La actividad textil cayó 11,1% y las prendas importadas son el 67% del mercado

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Según estimó la Federación de Industrias Textiles (FITA), el 67% de los productos en el mercado nacional son extranjeros, contra un 60% en 2015.

Los industriales textiles informaron ayer que la actividad del sector se contrajo 11,1% en enero (por encima de la caída industrial del 1,1%, pero por debajo de 27,4% que cayó en diciembre), mientras las importaciones de productos e insumos del rubro se incrementaron 11,5% respecto de igual mes del año anterior.

La Federación de Industrias Textiles Argentinas (Fita), que agrupa a las empresas que proveen a la industria de la indumentaria, informó que, según datos oficiales de la Dirección Nacional de Aduana, en enero continuó la tendencia alcista de las importaciones registrada durante 2016.

“Las expectativas para el corto plazo indican una agudización de la contracción de la actividad industrial, y consecuentemente la posibilidad de pérdida de puestos de trabajo”, precisó el gerente de Fita, Eduardo de Toma, en un comunicado.

Según estimó la entidad, el año pasado finalizó con un 67% de participación de productos importados en el mercado nacional, contra un 60% en 2015.

Según la Fita, “los aumentos se registraron en la mayoría de los rubros”, con mayor profundización en tejidos planos y de punto, que tuvieron un alza de 4 y 20%, respectivamente.

“Dentro de los tejidos planos, se destacan las mayores compras al exterior de tejidos de algodón (48%), de fibras discontinuas (41%) y de filamentos (38%). Los sectores donde se concentran las principales producciones textiles se vieron agredidos por una importación que creció en más de un 28% en 2016, respecto al año anterior”, señaló la federación.

En cuanto a prendas finales, los incrementos fueron del 40 y 28%, respectivamente, precisó.

“Como representantes del sector textil en Argentina estamos muy preocupados por el incremento de las importaciones en este sector. Lamentablemente los resultados indican que la merma en la actividad es proporcional al ingreso desmedido de hilados, tejidos y fibras que compiten a precios y condiciones desleales”, agregó de Toma.

El Gobierno indicó que las importaciones de productos textiles aumentaron el año pasado de 1425 a 1482 millones de dólares, pero que la oferta total de productos textiles importados cayó un 14%, al considerar tanto la importación declarada como la que ingresa por canales informales.

Según sostuvo un informe interno del Ministerio de Trabajo que refleja la agencia Télam, “la caída de importaciones no declaradas se registra para todos los productos textiles, de forma que al tener en cuenta este fenómeno la variación interanual entre 2015 y 2016 cambia completamente de aspecto”.

El informe agregó que las importaciones de hilados y tejidos cayeron 11%; las de prendas de vestir, 25%, y la de confecciones aumentaron 14%. Y resaltó que la tasa de protección efectiva (derechos de importación, de exportación y efectos indirectos de regulaciones comerciales) para las prendas de vestir es de 69,9%.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, habló ayer sobre el presente de sectores sensibles de la economía, como el textil. El funcionario aseguró que el equipo económico trabaja “sobre una economía muy dañada de doce años solucionando cada uno de los temas que tienen que ver con la mejora de la productividad argentina”. En diálogo con una radio porteña, aseguró: “Estamos convencidos que hemos hecho los deberes suficientes para que la economía empiece a crecer”.

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Nueva pulseada: Nación quiere eliminar impuestos provinciales

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El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, prepara un proyecto de reforma tributaria que atacaría esencialmente a dos impuestos que considera “distorsivos”: los que se aplican sobre Ingresos Brutos y sobre los débitos y créditos bancarios, más conocido como éste último como impuesto al cheque. El objetivo del funcionario es eliminarlos pero reemplazarlos por otros que tengan un impacto menos nocivo en la economía.

El equipo de Dujovne presiona a las provincias con un acuerdo para eliminar Ingresos Brutos, al que consideran “el más distorsivo” de los impuestos en revisión. No es un tema sencillo, porque se estima que este tributo implica el 80% de la recaudación de los Estado provinciales.

La primera respuesta firme en contra del embate sobre Ingresos Brutos llegó desde Misiones. El presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, al igual que el Gobernador, sostuvo que Misiones va a defender el esquema tributario provincial “que es de vanguardia en materia económica”.

“Nada reemplaza los impuestos para atender todas estas finalidades, más aún en época de vacas flacas. El Boleto Estudiantil Gratuito de Misiones es el principal sostén del presentismo del alumno y significa más del 30 por ciento de los recursos de una familia humilde, que los provee el Estado provincial”, consideró.

