BIODIESEL

El Gobierno celebra que Europa reabre su mercado al biodiésel argentino

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El Gobierno anunció que la Argentina volverá a exportar biodiésel a Europa, luego de que la Unión Europea aprobara la readecuación de aranceles conforme al fallo de la OMC, que determinó la inconsistencia de los derechos anti-dumping definitivos impuestos a las importaciones desde nuestro país. Lo confirmó el canciller Jorge Faurie quien lo calificó como “un paso sumamente alentador”, aunque remarcó que “eso no quita” que haya que continuar negociando con USA para que suspenda la suba de aranceles.

Según anunció Cancillería en un comunicado, la Argentina “tendrá en un plazo de aproximadamente dos semanas la reapertura del mercado de biodiésel de la Unión Europea”. Se trata de un destino para el cual nuestro país fue el principal abastecedor hasta 2013, cuando el bloque de países cerró la importación del producto.
“Se aguarda la pronta aplicación de los nuevos aranceles, teniendo en cuenta que este proceso llega a su culminación después de cuatro años de litigio en la Organización Mundial del Comercio. La decisión de la UE es, además, una señal positiva de respeto a las reglas del comercio internacional”, agregó el Gobierno.
El canciller Jorge Faurie lo calificó como “un paso sumamente alentador”, aunque, según ‘El Cronista’, remarcó que “eso no quita” que haya que continuar negociando con USA para que suspenda la suba de aranceles.
Sucede que la noticia llega luego de que días atrás USA aplicara un fuerte incremento a los aranceles para importar biodiésel argentino, lo que prácticamente paralizó los embarques de los productores locales.
Es que hasta junio la Argentina exportó 741.485 toneladas de biodiésel, por un monto de US$544 millones. De ese total, el 96% tuvo como destino USA. Sin embargo, la administración de Donald Trump decidió elevar el arancel a un promedio de 57% y la Argentina perdió su principal mercado para ese producto.
La Unión Europea dio así una excelente noticia al Gobierno y la industria del biodiésel local. Aunque el presidente de Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO), Luis Zubizarreta, prefirió ser cauto respecto al volumen de las exportaciones hacia el Viejo Continente: “La UE es un mercado muy importante, un gran consumidor de biodiésel, por lo cual la expectativa es buena, pero tenemos que ver cómo reacciona el mercado, por eso somos cautos sobre el volumen”, expresó en diálogo con ‘Ambito Financiero’.
Asimismo, afirmó que el Gobierno está trabajando para que USA revea el fuerte aumento a los aranceles y expresó su confianza en que las negociaciones llegarán a buen puerto.
En 2016 la OMC falló en favor de Argentina tanto en primera instancia como en apelación contra la medida impuesta por la Unión Europea. En ese fallo, “a nivel comercial multilateral se ha establecido que la Argentina no otorga subsidios a la producción de biodiésel”, señaló el Gobierno en la declaración.
Por entonces las ventas a la UE, sin embargo, no se restablecieron. Habían alcanzado los 1.500 millones de dólares anuales en 2012, antes de las trabas que impuso el bloque europeo.
El sector de bio diesel genera 2.000 puestos de trabajo directos y otras 6.000 plazas indirectas, según fuentes del sector.
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Balance de la gira de Mike Pence

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Días atrás el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, visitó nuestro país en el marco de una gira que realizó por cuatro países del continente: Argentina, Colombia, Chile y Panamá. Salvo Argentina, los otros tres son los países con los que Estados Unidos tiene tratados bilaterales de comercio preferencial (los famosos TLC). La visita de Pence tuvo un fuerte componente político: Donald Trump había lanzado una amenaza de intervención militar a Venezuela, en el marco del profundo deterioro de la situación interna de ese país, y su Vicepresidente vino a aplacar los ánimos.
 
La gira mostró que, para la administración Trump, en América del Sur hay dos aliados principales: Argentina y Colombia. Lo de Pence fue también una devolución diplomática, en el marco de las visitas a la Casa Blanca de los presidentes Macri (en el mes de abril), Santos de Colombia (mayo) y Varela de Panamá (junio). Es de destacar que, aunque Pence visitó también a Michelle Bachelet, la presidenta chilena no estuvo aún en la Casa Blanca. Aunque Chile fue uno de los grandes aliados regionales de Estados Unidos durante las administraciones de Bill Clinton y Barack Obama, la mandataria chilena ha tomado cierta distancia del encuentro con Trump. Aunque ella estuvo en Seattle y California en junio, y luego se trasladó a Canadá para mantener un encuentro con el primer ministro Justin Trudeau, Bachelet no pudo concretar el encuentro con Trump “por problemas de agenda”. Hay razones para creer que ni Trump ni Bachelet pusieron mucha voluntad para propiciar el encuentro. De hecho, ella le transmitió a Pence que iba a rechazar un golpe de Estado o una intervención militar en Venezuela,  y tampoco aceptó el pedido de romper relaciones con Corea del Norte.
 
