ECONOMIA VERDE

Aprueban estrategia nacional para el uso de los Mercados de Carbono

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El Ministerio de Ambiente aprobó la Estrategia Nacional para el Uso de los Mercados de Carbono (Enumec), en el marco de los compromisos asumidos en el Acuerdo de París para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a fin de alcanzar la neutralidad en 2050.

La Enumec está publicada en el anexo de la resolución 385/2023, publicada hoy en el Boletín Oficial, y “condensa meses de mucho trabajo, intercambios y discusiones técnicas”, sostuvo en su introducción la secretaria de Cambio Climático, Cecilia Nicolini.

“En la Argentina, tenemos el compromiso de no exceder la emisión neta de 349 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2e) en 2030 y de alcanzar la neutralidad de emisiones a 2050”, indicó Nicolini, quien advirtió que “estos compromisos exigen grandes transformaciones: reemplazar el uso de fuentes de energía fósil por energías limpias”.

Asimismo, se busca “promover medios de transporte más sostenibles, como la bicicleta y los colectivos eléctricos, hacer más eficiente la producción agrícola-ganadera o promover la conservación y el uso sostenible de bosques nativos para frenar la deforestación”.

“Son transiciones a un modelo de desarrollo sostenible que además de políticas con mirada a largo plazo como las que plasmamos en el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático a 2030, demandan más financiamiento para llevarse adelante en los territorios, sobre todo en nuestra región, donde las respuestas a la crisis climática deben darse mientras damos respuesta a la pobreza o el endeudamiento externo”, planteó la funcinaria.

La Enumec reconoce nueve ejes temáticos, elaborados desde 2022 con “capacitaciones, diálogos virtuales y jornadas de trabajo”, en el marco de las deliberaciones del Gabinete Nacional de Cambio Climático, el Consejo Asesor Externo y el Acuerdo para la Acción Climática.

Esos ejes son: potenciar el acceso nacional y subnacional al financiamiento climático; participar de los mercados de carbono regulados en el Acuerdo de París y otros mercados de cumplimiento nacionales e internacionales; acompañar la participación del sector privado en los mercados voluntarios; generar enfoques no comerciales y acompañar a los gobiernos subnacionales que así lo decidan en la implementación de esquemas de mercado para el cumplimiento de sus planes de respuesta al cambio climático.

La lista se completa con: contribuir al fortalecimiento y al financiamiento para la adaptación al cambio climático a través de la implementación de los mercados de carbono y enfoques no-comerciales; desarrollar capacidades nacionales y subnacionales para la implementación de mercados de carbono; promover el respeto de las salvaguardas y la integridad ambiental en la implementación de mercados de carbono y asegurar los intereses nacionales y regionales en las negociaciones internacionales.

“Vamos a seguir trabajando con la mirada federal, a largo plazo e interdisciplinaria que caracteriza a nuestra política climática: posicionar a la Argentina como un país atractivo y competitivo para desarrollar proyectos de mitigación”, puntualizó Nicolini.

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Protección ambiental: Rovira presentó un proyecto para transformar, por ley, el empleo en la provincia

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En ese contexto, durante los días 16 y 17 de noviembre se desarrollaron, desde el Salón de las Dos Constituciones del Parlamento Misionero, las primeras Jornadas Internacionales sobre Empleo Verde del país, en las que disertaron referentes de organizaciones internacionales y locales especializadas en la materia. 

Con la iniciativa el presidente de la Legislatura promueve la creación del Programa de Promoción del Empleo Verde que otorgue un marco legal para delinear la planificación estratégica y organizada de transición progresiva que contemple la creación y utilización de empleo verde en el ámbito provincial.

Esta transición supone oportunidades y desafíos con implicaciones directas para el mundo del trabajo: otorgar las herramientas y capacitaciones necesarias para la preparación y generación de nuevos empleos que puedan satisfacer las necesidades de la creciente población de la provincia y al mismo tiempo proteger sus recursos naturales.

Los empleos verdes son considerados por la Organización Internacional del Trabajo como aquellos “empleos decentes que contribuyen a preservar y restaurar el medio ambiente, ya sea en los sectores tradicionales como la manufactura o la construcción o en nuevos sectores emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética”.

Las jornadas fueron organizadas por el Ministerio de Trabajo y Empleo, el Ministerio de Gobierno, la Cámara de Representantes, el Instituto de Capacitación Profesional Andrés Guacurarí y el acompañamiento de la Cámara Misionera de Consultores Ambientales y la Universidad Católica Argentina.

Participaron de los encuentros –algunos de manera presencial y la mayoría a través de la transmisión en tiempo real- autoridades nacionales, carteras laborales que conforman el Consejo Federal del Trabajo, ministros que integran el gabinete provincial, representantes de organizaciones sindicales (CGT Misiones, CGT Guacurarí, UOCRA), de cámaras empresariales, Colegio de Abogados de Misiones, Organizaciones No Gubernamentales y funcionarios de los Poderes del Estado, entre otros.