No fue el único mensaje críptico. Fiel a su pensamiento, Rovira cuestionó severamente el endeudamiento como forma de financiamiento. 

“Celebro la defensa de Pasasalacqua de los recursos provinciales, que lo hace con uñas y dientes, sin gritar. En el pensamiento liberal, es incómodo algunas realidades provincials. Pero en economìa, se hace frente con recursos propios o te endeudás, que es inmensamente peor. Cubrir las necesidades del Estado tomando plata prestada, es de muy corto plazo y un problema grave. Aparte es indebido, porque el verdadero progreso es con recursos propios. El esfuerzo fiscal de Misiones es para cumplir con esto”, aseveró.

Según trascendió, el Gobierno de Mauricio Macri tiene decidido bajar la presión o directamente eliminar, el que quizá sea el impuesto más distorsivo del sistema tributario argentino. La jefatura de Gabinete de Marcos Peña ya dio el aval para que se avance en dirección a terminar con el tributo a los Débitos y Créditos Bancarios, que grava las operaciones de transferencias financieras y encarece las operaciones bancarias, fundamentalmente de las pequeñas y medianas empresas y contribuyentes. Terminar con el impuesto al cheque es además una de las muchas promesas de campaña de Mauricio Macri, que quiere tener el anuncio definido antes de las elecciones legislativas de octubre de este año. Para avanzar en la reducción de la presión o en el fin del impuesto al cheque, el Gobierno debe elegir entre dos opciones sobre las que está trabajando el Ministerio de Hacienda: o impulsarlo dentro de la reforma impositiva integral que está preparando el Ejecutivo para enviar al Congreso Nacional antes de diciembre, o avanzar en cambios puntuales en el tributo, más allá que se concrete el proyecto global de modificaciones en el sistema tributario argentino. Desde el Gobierno se buscaría esta segunda opción. El problema es que se necesitaría impulsar nuevos ingresos para el Estado nacional, que reemplacen la recaudación anual del impuesto al cheque.

En términos de ingresos, no será fácil encontrarle un reemplazo al dinero que el sector público obtiene cada mes por este tributo. El año pasado, por esta vía, según anunció en enero pasado la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), se obtuvieron unos $131.669 millones con un aumento del 35% en forma interanual (más que el 27% anual de la recaudación total), con un promedio mensual de 10.970 millones. Este año el dinero obtenido es aún mejor, con unos 13.059 millones de pesos en enero y unos 12.722 millones en febrero. Se trata además de un impuesto de recaudación fácil y diaria y que crece al ritmo de la recuperación del sistema financiero argentino que, se supone, tendrá un movimiento cada vez más importante en los próximos tiempos si se consigue, según piensa el oficialismo, la reactivación de la economía y real y el acompañamiento de los bancos.

El Gobierno está convencido de que se trata de un impuesto ampliamente distorsivo y negativo para las pautas de crecimiento, además de estar históricamente atado con los años de mayor presión tributaria sobre los privados. El Gobierno quiere que la solución a este problema de ingresos se estudie en conjunto con el sistema financiero, y que en el momento de cerrar un acuerdo con los bancos este sea transmitido a la clase política para que no haya problemas en ser aprobado por el Congreso Nacional. La idea es siempre que la solución a la pérdida de recaudación se encuentre antes de fin de año para anticipar el proyecto a las elecciones legislativas de octubre. A diferencia de otros impuestos, no hay problema de aplicar una mejora en este tributo, ya que no es de facturación anual sino mensual. Esto implica que una vez aprobada su modificación en el Congreso, la mejora se podría aplicar automáticamente una vez reglamentada la nueva norma desde el organismo que maneja Alberto Abad.

Por ahora se estudian dos alternativas para la eliminación o disminución del impuesto al cheque. Una es implementar una resolución que permita tomar a cuenta de otros impuestos el tributo. Se piensa en Ganancias o Bienes Personales en el caso de los trabajadores autónomos; o en algún pago a cuenta por parte de los monotributistas. Sería la alternativa que menos costaría para el Gobierno, y que, en algunos casos, incluso ayudaría a blanquear la economía ya que para poder descontar el tributo este debería pasar por el sistema financiero para luego tomarse como pago a cuenta. Como consecuencia, sólo los trabajadores, pyme y medianas y grandes empresas bancarizadas podrían utilizar el beneficio. Sin embargo tendría alcances limitados para el resto de los contribuyentes.

