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Aumentos previsionales no frenan la caída del poder adquisitivo de los jubilados

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La discusión sobre el envejecimiento poblacional, la sostenibilidad de los sistemas de retiro y la pérdida del poder adquisitivo de los adultos mayores se repite en buena parte del mundo, y Argentina no queda al margen de estas tensiones. En un contexto regional donde los países enfrentan desafíos similares, desde haberes insuficientes hasta aumentos en los costos de vida y dificultades para sostener la cobertura previsional, el debate sobre las jubilaciones se vuelve ineludible. 

Y es que mientras América Latina intenta equilibrar sus sistemas con reformas parciales y medidas coyunturales, la situación en Argentina se vuelve un espejo que refleja tanto las fragilidades estructurales de la seguridad social como las consecuencias cotidianas que enfrenta la población mayor. A partir de este escenario global, el Informe N.° 7 de Seguridad Social de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) expuso que, pese al incremento de los aportes, el sistema previsional argentino volvió a mostrar déficit a septiembre de 2025. 

Este retroceso se dio en paralelo a una caída del poder adquisitivo de las jubilaciones, cuyos aumentos nominales fueron insuficientes para contrarrestar el efecto de la inflación. Según el estudio, los recursos de la Seguridad Social crecieron 2,8% interanual en términos reales, pero con una reconfiguración de sus fuentes, ya que los Aportes y Contribuciones aumentaron en 5 billones de pesos y pasaron a representar más del 60% del total, compensando parcialmente la eliminación del Impuesto PAIS. El resto provino de impuestos indirectos altamente sensibles a la actividad económica, como el de Créditos y Débitos Bancarios (+5,7%), el de Combustibles (+68,4%) y el Monotributo Impositivo (+122%).

Sin embargo, ese aumento de recursos no logró equilibrar el gasto. Las erogaciones del sistema previsional crecieron 12,2% interanual, impulsadas principalmente por las Prestaciones Previsionales del SIPA, que avanzaron 16,4%. También aumentaron las Asignaciones Familiares (15,7%), mientras que las Pensiones No Contributivas y la Pensión Universal para el Adulto Mayor mostraron una caída del 4,5%. La estructura del gasto dejó en evidencia la enorme concentración del sistema en el pago de haberes y solo las jubilaciones y pensiones del SIPA representan el 68,6% del total.

En ese marco, el haber medio alcanzó los 675.510 pesos en septiembre, con una evolución nominal apenas positiva que no logró compensar la inflación. En el caso del haber mínimo con refuerzo, se ubicó en 390.277 pesos, pero su trayectoria fue descendente debido al congelamiento del bono de 70.000 pesos . Como consecuencia, la mitad de los jubilados sigue perdiendo capacidad de compra, especialmente aquellos que dependen exclusivamente del ingreso mínimo para sobrevivir.

La situación se agrava al analizar cuánto pueden cubrir esos ingresos frente al costo de vida real. La Defensoría de la Tercera Edad estimó en octubre una canasta básica de 1.514.074 pesos, que escaló 26,1% en apenas seis meses. Dentro de ese incremento, los medicamentos mostraron una suba alarmante del 54,8%, convirtiéndose en el rubro de mayor incidencia dentro del gasto mensual de un adulto mayor. 

Solo en fármacos, el promedio asciende a 402.880 pesos, cifra superior al monto completo que recibe un jubilado con la mínima. En tanto, los alimentos alcanzan los 348.000 pesos, la vivienda se eleva a 294.000 pesos y los servicios rondan los 123.050 pesos , dejando claro que el ingreso previsional apenas cubre una cuarta parte del gasto total estimado. 

