Los incendios impulsaron una pérdida récord de bosques tropicales en el 2024

Compartí esta noticia !

Por Elizabeth Goldman, Sarah Carter y Michelle Sims (Global Forest Review). Los trópicos perdieron un récord de 6,7 millones de hectáreas de selva tropical primaria en el 2024, un área casi del tamaño de Panamá. Impulsado en gran medida por incendios masivos, eso es más que cualquier otro año en al menos las últimas dos décadas.

Según nuevos datos del Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras (Global Land Analysis and Discovery, GLAD) de la Universidad de Maryland y disponibles en la plataforma Global Forest Watch de WRI, los bosques tropicales primarios desaparecieron a una tasa de 18 campos de fútbol por minuto en el 2024, casi el doble que en el 2023. Estos son algunos de los ecosistemas forestales más importantes, fundamentales para las fuentes de sustento, el almacenamiento de carbono, la provisión de agua, la biodiversidad y más. Su pérdida tan solo en el 2024 causó 3,1 gigatoneladas (Gt) de emisiones de gases de efecto invernadero, equivalente a un poco más que las emisiones anuales de CO2 del uso de combustibles fósiles de la India.

Los incendios quemaron 5 veces más bosques tropicales primarios en el 2024 que en el 2023. Si bien los incendios ocurren naturalmente en algunos ecosistemas, en los bosques tropicales son casi totalmente causados por humanos, y a menudo se inician a fin de despejar tierras para la agricultura y se propagan fuera de control en los bosques cercanos. El 2024 fue el año más caluroso registrado, con condiciones cálidas y secas causadas en gran medida por el cambio climático y El Niño que condujo a incendios más grandes y más generalizados. América Latina fue particularmente azotada, revirtiendo la reducción de la pérdida de bosques primarios observada en Brasil y Colombia en el 2023.

Aunque los bosques pueden recuperarse después de los incendios, los efectos combinados del cambio climático y la conversión de bosques a otros usos de la tierra, como la agricultura, pueden dificultar esta recuperación y aumentar el riesgo de futuros incendios.

La pérdida de bosques primarios no relacionada con incendios también aumentó un 14% entre el 2023 y 2024, principalmente impulsada por la conversión de bosques para la agricultura. En los últimos 24 años, la tala de bosques para actividades agrícolas permanentes ha sido la mayor causa de la pérdida de bosques tropicales primarios, pero en el 2024 los incendios forestales se convirtieron en el factor más predominante, responsable de casi la mitad de la pérdida.

Los incendios forestales fueron la mayor causa de la pérdida de bosques tropicales primarios en el 2024

Y la pérdida no se limitó a los trópicos: la pérdida de cobertura arbórea a nivel mundial también alcanzó un máximo histórico, con regiones boreales como Canadá y Rusia que sufrieron incendios extremos.

¿Por qué nos enfocamos principalmente en los bosques tropicales primarios?

A pesar de que los datos de la Universidad de Maryland sobre la pérdida de cobertura arbórea tienen cobertura global, Global Forest Watch se centra principalmente en la pérdida en los trópicos, ya que allí es donde ocurre el 94% de la deforestación o la eliminación a largo plazo de los bosques por causas antropogénicas. Nuestra investigación se enfoca principalmente en los bosques primarios de los trópicos húmedos, áreas de la selva tropical de importancia en especial para la biodiversidad, el almacenamiento de carbono y la regulación del clima regional y local.

Si bien hubo algunos puntos positivos en el 2024 (tanto Indonesia como Malasia experimentaron menos pérdida de bosques primarios que en el 2023 y sus tasas de pérdida están muy por debajo de lo que estaban hace una década) la tendencia general se dirige en la dirección equivocada. Líderes de más de 140 países firmaron la Declaración de Líderes de Glasgow en el 2021, prometiendo detener y revertir la pérdida de bosques para el 2030. Pero estamos gravemente desviados para cumplir este compromiso: de los 20 signatarios de países con el área más grande de bosques primarios, 17 tienen una mayor pérdida de bosques primarios hoy que cuando se firmó el acuerdo. Pero estamos gravemente desviados para cumplir este compromiso: de los 20 países con la mayor superficie de bosques primarios, 17 registran hoy una pérdida mayor de estos bosques que cuando se firmó el acuerdo.

Los 10 países principales para la pérdida de bosques tropicales primarios cambiaron de 2023 a 2024, con Bolivia subiendo a segundo lugar

Claramente, es necesario hacer más para proteger los bosques del mundo por el bien de las personas, la naturaleza y el clima. A continuación, se analizan en profundidad algunas de las principales tendencias de la pérdida de bosques en el 2024:

La pérdida de bosques primarios se disparó en la Amazonía brasileña debido a los incendios
Brasil vio un aumento importante en la pérdida de bosques primarios en el 2024, en gran medida por una de las peores temporadas de incendios registradas.

El año pasado, Brasil experimentó su sequía más intensa y generalizada en siete décadas, lo que, combinado con las altas temperaturas, provocó que los incendios se extendieran a una escala sin precedentes en todo el país.

Además de los incendios, la pérdida de bosques primarios fue causada principalmente por la tala de bosques para el cultivo de soja y ganadería.

Brasil tiene más bosques tropicales primarios que cualquier otro país del mundo y sigue siendo el mayor contribuyente a la pérdida de bosques, representando el 42% de todas las pérdidas de selvas tropicales primarias en los trópicos. Las tasas de pérdida no relacionada con incendios también aumentaron un 13% en el 2024 en comparación con el 2023, pero aún estaban por debajo de los picos a principios de la década del 2000 y durante el mandato del presidente Jair Bolsonaro (lea sobre cómo los datos de la UMD se comparan con el sistema oficial de monitoreo de deforestación de Brasil).

