¿Por qué en Posadas no hay fiebre, ni corrida por un dólar que se vende a $23,50?

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En medio del nerviosismo por las turbulencias del mercado, la corrida cambiaria que obligó al Banco Central a vender miles de millones en reservas y el pedido de Macri de ayuda al FMI, en Posadas no hay fiebre, furor ni apuro por los ahorristas por ir a comprar divisas.
Una recorrida de Economis por las casas de cambio durante toda esta semana permitió comprobar que las colas no aumentaron en Mazza Cambios y Dos Arroyos, las dos agencias del centro de la ciudad. En todos estos días ni aparecieron nuevos compradores, distintos de los habituales. La demanda es la misma de siempre, principalmente impulsada por los que vienen de Paraguay a cambiar los pesos que dejaron, antes, los compradores argentinos en Encarnación.
“Estuvo la demanda muy tranquila todos estos días”, señalaron en una de las agencias ante la consulta de Economis. El gerente de una sucursal bancaria importante también afirmó que “no hubo demanda de dólares”.
El dólar se cotizaba hoy miércoles  $22,70 para la compra y $23,50 para la venta, sin cambios respecto a ayer. En general la divisa se movió poco en las pizarras posadeñas en estos días y siguió sólo parcialmente los vaivenes de la city porteña.
En tanto, en el Banco Macro esta mañana el dólar se podía vender a $22,20 y comprar a $23. El dólar “blue” se cotizaba también en el mismo nivel de $22,70 para la compra y $23,50 para la venta. Es decir, al comprador le pagan o le cobran por el dólar lo mismo que en una casa de cambios.
¿Por qué no hay nerviosismo local? Es un tema de grandes inversores que se define en un mercado mayorista
Tras consultar a algunos especialistas, la explicación es simple. Esta corrida que puso nervioso al Gobierno y obligó a medias fuertes como subir las tasas de referencia al 40% es una movida dirigida y pensada por y para los grandes inversores. En especial, se apunta a los capitales externos que llegaron a la Argentina para hacer la ya famosa operación conocida como “carry trade”.
Es decir, la “bicicleta” de traer dólares de afuera, cambiarlos por pesos, ponerlos en la tasa de interés jugosa que ofrece el BCRA a través de Lebacs, y luego de cierto tiempo volver a recomprar los dólares y salir con una de las rentabilidades más altas del mundo (y en moneda dura).
Estos movimientos se definen única y exclusivamente en el mercado de cambios mayorista, que es el que importa y el que forma los precios que luego se trasladan al mercado minorista, sea una casa de cambio o una “cueva”.
Las pizarras en las casas de cambio del microcentro porteño definen sus cotizaciones a partir de la evolución en el mercado mayorista y cuando este define incrementos o bajas de cierta magnitud, recién ahí se trasladan al minorista.
Qué es el MAE
El mercado mayorista opera en el Mercado Abierto Electrónico o MAE, que no tiene un recinto físico como la Bolsa de Comercio porteña, sino que es un enorme servidor situado en un moderno edificio de la calle San Martín entre Corrientes y Sarmiento, plena city porteña.
El MAE pertenece a los bancos (privados argentinos, extranjeros y públicos) y allí operan, por supuesto, las entidades financieras y todos los grandes “players” como las grandes empresas, exportadores, importadores, cerealeras que tienen divisas para liquidar y también los fondos del exterior a través de sus agentes financieros acreditados en el MAE. Y por supuesto, el Banco Central, el mayor jugador y el que todos miran para ver qué hace y, sobre todo, tratar de adivinar qué va a hacer.
Las licitaciones de Lebacs se realizan también en el MAE, como así también la operatoria en el mercado secundario de estas letras y los pases (que son mecanismos donde un banco coloca o toma dinero del BCRA típicamente en plazos de hasta 7 días).
Además, hay otro mercado de cambios pero de dólar a futuro que es el Rofex, otro enorme servidor situado en el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario y donde también operan bancos, BCRA y grandes exportadores e importadores, además de agentes financieros.
En el mercado mayorista (MAE) y en este contexto en especial, los inversores grandes miran los pequeños movimientos y toman decisiones basados en esas pequeñas oscilaciones, porque el juego está en anticiparse a lo que puede venir. Se trata de subas de 1, 5 o 10 centavos. En general, la suba en el mercado mayorista tiene que ser firme y de al menos 10 centavos para trasladarse a la pizarra de una casa de cambio. Pero en este contexto, una suba de unos pocos centavos hace perder la calma a muchos, a pesar de que por ahí esa oscilación ni se registró en una pizarra minorista.
Macri acudió al FMI por una suba que en las pizarras ni se registró
Por ejemplo, Macri y su equipo económico decidieron jugar la carta de ir al FMI mirando lo que sucedía en el mercado mayorista el día lunes y martes, cuando el dólar en ese mercado subió unos pocos centavos que casi no se reflejaron en las casas de cambio. Si uno se hubiera regido por las cotizaciones de las casas de cambio hubiera dicho: ¿Por qué se asustaron y fueron al FMI si el dólar casi ni se movió?
Pero ese es el partido que está jugando el Gobierno. El de convencer a los grandes capitales que no se lleven en estampida su dinero (t0dos juntos y al mismo tiempo) y dejen al país sin dólares. Se lo pueden llevar de varias formas. Liquidando sus Lebacs (hay un stock de 1,2 billones de pesos) y comprando dólares con esos pesos en el MAE. O vendiendo los bonos de deuda argentina que tienen, tanto del Estado como de algunas provincias. Algo que ya está sucediendo y hace subir la tasa de interés que la Argentina debe pagar por nuevo financiamiento.
En ese sentido, el próximo martes 15 de mayo hay un vencimiento fuerte de Lebacs (más de $650.000 millones) y para el Gobierno es crucial poner incentivos fuertes para que pocos quieran cobrar el dinero de sus letras e irse al dólar, que es como salir del país. Por eso pone las tasas altas y también intenta ganar rápido el respaldo del FMI para garantizar que no hay por que fugarse de la Argentina.
No hay fuga de depósitos ni nerviosismo entre los ahorristas
En esta crisis que se está viviendo, coinciden todos los especialistas, no hay problemas de fuga de depósitos, o solvencia de los bancos. Ningún ahorrista duda de que los bancos seguirán teniendo los dólares que cada uno tiene ahorrado.
El depositante está tranquilo. Como el Gobierno subió las tasas de interés, los ahorristas que tienen un Plazo Fijo y lo tienen que renovar, dudarán a la hora de pasarse a dólares, además, porque algunos considerarán que la divisa ya subió y está “cara” y en cambio el banco le está ahora ofreciendo una tasa de interés más jugosa.
 

