julio argentino roca

Colón, Roca y los Mapuches

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Se trata de una persistente y muy agresiva guerra cultural, muy hábil y retorcidamente manejada por algunos de los múltiples tentáculos de infiltración cultural, tema en el cual la sinuosidad y perfidia de los anglos tiene posiblemente pocos parangones en el mundo.

Es una campaña continua, insidiosa y seguramente con ribetes pensados para hacerla fácilmente asimilable por sectores que pueden caracterizarse como “las progresías”, que por lo general son poco o solo medianamente ilustrados en Historia y otras áreas del conocimiento (y por lo general ignorantes de elementalidades de Geopolítica), pero que repiten rápida y fervorosamente varias consignas simplificadas de “pensamiento progresista”, el cual suele ser una mezcolanza de ideas “socialistas”, con consignas elementales marxistas, ideas fervorosas pero no siempre claras de justicia social, algunos enrevesados conceptos económicos, en muchos casos ateísmo rampante por lo general agresivamente antiteo, a veces matizado con consignas “revolucionarias”, y todo eso salpimentado abundantemente con fuertes dosis de odios e intemperancias, que surge explosivamente ante el menor cuestionamiento.

También, y desde otros ángulos de abordaje, suelen llegar a conclusiones parecidas los fervorosos libertarios y los neoliberales, en estos casos desde posturas sectarias o clasistas, pero que terminan coincidiendo con el enfoque en el fondo antinacional de aquellos.

Los tres temas están relacionados y atravesados por los mismos formatos de antihispanismo e indigenismo exacerbado, con facetas de irracionalidad, o de enfoques muy parcializados y claramente sesgados.

Si bien es muy claro, para evitar confusiones, cabe precisar que “hispanismo” no es “españolismo”. La cultura hispánica en sus ricas facetas lingüísticas, históricas, religiosas y otras, no solo está presente en toda Hispanoamérica, sino que también es parte central de la profunda ligazón que hermana fuerte y profundamente a todas las naciones de habla hispana de América.

Pero hispanismo no significa subordinación, en modo alguno, a España. Subordinación que implícita o explícitamente plantean los que trasnochadamente pretenden instalar un “españolismo” anacrónico y absurdo, con centralidad de poder o influencias en la vieja, muy europea y “comunitaria” (de la Comunidad Europea) España.

Respecto a Colón, es un disparate total denostar al tozudo navegante genovés, que en nombre del Reino de España (del cual formaba parte casi toda la península itálica, por esos años), llegó a nuestras tierras, forjando perdurables lazos culturales entre nuestra gran continente y toda la muy rica cultura greco latina, con importantes condimentos arábigos y hebreos, que es la hispánica, a la cual nos integramos, sin por ello perder nuestras identidades americanas.

Colón no fue genocida, ni fueron tampoco genocidas los principios y normas legales que enmarcaron el accionar de España en América; sin perjuicio que sin duda se hayan cometido excesos en muchos casos, pero claramente no se buscó ni hubo un exterminio genocida de la población prexistente en nuestro continente.

En forma seria se analizó que la causa de muchas defunciones de poblaciones indígenas, tuvo que ver con diversas enfermedades involuntariamente transmitidas por los españoles, contra las cuales los indígenas no habían desarrollado defensas en sus sistemas inmunes. ¡Claro que más de un “historiador al cuento” de mentalidad anarquista o marxista, trastoca esas pandemias en supuestos genocidios, evidenciando superficialidad o malignidad en sus razonamientos!

A diferencia del accionar de otras potencias colonialistas, España dio instrucciones a sus adelantados de integrarse con los nativos, e incluso a los jefes de expediciones, que venían a quedarse, les recomendaban unirse en matrimonio con las hijas de los caciques, lo cual fue generalizado, dándose de ese modo origen a una nueva etnia, nacida de la unión de peninsulares con mujeres nativas. Etnia que es mayoritaria en casi todos nuestros países hispano americanos.

Más aun, bajo la dinastía de los Habsburgo, se determinó que sus súbditos de ambos continentes fueran considerados en plena igualdad de derechos.

Prueba de ello es que hubo incluso varios descendientes de los pueblos prexistentes, que llegaron a roles y funciones relevantes, en América, como Garcilaso De La Vega (de ancestros hispanos e indios); y las Cortes de Cádiz, en las que hubo integrantes cuyas etnias eran de ancestros prexistentes en América, y en cuyas discusiones se abordaron varias facetas de la integración y respeto debidos a los súbditos hispanos de orígenes indígenas.

Mientras España evidenció acciones de integración con los nativos de América, otras potencias colonialistas, como Inglaterra en el norte, buscaron el exterminio y exclusión total de los nativos; de los cuales, los pocos sobrevivientes actuales tampoco están integrados en las naciones del norte de América.

También se diferenció mucho el accionar español, respecto a las otras potencias colonialistas, pues creó en América colegios mayores, Universidades, Hospitales, catedrales y elaboradas instituciones gubernativas, nada de lo cual es compatible con el absurdo cargo de “genocidio” que con liviandad acusan algunos relatores de mentalidades anarco marxistas o furiosos antiteos, que irracionalmente exaltan los cultos paganos prehispánicos, que incluían sacrificios humanos, y otras prácticas aberrantes, como el canibalismo o las mutilaciones como acciones de paganismo.

