La casa de cambios ARS Cambio, en la calle Colón casi Sarmiento, cerró definitivamente.

Esta casa de cambios había abierto en noviembre pasado, y era la tercera sucursal de una firma que fundaron socios de Buenos Aires, con amplia experiencia en el negocio. En la ciudad empleaban a una decena de personas, entre cajeros, encargados, seguridad.

Los gastos fijos del alquiler, sueldos y tasas municipales combinado con la falta de perspectivas de un negocio que ya antes de la pandemia estaba muy acotado por los sucesivos endurecimientos del cepo, fueron suficientes para que los socios decidieran bajar las persianas definitivamente.

El sector de las casas y agencias de cambio en la ciudad de Posadas -que supo ser líder a nivel nacional hasta hace muy poco- está viviendo una situación crítica. Hace 100 días que no puede abrir al público.

Si bien la Municipalidad de Posadas les permite abrir, respetando estrictos protocolos, tal cual sucede con los centros de pago, tipo Rapipago o PagoFácil, se trata de una decisión a nivel nacional la que las obliga a permanecer inactivas.

El Banco Central sólo les permite operar vía transferencia y ni siquiera se pueden retirar los billetes físicos que se compran por la sucursal, sino que hay que recibirlos en una cuenta bancaria en dólares. Esto virtualmente los deja fuera del negocio.

Una nueva crisis en la Argentina

El sector de cambio minorista de Posadas, líder en el país, vive siempre períodos de auge seguidos de achicamiento que no son otra cosa que un reflejo de las crisis recurrentes de la Argentina.

Estas a su vez están signadas por la entrada de dólares, seguidas después por el movimiento inverso: la salida de capitales.

Entrada de dólares

La salida del cepo del comienzo de la gestión Macri y la flexibilización de requisitos para abrir casas y agencias de Cambio durante el gobierno pasado apuntaló la actividad en la ciudad, fomentada por las compras de paraguayos que venían con los pesos que les había dejado el comercio con los argentinos.

Si bien los dólares salían, no pasaba nada porque entraban muchas divisas, principalmente para las inversiones financieras y el fuerte proceso de endeudamiento que comenzó Macri en sus primeros dos años de Gobierno: había dólares. El problema era que eran dólares prestados que se podían ir.

Era el boom de las asimetrías y las larguísimas colas en el puente para ir a comprar a Encarnación en 2016-2018.

Número 1 y 2 del país

A Cambios Mazza, la número 1 de la Argentina por volumen de operación, le siguió 2 Arroyos -otra agencia fundada por expertos en el mercado cambiario- que abrió sus puertas a comienzos del 2017. Inmediatamente se convirtió en la número 2 del país, algo inédito.

Después vino en mayo del 2018 el comienzo de la corrida cambiaria y todo se modificó. Sin embargo, apareció el apetito por los dólares de los argentinos. Empezó a operar como agencia de cambios Magui Express y más tarde llegaron sucesivamente ARS Cambios y Konfianza, que ya operaba una agencia de cambios en Oberá.

Pero ya sobre el final del 2019, con un cepo que se endureció mucho, tras arrancar en una versión “light” después de las PASO.

Prohibieron operar a los no residentes con lo cual quedaron excluidos los compradores paraguayos. Bajaron el límite a 100 dólares por mes por persona. Y algunos dicen que lo bajarán aún más. Por ejemplo, a un máximo de 50 dólares por persona.

Proliferan las “cuevas”

Estas restricciones, además de aquejar a empresas que pagan impuestos, emplean a posadeños y cumplen con todos los requisitos, ocasionó la proliferación de “arbolitos” y “cuevas” en el centro de Posadas.

La crisis económica agudizada por la cuarentena hace que las personas que tienen alguna capacidad de ahorro busquen cubrirse comprando divisas. También hay muchas ventas de personas y empresas que ahorraron en moneda dura y ahora necesitan vender para cubrir gastos.

A veces, la calle Bolívar entre Colón y San Lorenzo se asemeja a Florida, donde en tiempos normales es imposible caminar sin escuchar el clásico: “cambio, cambio”.

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