Las tendencias variaron en diferentes biomas:

Algunos biomas de Brasil se vieron afectados por los incendios en el 2024, y la Amazonía alcanzó su máximo posterior al 2016

El bioma de la Amazonía experimentó la mayor pérdida desde el máximo histórico del 2016, con un salto del 110% de 2023 a 2024. El 60% se debió a los incendios. La expansión agrícola es una causa importante en esta dinámica, y la gran mayoría de la deforestación reciente se considera ilegal.

El Pantanal, el humedal tropical de Brasil, tuvo el porcentaje más alto de pérdida de cobertura arbórea de cualquier bioma, perdiendo el 1,6% de su cobertura arbórea (más del doble de la tasa del 0,83% para toda Brasil). El 57% se debió a incendios. Las investigaciones muestran que los incendios en el Pantanal son ahora un 40% más intensos de lo que hubieran sido sin el cambio climático.

La pérdida de cobertura arbórea disminuyó en otros biomas, con la excepción del bosque del Atlántico. En las sabanas del Cerrado brasileño, toda la pérdida de cobertura arbórea disminuyó un 14% entre 2023 y 2024, aunque esto se encuentra dentro de las fluctuaciones anuales normales.

Si bien la pérdida de bosques primarios alcanzó niveles bajos en el 2023, cuando el presidente recientemente electo Luiz Inácio Lula da Silva introdujo políticas a favor del medioambiente (lo que incluye la revocación de medidas anti ambientales, el reconocimiento de nuevos territorios indígenas y el fortalecimiento de los esfuerzos de aplicación de la ley), este progreso se ve amenazado por la expansión de la agricultura. A nivel estatal, tanto Mato Grosso como Rondônia han propuesto o aprobado legislación para debilitar moratorias históricas diseñadas para reducir la deforestación. Estas leyes podrían tener efectos perjudiciales ya que la deforestación en sí misma induce cambios en las precipitaciones que podrían reducir el rendimiento de los cultivos, lo que requiere aún más tierras agrícolas.

Las políticas de conservación y aplicación de la ley son fundamentales, así como una mayor inversión en programas nacionales de prevención de incendios como Prevfogo, que capacita a las comunidades locales para responder a los incendios y practicar la gestión sostenible de tierras sin incendios.

Los incendios devastan los bosques bolivianos
Bolivia experimentó un enorme aumento del 200% en la pérdida de bosques primarios en el 2024, después de un año sin precedentes para la pérdida de cobertura arbórea en el 2023.

Por primera vez desde que llevamos registros, Bolivia se clasificó en segundo lugar, solo detrás de Brasil, en la pérdida de bosques tropicales primarios, superando a la República Democrática del Congo a pesar de tener solo el 40% de su área forestal.

La mayoría de los incendios en las selvas tropicales del país se inician con el despeje de tierras para la agricultura a escala industrial, especialmente para la ganadería (que se cree que es responsable del 57% de la deforestación en Bolivia) y monocultivos como soja, caña de azúcar, maíz y sorgo. Si bien los incendios pueden ser una herramienta tradicional de gestión de tierras, las condiciones cada vez más calientes y secas han convertido muchas de estas quemas en incendios fuera de control, lo que resulta en temporadas de incendios más largas y destructivas.

Bolivia experimentó en el 2024 una de las sequías más graves registradas. Las estadísticas gubernamentales muestran que se quemó casi el 12% del país, incluidas grandes áreas de bosque. Sin sistemas de advertencia temprana o recursos adecuados para combatir incendios, las comunidades rurales experimentaron lo peor de las llamas, mientras que los residentes urbanos sufrieron por causa del humo de los incendios forestales.

Las políticas gubernamentales que restaron prioridad a la prevención y respuesta ante incendios y, en cambio, apoyaron la expansión de los negocios agropecuarios, también contribuyeron a los incendios. A principios de 2024, el gobierno elevó las cuotas de exportación de soja y carne de res, lo que impulsó los incentivos para la expansión agrícola. Y no se espera que el desarrollo agrícola se desacelere: después de la temporada de incendios de 2024, el gobierno eliminó todos los impuestos de importación sobre agroquímicos y maquinaria e introdujo una moratoria de préstamo de dos a cinco años para personas y empresas afectadas por incendios forestales.

Hubo un punto positivo: Charagua Iyambae, un territorio indígena recién establecido en el sur de Bolivia, logró mantener los incendios a raya. Sus inversiones en sistemas de advertencia temprana y la aplicación de políticas de uso de la tierra ayudaron a prevenir la propagación de incendios forestales por segundo año consecutivo, una hazaña notable.

El área protegida de Charagua Iyambae de Bolivia mantuvo a raya los incendios en el 2024, un testimonio de las inversiones en prevención de incendios dirigidas por indígenas

Muchos otros países de América Latina también vieron grandes picos en la pérdida de cobertura arbórea debido a los incendios en el 2024 impulsados por la sequía generalizada en la región. Los incendios causaron al menos el 60 % de la pérdida de bosques primarios en Belice, Guatemala, Guyana y México. Estos incendios tuvieron impactos devastadores en las comunidades locales, incluyendo una calidad de aire peligrosa y la pérdida de vidas y hogares. Los aumentos en la pérdida de bosques primarios en México y Nicaragua, causados en parte por los incendios, catapultaron a estos países entre los 10 con mayor pérdida de bosques tropicales primarios en el 2024.


