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“Nunca sentí algo así”: testimonios argentinos tras la redada contra el Comando Vermelho

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Terror y silencio en Río de Janeiro, el relato de los argentinos que vivieron el megaoperativo contra el Comando Vermelho.

El operativo dejó 132 muertos y paralizó la ciudad. Argentinos residentes describieron el caos, el miedo y la desolación que se vivió en una de las ciudades más turísticas del mundo.

Río de Janeiro bajo fuego: 132 muertos en el operativo más grande de los últimos años

La ciudad de Río de Janeiro vivió una de las jornadas más violentas de su historia reciente. Un megaoperativo policial en los complejos de Alemão y Penha, dos de las favelas más extensas del norte carioca, dejó al menos 132 muertos y provocó un caos total en la capital turística de Brasil.

El despliegue, que incluyó helicópteros, drones y vehículos blindados, fue parte de una ofensiva del gobierno de Río contra el Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas del país. Durante las horas del operativo, la ciudad quedó prácticamente paralizada: más de 120 líneas de colectivos suspendidas, comercios cerrados y barrios turísticos desiertos.

Desde distintos puntos de la ciudad, argentinos radicados en Río de Janeiro describieron en primera persona cómo se vivió el operativo. “El operativo generó un caos total e inmovilizó a gran parte de la población”, contó Nelson Acosta García, argentino residente en Brasil desde hace 15 años.

Los delincuentes atravesaban los ómnibus en las calles, les sacaban las llaves y los dejaban varados. Eso generó un colapso total en el tránsito”, explicó. Según relató, “las empresas, escuelas y comercios cerraron antes y miles de personas quedaron sin transporte ni posibilidad de volver a sus casas”.

“Copacabana estaba vacía, como si fuera una ciudad fantasma”

En tanto, Emiliana Martínez, otra argentina que vive en la zona sur, describió una postal inusual de la turística Copacabana: “La sensación fue rarísima: ayer, Copacabana estaba totalmente vacía, los bares cerrados y nadie en la calle. Nunca sentí algo así”.

Durante horas, los mensajes en redes sociales y grupos de WhatsApp fueron la principal fuente de información para los residentes. “Nos avisaban que no salgamos, que estaban bloqueando calles y quemando colectivos”, relató Martínez.

El gobierno local decretó el “Estadio 2” del sistema de riesgo, un nivel de alerta que restringe la circulación y permite el despliegue de tropas especiales. La medida se levantó parcialmente al día siguiente, aunque con la ciudad todavía bajo tensión y presencia militar reforzada.

El impacto visual fue estremecedor: vehículos incendiados, barricadas con autobuses y cuerpos acumulados en la plaza São Lucas, en el Complexo da Penha. Mientras tanto, sectores turísticos como Copacabana y Lapa quedaron en silencio, una imagen pocas veces vista en una ciudad que vive del turismo y la vida nocturna.

El miedo cotidiano y la violencia estructural

Para los residentes, los tiroteos y operativos no son novedad, aunque reconocen que esta vez la magnitud fue diferente. “Fue una sorpresa, aunque en Río se escuchan tiros todos los días. Es un sonido bastante normal”, señaló Acosta García, quien vive en el barrio de Santa Teresa.

“El lugar donde vivo es tranquilo, pero todos sabemos que a la noche hay zonas que se volvieron muy peligrosas. No recomiendo caminar por Copacabana después del anochecer”, advirtió.

Los vecinos afirman que, tras la pandemia, aumentaron los robos y los hechos de inseguridad, especialmente los arrebatos en la vía pública. “No es que anden matando gente por la calle, pero hay que tener cuidado: hay muchos robos simples, de celulares, cadenitas, mochilas”, contó el argentino.

El Comando Vermelho, blanco principal del operativo, controla desde hace décadas buena parte del narcotráfico en Río. La ofensiva lanzada por las fuerzas de seguridad apuntó a recuperar zonas dominadas por el crimen organizado, pero el saldo de muertes y la violencia desatada abrieron un fuerte debate en Brasil sobre el uso de la fuerza y los derechos humanos.

Reacciones y consecuencias

El operativo, bautizado “Operação Contenção”, se extendió durante 24 horas y contó con la participación de más de 1.500 efectivos. Aunque las autoridades aseguraron que “el objetivo fue desarticular células armadas”, organizaciones sociales denunciaron “excesos policiales” y uso indiscriminado de la fuerza.

La ciudad intenta volver a la normalidad, pero el temor persiste. “Nos quedamos con la sensación de no saber qué va a pasar. Hoy, por lo menos en esta zona, la vida volvió más o menos a la normalidad”, resumió Emiliana Martínez.

Sin embargo, en las favelas del norte, la calma aún parece frágil. Los hospitales locales siguen recibiendo heridos y los familiares de las víctimas buscan respuestas en medio de un clima de desconfianza y miedo.

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