La otra alternativa que se estudia es aplicar algún tipo de impuesto a las tenencias financieras, incluyendo los depósitos en efectivo en pesos o las tenencias a plazos. Esta alternativa está siendo analizada por el Ministerio de Hacienda de Nicolás Dujovne con algunos bancos con los que ya se reunió en enero pasado. Las entidades propusieron como primer ensayo de trabajo avanzar sobre la necesidad de bancarizar al máximo los pesos circulando fuera del sistema y que se trasladan en efectivo por el público para evitar el impuesto al cheque, para luego aplicar un tributo de menor presión que el impuesto al cheque pero para los depósitos. El cálculo que hacen las entidades financieras es que en el volumen general de dinero en pesos que se maneja en los bancos locales un porcentaje de no más del 0,5% del total serviría para compensar las pérdidas de recaudaciones del impuesto al cheque. Hoy el tributo tiene un costo del 1,2%, con lo que se reduciría a la mitad.

La historia del impuesto es conocida. Fue creado por Domingo Cavallo en agosto de 2001 como rápida, fácil y diaria recaudación y como prenda a las presiones del FMI para garantizar ingresos públicos y evitar el default. La idea en esos tiempos era que su vigencia se extendiera no más allá de seis meses. O, como máximo, un año. Sin embargo aún está con nosotros, casi 15 años y medio después.

 
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Dujovne ratificó el ajuste: “No queremos hacer populismo en un año electoral”

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El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo esta mañana que el plan económico trazado por el Gobierno Nacional busca construir un país que pueda crecer de manera sostenida. En declaraciones al programa Majul 910, que se emite por Radio La Red, el titular del Palacio de Hacienda subrayó que “una economía sana no debe distinguir si estamos en un año eleccionario o no”.    

 Dujovne resaltó que el Gobierno de Mauricio Macri busca “construir un país que pueda crecer sostenidamente en el tiempo, no durante un año, sino durante 10 años” y que “no podemos ni queremos hacer populismo en un año electoral”.  

 

El ministro explicó también que el crecimiento de la economía se enmarca en un  “esquema en el que se está logrando que baje la inflación, controlando el déficit, creando empleo y donde los salarios empiezan a recuperar poder adquisitivo. Se están generando las condiciones para que el sector privado pueda invertir, exportar y ese esquema es el adecuado para generar los resultados que queremos para la Argentina”.

 

“Comprendemos la ansiedad, pero estamos convencidos de que el rumbo elegido es el necesario. Y tenemos que entender en dónde estaríamos si no hubiéramos adoptado las medidas que adoptamos: la pobreza sería del 80% como es hoy en Venezuela. Ese rumbo es gradual, pero los resultados los estamos viendo y tenemos que perseverar”, subrayó Dujovne. 

 

Por su parte, el Secretario de Política Económica, Sebastián Galiani,  afirmó esta mañana que “la economía salió de la recesión” y que “hay un proceso de mayor inversión y mayor obra pública”. En declaraciones a Radio Nacional, Galiani subrayó que si bien “en la economía hay una heterogeneidad de situaciones, lo que estamos viendo es que el empleo está creciendo. En enero se crearon 20.000 puestos, en el segundo semestre entre 70.000 y 80.000”, detalló. 

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Crisis de la yerba: la solución está en la mesa imperfecta

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9 a 3. Una goleada. Los números reflejan una diferencia abultada. Contundente. Obedecen a una de las últimas votaciones en el seno del Instituto Nacional de la Yerba Mate, el organismo encargado de regular y custodiar la cadena productiva para que haya un equilibrio en la distribución de la renta y medidas de protección para los eslabones más sensibles.

¿Qué se votaba? Una semana antes de que se vuelva a enviar la definición del precio al laudo de la Nación, a instancias de la Provincia, se puso sobre la mesa una propuesta de suspender la zafriña de marzo, una época con escaso movimiento de la producción y con una incidencia menor en los volúmenes, pero suficiente para equilibrar la sobreoferta de materia prima.

De los 240 secaderos en actividad, menos de 20 operan durante la zafriña y manejan entre trece y 16 millones de kilos mensuales, contra 130 millones de kilos en el momento más fuerte de la cosecha.

Fue un martes.

Pero los directores pidieron “tiempo” para analizar la propuesta. Aceptaron votar el miércoles, pero ya volvieron con la decisión tomada. 9 a 3.

Una nueva oportunidad perdida para equilibrar la oferta y hacer uso de las herramientas que posee el INYM desde su génesis.

Sin embargo, el resultado no sorprende. El precio se define generalmente en el ministerio de Agricultura de la Nación por falta de acuerdo. En el INYM hay una propensión a desdeñar las demandas de la producción, el eslabón más desprotegido, que a su vez arrastra a los trabajadores rurales, con apenas un lugar en la mesa, pero, llamativamente, algunas veces votando en contra de sus intereses.