Guatemala perdió el 2,7 % de sus bosques primarios en el 2024, con incendios generalizados que llevaron al presidente a emitir una declaración de desastre natural. En el norte del país, la ganadería ilegal y la expansión de asentamientos informales, a veces vinculados con el crimen organizado, impulsaron la pérdida de bosques, incluso en el Parque Nacional Sierra del Lacandón.
La pérdida de bosques tropicales primarios de México casi se duplicó entre el 2023 y el 2024, principalmente por incendios. La Comisión Forestal Nacional de México, CONAFOR, informó más de 8.000 incendios y el área quemada más grande que se haya registrado. La agricultura comercial, incluida la ganadería y la soja, también está reemplazando a los bosques primarios. La mitad de la pérdida de bosques primarios de México en el 2024 se produjo en Campeche y Quintana Roo, donde la presencia de menonitas, que han establecido sistemas intensivos de monocultivo, ha estado creciendo.
Nicaragua tuvo el porcentaje más alto de pérdida de bosques primarios de cualquier país en el 2024, con un 4,7 %. Grandes incendios se propagaron a lo largo de áreas protegidas y territorios indígenas en la costa del Caribe, probablemente vinculados a la expansión agrícola. Cerca del 78 % de la pérdida ocurrió en la Reserva de la Biosfera de Bosawás, que perdió 74.000 hectáreas de bosques primarios, el 40 % de la cual se debió a incendios. Los territorios indígenas se han visto amenazados por la deforestación provocada por la invasión de ranchos ganaderos, la minería y la tala, a menudo acompañada de violencia. Si bien la agricultura es el principal factor de la pérdida de bosques primarios, la expansión de la minería está ocurriendo en algunas regiones.
Perú experimentó un aumento del 135 % en la pérdida de bosques tropicales primarios debido a incendios entre el 2023 y el 2024. La quema para despejar tierras para la agricultura fue una causa importante. La Oficina del Defensor del Pueblo argumentó que las modificaciones recientes a la ley forestal desempeñaron un papel ya que exime a los propietarios de tierras privadas de exigir análisis y autorización antes de cambiar el uso de la tierra de sus propiedades, lo cual legitima la tala forestal ilegal previa para la agricultura y facilita una mayor deforestación ilegal.
Guyana, un país que históricamente ha tenido tasas relativamente bajas de pérdida de bosques primarios, experimentó un aumento del cuádruple en la pérdida de bosques tropicales primarios entre el 2023 y el 2024, el 60 % debido a incendios. La minería ilegal y no regulada también desempeña un papel desmedido en el impulso de la pérdida de bosques, invadiendo territorios indígenas y conduciendo a un aumento de los casos de malaria. La minería fue responsable de casi el 35 % de la pérdida de bosques primarios en Guyana durante los últimos 24 años. Estas pérdidas ocurrieron a pesar de la medida de Guyana para monetizar su condición de país con “grandes bosques y baja deforestación” (High Forest Low Deforestation, HFLD) para generar ingresos a través de la conservación forestal.


Colombia regresa a tasas más altas de pérdida de bosques primarios después de una caída en el 2023
La pérdida de bosques primarios se incrementó casi un 50 % en Colombia entre el 2023 y el 2024.


A diferencia de muchos otros países de América Latina, los incendios no fueron un factor importante. El cambio de gobierno en el 2022 y su enfoque en la conservación forestal condujeron a una gran caída en la pérdida de bosques tropicales primarios en el 2023. Desde entonces, los desafíos como la presencia de grupos ilegales y el reasentamiento de comunidades que antes no tenían tierra han llevado a una mayor inestabilidad en áreas remotas, y pueden haber contribuido al aumento de la pérdida de bosques.

La suspensión de las conversaciones de paz y el aumento de la violencia en áreas remotas también han aumentado la minería ilegal y la producción de coca y han alentado la pérdida de bosques, lo que afecta a las comunidades indígenas en particular. En otras partes de Colombia, la conversión de bosques para la producción ganadera y las plantaciones de palma aceitera siguen siendo los principales impulsores de la pérdida de bosques primarios.

Para que la pérdida de bosques vuelva a caer, el gobierno debe mantener el acuerdo de paz y desarrollar fuentes de sustento sin deforestación para las comunidades locales.

La agricultura de pequeña escala, la producción de carbón y la tala impulsan la pérdida de bosques primarios en la cuenca del Congo
La pérdida del extenso bosque tropical primario de la cuenca del Congo continuó en el 2024, y la República Democrática del Congo (RDC) y la República del Congo tuvieron su mayor pérdida registrada.

Las causas de la pérdida de bosques en la región incluyen incendios, la extracción de madera para producir carbón (la forma dominante de energía), la tala de bosques para la agricultura de pequeña escala y la agricultura migratoria o itinerante (una forma tradicional de cultivo de subsistencia donde los bosques se talan para la siembra temporal y luego se dejan en barbecho durante un período mientras los bosques vuelven a crecer). Sin embargo, a medida que se introducen cultivos comerciales en algunas partes de la cuenca del Congo, la escala de la tala aumenta y los períodos de barbecho son más cortos. En estas regiones, los bosques no vuelven a crecer y el cultivo se está volviendo más permanente.


Las soluciones a estos factores son desafiantes, ya que muchas comunidades no tienen recursos alternativos. La RDC es una de las cinco naciones más pobres del mundo, y muchas personas dependen de los bosques para obtener alimentos y energía. Con el aumento de las poblaciones, es poco probable que disminuya esta presión sobre los bosques y sus recursos.

Otro factor en la RDC es que las personas desplazadas por conflictos en curso se ven obligadas a talar tierras para su supervivencia. El conflicto en la RDC que involucra a grupos rebeldes que compiten por el control de los vastos recursos naturales del país también ha llevado a muchos pueblos e industrias en la parte este del país a ser tomados por los rebeldes. Esto incluye las minas de carbón y sus cadenas de suministro, lo que crea inestabilidad y desplazamiento que impulsan la pérdida de bosques.