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Enojo en el radicalismo porque Macri no les avisó del pedido de auxilio al FMI

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Mauricio Macri no le anticipó al radicalismo la decisión que tomó ayer de volver a pedir un préstamo al FMI pese a que recibió al presidente del partido en la Rosada y le pidió que hiciera de vocero de la reunión de la mesa de Cambiemos.

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Vuelta al Fondo: Closs reclamó al Gobierno que deje de echar culpas a la herencia recibida

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En una entrevista brindada a LT4 por el  senador Maurice Closs el día viernes anticipaba la decisión conocida del presidente Mauricio Macri de recurrir al Fondo Monetario Internacional para conseguir un blindaje que sostenga el rumbo.
“¿Cómo se sale de esta trampa de las Lebacs y de las Letes? El Fondo Monetario va a venir y te va a ofrecer tranquilidad y un crédito o por lo menos tenga un stand by que era una palabra de la época de los 90 que fingía que no tomaste el crédito por que esta para vos ahí”, anticipó Closs.´
“Le van a poner nombre y apellido al ajuste del 2.7 por ciento del déficit fiscal y cuáles son las partidas presupuestarias que van a ajustar y van a firmar un convenio y un crédito con el FMI. No estoy haciendo ni un juicio de valor ni bien ni mal, estoy describiendo a donde estamos llegando”, explicó el senador.
Para Closs era casi inevitable caer en el financiamiento del FMI porque Argentina iba a comenzar a enfrentar vencimientos de deuda cada vez más exigentes.
“Los políticos tenemos que ser responsables, lamento haber tenido razón con las cosas que vengo diciendo hace bastante tiempo. Cuando el tipo de cambio se empezó a aplazar y la tasa de interés empezó a subir, empecé a manifestar mi preocupación por el modelo y el modelo se profundizó”, argumentó.
El senador misionero sostuvo que hay herramientas para solucionar el problema financiero, pero reclamó al Gobierno que “no siga echando la culpa de la herencia recibida por que si hay una cosa que no recibieron fue una herencia de endeudamiento”.

 
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CAME pide tasas diferenciales para las Pymes

