Ni Suecia ni Suiza

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Si hacíamos lo que hizo Suecia hubiéramos tenido 13.900 muertos“, aseguró el presidente Alberto Fernández al anunciar la fase 4 de la cuarentena que seguirá siendo rigurosa en Capital Federal y Buenos Aires, pero con mayores flexibilizaciones en las regiones geográficas con menos casos.

¿Por qué se refirió a Suecia? “Muchos pusieron algún ejemplo de países que no hicieron la cuarentena y dicen que lograron resultados. Y me detengo en el caso sueco. Y lo he comparado con Noruega. Noruega hizo la cuarentena estricta. Suecia tiene tiene 14 veces más muertos que Noruega. Suecia tiene 3175 muertos por Covid y Noruega 218. En muertos por cada 100 mil, Noruega tiene 4 y Suecia 3, en cantidad de infectados Suecia tiene 25 mil y Noruega 8 mil”, desarrolló el Presidente en la noche del viernes, acompañado por el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof y el intendente porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Fernández advirtió que, de haber flexibilizado la cuarentena como hizo el gobierno sueco, Argentina hubiera tenido hoy 13.900 muertos e insistió con que su gobierno seguirá priorizando el cuidado de la salud de los argentinos.

Suecia es uno de los países que menos rigurosidad aplicó al combate al coronavirus y priorizó la continuidad de las actividades económicas

Pero la laxa actitud sanitaria no inmunizó a la economía: se cayó el consumo interno y se frenó el acceso a los mercados internacionales, dado que las exportaciones representan el 30% del Producto Bruto Interno. La proyección más pesimista es de una caída del -9,7% del PBI para 2020.

Si Argentina no es Suecia, tampoco es Suiza. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central de la República Argentina prevé una caída del Producto Bruto Interno del 7% para 2020. Pero los analistas esperan para 2021 un rebote de la actividad, con un crecimiento económico de 3,8% interanual y de 2,0% interanual para 2022. Los cambios dependerán del coronavirus. 

Fernández ratificó que la cuarentena es el mejor remedio ante una enfermedad que todavía no tiene cura y que es imprevisible. La parálisis de la economía es un daño colateral de la protección de la vida. ¿Hasta cuándo se mantendrá medianamente equilibrada la balanza? 

Está claro que el modelo sueco no es el mejor antídoto. Brasil, mucho más cercano, tampoco tomó medidas serias contra el coronavirus. Y es hoy el sexto país del mundo en cantidad de muertos, superando este sábado la tenebrosa línea de los diez mil muertos -10.627 cuando se escribía esta columna, 730 más que el viernes-, mientras el presidente Jair Bolsonaro armaba una“vaquita” para el asado con amigos y funcionarios. 

Sin embargo, el propio Bolsonaro y el ultraliberal ministro de Economía, Paulo Guedes, admitieron que Brasil está al borde del colapso. Las proyecciones indican que la economía se contraerá 3,8% este año, y las organizaciones no gubernamentales señalan que cada vez más familias se saltan comidas porque los ingresos se agotan.

Es tan dramático el escenario que el presidente de Paraguay, Mario Abdo, declaró hace unas horas: “Ni me pasa por la cabeza abrir la frontera con Brasil”. La tierra guaraní tiene una altísima dependencia de la economía brasileña, pero Abdo también prioriza la salud de los paraguayos. Los datos de las últimas horas elevaron el nivel de preocupación. El ministro de Salud, Julio Mazzoleoni reveló que el sábado se procesaron  800 muestras de Covid19, de las cuáles 126 dieron positivos: 124 venían del Brasil. Lo mismo pasó el viernes, con 101 casos positivos, de los cuáles 98 eran externos y 97 de Brasil. Parece película de ficción. Las fronteras están militarizadas, pero del lado paraguayo. 

Los Estados Unidos ya acumulan 79.373 muertes, sin ninguna restricción a la economía y prácticamente nula acción sanitaria. Pero el país del sonriente Donald Trump registra un desempleo del 14,7 por ciento, el más alto desde la Gran Depresión, con una destrucción de 20,5 millones de puestos de trabajo sólo en abril. La tapa del New York Times de este sábado, es elocuente. 

Argentina aplicó una cuarentena estricta y el Estado está auxiliando a la economía -con escasas herramientas, dada la recesión heredada de la alianza Cambiemos-, mientras batalla con los acreedores para renegociar los abultados vencimientos de deuda. ¿Alcanza? Seguro que no. Y son muchas las empresas que no logran acceder a las líneas de financiamiento por problemas formales, irregularidades o la misma burocracia. También son miles los trabajadores que están en la incertidumbre, por la continuidad de sus puestos de trabajo o la elasticidad de sus salarios. 

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De todos modos, según una encuesta de Ricardo Rouvier, “sigue generando seguridad en la población la manera en que el Gobierno conduce esta lucha contra el coronavirus, confianza que es manifestada por un 80 por ciento de la población”. 

En caso de que esto hubiera ocurrido en el gobierno anterior, el 60 por ciento cree que la situación sería peor de la que se está viviendo actualmente. Aunque el 50% de los consultados considera que hay que flexibilizar la cuarentena, una porción importante (43%) cree, por el contrario, que debe mantenerse las limitaciones existentes.

Otro trabajo de la consultora Circuitos revela que solo el 43 por ciento de los encuestados percibe su ingreso total, pero también, la mayoría, coincide en la confianza en el manejo del Gobierno. 