En la República del Congo, un país de “grandes bosques y baja deforestación” (HFLD), la pérdida de bosques primarios aumentó un 150 % del 2023 al 2024, casi el doble de la cantidad de cualquier año anterior registrado. Los incendios fueron responsables del 45 % de la pérdida debido a condiciones más secas y calientes de lo habitual.

Gabón, Guinea Ecuatorial y la República Centroafricana (RCA) han logrado mantener estable la pérdida de bosques en general, incluso ante un cambio político importante en Gabón y conflictos implacables en la RCA. Mientras tanto, Camerún, al igual que la RDC y la República del Congo, ha experimentado un repunte general en la pérdida de bosques en los últimos años.

Con muchos factores para la pérdida de bosques vinculados a las fuentes de sustento locales o a las personas desplazadas, necesitamos un enfoque más transformador que permita a las comunidades liderar los esfuerzos de protección forestal mientras se pone al bienestar comunitario en el centro de todos los programas forestales. Los esfuerzos para proteger los bosques en la región deben aprovechar todo el potencial para que los países y las comunidades reciban pagos por servicios del ecosistema para la protección de los bosques, incluso a través de la generación de créditos de carbono de alta integridad.

En la RDC, el Corredor Verde Kivu-Kinshasa presenta una oportunidad para proteger más de 540.000 kilómetros cuadrados de bosque y, al mismo tiempo, promover el desarrollo económico sostenible para las 31 millones de personas que viven allí. Sin embargo, esta área experimentó grandes cantidades de pérdida de bosques en el 2024. Asegurar que estos proyectos ecológicos sigan siendo una prioridad mientras la RDC atraviesa un conflicto será un desafío.

La pérdida de bosques primarios disminuye en Indonesia
Indonesia experimentó una disminución del 11% en la pérdida de bosques primarios entre el 2023 y el 2024. Los incendios fueron leves y la pérdida permaneció muy por debajo del pico registrado a mediados de la década del 2010.

La pérdida de bosques primarios de Indonesia disminuyó en el 2024, en gran parte debido a los esfuerzos de protección forestal y de manejo de incendios

La definición de bosque primario de la UMD es diferente al área de bosque primario legalmente definida de Indonesia. Gran parte de la pérdida de bosques primarios señalada por los datos de la UMD en Indonesia se encuentra dentro de áreas que ese país clasifica como bosque secundario y como otra cobertura del suelo. Obtenga más información aquí.

El 2024 fue el último año de la administración del presidente Joko Widodo, que priorizó la protección forestal, la restauración y la extinción de incendios. Estos esfuerzos, junto con las lluvias de fin de temporada y la prevención de incendios por parte de las comunidades locales y los negocios agrícolas, ayudaron a mantener bajas las tasas de incendios a pesar de las condiciones de sequía en muchos lugares. También contribuyeron los esfuerzos del sector privado para reducir la deforestación vinculada a los productos básicos de consumo.

La mayor parte de la pérdida de bosques primarios se produjo en áreas adyacentes a plantaciones existentes de madera/fibra de madera y palma aceitera, agricultura a pequeña escala y áreas mineras, o se debió a la expansión de la tala. Las tasas de pérdida se incrementaron ligeramente en varias provincias, como Sumatra (Aceh, Bengkulu y Sumatra Meridional) y Papúa. La pérdida de bosques primarios se adentró en algunas áreas protegidas, incluidas las pérdidas continuas en Kerinci Seblat, Tesso Nilo y el ecosistema Leuser en la isla de Sumatra.

La pérdida de bosques primarios disminuyó en otros lugares del sudeste asiático, pero los desafíos persisten
La pérdida de bosques primarios también disminuyó en muchos otros países del sudeste asiático. Por ejemplo, Malasia experimentó una reducción del 13 % en la pérdida de bosques primarios en comparación con el 2023, dejando así de pertecener por primera vez al Top 10 de países con mayores pérdidas. Si bien esta continua baja tasa es una buena noticia, Malasia ha perdido casi una quinta parte de sus bosques primarios desde el año 2001 y casi una tercera parte desde la década de 1970. Los esfuerzos del gobierno para limitar las áreas de plantación y fortalecer las leyes forestales ahora están trabajando junto con los compromisos corporativos para reducir la deforestación.

A pesar de una disminución del 15 % en la pérdida de bosques primarios en Laos en el 2024, la pérdida total fue la segunda más alta registrada. La pérdida de bosques primarios en Laos está impulsada principalmente por la expansión agrícola, causada en parte por la inversión de China, el importador más grande de los productos agrícolas del país. La mala situación económica de Laos también podría estar contribuyendo, ya que el aumento del costo de las necesidades básicas ha impulsado a los agricultores a abrir nuevas parcelas agrícolas a partir de los bosques.

Los incendios forestales también impulsan tasas altas de pérdida de bosques fuera de los trópicos
La pérdida de cobertura arbórea global fue la más alta registrada en el 2024*, aumentando en un 5 % en comparación con el 2023 hasta alcanzar los 30 millones de hectáreas. El 2024 fue el primer año en el que los incendios mayores se extendieron tanto a través de los trópicos como de los bosques boreales desde que comenzó nuestro registro, lo que dio como resultado emisiones de gases de efecto invernadero de 4,1 Gt debido a los incendios en todo el mundo, equivalentes a más de 4 veces las emisiones de los viajes aéreos en el 2023.