Historiadores de fuste y muy bien documentados, como José María Rosa y Jorge Abelardo Ramos, entre otros, jamás incurrieron en aberrantes acusaciones de “genocidio” contra España, como lo hacen con liviandad los “progres” que copian escritos odiadores como los del anarquista Bayer o el marxista Galeano.

Respecto a Roca, el mismo “Colorado” J. A. Ramos, afirmó enfáticamente que “no pudo existir un Perón sin antes un Roca”, poniendo en su eminente lugar al dos veces presidente J. A. Roca, notable modernizador de Argentina y férreo defensor de la integridad territorial nacional, pues a él le debemos La Patagonia, el Gran Chaco y Misiones, contundente realidad histórica que los “progres” y los proto oligarcas omiten o en realidad desconocen; como tampoco analizan que Roca y Pellegrini fueron de los pocos (o los únicos) presidentes rescatables, del largo interregno ultra liberal oligárquico que va desde el mitrismo hasta que surgió el yrigoyenismo.

Tampoco a los feroces y superficiales críticos anti roquistas, se les ocurre analizar que gracias a Julio Argentino Roca, no volvió al poder el muy nefasto Mitre, al cual derrotó sucesivamente en lo militar y en lo político, el sagaz “Zorro” de la Política Argentina de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX.

Los que sin pruebas en concreto, tildan de genocida a Roca, omiten por completo la ferocidad de los malones, que asolaban el sur de la Pampa Húmeda, matando, secuestrando mujeres y niños, robando ganados, incendiando y destruyendo a su paso; para luego llevar los ganados mal habidos a Chile, donde los cambiaban por armas británicas y otros bienes diversos.

Y omiten que esas tribus alzadas, también sometían a otras tribus mansas o no alzadas; y que estas tribus, agredidas por los araucanos y sus aliados, gustosamente apoyaron la campaña de Roca, para librarse de sus opresores.

Entre los muchos y muy bien documentados y respetables historiadores revisionistas argentinos, cuesta encontrar alguno (es más, no creo que exista), que haya escrito o mencionado genocidio alguno, como las progresías y sus mentores anarco – marxistas, acusan a Julio Argentino Roca.

Esas mismas progresías desprecian u omiten toda importancia respecto a las previsibles funestas consecuencias del accionar de la ONG británica Mapuche Nation y de sus múltiples voceros, que están instalando un absurdo “racismo inverso” de odio al blanco y mentalidad separatista, que puede constatarse en diversos pobladores de varios puntos cordilleranos y otros lugares, fomentando odios que de seguir incrementándose serán caldo de cultivo fértil para perpetrar las condiciones de la disolución nacional; infame tarea a la cual también se suman las oligarquías y diversos personeros de cuello blanco del poder económico, político y cultural; que predican y practican mentalidad apátrida, con mucha soberbia, clasismo exacerbado y un claro tufillo racista de mentalidad portuaria excluyente.

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Julio Argentino Roca y los Mitro-Marxistas

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Otra de las muy certeras y punzantes definiciones del gran Pensador Nacional que fue Arturo Jauretche, esa de los “mitro-marxistas”.

Traducido al lenguaje coloquial, son los marxistas funcionales a la oligarquía apátrida, nucleada desde sus orígenes en el mitrismo. Siempre opuestos a los gobiernos de orientación Nacional y Popular, con violentos y enrevesados argumentos.

Son esos personajes de discursos duros, agresivos, nada propensos al diálogo constructivo y civilizado…pero que utilizan sus pirotecnias verbales e incluso sus pintadas callejeras y eventuales manifestaciones en la vía pública, centrándose solo en determinados hechos y acciones, presumiendo ser “de izquierdas” o similares, y que terminan siendo funcionales a los intereses del poder establecido, el establishment. Al concepto de Pensamiento Nacional parecen ni conocerlo.

Consecuentemente, son en muchos casos favorecidos con amplios espacios y con “reconocimientos” implícitos o explícitos en los medios concentrados, de los cuales el que marca tendencia es La Nación; el diario que Don Bartolo fundó para que le cubra las espaldas en la posteridad, y que funja a la vez como la voz cantante de la oligarquía, la cual es ultra conservadora en lo político – social, y ultra liberal (anti industrialista) en lo económico, además de gustosamente pro británica.

Un caso paradigmático de “mitro-marxismo”, es el de la “pensadora” Beatriz Sarlo, marxista declarada que, sin dejar de lado su declarado “marxismo anti sistema”, devino en una de las voceras privilegiadas “del sistema”, sumándose al aparataje culturoso al servicio de los sectores más reaccionarios del espectro político argentino. Y como tal, halagada y referencia obligada de La Nación y todos los medios concentrados.

¡Además, fue calurosamente aclamada por el gorilismo procesero (*), que tan fervorosamente anti marxista dice ser! Tal es el grado de desinformación y de confusiones conceptuales de las que adolece ese sector. Pero ese es otro tema.