No hay receta única ni protección garantizada. “Es una paradoja, el auge de la globalización, hoy se está revisando al ir de la libertad absoluta al encierro obligado”, reflexionó el jueves el presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, en una conferencia de prensa que precedió a la apertura virtual de las sesiones ordinarias de la Cámara de Diputados

El conductor de la Renovación consideró que “hay que levantar las economías regionales y de la Nación, sino los efectos de la parálisis, van a ser insoportables”. Pero al mismo tiempo, advirtió que las respuestas principales a los problemas deben ser locales

Debemos pensar en el desarrollar estrategias y negocios locales. La salida de esta crisis, nos va a encontrar en la reedición de la localización. Misiones y Argentina tienen lo más importante para la vida que son los alimentos. El mundo se va a rearmar en nuevos comoditties que serán alimentarios y energéticos. Con Pymes y start up que vienen con nueva mentalidad empresaria, de producir en casa. Haciendo uso de la inteligencia, la creatividad. Veo un mundo diferente, más creativo”, enumeró. 

Rovira ponderó el desarrollo de la plataforma Guacurarí, como la “mejor de Sudamérica” que “ha generado niveles de contacto internacional y lo hemos hecho los misioneros”. 

“Es una inyección de esperanza para generar el anticuerpo inteligente frente a la desazón y los brazos cruzados que impone la cuarentena. Nos estamos inmunizando intelectualmente antes que la inmunización sanitaria”, precisó.

Rovira destacó que tener a dos médicos al frente del Gobierno, como Oscar Herrera Ahuad y Carlos Arce, permite una cabal comprensión de las medidas. “Un buen ingeniero también hace falta, por eso estuve y estaré al lado en un rol político, no solo de acompañar, sino en ámbito proactivo para todos los misioneros”, bromeó. 

Y Misiones se destaca justamente por haber tomado decisiones incluso antes que la Nación. Herrera Ahuad adelantó el cierre de escuelas y exigió el cierre de fronteras cuando todavía había turismo internacional circulando por la provincia, el 13 de marzo. Desde entonces, se calcula que 20 mil personas entraron o pasaron por las fronteras en los operativos de repatriación. Sin embargo, Misiones se mantiene como una de las provincias con menor cantidad de casos y solo un fallecido, que vino desde Brasil. 

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Por eso el Gobernador se mantiene firme. Después de escuchar al Presidente con el anuncio de la fase 4, ratificó la continuidad de la cuarentena en Misiones, aunque también habrá flexibilidad para algunas áreas económicas. 

La autorización está en manos de los intendentes: cada uno debe autorizar el protocolo que elaboren las entidades empresarias y garantizar que se cumplan. En Posadas, por caso, vuelve a funcionar el comercio después de pulir un estricto protocolo de bioseguridad, pero se mantendrán las restricciones para otras actividades. También se podrá abrir hoteles, pero únicamente para viajantes o viajes de salud, mientras que el turismo -misionero- deberá armarse de paciencia. Herrera Ahuad no negocia -por ahora-, caminatas, gimnasios, fútbol y estéticas. Tampoco mayores de 65 años detrás de un mostrador o en actividad. 

En rigor, cada intendente deberá autorizar el regreso de la actividad económica en su municipio. Sin el debido protocolo autorizado, los comercios se expondrán a sanciones o clausuras comerciales. Pero serán los alcaldes la autoridad de control. Eso si, que en Posadas se autorice una zapatería, no significa que lo sea en Candelaria si ese municipio no avaló el protocolo. 

En el Gobierno preocupa la desaprensión que se exhibe al mismo tiempo que se reclama más apertura. El sábado por la tarde fueron apercibidos una pescadería atendida por un hombre sin barbijo, una relojería abierta -sin autorización- y con un cliente sin protección. 

Y al mismo tiempo, se destaca que las actividades que volvieron con protocolo, son las que mejor están cumpliendo con las medidas de protección. 

Herrera Ahuad y el equipo de Salud siguen de cerca la situación de Brasil. El desborde implica un problema de cercanía y el reinicio de la actividad comercial puede significar un punto de contagio adicional. Sobre todo la lupa está puesta en el oriente misionero, donde la idiosincrasia y la fluidez cultural son una amalgama.

La asistencia económica se sostiene y aunque se evidencian problemas de acceso a los planes de la Nación, son más eficientes -y cercanos-, los de la Provincia. Fueron 64 las empresas que pidieron ayuda al Fondo de Crédito, de las cuales 29 fueron asistidas directamente por el Banco Macro sin necesidad de avales. La principal entidad financiera de Misiones monetizó créditos por más de mil millones de pesos. El Fondo de Crédito aportó otros 250 millones. En paralelo, 985 empresas fueron beneficiadas con una postergación del 50 por ciento de la tarifa eléctrica. 

Todo esto en medio de una caída de recursos de la recaudación y de la coparticipación por la caída de la actividad. Por eso se pone énfasis en el reclamo de la compensación de parte de la Nación, estimada en 126 mil millones de pesos. “Los recursos federales son injustos, pero no nos quedamos en el reclamo. Hemos hecho y hemos demostrado que con lo nuestro tenemos la mejor educación y la mejor salud. No está todo arreglado ni es un jardín de rosas, pero es una verdad incontrastable, a la vista. No tomar deuda, no debemos un peso y con los recursos de Rentas y lo poco que nos llega de coparticipación, hicimos todo esto”, destacó Rovira al enumerar la infraestructura misionera.Herrera Ahuad está convencido que todo el esfuerzo puesto en la cuarentena y la ayuda del Estado a la economía sólo serán efectivos si la sociedad se autoprotege. “Nadie nadie gana en la pandemia”, repite el mandatario cuando se lo consulta. Pero también repasa que la lucha contra el coronavirus en Misiones fue titánica, pese a las más de 20 mil personas que ingresaron por las fronteras y turistas internacionales en circulación hasta bien entrado marzo, cuando ya se habían detectado casos en la Argentina.

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