En paralelo, la cobertura previsional también mostró un retroceso. De acuerdo al último dossier estadístico del INDEC, el porcentaje de personas en edad jubilatoria que recibe un beneficio -relevado hasta 2022- cayó del 88,7% al 82% en el tercer trimestre de 2024. La contracción fue más marcada entre los hombres, cuyo acceso bajó del 89,2% al 73% en un año. Esta caída refleja un escenario donde cada vez más personas mayores quedan fuera del sistema, ya sea por falta de aportes suficientes o por dificultades administrativas y laborales acumuladas durante décadas.

En un contexto donde los haberes no alcanzan, la prolongación de la vida laboral se vuelve una respuesta recurrente. El INDEC señaló que el 17,1% de las personas en edad jubilatoria continúa trabajando, especialmente entre los 60 y 74 años. Las razones varían según el nivel socioeconómico, pues entre los sectores más vulnerables predomina la necesidad económica, mientras que entre los de mayores ingresos influyen factores como ocupaciones menos exigentes y el deseo de mantenerse activos. 

Se suma a esto una brecha de género persistente. Las mujeres mayores perciben, en promedio, un 27% menos que los hombres y son quienes más recurren a las moratorias para poder acceder a una jubilación. Por su lado, el 80,3% de los varones logró jubilarse mediante aportes, en el caso de las mujeres ese porcentaje se reduce al 59,6%. Además, el 36,6% de ellas accede al beneficio vía moratoria, más del doble que los hombres. Las trayectorias laborales interrumpidas y la carga desproporcionada de tareas domésticas aparecen como las principales causas detrás de estas diferencias.

Esta brecha económica condiciona la calidad de vida durante la vejez y agrava la vulnerabilidad en un escenario de inflación persistente; a todo esto se suma el costo habitacional. Para quienes no tienen vivienda propia, la canasta les asigna un gasto mínimo de 294.000 pesos, lo que convierte al alquiler en un factor crítico en la ecuación del bienestar. En este escenario, miles de jubilados deben elegir entre pagar la renta, comprar medicamentos o alimentarse con lo básico.

Frente a un sistema deficitario, con menos aportantes y un gasto creciente, la conclusión de ASAP resulta contundente: la seguridad social enfrenta un deterioro estructural donde los ingresos crecen más lento que las necesidades, los haberes no logran recomponerse y la cobertura se reduce. En consecuencia, cada vez más adultos mayores viven con menos y dependen de estrategias individuales para sobrevivir, desde prolongar su vida laboral hasta recurrir a familiares, endeudarse o incluso tomar préstamos personales para cubrir gastos básicos que su jubilación no logra afrontar.

Envejecimiento poblacional en Argentina

El acelerado envejecimiento poblacional en Argentina agrega un elemento estructural más al desafío que enfrenta la seguridad social. Un nuevo informe elaborado por Argendata, plataforma dedicada al análisis de datos y estadísticas nacionales, advierte que el país está atravesando una transformación demográfica profunda, cuyos efectos ya comienzan a sentirse en el sistema previsional. El fenómeno, iniciado a comienzos del siglo pasado, modificó de manera drástica la composición por edades y anticipa una presión creciente sobre los recursos destinados a cubrir jubilaciones, pensiones y programas asistenciales para la población mayor.

Según este reporte, la pirámide poblacional argentina experimentó un cambio sustancial desde 1869. En aquel entonces, más del 54% de la población tenía menos de 20 años, reflejando una sociedad joven, con altas tasas de natalidad y una expectativa de vida limitada. Hoy esa proporción se redujo a menos del 30%, mientras que el segmento de mayores de 65 años pasó del 1,9% al 12,4% del total, consolidando un proceso de envejecimiento que se acentúa año tras año. 

Este viraje responde a dos tendencias simultáneas, una de ellas es la caída sostenida de la fecundidad, así como la disminución de la mortalidad, que permite que más personas alcancen edades avanzadas. Ambas fuerzas conforman la conocida transición demográfica, un proceso que siguen los países a medida que mejoran sus condiciones de vida y avanzan en su desarrollo.

