CALCATERRA

Odebrecht ofrece un “acuerdo de colaboración” a la Justicia argentina

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La constructora brasileña Odebrecht se presentó hoy ante la justicia federal argentina para ofrecer “un acuerdo de colaboración” en relación a las causas en las que se investigan los presuntos pagos de coimas relacionados con la obra pública en el país.

La presentación fue realizada por los abogados de la compañía ante los jueces federales Sebastián Casanello, quien tiene a su cargo una investigación sobre irregularidades en el contrato de construcción una planta potabilizadora en Tigre que llevó a cabo Odebrecht, y Ariel Lijo, quien instruye la causa Cammesa, por irregularidades en obras de gasoductos. 

Los abogados realizaron el ofrecimiento apenas dos días antes de que los intermediarios brasileños Leonardo Meirelles y Alberto Youssef, condenados por pagar coimas en nombre de Odebrecht, den testimonio ante la justicia argentina por videoconferencia. 

“La Constructora Norberto Odebrecht comunica hoy que se ha presentado a la justicia federal Argentina ofreciendo un acuerdo de colaboración amplio y eficaz”, informaron desde la empresa a través de un comunicado de prensa.

El juez Marcelo Martínez de Giorgi también tiene a su cargo expedientes que involucran a Odebrecht, pero la compañía solo realizó la presentación ante Casanello y Lijo, según informaron fuentes judiciales.

Desde el juzgado que recibió oferta de colaboración informaron a Télam que el tema será remitido al fiscal del caso, Federico Delgado, que es quien tiene las facultades para poder realizar un acuerdo con las partes si lo considera oportuno para la investigación.

Delgado y el titular de la Procuraduría de Investigaciones Administrativas, Sergio Rodríguez, serán los fiscales a cargo de hacer las preguntas a los intermediarios Meirelles y Youssef el próximo jueves.

La declaración será en la causa que investiga la obra de la planta potabilizadora de Aysa “Paraná de Las Palmas”, que costó más de 2.000 millones de pesos y se financió con un crédito del Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social de Brasil.

Los fiscales deberán realizar preguntas relacionadas con ese caso pero los interrogados podrían hacer uso de su tiempo para hablar de todo aquello que sepan en relación a la internacional Odebrecht.

La empresa constructora ya reconoció ante la justicia de los Estados Unidos que pagó coimas en la Argentina por unos 35 millones de dólares para asegurarse ser elegida para el desarrollo de distintas obras públicas.

Desde Odebrecht informaron que el acuerdo de colaboración ofrecido a la justicia argentina es “similar a los celebrados ante las autoridades judiciales de la República Federativa de Brasil, de Suiza, los Estados Unidos y la República Dominicana”.

 
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El Pampa y Los Amarillos

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¡Mentiras, nada cambió!
La adaptable resignación hacia el poder establecido es bastante similar a la que se registraba entre 2003 y 2008.
Cuando mansamente se aceptaba que para construir, para ligar obras, había que acercarse a Lázaro Báez, El Resucitado. O por lo menos no había que combatirlo. Contaba con el respaldo moral de Néstor Kirchner, El Furia. La reversible Cámara de la Construcción se ponía enteramente al servicio.

Para cartelizar y mojar la medialuna había que estar adentro del cartel. No impugnar ni cuestionar, para inscribirse en la fiesta. Rendirle pleitesía a Julio De Vido, o reverenciar a sus representantes menores. Claudio Uberti, José López, el tal Baratta o el contador Galera.
Entre los empresarios se percibe hoy la persistente tendencia hacia la aceptación, aunque con un gesto sobrador de superioridad. Con la certeza de saber que alguna venta resonante, o la transacción millonaria que impacta, oculta la realidad del encubrimiento. La extensión del dominio, constancia perenne del poderoso.
Los comentarios se sostienen por lo bajo: “Compró Mengano, para Los Amarillos”.
O tal vez: “La empresa es siempre del mismo, no te confundas”.
Más que a una tragedia capitalista, se asiste al dilema cultural.
La desconfianza complementa la sagacidad del rumor. Las riesgosas operaciones que se registran carecen infortunadamente de credibilidad. En silencio se toleran los cambios de titularidades. Las transferencias ficticias. Para que todo siga efectivamente igual.