Apenas tres votos a favor de suspender la zafriña: el del gobierno de Misiones, que había impulsado la medida y los dos representantes de la producción, Guido Lagier y Jorge Haddad.

Los del Gobierno y la producción correntina votaron en contra, lo mismo que los de las cooperativas de ambas provincias y los del sector industrial.

Llama la atención que algunos sectores voten en contra de sus propios intereses. Pero el resultado no sorprende. Es más o menos como viene operando el INYM desde hace varios años.

Nacido en 2002 al calor de una protesta histórica de los productores yerbateros de Misiones, en una crisis de precios mucho más profunda que la actual, el organismo que debía proteger los intereses de toda la cadena, fue perdiendo en el camino la esencia de su origen.

Los precios casi nunca se fijaron en Misiones y desde hace varios años vienen estando por debajo de las expectativas de los productores –incluso menores a los costos reconocidos por el mismo INYM, lo que viola la ley-.

Ahora se sostiene que la crisis yerbatera responde a una sobreoferta de materia prima, combinada con una caída de la demanda externa e interna. Pero es la coyuntura. El problema es estructural y de vieja data.

La ley es determinante. En su artículo 8 señala que el INYM puede implementar las medidas que resulten necesarias para facilitar el equilibrio entre la oferta y la demanda. El noveno es más claro: puede fijar el calendario de cosecha, (no solo sugerir como en la última resolución) y limitar nuevas plantaciones. Y puede aplicar cupos de cosecha con un sistema progresivo de mayor a menor.

Es decir, la mesa del INYM tiene las herramientas desde la ley original para planificar a futuro y tomar las decisiones que sean necesarias para anticiparse a una superproducción.

La ley es diáfana. El INYM debe realizar y compilar estadísticas, censos y relevamientos de la producción, elaboración, industrialización y comercialización y consumo de la yerba. Desde 2002 figura en la ley.

Sin embargo, hasta ahora se viene postergando la conclusión de un censo para saber con exactitud cuántos productores hay y cuánto producen. Dos meses, tres, seis. Supuestamente estará en estos días. 

También puede el organismo rector de la actividad, crear registros para la identificación de la producción, elaboración, industrialización y comercialización de la yerba mate.

Asimismo, tiene facultades para mediar ante las instituciones que correspondan a los efectos de atender los intereses del trabajador del sector o incluirlo en los beneficios del fondo de desempleo nacional.

En la última protesta que ocurrió en Posadas, el directorio se desentendió de la protesta de tareferos y fue la Provincia la que tuvo que hacerse cargo. Pero está en la ley.

El 90 por ciento de la producción yerbatera está concentrado en Misiones. Sin embargo, en el directorio del INYM hay cinco representantes de Corrientes. Las Marías es la firma principal, junto a una cooperativa. El Gobierno de esa provincia, como es lógico, defiende los intereses de la compañía.

No sólo es desproporcionado el reparto de poder en la mesa yerbatera. Las Marías tiene una enorme influencia en productores, secaderos y cooperativas de Misiones, a los que les compra la materia prima. Y votan de acuerdo a sus intereses.

Con el diez por ciento de la producción en Corrientes, Las Marías concentra el 44 por ciento del volumen de yerba elaborada.

La riqueza yerbatera que se produce en Misiones, termina siendo más generosa cruzando la frontera.     

Está claro que un precio menor para la materia prima beneficia directamente a Corrientes –y un poco a un grupo de grandes industrias misioneras- en detrimento de los casi 20 mil productores misioneros. Allá casi no hay productores, por lo que no hay un problema social. Hay un gran productor-comprador que se beneficia con los bajos precios. Incluso se han denunciado operaciones trianguladas para la compra a través de empresas inscriptas en otras provincias. Pero la yerba termina en Corrientes.   

La ley del INYM también es clara en cuanto a los precios. El cálculo nunca podrá ser inferior al importe que resulte necesario para desarrollar la actividad productiva, incluyendo cargas impositivas, laborales y previsionales, incluyendo una rentabilidad razonable. En varias oportunidades se fijó un precio por debajo de los valores pretendidos por los productores e incluso, menores a la grilla de costos oficial.

El Centro de Transacciones, una prioridad para la Provincia que le daría transparencia a las operaciones y que ahora cuenta con el aval del ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile, figura, en realidad, entre las partes fundantes del INYM: aparece en el artículo 32, inciso e la “implementación y operación de un centro de Transacción de la Yerba Mate”. Pasaron quince años.  