Uno de los indicadores más ilustrativos es la edad mediana. De apenas 17 años en 1869 pasó a superar los 32 en 2025, con un incremento de más de cinco años solo entre 2000 y 2025. Este ritmo acelerado indica que Argentina envejece más rápido en períodos recientes, lo que implica un desafío adicional para un sistema previsional ya presionado por la caída de aportantes y el aumento sostenido del gasto. 

A nivel provincial, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires encabeza la lista de jurisdicciones con mayor proporción de personas centenarias en Argentina, con 23,8 por cada 100.000 habitantes. En segundo lugar se ubica Río Negro, que registra 15,1, seguida por Corrientes con 13,0. Más abajo aparecen Santiago del Estero, también con 13,0, y Entre Ríos, que alcanza 12,8. 

Ante esto, el análisis subraya que el país aún transita un bono demográfico, una ventana favorable en la que la población en edad de trabajar supera a la dependiente. Esta etapa, iniciada en los años 90, permite potenciar el ahorro, la inversión y el crecimiento económico, siempre que existan políticas públicas capaces de transformar esa oportunidad en bienestar real. De lo contrario, Argentina podría enfrentar en pocos años un sistema previsional aún más tensionado, con una población mayor que crece más rápido que los recursos para sostenerla.

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Misiones refinanció $25.000 millones en deudas de empleados públicos y jubilados en un mes

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En apenas un mes desde su implementación, el Programa de Refinanciación de Deudas para jubilados y trabajadores públicos del Gobierno de Misiones logró reestructurar 4.000 créditos por un total de $25.000 millones, ofreciendo a miles de familias una salida a la asfixia financiera en un contexto de tasas elevadas y creciente sobreendeudamiento. La iniciativa, articulada con Banco Macro y sin costo fiscal para la Provincia, se extenderá hasta diciembre de 2025.

El programa fue lanzado en agosto por el Ministerio de Hacienda, a cargo de Adolfo Safrán, con el objetivo de atender a un sector crítico de la población: aquellos trabajadores estatales y jubilados que destinan más del 65% de sus ingresos al pago de deudas de tarjetas de crédito o préstamos. Según las estimaciones oficiales, entre el 10% y el 15% de los trabajadores públicos provinciales se encuentra en esa situación, lo que equivale a entre 9.000 y 10.000 familias en riesgo financiero.

La herramienta permite refinanciar saldos hasta en 60 meses a una tasa fija del 57%, muy por debajo de las tasas de mercado, que en algunos casos superan el 200% nominal anual. “Se trata de una medida que busca dar sostenibilidad al sistema financiero de los trabajadores, evitando que caigan en espirales de deuda impagables y brindando previsibilidad a futuro”, explicó Safrán en sus redes sociales.

Características del programa y alcances

La operatoria se articula con Banco Macro, entidad que canaliza los haberes de la mayoría de los empleados públicos y jubilados misioneros. Los beneficiarios incluyen:

  • Trabajadores provinciales en actividad.
  • Trabajadores municipales que cobran sus haberes a través de Banco Macro.
  • Jubilados y pensionados del Instituto de Previsión Social (IPS).

El plan no permite tomar nuevos créditos y excluye a quienes no estén endeudados, con el fin de garantizar que los fondos se destinen exclusivamente a ordenar las finanzas personales y no a incrementar pasivos.

En términos de cobertura, el programa está habilitado en todas las sucursales de Banco Macro y tendrá vigencia hasta el 31 de diciembre de 2025, lo que le da un horizonte de más de un año de aplicación.

Impacto económico y proyección política

El alivio financiero que implica la reestructuración tiene efectos macroeconómicos y sociales directos. Por un lado, permite liberar ingresos que estaban comprometidos con deudas, lo que se traduce en mayor capacidad de consumo interno y dinamismo en la economía provincial. Por otro, refuerza el vínculo institucional entre la Provincia y los trabajadores, en un contexto nacional marcado por la volatilidad económica y la caída del poder adquisitivo.