La malicia verbal

“Sé que dicen por ahí que no creen que compramos la constructora”, confirma la Garganta.
La credibilidad nunca se conquista a través de comunicados de prensa.
“Se van a convencer con los hechos. En cuanto comencemos a funcionar”.
A Ángelo Calcaterra, el primo pudoroso, le costaba convencer al semejante que había comprado la constructora IECSA. En 2007, al tío Franco.
Tampoco se le cree entonces a Marcelo Mindlin, El Pampa, que justamente le haya comprado IECSA a Calcaterra.
Que El Pampa se impuso a los chinos de Gezhouba. Los comunistas del capitalismo salvaje iban a encargarse de elevar las dos represas imposibles del sur, Condor Cliff y La Barrancosa, ya de nombre cambiado. Junto a los cordobeses de Electroingeniería, socios en retroceso de El Pampa, en la distribuidora Transener, oportunamente tratada en miniserie del portal.
El escepticismo del empresario anónimo certifica que se trata de una fábula. Un acting. Lo inspira la información confidencial, que suele confundirse con el pescado podrido.

Lo destacable es que, en la práctica, sin que se caigan los anillos ni los honores, el empresariado nacional acepta que IECSA, en todo caso, siga en poder de Los Amarillos. Ámbito afectivamente presidencial.
“Una empresa constructora vale, Rocamora, sólo por las obras que tiene en carpeta”, clarifica la Garganta.

En la materia, IECSA tiene fondos comerciales para persuadir al más incrédulo. Cuenta por ejemplo con el clásico Soterramiento del Sarmiento. Obra prioritaria que se comparte con la controlada Ghella, italiana, de la casa, y la incendiaria Odebrecht, hoy convertida en la mancha venenosa por culpa del Lava Jato. Epidemia que degrada al continente de Brasil. Y congela la proyección del agigantado país Brics, que trataba de igual a igual a la emergencia de Rusia, China, India y Sudáfrica. Para decepción póstuma de Stefan Zweigh, hoy Brasil pelea el descenso.

La pesada desconfianza al respecto no es producto del periodismo incisivo, condescendiente con algunas excepciones (como ocurría antes con Kirchner).
Tampoco es el producto de las lenguas viperinas de los vocacionales que funden la imaginación con la realidad.
Son empresarios de primer nivel, sindicalistas veloces, financistas que ven debajo de los puentes, los que, en una muestra severa de admiración, divulgan confidencialmente que, para continuar tranquilo con sus negocios Pampa (Edenor, Petrobrás, Transener), El Pampa tenía que salvarlo a Calcaterra. O sea al Primer Amarillo. Para hacerse cosmetológicamente cargo de la redituable IECSA, constructora del comisario. Y de la relación de escaso prestigio con los brasileños perseguidos. Los que impulsados por el paisano Youssef, y por Marcelo Odebrecht, concedieron en participar del torneo de delaciones. La alcahuetería premiada.
Nada entonces puede hacer El Pampa contra la malicia verbal del rumor que se extiende. Aunque se prodigue en la información que lo legitima, y consolida la compra.
Ya le cambiaron el nombre a IECSA y ahora se llama SADEC. Se proponen también trasladar la sede central de SADEC, a cargo ya del hermano Damián, El Pampa II. Desde Puerto Madero al Edificio Pampa, situado en el desastroso micro-centro que Rodríguez Larreta, Geniol, que castiga cotidianamente.

El dilema de los hombres fuertes

El Pampa y Los AmarillosEl Pampa es de los pocos empresarios fuertes, el gran triunfador de la hora. Pero no logra evitar que a sus espaldas, en el mejor de los casos, lo traten como un delegado. O como un luminoso Palo Blanco. Inteligente emprendedor que, para continuar en paz con sus múltiples negocios, debe poner la cara y la trayectoria para encubrir la operatoria. Para que Los Amarillos lo dejen ser, sin ir más lejos, un grande. Un fuerte. Sin que deba asumir las turbulencias de los otros grandes fuertemente sentenciados. A quienes Los Amarillos se las tienen, según nuestras fuentes, jurada. Y les aseguran el ritmo de la fría hostilidad.

Como al gravitante banquero, al que El Primer Amarillo, simplemente, no lo quiere ver ni cerca.
No es su amigo, muy poco le interesa su proyección. Aunque alguna vez intentó, según nuestras fuentes, que fuera el sponsor principal.
Los Amarillos extienden el secreto a voces de su pendiente condena.
Sin embargo desconocen, según nuestras fuentes, al cierre del despacho, de qué manera entrarle.
En el fondo, por ser tan fuerte, al banquero le temen. Pero simulan el temor.

