Obispos celebraron al Santo Cura de Ars

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En la mañana de este 4 de agosto, fiesta de San Juan Maria Vianey, los obispos de la provincia se juntaron para celebrar en torno a la Eucaristía. La celebración conto con la presencia de Monseñor Damián Santiago Bitar, Monseñor Juan Rubén Martínez y Monseñor Nicolás Baisi, además estuvieron presentes los sacerdotes de las 3 diócesis y los seminaristas del Seminario Santo Cura de Ars.

La celebración se llevó a cabo tomando en cuenta las medidas de bioseguridad determinadas por protocolo interministerial de la provincia, fue realizada en la parroquia Santa Catalina de Posadas.

Durante la ceremonia, el obispo de la diocesis de Puerto Iguazú fue el encargado de la homilía, en la que destaca la importancia de la tarea que realizó el Cura de Ars.

Compartimos algunos fragmentos de la homilía:
Vinimos hoy a celebrar al Cura de Ars, al patrono de los sacerdotes, de los párrocos y cada uno de nosotros tiene un poco del Cura de Ars, el que cura las almas.

Venimos a la casa del padre, y Dios nos habla en esta fiesta que celebramos, lo hace sobre el increíble don del sacerdocio, increíble para el mundo y también para nosotros. Cuando recorremos la palabra, con la primera lectura nos da un poco de miedo, cuantas cosas que andan mal y no decimos nada, esta palabra nos da una explicación que dice que si el malvado si hace el mal morirá, y si hace el bien se convertirá. El bien da vida, proviene del Dios que da vida, nuestra tarea es anunciar a Dios y al camino del bien.

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Nuestra tarea es con prudencia y tenemos que tener la sagacidad para guiar al pueblo a hacer el bien y para guiarlo a que no haga el mal, y no se precipite a él. No es tan fácil anunciar el bien, y corregir el mal, el seminario esta para eso y la vida sacerdotal también. Como nos cuesta aprender esta tarea es que el mismo Dios vino a nosotros, y nos muestra el camino. Es Jesús que es la palabra la verdad, nos muestra el camino y el modo de hacerlo.

El sacerdote debe configurarse con Cristo, debe hacerlo presente una y otra vez. El evangelio de hoy nos muestra de un modo especial, Jesús enseñaba en las sinagogas, iba a donde estaban reunidos y ahí enseñaba, proclamaba la buena noticia del reino y sanaba las enfermedades y dolencias.

Lo que pedimos en el padre nuestro se hace presente en Jesús y el nos enseña, nos muestra. Y la vida entonces es vida verdadera, cuando nos configuramos con él vivimos plenamente. Muchas de las enfermedades y dolencias que vivimos aparecen cuando no vivimos según Dios y él no quiere esto, porque nos ama.

La tarea sacerdotal es llevar el consuelo de Jesús a tantos lugares, a lugares donde hay soledades, odios, rencores, envidias. Y eso les va a quitando la vida a la gente, por eso Jesús quiere estar ahí con su compasión. Las ovejas sin pastor no saben para donde ir y una sociedad sin Dios se siente abatida, perdida, se siente sin rumbo. Jesús no quiere eso, por eso está cerca nuestro.

Cuando anunciamos a Cristo, anunciamos la vida eterna, anunciamos hacia dónde vamos y eso nos hace más fácil el camino, porque allí sabremos hasta dónde vamos. La cosecha es abundante y somos pocos trabajadores, siempre pasa así, uno va a una parroquia y hay más tarea de la que podemos cumplir, y ahí se ve nuestra pobreza, porque el Señor derriba a los poderosos y enaltece a los pobres, Dios se vale de nuestra experiencia y nos confiamos en él.

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La experiencia que no alcanza es una buena experiencia, porque nos hace crecer. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha, pidan y oren como Jesús lo hacía. El Señor nos va mostrando el camino, y va edificando nuestras experiencias, sana nuestra comunidad, cubre nuestras frustraciones, sabemos que estamos en manos de Dios y con él aprendemos a rezar, a pedir, lo necesitamos a él. No siempre alcanza con nuestras fuerzas y siempre necesitamos de él, Jesús pide, pero también llama. El Señor llama a todos y les da una misión, a los discípulos y esto da riqueza a la iglesia, porque permite que haya diversidad de dones, permite que nuestras comunidades crezcan más.

Los discípulos tienen que hacer lo mismo que hacia Jesús, hacer presente el reino de Dios, arrancar los rencores, las dolencias, expulsar a los demonios. Pero sobre todo anunciar a Cristo que sana dolencias, ser como Jesús para configurarse con él. Cristo en sus oraciones, Cristo vive el reino, Cristo sana las dolencias y eso tenemos que aprender a hacer. Pidamos al Cura de Ars que podamos configurarnos en Cristo y que siempre queramos aprender más sobre su presencia en la tierra.

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