No es el único lapsus temporal de la mesa yerbatera. El 21 de junio de 2007 se declaró el “acompañamiento” del INYM a la propuesta de modificación de la normativa del Código Alimentario Nacional que establece que “la fracción que pasa por el tamiz 40 será considerada hojas” por un sistema que determine la cantidad de palo mediante el método de fibra cruda o determinación de contenido de fibra bruta. De este modo, se conseguiría bajar el porcentaje de palo y absorber una mayor cantidad de hoja verde. El 19 de enero, una década después, el INYM decidió ratificar… lo mismo. Diez años.

No fue un olvido. Desde la vecina provincia hubo fuertes presiones para que esto no ocurra.

Otra resolución del 8 de este mes, es incluso más preocupante para los eslabones más débiles de la cadena. Apurado por la necesidad de dar transparencia en el mercado, como reclaman productores y el Gobierno de Misiones, el organismo decidió que para el 31 de julio de este año, todos los secaderos deberán contar con una constancia de aprobación de balanza emitida por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Los que no cuenten con la balanza, podrán ser multados con el valor de hasta un millón de kilos de hoja verde.

¿Qué significa esto? Buena parte de los secaderos no cuenta con una balanza certificada y sí con otros tipos de mecanismos de medición. Solo las grandes firmas tienen balanzas del INTI.

En Misiones hay un solo operador autorizado a certificar las balanzas y asegura que no hay tiempo físico para que los secaderos cumplan con la norma. En este contexto, una multa semejante, sería la ruina y se favorece la concentración, algo que supuestamente el INYM, en su plan estratégico, advierte que hay que frenar.  

El Gobierno provincial instaló tres puntos de pesaje con balanzas electrónicas certificadas por el INTI para que operen como prueba del Centro de Transacciones. Así se puede seguir on line durante las 24 horas el movimiento de la actividad yerbatera y comparar con las operaciones bancarizadas. El sistema está en funcionamiento.

El estallido de la crisis no es culpa, claro, de las personas que ocupan los cargos. Ni de la yerbatera correntina que juega el juego que le conviene. Es en realidad, un laissez faire, laissez passer que fue resultó en tiempos de vacas gordas y precios elevados. Los productores que forjaron una enorme herramienta de transformación, ven pasar los años sin cambios profundos. Cuando el dinero fluye, no hay quejas y crece la venta de camionetas y tractores. Cuando falta, se los nota incómodos en un estudio de televisión porteño o repartiendo bolsitas de yerba en Plaza de Mayo, mendigando una audiencia con el Presidente, pero aceptando como mediador al Momo Venegas, que se enteró hace apenas unas horas de los padecimientos de sus representados.

El secretario general de la Uatre se convirtió en portador de una promesa de dudoso cumplimiento: según transmitió a los productores, el presidente Mauricio Macri garantizó un fondo de 1.500 millones de pesos para financiar la cosecha y que los productores cobren el valor fijado a través del Banco Nación, que recibiría los cheques hasta 180 días y pagaría en efectivo sin cobrar intereses.

Lejos está de ser una solución de fondo. Es apenas coyuntural. Ese dinero alcanzaría para una sola cosecha a valores actuales. Peor aún. Con dinero del Estado se estaría cubriendo el incumplimiento de las grandes industrias que son las que no pagan el precio oficial.

Los prometidos 1.500 millones servirían para pagar los intereses de las operaciones. No soluciona el problema de la yerba excedente que los grandes jugadores seguirán sin comprar o lo harán ofertando menores precios. El cheque a largo plazo suele venir acompañado por precios más bajos.

Hasta hace apenas unos días, la Nación decía que no contaba con el dinero para comprar la canchada extra en el mercado, por un valor estimado en mil millones de pesos.

Sería mejor cumplir con la ley. Pero como contó un intendente que participó de una reunión la semana pasada con los lugartenientes de Buryaile, desconocían los pormenores de la norma.   

Ante la crisis, queda en evidencia que no hay un equilibrio en la cadena y que el mercado, sin regulaciones firmes, tiende a concentrarse y engullir a los pequeños productores. Ya pasó en los 90, durante los años del libre mercado neoliberal. La hoja verde valía 0,20 centavos –vaya paradoja, de dólares, gracias a la Convertibilidad-. Menos que un chicle. Las chacras, apenas unas monedas más.  

Las fallas del INYM no deben servir de excusa, sin embargo, para despreciarlo como herramienta transformadora. Pero debe ser utilizado fervientemente por los principales interesados en un cambio: los misioneros.