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Luego de los anuncios sobre las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), las PyMES ven con expectativa que estos recursos puedan generar alivio en el financiamiento interno y descomprimir las tasas locales. En este sentido, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) solicita que el gobierno nacional considere fijar tasas diferenciales para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMES) y reactive Líneas de Crédito para la Inversión Productiva que caducaron en diciembre de 2017.
Los acontecimientos de estos últimos días complicó el panorama para las empresas, porque subieron las tasas y se bajaron las expectativas para el año. Eso significa mayores costos financieros, un mercado de consumo que podría verse afectado por el menor poder adquisitivo de las familias.
Inevitablemente, las firmas deberán resignar algo de rentabilidad y eso es un problema, porque las PyMES ya venían con su ecuación económico-financiera muy comprometida. Por eso, es importante que sigan adelante con sus proyectos de inversión ya que en estos momentos hay que trabajar en mejorar la productividad, y eso se logra invirtiendo.
Pero lógicamente que el incremento de las tasas de referencia impiden estos planes porque se dificulta el acceso a crédito y, por ende, contribuye a desalentar la actividad.
Es por ello que CAME vería con agrado que el Gobierno nacional fije tasas especiales para las MiPyMES y se reinstauren las Líneas de Crédito para la Inversión Productiva (LCIP) que eran del 17% hasta fines del 2017, teniendo en cuenta que las PyMES hoy no encuentran alternativas en el mercado financiero.
Si se tiene en cuenta que las PyMES movilizan el 70% del empleo, las herramientas para mantener la subsistencia de las mismas resultan indispensables. Sin embargo, Argentina es un país con mínimo acceso al crédito para las PyMES, donde es más fácil obtener un préstamo para consumo a nivel personal o familiar.
El promedio de financiación para pequeñas y medianas empresas, medidos en función del PBI, es de tan sólo el 12%, siendo de los más bajos de la región y del mundo. A modo de ejemplo, Perú está arriba del 30%, Colombia más del 50% y Brasil y Chile casi el 90%.
Mientras que en nuestro país solamente el 46% de los créditos se destina a empresas y el 41% a consumo, en Chile esa relación se corresponde con el 60% y el 12% respectivamente.
EL IMPACTO EN EL INTERIOR
El valor del dólar estaba retrasado desde la perspectiva de las economías regionales, pymes exportadoras, el comercio en ciudades de frontera y el turismo receptivo, que necesitan recuperar competitividad, pero, para poner un ejemplo concreto, en las provincias de frontera depender de la volatilidad del dólar no es suficiente como medida, porque el principal problema de fondo es el costo argentino, y con los saltos de nuestra economía se retraen contratos, y ya se está advirtiendo que con la escalada del dólar se incremente el combustible, y de esta manera, se perderá parte del valor recuperado con la devaluación.

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La deuda como obstáculo para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible

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Por Chris Lane y Elliott Harris. En 2015, 193 países adoptaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como hoja de ruta global hasta 2030. Estos objetivos se basan en la idea de que, para lograr un futuro sostenible, el crecimiento económico debe ir de la mano con la inclusión social y la protección del medio ambiente.
Nuestras respectivas instituciones, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional (FMI), apoyan plenamente estos objetivos. Desde la perspectiva de las Naciones Unidas, estos objetivos representan una inversión para lograr un mundo más pacífico, próspero y cooperativo, especialmente en la época actual, cada vez más peligrosa. Para el FMI, contribuyen a respaldar la estabilidad económica y el crecimiento sostenible e inclusivo.
En 2017, la mayoría de los flujos de financiamiento del desarrollo aumentaron, ayudados por la recuperación de la economía mundial, una mayor inversión y unas condiciones favorables de los mercados financieros. Sin embargo, menos de tres años después de la adopción de los ODS, su ejecución está tropezando con un fuerte obstáculo: el aumento de la deuda pública en algunos países en desarrollo. Este es el sobrio mensaje que transmite un nuevo informe sobre el financiamiento para el desarrollo elaborado por las Naciones Unidas en colaboración con el FMI y casi 60 agencias.
El problema es el siguiente: como apuntó recientemente el Subdirector Gerente del FMI, Tao Zhang, el 40% de los países de bajo ingreso enfrenta un alto riesgo de sobreendeudamiento o no es capaz de cumplir plenamente con el servicio de su deuda, en comparación con el 21% de hace solo cinco años. Además, varios países en desarrollo se están quedando atrás en términos de ingreso per cápita, por efecto de factores como la fragilidad y los conflictos, incluidos los países vulnerables como Haití, la República Democrática del Congo y Chad.
Ante una baja recaudación tributaria, un apoyo internacional débil
 Una dificultad clave es que muchos de estos países no pueden recaudar suficientes ingresos fiscales. Existen muchos motivos para ello: bases impositivas reducidas, la excesiva y prolongada dependencia de las industrias extractivas y una administración tributaria débil. Pero la evasión fiscal también contribuye al problema. La escasa recaudación fiscal en países en desarrollo y de bajo ingreso —en los que el ingreso fiscal mediano representa solo el 13,3% del PIB— se debe, en parte, a la informalidad y a la evasión fiscal.
En vista de lo anterior, la primera medida de cualquier estrategia de reforma debe ser, sin duda, incrementar la recaudación interna. Pero en un mundo en el que la actividad empresarial tiende cada vez más a la globalización, los esfuerzos internos por sí solos no serán suficientes. Necesitaremos, además, fortalecer la colaboración internacional en materia fiscal. Es alentador que los gobiernos estén elaborando nuevas normas internacionales de intercambio de información fiscal: tenemos que asegurarnos de que los países en desarrollo también se beneficien de ellas.
Asimismo, la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) tiene un papel fundamental. Según datos recientes, la AOD se elevó a USD 146.600 millones en 2017, pero esto supone menos de la mitad del objetivo del 0,7% del ingreso nacional bruto acordado a nivel internacional. Además, gran parte de esa AOD se está empleando en emergencias, como costos internos en ayuda para refugiados y ayuda humanitaria. Si bien dicha asistencia es esencial, deja menos recursos disponibles para inversiones públicas a largo plazo en desarrollo sostenible. Las entradas de AOD a los países más pobres y vulnerables se han estancado y permanecen concentradas en algunos de ellos. Los países donantes deben intensificar su asistencia en esta área.