Además de la cuestión Venezuela, y de plantear a sus contrapartes latinoamericanos que Rusia, China e Irán son los respaldos de Maduro, Pence pronunció dos discursos con mensaje económico en su gira. Uno fue en Buenos Aires, donde habló de la expansión de los lazos comerciales. Siendo Argentina el único “aliado político” de Estados Unidos en la región que no tiene TLC con Washington, el foco puesto en la cuestión comercial, y los grandes elogios brindados a Mauricio Macri en todas sus intervenciones, parecían señalar algo. En Chile pronunció otro discurso similar, en el que describió al TLC como un “acuerdo modelo” para Estados Unidos. En el marco de las fuertes críticas y amenazas de Trump (desde su cuenta de twitter, habitualmente) contra el NAFTA y la relación comercial con México, Pence parecía decirle a chilenos, colombianos y panameños que sus vínculos comerciales estaban a salvo pese a los cambios inevitables que sufrirá el acuerdo de América del Norte.
 
En Argentina, recordemos, la visita de Pence tuvo el aditamento de los anuncios sobre el comercio de limones y cerdos, que para el gobierno de Macri eran preanuncios de la profundización de una relación comercial bilateral que es acotada. El balance que estaban haciendo las cancillerías sudamericanas sobre la gira vicepresidencial era positivo: tonos más moderados sobre Venezuela, despeje de dudas sobre una “mexicanización” de los TLCs, oportunidades de comercio con el nuevo aliado. Por eso, fue una desagradable sorpresa para Macri la noticia de que el Departamento de Comercio de Estados Unidos aplicará altísimos aranceles (alrededor del 57%) a las importaciones de biodiesel desde Argentina, haciendo caso a una presentación realizada por la cámara que agrupa a las empresas productoras locales. La presentación de las empresas estadounidenses sostiene, entre otras cosas, que el gobierno argentino hace dumping con su producción de biocombustibles en favor de las 8 empresas exportadoras de su país; algo similar a lo que sostienen, desde hace años, las autoridades europeas.
 
Pero la gira de Pence y la sanción del Departamento de Comercio no necesariamente van de la mano. Para el gobierno argentino, resultó particularmente insidioso que Pence, ex gobernador de Indiana -uno de los estados productores de biocombustibles- no hubiera puesto la cuestión en la mesa. En la era Trump y el “Buy American”, las cámaras empresariales estadounidenses y sus demandas proteccionistas tienen aún más voz que antes en el Departamento de Comercio y los comités del Congreso, y eso nadie puede ignorarlo. La diplomacia comercial requiere gestión específica.
 
Pero la voluntad de Washington de tener a la Argentina de su lado en la política hacia la región es real. Argentina seguirá siendo el nuevo aliado político de Estados Unidos en América del Sur. Solo que no hay que caer en el simplismo de creer que la relación política con Washington y la relación comercial con el complejo entramado de la economía de Estados Unidos estarán correlacionadas.
 
 
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Por la soja, el campo lidera​ las exportaciones argentinas de energía, por primera vez en la historia

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La exportación de biodiesel, subproducto de la soja, lidera las ventas argentinas de energía, por primera vez en la historia. De mayo de 2016 a abril de 2017, tuvieron un incremento del 114%, con respecto al período anterior.

Este dato surge, del análisis del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales (IEEyNI) de la Sociedad Rural Argentina (SRA).

En el período analizado, el biodiesel representó el 40% de las exportaciones argentinas de energía y significó un ingreso al país de 1325 millones de dólares. Mientras que entre mayo de 2015 y abril de 2016, las ventas externas de este producto habían alcanzado los 620 millones de dólares y equivalían al 24​% de la exportación total de energía del país​.​

En el ranking lo siguen los “carburantes, grasas y aceites”, con ventas por 922 millones de dólares, entre mayo de 2016 y abril de 2017. Durante el período anterior, esta categoría había ocupado el primer lugar de las exportaciones de energía, pero al año siguiente, fue desplazada por el biodiesel. Mientras que el petróleo crudo, descendió del segundo al tercer lugar, con un valor de exportaciones de 692 millones de dólares, entre mayo 2016 y abril 2017.

Los principales destinos del biodiesel argentino son Estados Unidos, Perú y Panamá.

Entre mayo​ de​ 2016 y abril de 2017 se exportaron 1,7 millones de toneladas de biodiesel. Esto requirió de 9 millones de toneladas de granos, el 16% de la producción nacional de soja. Además, el pellet que surge del procesamiento de ese grano también se comercializa.
El 80% de la soja argentina que se exporta, se vende después de haber sido industrializada. Es por eso, que el país es el primer exportador mundial de aceite de soja, el segundo de biodiesel, y el tercero, en harina de soja.

 

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