La medida también envía una señal política: Misiones avanza en herramientas propias de estabilización financiera sin requerir transferencias adicionales del Estado nacional, mostrando autonomía de gestión y capacidad de articulación con el sistema bancario privado.

De cara a 2026, cuando el próximo presupuesto provincial ya estará en debate, este esquema de refinanciación podría servir como base para futuros programas financieros, con la posibilidad de replicarse en otras jurisdicciones ante la creciente problemática del sobreendeudamiento de los hogares.

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Benmaor presentó el presupuesto del IPS: suba del 84% y nuevas inversiones en salud

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El presidente del Instituto de Previsión Social de Misiones (IPS), Lisandro Benmaor, presentó este martes en la Comisión de Presupuesto de la Legislatura el proyecto de la institución para el 2026, que contempla un incremento del 84% respecto del año anterior. Según precisó, se trata de un presupuesto “balanceado”, que permitirá sostener las dos áreas centrales del organismo: el sistema previsional —que concentra el 60% de los recursos— y la obra social provincial.

“Venimos a mostrar, como cada año, el anteproyecto del presupuesto. En este caso, con un crecimiento del 84% que nos permitirá realizar todo lo planificado, tanto en el área previsional como en la obra social”, explicó Benmaor.

Inversiones y proyectos en salud

El titular del IPS detalló que el presupuesto incluye inversiones estratégicas en infraestructura y servicios. Entre ellas, la creación de un Centro de Audiología especializado en diagnósticos y tratamientos de hipoacusia, con equipamiento de última generación y abordajes integrales como audífonos o implantes cocleares. Además, anunció la puesta en marcha de un Centro de la Visión, destinado a estudios, diagnósticos y seguimiento de patologías oculares.

En paralelo, destacó la apertura de nuevas oficinas de oncología y derivaciones, junto con convenios con instituciones de referencia en el país, como el Hospital Güemes en Buenos Aires, además de centros en Rosario, Córdoba y Santa Fe. También mencionó la incorporación de profesionales en distintas especialidades y la adquisición de equipamiento de vanguardia en el área de kinesiología.

“Lo que nos ha caracterizado es la prevención. Con campañas masivas, charlas y talleres en toda la provincia, logramos resultados positivos en la población. A eso se suma la inauguración de nuevas oficinas y convenios con hospitales de prestigio, lo que da un salto de calidad muy importante”, subrayó.

El impacto de la falta de aportes nacionales

Benmaor advirtió sobre las dificultades derivadas de la ausencia de transferencias de la Nación en los últimos dos años.
“No se ha visto absolutamente nada de aportes nacionales. Esa ausencia tiene un impacto negativo muy importante porque nosotros trabajamos en conjunto con Salud Pública, y muchos pacientes, aun teniendo otra cobertura, terminan volcándose al IPS o al sistema provincial”, señaló.

Finalmente, insistió en que el objetivo del presupuesto 2026 es sostener el equilibrio financiero del organismo y, al mismo tiempo, avanzar en la ampliación de prestaciones para los afiliados.

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Los jubilados de Misiones perderán 115 mil millones por el veto de Milei al aumento y bono

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Considerando las proyecciones de inflación del REM-BCRA para los próximos 12 meses (sep/25 a ago/26) y la cantidad de beneficiarios titulares del Sistema Integrado Previsional Argentino (1), se estima que el veto de Milei implica una pérdida agregada de $468 mil millones mensuales para los jubilados del país.

Esta cifra alcanza $5,6 billones en los próximos 12 meses para el conjunto de 6.104.055 jubilados y jubiladas de Argentina.

Este cálculo surge de la no actualización del bono a $110.000 —que debía ajustarse luego por inflación— y de la no recomposición del 7,2% correspondiente al saldo pendiente de la inflación de enero 2024.

