Tres semanas para votar: qué dice el termómetro social, Espert y la cuesta arriba para el oficialismo
A tres semanas de las elecciones legislativas, un relevamiento nacional de 1.900 casos realizado entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre arroja un panorama complejo para el Gobierno. La aprobación presidencial se sostiene en apenas un 35,3%, contra un 64,7% de desaprobación. El dato se combina con un clima social en el que dos de cada tres argentinos (65,3%) creen que “lo peor no pasó” en materia económica.
El Gobierno buscó reforzar su posicionamiento con gestos internacionales, como la reciente visita a Estados Unidos y el encuentro con Donald Trump, pero el efecto político fue limitado, según el último estudio de Zuban & Córdoba.
El 62,7% de la ciudadanía se siente “lejano” a esa referencia y un 64,6% cree que la gira presidencial no traerá inversiones sino que fue un gesto simbólico. El alineamiento con Washington y con Trump, en lugar de ampliar la base, aparece como un capital político de corto alcance, poco útil frente a la centralidad que conserva la agenda doméstica.
Las expectativas económicas resultan el núcleo más delicado. De cara a 2026, el 59,7% de los encuestados cree que Argentina no podrá afrontar el pago de su deuda, y más del 64% no confía en las estadísticas oficiales sobre pobreza, incluso rechazando la afirmación presidencial de que “12 millones salieron de la pobreza”.
El déficit de credibilidad sobre los datos oficiales se convierte así en un condicionante directo para cualquier relato de logros, ya que el público exige mejoras palpables en los ingresos y en los precios más que narrativas optimistas.
El pronóstico electoral tampoco acompaña: 56% de los ciudadanos anticipa que La Libertad Avanza perderá las legislativas. Frente a un eventual mal resultado, la mayoría no plantea profundizar el rumbo, sino introducir correcciones: un 27% incluso llega a pedir la renuncia de Milei, y entre quienes no comparten esa opción, la prioridad es cambiar políticas económicas o reestructurar el gabinete. Solo el 12% respalda seguir con la misma línea sin modificaciones.
El panorama se agrava por el “caso Espert”, que dejó de ser un episodio personal para convertirse en un problema nacional de campaña. Su imagen es 71% negativa, y un 63,7% no cree en su inocencia. Tres de cada cuatro consultados afirman que el episodio golpea negativamente al Gobierno, y un 62,9% considera que debería renunciar a su candidatura. El tema amenaza con horadar el núcleo duro del oficialismo y reordenar la conversación pública en las últimas semanas previas a la votación.
A este telón de fondo se suma la desconfianza en el manejo económico: la eliminación de las retenciones al agro que duró apenas 48 horas fue percibida como un retroceso que quebró expectativas en un sector clave. El informe advierte que recomponer la confianza perdida “puede ser una tarea titánica”.
El oficialismo entra en el tramo final de campaña con un triple desafío: recomponer poder adquisitivo, recuperar credibilidad estadística y sostener un relato que no dependa solo de gestos externos. La oposición, por su parte, capitaliza el malhumor social pero aún no ofrece una narrativa programática clara. Lo que ocurra el 26 de octubre no solo definirá ganadores y perdedores de la elección, sino también el tipo de corrección que la sociedad exigirá al Gobierno el día después.