Otro fuerte es el riquísimo propietario del laboratorio con magnitud internacional. Hoy soporta, con más decepción que tristeza, la ofensiva desatada de la cadena amarilla de farmacias, blindada por Luz de Mis Ojos I.
Fuentes inapelables indican que, como consecuencia de la ofensiva, desmoronaron al preparado titular del PAMI. Lo retiran del esquema de poder para incitarlo a pelear por una banca de Concejal en el condado de Almirante Brown.

Incluso, sin mencionar el apellido del mercader de los medicamentos, la señora Elisa Carrió, protectora de la sociedad y de la república, aludió al empresario. Para vincularlo con el negocio menos honorable, que produjo tres crímenes expresionistas, y el armado de un show gravemente espectacular, para repatriar al preso protegido por la DEA, Agencia de Regulación, en uno de los papelones memorables del Tercer Gobierno Radical.

El otro hostigado por Los Amarillos es el empresario legendario que le produce, al Primer Amarillo, un drama románticamente existencial. Complementario de los avatares psicológicos de clase C.
Primero, porque el empresario de referencia supo ayudar, con generosidad espiritual, para que Los Amarillos lleguen al punto máximo del poder institucional.
“Pero el hombre tiene que entender que aquí las cosas cambiaron, que ya no se puede arreglar todo como se arreglaba antes”.
Declaración que se le atribuye al Primer Amarillo, o tal vez al Encargado de Área de Transporte, en la Argentina SOCMA (cliquear).
Dos cruzados amarillos. En adelante, de ellos sólo emana agua bendita.
“Arreglar como antes” es la manera de aludir a la forma cuestionable.
“Como se arregló con Duhalde y después con Kirchner”.
Desde el Área de Transporte se lanzan emocionados a la faena de hostigarlo. Por licitación se busca ansiosamente la consultora ideal que los ayude a encontrar la manera menos costosa de entrarle. Para quitarlo del medio con un rescate. Despreocupándose, olímpicamente, de los aportes espirituales para la cercana campaña. Y de la obvia equiparación del empresario hostigado con la imagen tiernamente represiva del padre. Brota, aquí, el aspecto psicológico que conmueve en Barrio Parque.
El Pampa y Los AmarillosTéngase siempre presente lo que significa el Papito para el tinglado temperamental de Los Amarillos que llegaron para transformar positivamente la realidad.

Selectiva pluralidad

Los Amarillos mantienen un problema irresuelto con los ricos. Poderosos profesionales de la iniciativa privada que deberían jugarse más. Y despedir menos.
Con Los Amarillos se encuentran plenamente radiantes los beneficiarios de La Argentina Neo Pastoril, (a los que tienen los campos inundados, les queda apenas el recurso de la oración, del recogimiento).

El cambio de metal, el viraje abrupto desde la plata hacia el bronce, como la cruzada del agua bendita en pos de la transparencia, no alcanza para convencer a muchos empresarios. Ricos que ni muestran siquiera signos de perplejidad.
“¡Es mentira, nada cambia!”.
Pasa que los escépticos informados les tienen contadas las costillas a Los Amarillos. En especial a los expertos en el arte de licitar. Los que comunican las licitaciones por internet, sólo cuando cuentan con el sobre previamente seleccionado del ganador.

Debe valorarse, innegablemente, también el cambio de clima.
Se disfruta de la reconfortante libertad de prensa. De la proliferación de medios de comunicación que suelen promoverse enfáticamente como plurales.
Pero son singulares. Con las excepciones perdonables que justifican la frontal parcialidad.

Concluye el despacho con Los Amarillos audaces que visitaron al propietario del canal de cable. Dueño, así mismo, de emisoras radiales penetrantes en distritos fundamentales.
Fueron para tentarlo con una propuesta y decirle.
“Por plata no hay problema, usted sólo tiene que poner el número”.
Lo que le pedían, a cambio, era manejarle la línea editorial. Con selectiva pluralidad.
“Gracias, pero el dinero no me hace falta”, respondió el sobreviviente de la comunicación. Para agregar:
“Tengo de sobra, puedo hasta prestarles. Mejor busquen a otro que esté en dificultades. Por suerte para ustedes, abundan”.

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