Los disertantes del primer encuentro fueron: la magíster en Derecho y Economía del Medio Ambiente por la universidad Carlos III de Madrid; posgraduada en Finanzas en Harvard University, Aleandra Scafati (Argentina); el diplomado y máster en Negocios y Administración en Gestión Sostenible por la Universidad de Lüneburg, Alemania, Ángelo Sartori (Chile); el especialista en Ingeniería Estructural de la UCA, master of Science de UC Berkeley y doctor en Ingeniería de la UBA, Raúl Bertero (Argentina); el director general de MÉXICO2, empresa de la Bolsa Mexicana de Valores, Eduardo Piquero (México); y el vicepresidente de Compromiso Empresarial para el Reciclaje en la industria de la alimentación, Pablo Manrique.

Abordaron la resignificación del empleo verde, un concepto que tiene más de veinte años, clave para superar la crisis social, ambiental y económica; así como las oportunidades, y las soluciones a problemas ambientales basadas en la naturaleza, en el contexto de adaptación y mitigación del cambio climático y los mercados de carbono, las finanzas y alimentos sustentables, y además del potencial de la transición energética.

Mientras que durante la segunda jornada las disertaciones estuvieron a cargo de del coordinador nacional del programa UN PAGE Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Joaquín Etorena Hormaeche; la miembro de la Liga Mundial de Abogados Ambientalistas y coordinadora legal del Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible, María José Alzari (Argentina); el presidente y director ejecutivo de la Red Internacional de Educación para el Trabajo, Gustavo Álvarez (Argentina).

Más adelante fue el turno del director ejecutivo de la Fundación de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina, Gustavo Gándara; y del magíster en Asuntos Internacionales con énfasis en Administración de Negocios y Finanzas de la Universidad de Columbia en Nueva York, Oscar Edmundo Díaz (Colombia); el miembro de diferentes comisiones relacionadas con la sociedad de la Información y la modernización local, Mario Alguacil Sanz (España); y el especialista en estudios de impacto y auditorías ambientales, Gustavo Fernández Protomastro (Argentina).

Entre los temas los profesionales se refirieron al concepto para una recuperación verde de la economía, los avances y los desafíos de herramientas para la educación y la formación de recursos humanos en el paradigma sustentable, construcciones, movilidad y ciudades inteligentes.

Hacia el cierre de las jornadas el secretario de Energía, Paolo Quintana, expuso el Caso Misiones y explicó que las acciones se orientan a “generar capital humano especializado y a la discusión de lo que se viene haciendo en la provincia en materia de políticas públicas sobre el cambio climático”.

“Esta lucha y en ella la transición energética son vectores claves para la economía y para el desarrollo de la construcción de un futuro que brinde a todos los misioneros una mejor oportunidad”, agregó.

Más adelante la diputada provincial Sonia Rojas Decut destacó que las alianzas estratégicas y políticas de Estado posicionan a Misiones “como una provincia emergente que refuerza, cada vez más, su liderazgo ambiental a nivel nacional y mundial”.

“Misiones podría apalancar los sectores que hoy se vinculan 100% con el empleo verde y tiene un gran potencial de crecimiento; para ello, sostenemos una política legislativa que nos permite avanzar en arquitectura sostenible, ecoturismo, finanzas sustentables, la gestión de residuos, energías renovables en base a los planes pilotos de los parques solares, hidrógeno verde, biocombustibles, e incorporación de nuevas tecnologías”, manifestó.

Por último la ministra de Trabajo de Misiones, Silvana Giménez indicó que “fue un desafío organizar las primeras jornadas internacionales del empleo, con el fin visibilizar, capacitar y educar para enfrentar el nuevo tiempo que nos toca vivir”.

“El empleo verde hoy ya es una realidad y en el futuro será la salida a las dificultades sociales y económicas que van a acontecer; el cambio climático como urgencia admitida a nivel global trae aparejadas muchísimas consecuencias tecnológicas, sociales y económicas”, señaló.

En ese sentido –afirmó- “Argentina y Misiones tienen muchas posibilidades de empleos verdes con la energía solar, la biomasa para el abastecimiento de la energía creciente; el hidrógeno verde y la electrificación de los automotores como salidas a la problemática de descarbonización”.

Por eso, “la educación y la capacitación son indispensables para todos estos cambios que están demandando trabajadores y profesionales con habilidades poco comunes en el mercado laboral”.