Pero hasta para eso hay pequeñas trampas. El estatuto definido por los directores estableció que para poder ocupar una silla en esa mesa, el elegido debe representar a una entidad con cuatro años de antigüedad. Pasa una vida y hasta el Gobierno puede cambiar en cuatro años.

Es posible que el Gobierno provincial pida explicaciones por esa resolución del INYM y que intente modificarla.

Misiones debe –y que no se entienda esto como una guerra geográfica- proteger su economía y sus intereses. Hay que saber ocupar los espacios.

Para tener una dimensión de lo que importa la yerba mate en Misiones, van unos números. El gobernador Hugo Passalacqua oficializó la sugerencia de la Provincia para que la yerba valga 50 centavos de dólar.  De transformarse en realidad, tendría un enorme impacto económico.

Si se mantuviera el mismo ingreso de hoja verde a los establecimientos de la Misiones, según las declaraciones juradas de los operadores ante el INYM del 2016, se alcanzó los 707.267.262 kilogramos, los recursos en (por medio de los productores) se incrementarían en 1.959.130.315,74 pesos (+54%), pasando de 3.607.063.036,2 (si se mantuviera el precio de $ 5,1) a 5.566.193.351,94 (teniendo en cuenta el 50 por ciento de los 15,72 pesos por el valor del dólar vigente al cierre de las operaciones de este viernes). Dos mil millones de pesos más, en manos de productores y con un inmediato efecto derrame en la economía.

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La negación como estrategia

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¿Qué trajo la desubicada esta?, preguntó, sonriente, Mauricio Macri en medio de los aplausos del final.

“Es de Misiones. Yerba”. Contestó Emilio Monzó, presidente de la Cámara de Diputados sin saber que el micrófono estaba prendido.  

Sobre el final, un pequeño desliz durante la Asamblea Legislativa, se convirtió en un dato político. La desubicada es la diputada misionera Cristina Britez y lo que le entregó al Presidente fue un paquete de medio kilo de yerba, como el que afuera regalaban los productores misioneros para hacer visible su protesta por los bajos precios que reciben.

Macri no pareció estar enterado del reclamo y exhibió el paquete como un trofeo para las fotos. No era un regalo. Era una señal de protesta.  Pero el discurso estuvo blindado a cualquier mención de reclamos o alertas por los daños colaterales de un modelo económico que fue ratificado insistentemente.

El Presidente volvió a usar la retórica electoral para sostener sus acciones de Gobierno. Puso en evidencia que en las urnas se pone en juego la continuidad del cambio o el regreso del pasado. Es él o Cristina. Una polarización sin matices y que en esa lectura, no admite jugadores intermedios.

El problema es que se trató ya del segundo discurso ante la Asamblea –el tercero sumando el día de su asunción- y todavía no pudo exhibir señales de un cambio positivo. La mayoría de los indicadores sociales y económicos retrocedieron sensiblemente, en forma inversamente proporcional a los “errores” del Gobierno.  Abundaron, sin embargo, las menciones optimistas. A futuro. En potencial. Ya vamos a llegar.

Menciones de datos sueltos para graficar un todo que no es –nunca lo es- lineal. “Con las obras que hicimos en el aeropuerto de Tucumán la exportación de arándanos creció un 58 por ciento”, leyó, exultante, el Presidente. El l Comité Argentino de Arándanos puso un poco de claridad.  Ese 58 por ciento no es representativo de lo que sucede en el sector. Entre 2015 y 2016 hubo un incremento del 15 por ciento en los volúmenes exportados, pero fue el peor año del producto por los precios en destino y la disparada de los costos de producción.

En realidad, aunque fue una promesa de campaña, no hay economía regional a la que le esté yendo particularmente bien. La combinación de dólar bajo y suba de tarifas ha socavado la posibilidad de competir en el exterior y el consumo interno sigue estando en terapia intensiva, aunque en febrero haya mostrado que mantiene signos vitales. La recaudación del IVA creció por encima de la inflación.

La economía regional misionera, por caso, está en problemas. La yerba mate padece de bajos precios y caída del consumo. La forestoindustria no puede exportar y teme el impacto de una mayor apertura de las importaciones.

En Corrientes, una textil adelanta las vacaciones de enero de 2018 y ya advirtió a sus empleados que no habrá aumentos de salarios. Congelados. La Federación Económica de la Ciudad de Buenos Aires (Feciba), en base a datos oficiales, se perdieron en el sector un total de 151.433 puesto de trabajo durante el primer bimestre de este año.