Si bien los incendios son parte de la dinámica forestal natural en las regiones boreales y la pérdida de cobertura arbórea por causa de estos incendios es típicamente temporal, los incendios han sido más grandes, más intensos y más duraderos en los últimos años. Las investigaciones muestran que los bosques boreales son cada vez más susceptibles a la sequía y los incendios debido al cambio climático, lo que crea un bucle de retroalimentación de empeoramiento de incendios y emisiones de carbono.

Si bien Canadá no vio tanta devastación en el 2024 como su temporada de incendios récord en el 2023, experimentó el doble de pérdida impulsada por incendios que en años anteriores. Los incendios ocurrieron principalmente en el oeste de Canadá.

Rusia experimentó un gran aumento en la pérdida de cobertura arbórea en el 2024, casi en su totalidad debido a los incendios en Siberia Oriental. El clima más cálido y seco relacionado con el cambio climático provocó condiciones propensas a los incendios, turberas más secas y permafrost derretido. La amplia turbera de Siberia (la más grande del mundo) almacena enormes cantidades de carbono que se libera a la atmósfera cuando la turba se seca y se quema.

El 2024 es un llamado de alerta
No podemos permitirnos ignorar el llamado de alerta del 2024. Para detener y revertir la pérdida de bosques para el año 2030, la pérdida de bosques anual deberá caer un 20 % cada año con respecto a los niveles del 2024. Esto requerirá medidas en muchos frentes para que las tendencias se muevan en la dirección correcta:

Liderazgo político sostenido: es difícil lograr disminuciones constantes en la pérdida de bosques a la escala necesaria para alcanzar los objetivos del 2030. El progreso a menudo está ligado a cambios en el liderazgo político, con avances que fácilmente pueden revertirse cuando cambian las prioridades. Para tener éxito, los países necesitan compromisos a largo plazo que transciendan administraciones, respaldados por instituciones sólidas y políticas estables para que la protección forestal supere los ciclos electorales y las agendas políticas. Los signatarios de los compromisos forestales también deben rendir cuentas mediante el seguimiento del progreso hacia la consecución de los objetivos con datos transparentes e hitos provisionales claros.
Separación de la producción de productos básicos de consumo de la pérdida de bosques: el suelo es finito. A medida que la población mundial alcanza los 8.500 millones de personas para el 2030, aumentará la demanda de alimentos, energía, vivienda e infraestructura. Esto ejerce una presión creciente sobre el suelo, incluidos los bosques. Las empresas de sectores vinculados a productos con riesgo de deforestación deben acelerar el cumplimiento de sus objetivos (tanto individuales como sectoriales) para establecer cadenas de suministro libres de deforestación. Los reguladores de los países productores y del mercado deben respaldar estos esfuerzos al hacer cumplir las leyes de protección forestal y exigir a las compañías que se aseguren de no abastecerse de productos básicos de consumo de tierras deforestadas recientemente. Por ejemplo, el Reglamento de Deforestación de la UE, que entrará en vigencia en el 2026, restringe la importación de ciertos productos básicos de consumo producidos en tierras deforestadas después del 2020.

Sólida prevención y respuesta ante incendios: es probable que empeoren las condiciones calurosas y secas que provocan incendios. Se requiere inversión en la prevención de incendios, sistemas de alerta temprana, equipos de respuesta rápida, medidas de aplicación, educación sobre la preparación sin incendios de tierras agrícolas y quemas prescritas a fin de reducir la inflamabilidad para combatir futuros incendios.


Combatir los delitos contra la naturaleza: la tala ilegal, la minería y la conversión agrícola asociadas con la acaparamiento de tierras son los principales impulsores de la pérdida de bosques. Los marcos legales más sólidos y su aplicación, la reducción de la corrupción, el empoderamiento de los grupos de la sociedad civil y la implementación de tecnologías innovadoras para detectar y disuadir el delito son fundamentales para abordarlo.


Más financiamiento para la protección y restauración forestal: como parte de los esfuerzos más amplios para cerrar las brechas financieras para el clima y la naturaleza, se puede incluir lo siguiente: reducir los subsidios e inversiones que impulsan la deforestación; aumentar el flujo de financiamiento en virtud de los compromisos forestales existentes, como el Compromiso global de financiamiento forestal, el Compromiso con la cuenca del Congo, y el Compromiso de tenencia forestal de los pueblos indígenas y las comunidades locales; instrumentos innovadores, como el Mecanismo de Financiamiento de Bosques Tropicales propuesto, que tiene como objetivo recaudar $250.000 millones de dólares estadounidenses que serán utilizados por países tropicales que cumplan con los umbrales establecidos para limitar la deforestación; mayor uso corporativo de créditos de carbono basados en bosques de alta integridad para complementar, no reducir, el ritmo de las reducciones de emisiones dentro de la propia cadena de valor de una corporación; y canjes de deuda por naturaleza para países que llevan a cabo iniciativas de conservación forestal.


Economías forestales dirigidas por la comunidad:
estas son economías viables intrínsecamente vinculadas a la conservación y restauración forestal, que involucran a empresas que son administradas por (y benefician a) pueblos indígenas y comunidades locales. Permiten el desarrollo socioeconómico sostenido dentro y alrededor de bosques permanentes como una alternativa a las actividades económicas habituales que son altamente extractivas o que dependen de convertir bosques en granjas. Dichas economías se establecen a través del desarrollo de capacidades, el desarrollo del sector, el financiamiento y las políticas habilitadoras coherentes. Por ejemplo, la Red Panamazónica de Bioeconomía se centra en crear una economía forestal que prioriza la conservación de los bosques existentes y el bienestar de su población local.