Esta pérdida no solo impacta directamente sobre los ingresos de un sector vulnerable, sino que también se traduce en una menor actividad económica.
(1) Boletín de estadísticas de la seguridad social a junio 2025
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Confirmaron el pago del bono extraordinario para jubilados y pensionados en julio

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El Gobierno otorga un nuevo bono previsional de $70.000 para jubilados y pensionados con haberes mínimos. La medida alcanza a beneficiarios de la ANSES, pensiones no contributivas y PUAM, y busca compensar la pérdida de poder adquisitivo acumulada hasta la aplicación de la nueva fórmula de movilidad

El Poder Ejecutivo Nacional oficializó este lunes el otorgamiento de un bono extraordinario previsional de hasta $70.000, que será abonado en julio de 2025 a los jubilados, pensionados y beneficiarios de pensiones no contributivas cuyos ingresos no superen el haber mínimo. La medida, dispuesta mediante el Decreto 444/2025, busca compensar los efectos adversos que generó la anterior fórmula de movilidad (Ley 27.609), particularmente en los sectores de menores ingresos.

La decisión se enmarca en la continuidad de un esquema de transferencias compensatorias instrumentadas desde enero de 2024, y se suma a la aplicación plena —desde julio de este año— del nuevo mecanismo de ajuste mensual de haberes, atado a la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado por el INDEC, tal como estableció el Decreto 274/24.

¿A quiénes alcanza el bono previsional?

El bono será abonado a quienes perciban:

  • Prestaciones contributivas del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), regido por la Ley 24.241 y sus modificaciones.
  • La Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), creada por la Ley 27.260.
  • Pensiones no contributivas por vejez, invalidez, madres de 7 hijos o más, y otras pensiones graciables a cargo de la ANSES.

Para los titulares de haberes equivalentes o inferiores al mínimo previsional, el monto del bono será el total: $70.000. En el caso de beneficiarios cuyos ingresos superen el haber mínimo, el bono será equivalente al monto necesario para alcanzar el haber mínimo más los $70.000, operando como un tope compensatorio.

Según el decreto, la Ley 27.609 —vigente desde marzo de 2021 hasta junio de 2024— generó “efectos perjudiciales, principalmente sobre jubilados de menores ingresos”, debido a que no contemplaba variaciones de precios ni ajustaba los haberes frente a la inflación en tiempo real. Esa situación obligó al Ejecutivo a emitir bonos mensuales durante un año y medio.

Con la reforma de la movilidad previsional —que desde julio de 2024 se actualiza de manera mensual según el IPC—, se considera superado el desfase, aunque el Gobierno reconoció que la recuperación del poder adquisitivo aún requiere asistencia adicional para los sectores más vulnerables del sistema.

El decreto —firmado por el presidente Javier Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello— establece que el bono tendrá carácter no remunerativo, no será sujeto a descuentos ni computable para otros beneficios. Además, la ANSES será responsable de su liquidación, control y recupero en caso de pagos indebidos, mientras que la Jefatura de Gabinete deberá ajustar las partidas presupuestarias para garantizar su implementación.

El beneficio no se duplica en casos de pensiones compartidas entre copartícipes, que serán considerados como un único titular a los efectos del cobro.

Si bien el bono apunta a brindar alivio inmediato a jubilados con haberes mínimos, la medida también refleja la tensión de fondo en las finanzas públicas y la sostenibilidad del régimen previsional. La reformulación de la movilidad y la decisión de mantener subsidios directos sólo a sectores de bajos ingresos responde a la necesidad de contener el gasto social sin desmantelar totalmente la red de protección.

La aplicación mensual de aumentos por inflación puede permitir cierta previsibilidad a futuro, pero la pérdida acumulada en el poder adquisitivo durante los últimos años aún se hace sentir, especialmente en un contexto donde los bonos siguen siendo el único refuerzo para más de 6 millones de beneficiarios.

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