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Qué pueden hacer los gobiernos para crear una recuperación mundial verde y generadora de empleo

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Por Kristalina Georgieva and Rajiv J. Shah. La crisis del cambio climático y la crisis de la COVID-19 tienen mucho en común. Las dos son tragedias humanas y catástrofes económicas: la pandemia se ha cobrado más de un millón de vidas, ha dejado a cientos de millones de personas sin trabajo y se proyecta que, en los próximos cinco años, reduzca el producto en USD 28 billones; los efectos del cambio climático, por su parte, están cambiando drásticamente la vida y los medios de subsistencia. Los efectos más devastadores de ambas crisis recaen en las personas y las comunidades vulnerables de todo el mundo. Y las dos castigan a las naciones por su falta de preparación y de previsión.

Las dos crisis tienen algo más en común: un fuerte impulso coordinado a la inversión pública verde contribuiría a hacer frente a ambas crisis.

El mundo está realizando esfuerzos masivos para reactivar las economías y que la gente vuelva a trabajar.

El mundo está realizando esfuerzos masivos para reactivar las economías y que la gente vuelva a trabajar. Hace unas semanas, los líderes mundiales se reunieron en el Foro de París sobre la Paz para analizar los próximos pasos; ese debate continuó hace unos días en la cumbre del G-20. Tenemos la oportunidad de adoptar decisiones inteligentes y coordinadas, que catalicen las inversiones verdes para arrancar la recuperación y disminuir la posibilidad y el impacto de una catástrofe climática.

En respuesta a la devastación económica provocada por la pandemia, las economías más grandes del mundo ya han comprometido más de USD 12 billones en gasto fiscal para la recuperación tras el coronavirus, y muchas tienen la capacidad de hacer aún más. En la realización de nuevas inversiones, resulta evidente la importancia de la sincronización. Existen evidencias sólidas, incluidas las de la crisis financiera de hace una década, que sugieren que si los países del G-20 actúan por separado en lugar de conjuntamente, el gasto necesario para lograr los mismos resultados sería dos tercios superior.

En lugar de invertir en tecnologías alimentadas con combustibles fósiles, como las centrales eléctricas de carbón, que acelerarán el cambio climático, podemos elegir una vía mejor y más verde. Entre los proyectos generadores de empleo se encuentran la plantación de bosques y manglares, la conservación del suelo y el acondicionamiento de edificios para mejorar su eficiencia energética. También es fundamental construir infraestructuras resilientes al clima y ampliar el transporte público verde, las energías renovables y las redes eléctricas inteligentes. Además, la inversión en energías renovables fuera de red genera crecimiento, ya que permite conectar a unos 3.500 millones de personas que actualmente no tienen acceso a suficiente electricidad.

El mundo debe aprovechar las últimas innovaciones tecnológicas, y ya se observan acciones a gran escala en este sentido. La Unión Europea se ha comprometido a destinar más de USD 640.000 millones (EUR 550.000 millones) a proyectos verdes en los próximos siete años. Los mercados emergentes, como Indonesia y Egipto, están emitiendo bonos verdes. Pero todas las economías grandes, todas las instituciones internacionales, todas las actividades filantrópicas y todos los inversionistas privados pueden hacer más. En efecto, como ha señalado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el equilibrio entre el gasto verde y no verde, por el momento, se inclina demasiado hacia este último, amenazando con el empeoramiento de la degradación medioambiental.

Durante la crisis financiera de 2008, los líderes del G-20 se unieron para respaldar un programa de recuperación coordinado. Un comportamiento similar en las próximas semanas y meses podría movilizar nuevas fuentes de capital para los países que lo necesiten, incluidos los países de bajo ingreso, donde debe hacerse gran parte del trabajo de adaptación climática. Así, el G-20 podría basarse en las medidas que ya ha tomado para ayudar a los países de bajo ingreso durante la pandemia: suspender los pagos del servicio de su deuda y establecer un marco común de resolución de deuda no sostenible caso por caso.

Los gobiernos también podrían diseñar políticas que desbloquearan el capital y el ingenio del sector privado. Ahora mismo, los rendimientos de las inversiones verdes están aumentando y sus costos disminuyendo. Aun así, para conseguir un cambio acelerado del sector privado hacia energías más limpias y una mayor eficiencia energética es necesario el aumento sostenido del precio del carbono o medidas equivalentes. Parte de los ingresos puede utilizarse para garantizar una «transición justa» que proteja a las personas en situación de pobreza del aumento de los precios de la energía y que brinde asistencia a los trabajadores desplazados. Un plan de inversión verde financiado mediante deuda, combinado con la fijación de precios del carbono, podría de hecho impulsar el crecimiento económico durante años, creando aproximadamente 12 millones netos de nuevos empleos hasta 2027.

Si actuamos de forma sostenida, empezando ya, la historia recordará algo más en común entre las crisis climática y de la COVID-19: que salimos de ellas siendo más fuertes y más resilientes.

Este artículo se publicó originalmente en Fortune.com.

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