En los últimos años, se puede ver el accionar corrosivo, de ciertos sectores “progres”, adheridos al ultra indigenismo, despotricar con mucho odio y muy escasos fundamentos, centrando sus diatribas en dos ejes dialécticos: denostar con ferocidad todo el accionar colonial de España en América (jamás comparándolo con las aberraciones que perpetraron en similares períodos y circunstancias los ingleses, franceses, holandeses y portugueses); y agredir la figura histórica del dos veces presidente Julio Argentino Roca.

Las “progresías”, que en muchos casos son “ex” marxistas o “ex” trotskistas huérfanos de causa, o también algunos anarquistas furibundos; practican el ideologismo exacerbado (acomodan sus “versiones” históricas y sociológicas, a sus prejuicios aceptados como supuestas verdades irrefutables), evidenciando una grosera superficialidad en sus análisis, en muchos casos meras repeticiones de “letras” dictadas por el anarco – indigenista Osvaldo Bayer, y con mayor sutileza por varios mecanismos de colonización cultural, manejados tras bambalinas por entes británicos o de otras Potencias Atlantistas, que evidentemente, buscan crear las condiciones de odios internos insalvables, como terreno propicio para perpetrar la disolución nacional.

Entre esos entes, está la ONG Mapuche Nation, con sede en Bristol, Gran Bretaña, con toda su comisión directiva formada por súbditos británicos, excepto el “presidente”, que sería de etnia araucana (redefinida como mapuche). ¿Quiénes bancan a esa muy activa ONG y a su ignoto “presidente”?

Pero las ”progresías” locales no solo parecen ignorarlo, sino que si se les señala, lo pasan por alto, o torpemente, pretenden burlarse de esas gruesas evidencias. Analicemos los principales aspectos del accionar roquista, omitido con alevosía y negado con la más baja ordinariez, por esos ultras del indigenismo.

 La Campaña del Desierto, permitió terminar con los malones, que mataban pobladores rurales, secuestrando niños y mujeres, saqueando el ganado, parte del cual era llevado a Chile, y canjeado por armas y otros bienes. No eran “carmelitas descalzas”, eran saqueadores, secuestradores y asesinos, los combatidos por Roca.

 Los ultra indigenistas, ocultan o no mencionan, que en la Campaña del Desierto, colaboraron con Roca, indios no alzados en malones ni opuestos a la soberanía argentina.

 Se evitó perder La Patagonia, a manos chilenas, de Brasil (que hizo una fallida expedición por mar), o de alguna potencia europea, de las que hubo un autoproclamado “rey de la Patagonia”.

 Bajo directivas de Roca, se ocupó militarmente el Gran Chaco, efectivizándose su incorporación plena.

 Envió como gobernador a Misiones, a su hermano Rudecindo, para frenar efectivamente el expansionismo brasileño.

 Derrotó militar y políticamente a Mitre, anulando sus influencias unitarias e incluso secesionistas de Buenos Aires. Evitó que vuelva al poder.

 Promulgó la federalización de la Capital Federal, separándola de la provincia de Buenos Aires.

 En su segunda presidencia, se considera que fundó la Argentina moderna, creando el Correo Argentino y sancionando la Ley Riccheri, que modernizó y equipo adecuadamente a las Fuerzas Armadas. Además, con su Ministro de Instrucción Pública Osvaldo Magnasco, extendió fuertemente el proceso de alfabetización, entre otros logros.

 Si bien formó parte de los gobiernos oligárquicos del período 1862 – 1916, puede afirmarse que Roca y Pellegrini fueron positivamente destacados y a sus modos, actuaron con patriotismo, diferenciándose nítidamente del contexto de gobernantes unitarios, ultra liberales y desafectos a todo proceso de desarrollo integral e industrializador, de ese medio siglo largo, de feudalismo campero.

Roca no fue la Madre Teresa de Calcuta, pero el saldo de sus gobiernos, es ampliamente positivo, aun pese a la pésima distribución de tierras, que de sus soldados, apremiados económicamente o con poca visión, pasaron a poder de los oligarcas, en su mayor parte; no reservándose tampoco amplias parcelas, para dárselas a los inmigrantes, a los criollos o a todos quienes las quisieran trabajar. La oligarquía, desde Mitre en adelante, acaparó enormes extensiones de las mejores tierras.

Respecto a los pueblos preexistentes (mal llamados “originarios”), en su mayoría se han mezclado con otras etnias, como sucedió y sucede con la buena parte de la población argentina. Fomentar divisiones, odios y racismos inversos (del odio al blanco), es hacerles el juego a los que promueven la disolución nacional. Hoy no hay “territorios mapuches” ni de ninguna otra etnia, existe el Territorio de la Nación Argentina.

Cabe preguntar, ¿Por qué los fundamentalistas del indigenismo, nunca atacan a Mitre, a Sarmiento y otros genocidas seriales, en varios casos meros subordinados al Imperio Británico; focalizando sus agresiones contra el que eliminó de la escena del poder, al nefasto Don Bartolo?

(*) Gorilismo procesero: dícese del antiperonismo visceral, adherente al nefasto período de dictadura cívico militar de 1976-1983.

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