Inversión privada para apoyar los ODS
En vista de las grandes necesidades de inversión, será crucial atraer más inversión privada. Sin embargo, los países menos desarrollados siguen teniendo dificultades para hacerlo a la escala requerida, en particular en sectores que están fuera de las industrias extractivas. El informe insta a los países en desarrollo a continuar creando condiciones empresariales competitivas, entre otras formas, mejorando los marcos institucionales y regulatorios y preparando reservas de proyectos y proyectos en los que se pueda invertir, sobre todo en infraestructura.
Más recientemente, las autoridades económicas también se han centrado en compartir los riesgos con los inversionistas privados, mediante instrumentos como las garantías y las asociaciones público-privadas. Si se realizan adecuadamente, estas actividades combinadas pueden generar inversiones adicionales que ayuden a alcanzar los ODS. De momento, estas actividades no se están llevando a cabo principalmente en los países que más lo necesitan. Solo el 7% del financiamiento privado movilizado hasta el momento se ha canalizado hacia proyectos en los países menos desarrollados.
También existe el riesgo de que estas actividades aumenten la carga de la deuda, por ejemplo, a través de los pasivos contingentes fuera del balance. Estos riesgos deben manejarse cuidadosamente.
Crecientes riesgos vinculados con la deuda
Sin embargo, el reciente aumento de la deuda no es malo en todos los aspectos. En los últimos años, el mayor acceso a los mercados financieros internacionales y la obtención de préstamos de nuevos acreedores como China ha liberado financiamiento muy necesario para inversiones en infraestructura. Además, la inversión en capacidad productiva, si se realiza adecuadamente, puede generar mayores ingresos que compensen el servicio de la deuda. El informe recomienda que las evaluaciones de sostenibilidad de la deuda tengan en cuenta este importante canal.
Pero los problemas se plantean cuando la deuda ya es elevada, cuando los recursos no se gastan adecuadamente (como cuando existe corrupción y deficiencias en la gestión de gobierno), o cuando un país se ve golpeado por desastres naturales o shocks económicos, como una reversión repentina de los flujos de capitales. Otro tema es que la nueva ola de crédito privado en muchos casos trae aparejadas tasas de interés más elevadas y vencimientos más cortos.
Además, la coordinación entre los acreedores es ahora más difícil, lo que crea problemas cuando es necesaria una restructuración de la deuda. Cuando el riesgo de crisis de la deuda es alto, actuar con rapidez para reducir la tensión financiera inmediata puede ser lo que marque la diferencia entre una rápida recuperación o un daño duradero. Debemos reflexionar a fondo y hallar soluciones innovadoras en este ámbito. Por ejemplo, un mayor uso de los instrumentos de deuda supeditados a la situación futura —que reducen o aplazan el cumplimiento de las obligaciones de deuda de un país durante las crisis— puede proporcionar cierto alivio en algunos casos. Al reducir los riesgos de incumplimiento y las primas por riesgo, también amplían el margen de maniobra fiscal existente para la inversión.
Otra idea interesante son los swaps de deuda por actividades relacionadas con el cambio climático, los cuales implican que los proveedores de fondos concesionarios recompren la deuda pendiente de pago, lo que liberará recursos para luchar contra el cambio climático y ayudará a las regiones fuertemente golpeadas por los desastres relacionados con el clima.
¡Ahora es el momento!
Lo esencial es que solo nos quedan 12 años para implementar los ODS. La recuperación actual de la economía mundial brinda una gran oportunidad, pero debemos asegurarnos de que la agenda de financiamiento no se desvíe por la acumulación de deuda pública.
Las Naciones Unidas y el FMI están unidos en esta causa común. Así lo demuestra nuestro informe conjunto, en el que se presentan recomendaciones sobre las finanzas públicas y la deuda, las inversiones privadas, el comercio y otras prioridades para el financiamiento de los ODS. Nuestras instituciones se han comprometido a reforzar su apoyo a los ODS, en el ejercicio de sus funciones al servicio de los países miembros, a fin de asegurar un mundo más próspero y pacífico.

 
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