La aplicación que genera textos a través de IA, amenaza con cambiar ciertos modelos de educación, mientras recauda millones de usuarios en pocos meses.

El medio español El País, narró como un docente de la Universidad de Navarra tomó la decisión de utilizar esta herramienta en sus clases. Muchos docentes se ven apremiados por el uso de este tipo de herramientas, sobre todo por la autoria de los trabajos, además de las complicaciones frente a los errores. A pesar de ello, este docente español ve la aplicación como una forma disruptiva de la educación, que también abrió nuevos desafíos en su rol.

Se trata de Francesc Pujol, profesor en la Universidad de Navarra, España quien cuenta que en la primera clase dijo, “bienvenidos a esta asignatura, hay bastantes trabajos y en todos vais a tener que usar ChatGPT obligatoriamente”. Con esto, Pujol se auto desafío a rediseñar todas sus tareas para adaptarse a la nueva gran herramienta impulsada por la inteligencia artificial.

“Cuando presenté mi plan en todas las clases, un 90% no sabía qué era”, aseveró Pujol. “Me quedé helado. Aunque hoy ha cambiado de manera radical”, Pujol da clase a alumnos de economía, empresa y diseño.

Con esta idea el profesor pretende lograr una gran ventaja, “como me atreví a hacer eso el primero, los alumnos han llegado a ChatGPT por mí. Así que no lo han usado primero contra el sistema, sino desde él”. Viendo el potencial de la aplicación como disruptiva dentro de la educación.

La aplicación también se equivoca

A pesar de la multiplicidad de respuestas, un alumno aseveró que en “cosas técnicas, debes conocer del tema del que le preguntas”.

La aplicación puede confundirse, a pesar de dar respuestas al parecer correctas. Por ello, la necesidad de ahondar en las respuestas, a pesar de utilizarlo.

Román Álvarez, profesor en Tarragona afirma que esta novedad como “ChatGPT es para el resto de las asignaturas, lo que el traductor de Google fue para el inglés”. Pujol, también reconoce que muchos profesores están pasando una fase de “duelo” buscando los errores de la aplicación.

Sin embargo varios docentes, analizan el uso de esta herramienta, pero depende de cada materia y el tipo de trabajo que hacen los alumnos.

Las revoluciones son lentas y los docentes que ven con una “sana distancia escéptica” la llegada de esta herramienta es porque ya tenían un tipo de evaluación más adaptado: “En mi modo de evaluación el estudiante debe elaborar y pensar por su cuenta utilizando determinados materiales”, dice Alberto Ribes, profesor de Sociología de la Universidad Complutense. “De modo que no estoy entre los apocalípticos ni tampoco entre los integrados. Lo veo desde una sana distancia escéptica. Me parece que será un recurso más puesto a disposición de los estudiantes. Los habrá que aprovechen óptimamente este recurso y otros que no lo harán”.

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