en el manejo de las cuentas públicas.
Perspectivas 2019
Varios puntos a considerar. A nivel global, existe una correlación, aunque no tan perfecta, entre el poder de compra del dólar y el del salario promedio. Mientras más caro es el dólar, menor es el poder adquisitivo de los salarios. Eso fue notorio durante 2018 (y en las otras devaluaciones). Para 2019, a pesar de los pronósticos, la impresión es que el dólar se rezagaría lentamente con respecto a la inflación. Si así fuese, podría esperarse una leve recuperación de los salarios reales. En materia de empleo, en el mejor de los casos puede esperarse un estancamiento.
En cuanto a lo público, la impresión es que, en un periodo electoral, difícilmente los gobiernos tengan poder suficiente para controlar los gastos en Personal (a pesar de las restricciones financieras). Ya en una provincia los salarios han aumentado casi un 50% interanual en los dos primeros meses del año. Si así fuese, esto beneficiaría relativamente más a las provincias norteñas.
En cuanto a sectores privados, en todo este contexto recesivo, la buena noticia es la recuperación del agro pampeano, por lo cual podría esperarse un derrame en la masa salarial de esa región. Sin embargo, el agro en esa región no pesa tanto en la totalidad de sus economías, como sí lo hace el petróleo y la minería en otras. En estas actividades, el dólar se mantendría caro y se ha observado cierta mejoría de sus precios internacionales en estos dos últimos meses. Podría esperarse cierta recuperación en su actividad, aunque no notoria. La incertidumbre política no favorece a las inversiones al menos en el corto plazo.
Sintetizando, se mantiene la tendencia estancada del poder de compra de la población. En el mejor de los casos, podría observarse una leve recuperación. A nivel regional, se esperaría que el impulso exportador en la región pampeana la beneficie más y que en las provincias con importante empleo público se note el año electoral.

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