Mientras el país no puede exportar, crece el déficit de balanza comercial por los productos que ingresan de otros países. Como sostiene el ministro de Producción Francisco Cabrera, no se trata de una “avalancha” de importados. Pero la balanza está muy inclinada.

La dinámica del comercio bilateral confirmó las dos tendencias claras de los últimos meses: un aumento interanual en el comercio bilateral, con incrementos tanto de las exportaciones como de las importaciones, y un creciente déficit bilateral.

Así, el comercio bilateral sumó USD 1.908 millones, un 12,8% más que durante el mismo mes del año pasado y el mayor registro para un mes de febrero desde Feb-2014. De esta manera, el comercio bilateral marcó el cuarto mes consecutivo de aumentos interanuales, con el agregado de que el alza se dio tanto en las exportaciones argentinas a Brasil como en las importaciones de Argentina desde Brasil.

Por su parte, las importaciones argentinas desde Brasil crecieron 18,3% durante febrero con respecto al mismo mes de 2016, alcanzando un valor de compras de USD 1.271 millones. En base a estos resultados, el saldo comercial volvió a reflejar un aumento del déficit bilateral, alcanzando USD 634 millones en el mes; el mayor déficit en un mes de febrero desde Feb-2012 

Macri y su equipo económico tienen para celebrar sí una caída en el ritmo de la inflación. Pero esa meta, que este año es aún más ambiciosa, choca con las propias acciones del Gobierno. Los tarifazos conspiran contra los precios bajos y la apuesta al consumo en un año electoral, empujará los precios hacia arriba. Una encrucijada difícil de resolver.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, mira el vaso medio lleno y asegura que la recesión ha terminado. “Hay que tener una mirada amplia sobre la competitividad y, en ese contexto, la foto que tenemos hoy es mucho mejor que la que teníamos hace un año y medio atrás”, señaló desde Mendoza. Pero al mismo tiempo prometió un mayor ajuste en las cuentas públicas como herramienta para bajar la inflación. “Ustedes saben que las provincias están alcanzadas por una ley de responsabilidad fiscal que fue sancionada hace muchísimos años, estaba suspendida y cobró vigencia de nuevo en el presupuesto del año 2017, pero es una ley  que a nosotros no nos deja conforme porque tiene techos al crecimiento del gasto demasiado elevados y permite que el gasto vaya con el PBI nominal, con lo cual no baja nunca en términos de producto y entonces no se pueden bajar impuestos, no se puede bajar la presión impositiva”, sostuvo.

Además, agregó que están trabajando en el Consejo de Responsabilidad Fiscal junto con el Ministerio del Interior, Rogelio Frigerio, y los ministros de Hacienda provinciales para adaptar esa ley a criterios más restrictivos en los cuales el gasto corriente pueda mantenerse en términos reales; y crecer el gasto de capital. 

Por eso se entiende el choque con los gremios estatales que reclaman subas salariales que permitan recuperar el poder adquisitivo del año pasado, cuando la inflación fue superior al 40 por ciento. El Gobierno se ajusta a una pauta inflacionaria para este año, estimada en 17 por ciento, pero de muy difícil cumplimiento según la mirada de analistas privados y de diverso color político.

“No obstante, la “sensación térmica” de la reactivación puede no coincidir con los datos objetivos, debido a que este rebote convive con los cambios estructurales que intenta el gobierno, por los cuales se retiran subsidios de las tarifas, se sincera el costo del dinero y se admite algo más de competencia en los mercados. El problema está en que, sin esos “ruidos” que alteran el corto plazo, quedaría trunca la transición hacia un crecimiento sustentable más adelante”, asegura Jorge Vasconcelos, uno de los economistas estrella de la Fundación Mediterránea a la que no se puede acusar de opositora y que incluso ha colocado a varios de sus hombres en las filas del Gobierno.

Ajuste con necesidades electorales. Un contraste a la vista. Por eso, la apelación de nosotros o el pasado, no es casual.

Es el llamado al núcleo duro de los simpatizantes del Gobierno a sostener el rumbo. Es la convocatoria a “voluntarios” para que cubran las vacantes de los docentes en huelga. Es la demonización de los dirigentes que convocan al paro desde la CGT.

Sin embargo, el tiempo de romance parece haberse terminado. El propio Presidente tocó la campana de largada del tiempo político electoral. Los aliados circunstanciales comienzan a ver ahora sus propias necesidades y advierten que seguir siendo laderos puede generar daños permanentes en sus propias ambiciones.

Las elecciones ya están a la vuelta de la esquina. El conflicto no es buen compañero para el último tramo hacia las urnas.