Alinear los esfuerzos para reducir la deforestación con los objetivos del Marco de biodiversidad:
el Objetivo 3 del Marco de biodiversidad global de Kunming-Montreal tiene como objetivo conservar el 30% del suelo para el 2030. Sin embargo, muchos bosques primarios se encuentran fuera de las áreas protegidas, por lo que asegurar que estos se encuentren dentro de las áreas de conservación designadas en virtud de este Objetivo apoyará tanto los esfuerzos para detener la deforestación como los objetivos de biodiversidad.
En última instancia, el progreso requerirá soluciones adaptadas localmente, una mayor voluntad política tanto de los países forestados como de aquellos que importan productos básicos de consumo de ellos, y la adaptación a los crecientes riesgos del cambio climático. Sin esta gama de soluciones, los bosques, y los muchos beneficios que ofrecen, seguirán desapareciendo.

*Para la pérdida global de cubierta arbórea en todos los niveles de densidad de copas. Para la cubierta arbórea de más del 30% de densidad de copas, 2016 y 2024 tuvieron niveles muy similares, ambos con un total de 30 millones de hectáreas de pérdida.

Compartí esta noticia !

Calor, Sequías y Fuego: El Impacto Devastador del Cambio Climático en Sudamérica

Compartí esta noticia !

La devastación de incendios y sequías, sumada a la inacción de los gobiernos, pone a Sudamérica frente a una crisis climática sin precedentes.

En 2024, Sudamérica vivió un año de desastres climáticos sin precedentes. Chile registró el incendio forestal más mortal en al menos un siglo; Bolivia sufrió incendios devastadores que arrasaron más del 15% de su territorio; y Venezuela y Brasil experimentaron sequías más largas de lo habitual.

Más de 79 millones de hectáreas (790.000 km²) se incendiaron en la región, un daño sin igual en la última década, dejando cientos de muertos y miles de viviendas destruidas.

Los incendios forestales descontrolados, las sequías extremas y las densas nubes de humo visibles desde el espacio se están convirtiendo en fenómenos recurrentes en gran parte de Sudamérica, alertan los expertos.

Lo más sorprendente de 2024 fue cómo algunos incendios llegaron a las ciudades, una amenaza impensable hasta hace poco. Según Raúl Cordero, científico del clima en la Universidad de Santiago de Chile, “los incendios ahora son capaces de matar en las ciudades, algo que no habíamos considerado antes”.

Aceleración de un fenómeno peligroso

Cordero lideró un estudio que analizó los últimos 50 años de datos climáticos, donde se evidenció una drástica alza en los días calurosos, secos y con alto riesgo de incendios en diversas partes de la región. Las áreas más afectadas por este fenómeno incluyen el norte de la Amazonía en Brasil, Maracaibo en Venezuela y el noreste del Gran Chaco, una de las zonas de bosque tropical seco más grandes del mundo, que abarca partes de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay.

El análisis reveló que las regiones más afectadas por el calor y la falta de lluvias han experimentado un incremento de días calurosos y secos.

Los autores del estudio consideran “secos” aquellos días en los que las lluvias están por debajo del promedio habitual, lo cual varía según la ubicación geográfica y la época del año.

Por ejemplo, enero se considera “seco” en Buenos Aires (Argentina) si las lluvias no superan los 120 milímetros, mientras que en ciudades como Bogotá (Colombia) agosto se considera “seco” si las precipitaciones no alcanzan los 50 mm.

Hace 50 años, en la región había unos 180 días secos al año, pero ahora en algunas zonas se registran cerca de 240 días secos.

Además, el riesgo de incendios extremos ha crecido exponencialmente. En la última década, algunas regiones han visto hasta 120 días de alto riesgo de incendios al año, comparado con menos de 40 días anuales entre 1971 y 2000.

Desastres en Chile, Bolivia, Brasil y Venezuela

En Chile, el incendio forestal en la región de Valparaíso en febrero de 2024 fue el más mortal en el mundo en al menos 100 años, cobrando la vida de 383 personas. En Bolivia, el fuego arrasó con más del 15% de su territorio, quemando más de 16 millones de hectáreas, un área mayor que Nicaragua. Brasil sufrió incendios masivos, especialmente en la selva amazónica y el Pantanal, donde más de 592.000 km² se vieron afectados. Venezuela también registró incendios récord, quemando un 9% de su territorio.

¿Y qué pasa en la Argentina?

En lo que va del verano austral de 2025, al menos 48.688 hectáreas han sido arrasadas por incendios en la cordillera andina de la Patagonia, afectando parques nacionales y reservas naturales, mientras que, en la provincia de Corrientes, entre 94.000 y 100.000 hectáreas se han quemado. Además, se han registrado focos menores en otras provincias. La situación ha dejado dos muertos y pérdidas incalculables en ecosistemas diversos. Las temperaturas han superado los 40°C, y la magnitud de los incendios ha generado crisis y cuestionamientos sobre la falta de preparación en la prevención y control del fuego.

El biólogo Thomas Kitzberger destaca que las condiciones climáticas extremas y la abundancia de pinos exóticos en la región favorecen la propagación de los incendios. En diciembre, un rayo provocó un incendio en el Parque Nacional Nahuel Huapi, que aún sigue activo y ha quemado más de 11.600 hectáreas de bosque milenario. Las tormentas eléctricas, un fenómeno nuevo en la región, también contribuyen a la propagación del fuego. Los estudios indican que la frecuencia de incendios en la Patagonia podría aumentar significativamente en las próximas décadas.

Aparte de Nahuel Huapi, otros grandes incendios han afectado las provincias de Chubut, Río Negro y Neuquén, siendo el más devastador el que sigue activo en el Parque Nacional Lanín, con más de 22.000 hectáreas quemadas. En Corrientes, las altas temperaturas y la sequía han reavivado los focos de incendio, y aunque las lluvias de febrero ayudaron a sofocar algunos, el riesgo persiste debido a la falta de humedad.

