Szychowski tras el respaldo de Nación al cupo de plantaciones: “Queremos que el potencial de la yerba se distribuya entre todos los productores”

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Tras el respaldo de la Nación a la cupificación de plantaciones de yerba mate, el presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Juan José Szychowski, recordó que la medida persigue una finalidad “altamente social” y que fue adoptada ante el pedido explícito formulado por las entidades de la producción.

“Pretendemos que nadie quede afuera y que el incremento en el potencial productivo se distribuya entre todos los productores”, remarcó Szychowski y reiteró que el incremento anual de nuevas plantaciones “será más que suficiente para abastecer de yerba mate elaborada al mercado local y las exportaciones”.

También destacó “el apoyo permanente del Gobernador de Misiones, Oscar Herrera Ahuad y del Ministro del Agro y la Producción, Sebastián Oriozabala, quienes respaldaron esta decisión del INYM y se lo expresaron al ministro Luis Basterra”.

“No se trata de una medida inamovible, sino que será revisada periódicamente de acuerdo a cómo evolucionen los indicadores del sector yerbatero”, sostuvo Szychowski.

Precisamente para abordar ese aspecto, en su articulado la resolución del Ministerio de Agricultura determina la creación de una “Comisión de Seguimiento de la Resolución N° 170/21”, que estará integrada por ocho representantes: uno en representación de los trabajadores rurales del sector, uno por los productores, uno en representación de los secaderos, uno por las cooperativas, y uno por el sector industrial; además un representante por cada provincia productora y  uno más en representación del Poder Ejecutivo Nacional.

Al momento de apoyar la decisión del INYM el Ministerio de Agricultura hizo especial hincapié en aspectos que van más allá de la cuestión netamente productiva, destacando el valor social y cultural que tiene el cultivo de yerba mate en la vida cotidiana de miles de pequeños productores. “Se debe tener presente que la relación de las personas y de las familias con la tierra, es una relación cultural que va más allá del factor productivo; es una relación que viene desde los Pueblos originarios, que continúa con la llegada de los misioneros Jesuitas, con las inmigraciones de los siglos XIX y XX, es la historia cultural de nuestros ancestros que trabajaron la tierra y, por lo tanto, se intenta mantener el arraigo para que las futuras generaciones puedan continuar, vivir y trabajar de la producción de éstos cultivos”, expresa, para luego agregar que “lo contrario sería permitir el latifundio, que genera una forma de producción y comercio monopólico, con distorsión de abastecimiento y precios, expulsando a las familias de medianos y pequeños productores de sus territorios, condenándolos a vivir de aquello que no pueden, y trabajando de lo que no saben en los ejidos urbanos”.

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Para el Ministerio de Agricultura se debe considerar, incluso, conceptos como los aportados por la Compañía de Jesús (orden Jesuita) cuando siglos atrás promovió la producción de yerba mate en colaboración con el Pueblo Guaraní, trayendo consigo principios y valores culturales que en la actualidad permanecen. “Producto de aquella herencia jesuítica hoy se sostiene con convicción que existe un destino universal de los bienes”, explica y puntualiza que “dentro de esos valores, en la Carta Encíclica ‘Sollicitudo rei socialis’ de Juan Pablo II surge que los bienes de este mundo están originariamente destinados a todos. El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto, sobre ella grava ‘una hipoteca social’, es decir, posee, como cualidad intrínseca, una función social fundada y justificada precisamente sobre el principio del destino universal de los bienes”.

En esa misma línea, considera que el Estado debe cumplir un rol “trascendental” e intervenir donde el mercado no lo puede hacer,  “implementando medidas que aseguren un modelo productivo con inclusión social y equidad territorial”.

Finalmente, hace una mención muy especial hacia el sistema cooperativista, al cual considera como “el modelo deseado para el desarrollo de las actividades culturales, dado que genera agregado de valor en origen y el desarrollo familiar y comunitario de las economías regionales, redundando en desarrollo de la economía nacional”.

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