Macri parece no poder evitar el choque con docentes y la CGT. En las provincias, los gobernadores buscan desactivar conflictos antes de que estallen.

El mandatario de San Luis, Alberto Rodríguez Saá rompió el esquema con aumentos salariales que van del 40 al 60 por ciento de acuerdo a las categorías. Lo hace para diferenciarse, pero también porque puede. Es una provincia relativamente chica con buena coparticipación y regalías por la minería. Cuenta con recursos suficientes y evidentemente, una buena administración.

En Misiones, la oferta salarial está adecuada al contexto. Pese a ser una de las provincias menos beneficiadas en el reparto de coparticipación, el Gobierno acordó una suba salarial del 18 por ciento en blanco –al básico y con adicionales remunerativos-. Los principales gremios aceptaron la oferta y con los docentes, el jueves seguirán las negociaciones, atadas a lo que suceda en el ámbito nacional.

En Misiones la mesa paritaria sigue abierta con el compromiso de revisar los acuerdos en noviembre, dependiendo de lo que suceda con la inflación.

De este modo, aunque todavía quedan algunos gremios por formalizar, la masa salarial del Estado aumentará en más de 150 millones de pesos por mes. El incremento a los docentes significará una erogación mensual de más de 66 millones de pesos más, mientras que el resto de los estatales demandará otros 85 millones de pesos.

Hay responsabilidad en la oferta y en la actitud de los gremialistas. La buena salud de las cuentas públicas es primordial para preservar la economía y la acción del Estado.

Cuando la desmesura se apodera del Estado, las consecuencias son peligrosas. El paro de los municipales de Posadas es un dato de esa realidad. Los sindicalistas arrancaron con un pedido de aumento del 60 por ciento y obviamente rechazaron la oferta del 15 por ciento. La basura se acumuló por varias horas en la ciudad, con olores nauseabundos y la negativa del sindicato a negociar.

La demanda salarial puede ser legítima. Pero debe tener en cuenta el escenario. Posadas es la capital de Provincia con menos coparticipación por habitante del país. En general, en el resto de las ciudades la coparticipación forma parte del 60 por ciento de los ingresos del municipio. En la capital misionera es solamente del 35 por ciento.

Las cuentas de la Municipalidad de Posadas están agotadas, por una combinación de recesión y asimetrías con Paraguay. El presupuesto está casi destinado a pagar sueldos y el Concejo Deliberante demanda una enorme e injustificada cantidad de recursos. El promedio del gasto en el Concejo Deliberante en cualquier ciudad de Argentina es de aproximadamente el  3 por ciento.

“Acá en Posadas este cuerpo le demanda al municipio un 27 por ciento, es decir, está casi diez veces por encima del promedio de todo el país. Para que tomen dimensión de lo que hablo, este Concejo gasta más que los de Corrientes, Paraná y Santa Fe juntos, con una población inferior”, reveló el intendente Joaquín Losada en la apertura de sesiones del Concejo.

Entre el 2015 y el 2016, el legislativo incrementó sus gastos en un 50 por ciento mientras que el municipio, con los servicios que brinda, lo hizo en un 22 por ciento. Del presupuesto total de la ciudad  un 80 por ciento  está destinado a salarios, y el Concejo gasta un tercio del total de dicha masa salarial. Está claro que si no se corrige esta situación, cualquier demanda salarial será inviable.  Si no hay reactivación económica, no habrá recurso que alcance. Pero cuando lo haya, habrá que pensar con racionalidad.

La premisa del Gobierno sigue siendo fortalecer el misionerismo. El gobernador Hugo Passalacqua dio una señal clara en medio del conflicto yerbatero por los bajos precios. Tomó la idea del presidente de la Legislatura, Carlos Rovira, y sugirió que el precio de la hoja verde sea fijado en 50 centavos de dólar. No es apenas elevar el precio, como reclaman los productores, sino generar un enorme efecto derrame en la economía de Misiones. Si se toman los kilos de cosecha a diciembre del año pasado, los productores podrían recibir en forma directa 1.959 millones de pesos más, pasando de 3.607.063.036,2 pesos a  5.566.193.351,94  pesos.

Claro, no es la solución definitiva para la problemática yerbatera, que necesita reformas de fondo en las que debe incidir mucho más fuerte la opinión de los misioneros, donde se produce el 90 por ciento de la yerba mate de la Argentina. Pero un volumen de dinero semejante, aparejado a la pulseada por recibir mayores recursos de coparticipación, pueden tener un enorme efecto dinamizador en la economía de Misiones.

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