No aprendieron nada
El título lo tomo prestado de un certero comentario del amigo y notable patriota Dr. Juan Gabriel Labaké, respecto al tema acá analizado.
Me refiero acá a la clase media, que padeció y se empobreció fuertemente en los años ’90; y que después reflotó rápida y sorprendentemente, cuando de milagro superamos la crisis terminal de 2001 – 2002, luego de la cual se pudieron pagar las hipotecas; otras deudas bancarias asfixiantes; salvar su casa o su campito agro – ganadero; mejorar el modelo de su automóvil e incluso acceder en muchos casos por primera vez al 0 Km, otros a más de un vehículo por familia; volver a vacacionar o incluso hacerlo por primera vez y todos los años (siendo que con la crisis eso pareció imposible); enviar a sus hijos a la Universidad (pública y gratuita,en muchos casos nueva y más cerca del barrio, y las prexistentes con infraestructuras renovadas y con carreras nuevas); acceder a comodidades que antes parecían sibaríticas o solo para las clases altas (acondicionadores de aire, incluso más de uno por familia; productos electrónicos, etc.); volver a darse esos pequeños grandes gustitos, como cenar afuera o salir los fines de semana; y sobre todo esos servicios e infraestructuras que cuando no se tienen se padecen y cuando se tienen se olvidan que tenerlos respondió a una decisión y una postura política y social inclusiva (caminos pavimentados; autovías en lugares muy congestionados como la Ruta 14 entre Brazo Largo y Paso de Los Libres, la Ruta 9 entre Rosario y Córdoba, la Ruta 3 entre Madryn y Trelew, la Ruta 12 en parte entre Posadas y San Ignacio etc.), hospitales bien equipados, muchos de ellos nuevos y unos cuantos de alta complejidad; salas de primeros auxilios; ambulancias nuevas y disponibles; escuelas bien equipadas nuevas y escuelas arregladas o incluso mejoradas (como muchas escuelas – rancho, transformadas en edificios permanentes y sólidos); renovación de la flota de camiones particulares, en buena parte con créditos blandos implementados por el Banco Nación, flota que antes tenia 25 años de promedio y estaba compuesta básicamente por vehículos medianos sobrecargados, hoy de 3 a 4 años promedio y mayoritariamente formada por vehículos pesados, lo cual es más eficiente y seguro; la cantidad de casas nuevas construidas con el Plan Procrear, con cuotas accesibles, fijas y en pesos, y con amplitud de diseños; y el listado sigue.
Pero la memoria de “Don Pepe” y “Doña Rosa” suele ser muy frágil, y su razonamiento muy limitado, o solamente operando como repetidora de falsedades instaladas por los medios concentrados de incomunicación pública; sobre todo con su interminable carga de odios reconcentrados. Lo de los “Don Pepe y Doña Rosa” no se reduce solo a niveles de comadres de barrios, sino también a muchos profesionales y docentes, que a ojos vista mejoraron sus niveles de vida, pero que como analfabetos políticos se sumaron entusiastamente a las críticas al como sea y al odio a “los populismos” (concepto que no alcanzan a definir muy bien, pero lo siguen repitiendo).
Varias frases hechas, que no resisten ni el mínimo análisis bien hecho, son repetidas casi como mantras de “fe política” por los clasemedieros de pensamientos superficiales y volátiles adhesiones, las que mutan fácilmente llevadas por los vientos de campañas mediáticas, operativos de difamaciones instalados por maliciosos comentaristas de corrillos de esquina o de café, y otros mercenarios al tanto por cuanto al servicio de “non sanctos” intereses político – económicos y de subordinados grupos pseudo elitistas con pretensiones de castas “superiores” y privilegiadas; como las que se conforman en determinados clubes, fundaciones y otras asociaciones formales o informales; o como las que las cúpulas liberales militares inculcaron incluso con desprecio a los “civilachos” pretendiendo ser una casta superior, sin entender que asumieron el rol de mandaderos dóciles de grupúsculos del poder económico local concentrado y de poderosos intereses transnacionales a los cuales se subordinan, incluso sin ser conscientes de eso. Algunas de esas frases, dichas siempre con enjundia y muchas veces con nada disimulada violencia, son las siguientes.
“En Argentina no trabaja el que no quiere”. (Ni se enteran de los despidos masivos, de los cierres de fábricas, de comercios en zonas de frontera, de actividades gastronómicas por falta de clientela, etc.).
“Esté quien esté, igual debo trabajar” (Ni idea de conceptos como poder adquisitivo de los salarios, del nivel del salario real, etc., ni de la desocupación que los acecha a la vuelta de la esquina).
“Lo que tengo lo compré con mi trabajo” (Y con las mejoras sustanciales en el poder adquisitivo, cuando hubo políticas económicas inclusivas…pero “no les cae la ficha” para comprenderlo).
“La política no me importa”, o su frase similar “soy apolítico”, que ahora repiten como mantra, los que hasta hace poco atacaron con tanta ferocidad como superficialidad al gobierno precedente, nacional, popular y keynesiano; y apoyaron al actual apátrida, elitista – clasista y ultra neoliberal…¡pero ahora que se están dando cuenta, no quieren asumir sus gruesos errores de analfabetismo político, y por eso “se borran” escudándose infantilmente en un falaz “apoliticismo” que ni ellos creen.
“Estamos mal, pero necesitábamos un cambio”. Eso repiten como loros, los que están sufriendo las consecuencias “del cambio” al neoliberalismo crudo del macrismo, como sucede con muchos jubilados; pero sus grados de colonización mental son tan acentuados, que ni siquiera razonan que ellos apoyaron ¡y aun apoyan, pese a las brutales evidencias negativas! las políticas que los empobrecen, los dejan sin asistencia médica y sin medicamentos, y los empujan a la miseria y el desamparo; además de llevarnos a la disolución nacional, pero de esto último ni se dan cuenta.
Pueden citarse muchas más “frases célebres” repetidas como loros por entusiastas odiadores seriales que forman parte de la muy voluble clase media argentina, hoy en franca decadencia, como el país. Por supuesto que siempre hay también gente pensante que razona y se fundamenta antes de opinar.