Las plantaciones de pinos, tanto en la Patagonia como en Corrientes, han acelerado la propagación del fuego, ya que su madera seca facilita la expansión de las llamas. Las causas de los incendios se atribuyen mayoritariamente a actividades humanas, ya sea por accidente, negligencia o incluso intencionalidad.

En la región andina, los incendios están vinculados a los conflictos con las comunidades mapuches, como en el caso del fuego en Epuyén, relacionado con el desalojo de familias mapuches del Parque Nacional Los Alerces. La tensión aumentó tras las detenciones de personas en El Bolsón, lo que desató protestas en varias ciudades. En respuesta, el Gobierno Nacional traspasó el Servicio Nacional del Manejo del Fuego al Ministerio de Seguridad y creó la Agencia Federal de Emergencias. La gestión de los incendios sigue siendo objeto de críticas, y la renuncia de la subsecretaria de Ambiente, Ana Lamas, ha añadido más presión al gobierno.

Cambio climático y El Niño: Los impulsores del desastre

2024 fue el año más cálido registrado a nivel mundial, lo que exacerbó las sequías y las altas temperaturas en Sudamérica. Científicos de la NASA indicaron que las temperaturas superaron en más de 1,5°C los niveles de la última mitad del siglo XIX durante más de la mitad del año. Además, el fenómeno climático El Niño intensificó la sequedad y el calor en diversas regiones.

Marangelly Fuentes, directora científica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, advirtió que el cambio climático está alterando los fenómenos meteorológicos, provocando no solo sequías más largas, sino también lluvias más intensas que aumentan el riesgo de inundaciones.

¿Hay solución?

Expertos como Cordero y Fuentes coinciden en que no existe una solución rápida. Aunque la reducción de los gases de efecto invernadero es crucial, las comunidades deben prepararse para mitigar los efectos del cambio climático, aumentar su resiliencia y tomar medidas para protegerse de los incendios y las sequías.

La FAO, por su parte, recomendó invertir más en la prevención de incendios forestales y en la educación sobre cómo reducir los riesgos, especialmente en las zonas más vulnerables de Sudamérica.

Fuente: BBC y Mongabay

Compartí esta noticia !

Tras los incendios en El Bolsón, el Gobierno declaró la Emergencia Agropecuaria en la zona

Compartí esta noticia !

Esta medida busca brindar ayuda a los productores agropecuarios más afectados. Las llamas consumieron más de 3800 hectáreas

A pocos días de cumplirse un mes de los primeros focos ígneos registrados en El Bolsón, que ya lleva consumidos más de 3000 hectáreas, el Gobierno Nacional declaró la Emergencia Agropecuaria en la zona. La decisión busca asistir a los productores afectados por los incendios y facilitar la recuperación de la actividad productiva.

Las pérdidas afectaron a 21 productores hortícolas, 23 frutícolas, 9 apicultores, 17 ganaderos y 15 avicultores, según un informe elaborado por la Comisión Nacional de Emergencias y Desastres Agropecuarios. Esta medida responde a los pedidos que el gobernador provincial, Alberto Weretilneck, había solicitado al organismo tras la publicación del Decreto 75/2025. En el mencionado texto, el Ejecutivo establecía “el estado de Emergencia y/o Desastre Agropecuario, según corresponda en cada caso, por causa de incendio, en lo que refiere a la actividad productiva, a partir del 01 de Febrero de 2.025 y por el término de un (1) año, en el departamento de Bariloche de la Provincia de Río Negro, de acuerdo a las consideraciones efectuadas”.

La Provincia informó que esta declaración permitirá implementar mecanismos de ayuda económica, condonaciones impositivas y financiamiento para quienes sufrieron daños en sus tierras y producciones, según consignó el portal Gobierno de Río Negro. Esto significa que los trabajadores rurales afectados quedarán eximidos del pago del Impuesto Inmobiliario, tanto para inmuebles rurales como subrurales, y del Impuesto Automotor. Estos beneficios serán totales o parciales dependiendo del nivel de afectación de cada productor.

Durante un encuentro convocado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, ante la Comisión Nacional, el ministro de Desarrollo Económico y Productivo de Río Negro, Carlos Banacloy, presentó un informe técnico en el que detallaba el impacto en la región. “El fuego arrasó 3.825 hectáreas, afectando a más de 150 productores ganaderos, forestales y frutícolas”, señalaba el funcionario a través de sus redes.

Según detalló en la publicación, a partir de esta declaración, desde la Provincia procedieron a acciones concretas tales como la “asistencia directa y entrega de forraje para los productores afectados, más de $1.800 millones en financiamiento para la recuperación productiva, y la coordinación con SPLIF, Bomberos, Defensa Civil y el Servicio Nacional de Manejo del Fuego para contener la emergencia y mitigar los daños”.

Por su parte, el organismo reveló que se destruyeron 2.069 hectáreas de bosque nativo, 166 de plantaciones forestales y 250 de chacras agropecuarias, además de viviendas, sistemas de riego e infraestructura productiva. A su vez, se advirtió la pérdida de 151 hectáreas de humedales y la destrucción del 25% de la producción de frambuesa de la región, lo que agrava el impacto económico y ambiental, de acuerdo con datos difundidos por Patagonia Noticias. El último reporte sobre la zona indicaba que las autoridades mantenían la guardia de cenizas en cuatro de los seis puntos afectados por las llamas en El Bolsón. Se trata de una fase crítica que tiene como objetivo evitar que el fuego se reactive y que requiere de la vigilancia constante sobre los restos del incendio.

El lunes pasado la actividad de las llamas disminuyó en la zona de interfase, lo que dio lugar a concentrar los trabajos en el Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido (ANPRALE). Además, en estos días se registró un descenso de la temperatura que contribuyó a las tareas.

El gobernador Weretilneck viajará en los próximos días a Buenos Aires para gestionar más recursos ante la Nación y coordinar nuevas medidas de asistencia. Según adelantó, su prioridad es asegurar la llegada de fondos y herramientas que permitan reconstruir las áreas devastadas y garantizar la continuidad de la producción agropecuaria en El Bolsón y zonas aledañas. Entretanto, las autoridades provinciales y nacionales continúan trabajando en la implementación de soluciones urgentes para mitigar los efectos de la catástrofe, en un escenario donde las pérdidas económicas y ambientales siguen en evaluación.

Compartí esta noticia !

Pese a las lluvias, persiste el riesgo de incendios en el sur y centro de Misiones

Compartí esta noticia !

Todos los departamentos de la zona sur de la provincia, excepto Apóstoles, permanecen en riesgo “ALTO” de incendios, según el último informe de la Dirección de Alerta Temprana. Ante este escenario, el Gobierno provincial exhorta a la población a extremar los cuidados y recuerda la prohibición de encender fuego en áreas rurales y de malezas.

De acuerdo con el último reporte de la Dirección de Alerta Temprana, la totalidad de los departamentos ubicados en la zona sur de Misiones, con excepción de Apóstoles, continúan en estado de alerta por riesgo “ALTO” de incendios. En tanto, gran parte de los departamentos de la región centro presentan un nivel de riesgo “MODERADO”, mientras que la zona norte, particularmente los departamentos de Iguazú y General Manuel Belgrano, registran un riesgo “BAJO”.

Frente a esta situación, el Gobierno de Misiones insta a la comunidad a reforzar las medidas de prevención para evitar incendios forestales y rurales. Se recuerda que está terminantemente prohibido encender fuego en zonas de pastizales, bosques y áreas agrícolas, especialmente en contextos de sequía y elevadas temperaturas. Asimismo, se recomienda no arrojar colillas de cigarrillos ni fósforos encendidos en sectores con vegetación seca, y se sugiere mantener despejados los terrenos y alrededores de las viviendas para minimizar el riesgo de propagación del fuego.

Ante la detección de un foco ígneo, se solicita a la población dar aviso inmediato a los números de emergencia: 911, 105 (Emergencia Ambiental), 100 (Bomberos) o 103 (Defensa Civil).

Compartí esta noticia !

Corrientes enfrenta una crisis por incendios y falta de planificación, advierte el intendente de Virasoro

Compartí esta noticia !

Corrientes atraviesa una crisis ambiental con incendios activos en cinco departamentos, más de 100.000 hectáreas afectadas y una víctima fatal. En este contexto, el intendente de Gobernador Virasoro, Emiliano Fernández, cuestionó la falta de planificación y respuesta del gobierno provincial ante la emergencia, en una entrevista con Open 101.7.

“Lamentablemente, hemos tenido incendios muy importantes en 2023 que dejaron en evidencia la falta de inversión en defensa civil. Corrientes se ha convertido en la provincia forestal número uno del país y Virasoro es el polo forestoindustrial más importante. Sin embargo, cuando llegaron los incendios, quedó claro que la provincia no tenía recursos para combatirlos”, sostuvo Fernández.

El intendente criticó que, a pesar del tiempo transcurrido, la situación no ha mejorado. “El gobierno de Corrientes anunció la compra de camionetas y la construcción de brigadas forestales, pero en Virasoro, donde se prometió un cuerpo de bomberos forestales, no hay ni siquiera un clavo puesto en el terreno donado por un privado. Hay camionetas que podrían estar siendo utilizadas por los bomberos y hoy están guardadas en una comisaría sin autorización para usarlas”, denunció.

Fernández destacó el rol del sector privado en la lucha contra los incendios en su localidad. “En Virasoro funciona el Consorcio de Manejo del Fuego, que agrupa a empresas privadas del sector forestal, aportando recursos y equipamiento. Esto no ocurre en el resto de la provincia, porque las autoridades provinciales no convocan a los actores privados ni a los intendentes que no son afines al gobernador”, señaló.

Críticas a la gestión provincial y mirada electoral

En un año de elecciones intermedias y con la provincia en proceso de recambio en el Ejecutivo, Fernández opinó sobre el impacto político de la crisis. “Corrientes está gobernada por el mismo régimen hace 25 años y los resultados macroeconómicos son alarmantes: es una de las provincias más pobres del país, con altos índices de mortalidad infantil e inseguridad. A esto se suman los incendios, la suba de tarifas eléctricas y hechos de corrupción”, afirmó.

Según el intendente, el oficialismo provincial busca mantener el poder con la posible candidatura del hermano del gobernador Gustavo Valdés. “Hoy la gente está cansada de la obscenidad en la política y busca un cambio, pero aún no identifica quién puede encabezar ese cambio”, aseguró.

Fernández propuso la construcción de un espacio político alternativo en Corrientes, inspirado en modelos provinciales como el de Misiones o Neuquén. “Tenemos que generar un proyecto nuevo, amplio y plural, sin mezclar las cuestiones nacionales. En Corrientes es necesario cambiar la matriz económica y reducir la dependencia del empleo público. También hay que demostrar cercanía y austeridad en la dirigencia política”, sostuvo.

El intendente de Virasoro confirmó sus aspiraciones a la gobernación, pero enfatizó que “primero está el proyecto, más allá de cualquier candidatura personal”. Su espacio, denominado Frente Renovador Virasoreño, busca renovar la dirigencia y apostar a un modelo de desarrollo diferente para la provincia.

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin