Murió Jean-Marie Le Pen, histórico líder de la ultraderecha de Francia

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El histórico dirigente llevaba varias semanas internado. En su carrera política, tuvo declaraciones controvertidas contra la inmigración, el multiculturalismo y a favor del negacionismo del Holocausto.

Jean-Marie Le Pen, líder histórico de la ultraderecha en Francia, murió este martes a los 96 años, según indicó su familia en un comunicado enviado a la prensa. Le Pen, que llevaba varias semanas internado en un centro de cuidados por su débil estado de salud, falleció al mediodía “rodeado de su familia”, reza el comunicado.

Sus declaraciones controvertidas, como la negación del Holocausto, le supusieron múltiples condenas y tensaron sus alianzas políticas.

“Jean-Marie Le Pen, rodeado de su familia y amigos, fue llamado de nuevo a Dios a las 12 del martes”, indicó su familia en un comunicado enviado a la prensa. Le Pen, una figura divisiva en la política francesa, era conocido por su retórica combativa contra la inmigración y el multiculturalismo, que le valió tanto fervientes seguidores como una amplia condena.

“Tras haber servido en el ejército francés en Indochina y Argelia, y como tribuno del pueblo en la Asamblea Nacional y en el Parlamento Europeo, siempre ha estado al servicio de Francia y ha defendido su identidad y soberanía”, escribió en la red social X el presidente de RN, Jordan Bardella.

Jean marie Le pen

Le Pen tuvo una retórica combativa contra la inmigración y el multiculturalismo,

@CerfiaFR

La carrera del líder de la ultraderecha francesa Jean-Marie Le Pen

El fundador del Frente Nacional (FN) en 1972, conocido por sus comentarios xenófobos y antisemitas, conmocionó a Francia en 2002 al acceder al balotaje de la elección presidencial, que perdió ante el conservador Jacques Chirac. En 2011, cedió las riendas del partido a su hija Marine Le Pen, quien lo rebautizó en 2018 como Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y se esforzó en moderar la imagen de la formación.

Bajo su liderazgo, el Reagrupamiento Nacional se acercó al poder como nunca antes, convirtiéndose en el principal grupo de la oposición parlamentaria en Francia, aunque todavía sin lograr conquistar las instituciones de París. En octubre de 2022, el partido celebró su 50 aniversario, coincidiendo con el momento más favorable de su historia política.

Tras el hito de su padre en 2002, Marine Le Pen también accedió al balotaje de las presidenciales en 2017 y 2022, que ganó Emmanuel Macron, pero se impuso como una política central en Francia. El histórico líder ultraderechista tuvo un problema cardíaco en abril de 2023 y un año después la justicia nombró a sus tres hijas -Marine, Marie-Caroline y Yann- como sus mandatarias a causa de su debilitado estado de salud.

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Macron y Le Pen se enfrentarán una vez más en balotaje en Francia

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Cinco años más tarde, Francia vivirá un nuevo balotaje entre el actual presidente y candidato a la reelección, Emmanuel Macron, y la aspirante de ultraderecha Marine Le Pen, quienes lideraron la primera vuelta de hoy pero con una ventaja más sólida que la prevista a favor del mandatario.

Macron fue el candidato más votado, con entre 27% y 29% de los votos, y sacaba una ventaja de más de cuatro puntos porcentuales a la líder de Agrupación Nacional (AN), que obtenía entre 23 y 24%, según los resultados preliminares difundidos por los medios franceses.

Si bien el gobernante logró dominar los comicios de hoy, la distancia con Le Pen de cara al balotaje sigue siendo ajustada y se situaría entre dos y ocho puntos, según las primeras encuestas publicadas esta noche.

Un margen reducido comparado al 32% de ventaja con el que había derrotado a la aspirante de ultraderecha en 2017.

“No nos equivoquemos, nada está decidido”, advirtió el dirigente del oficialista La República en Marcha (LREM) ante sus simpatizantes, tras conocerse los primeros resultados.

“El debate que tendremos durante 15 días será decisivo para nuestro país y para Europa”, sentenció.

En tanto, la líder de AN, instó a todos aquellos que no votaron por Macron a unirse a su movimiento.

“Lo que estará en juego el 24 de abril será una elección de sociedad y de civilización”, dijo la candidata, que se postuló por tercera vez consecutiva y consideró que Francia necesita “una gran alternancia”.

Poco después de difundirse las primeras estimaciones, los diez candidatos relegados del balotaje manifestaron sus apoyos de cara a la segunda vuelta del próximo 24 de abril.

A diferencia de lo sucedido en 2002, cuando todos los partidos llamaron a votar a favor del conservador Jacques Chirac y contra el aspirante de ultraderecha Jean-Marie Le Pen -padre de Marine-, el conocido como “frente republicano” no se reprodujo 20 años más tarde en un país, donde los tradicionales partidos de gobierno -el Partido Socialista del expresidente Francois Hollande y el conservador Los Republicanos (LR) del exmandatario Nicolas Sarkozy- sufrieron sus peores derrotas electorales.

Solo dos candidatos llamaron a sus bases a votar de forma clara a favor de Macron y “contra la extrema derecha” de Marine Le Pen: la socialista Anne Hidalgo (1,8% de los votos preliminares) y el ecologista Yannick Jadot (4,5%).

En tanto, el comunista Fabien Roussel (2,4%) llamó a votar por “la única boleta a disposición para vencer” a Le Pen, mientras que la candidata de LR, Valérie Pécresse, anunció que votaría “conscientemente” por Macron, pero no dio ninguna consigna de voto dada la división interna que sufre su partido entre radicales y moderados.

De hecho, su correligionario y finalista de las primarias, Éric Ciotti, quien representa al ala radical de los conservadores, manifestó que “no votará por Macron” en el balotaje y tampoco hizo un llamamiento.

El aspirante de izquierda y tercero de esta primera vuelta Jean-Luc Mélenchon (21,1%), cuyo electorado será clave para definir la segunda vuelta, instó a sus tropas a “no dar ni un solo voto a Le Pen” aunque sin pedirlo para Macron, en un intento de marcar sus distancias con el mandatario.

“Les toca a ustedes actuar, sabemos por quién no debemos votar nunca”, dijo ante una multitud, según el diario Le Monde.

Algo similar hizo el candidato anticapitalista Philippe Poutou (0,8%), quien tampoco dijo a quién votar pero pidió no dar “ni un voto” a la ultraderecha.

Sin sorpresas, el periodista y candidato de ultraderecha Éric Zemmour (7%) llamó a votar por Le Pen, al igual que lo hizo el nacionalista Nicolas Dupont-Aignan (2,1%), quien ya le había manifestado su apoyo en el balotaje de 2017.

La votación, celebrada tras una campaña intermitente marcada por la invasión rusa de Ucrania y la pandemia, profundizó el voto a favor de formaciones antisistema -casi un 60% de los votos estimados- y agudizó la crisis de los partidos tradicionales, que quedaron fuera del balotaje por segunda vez consecutiva y reunirían menos de 7% de los sufragios.

Además, la jornada electoral estuvo marcada por una alta abstención, situada en base a los pronósticos entre 26% y 28,3%, que sería entre cuatro y seis puntos superior a la de 2017 y cercana al récord de 2002, de 28,4%.

En las próximas dos semanas, los franceses deberán reflexionar sobre el rumbo que tomará el país en los próximos cinco años, una decisión que podría implicar un cambio en las alianzas internacionales de esta potencia nuclear y económica si Le Pen sale elegida, dado su rechazo a la OTAN y su visión euroescéptica.

Esta nueva etapa de la campaña estará centrada en el poder adquisitivo -principal preocupación de la opinión pública-, mientras se agravan las repercusiones económicas del conflicto ucraniano para la población, que sufrió un encarecimiento de los productos cotidianos, en especial de la nafta.

Una situación que favorece a Le Pen, quien hizo del poder adquisitivo su caballo de batalla electoral, y perjudica a Macron, cuyo programa fue criticado por proponer un aumento de la edad jubilatoria de 62 a 65 años y querer imponer condiciones de actividad a los beneficiarios de planes sociales.

Beneficiada de una imagen más moderada gracias a Zemmour, la aspirante de AN apostó por presentarse como la defensora de las clases populares para capitalizar el descontento hacia “el presidente de los ricos”, reflejado en la crisis de los chalecos amarillos, la huelga de transporte más larga de la historia francesa y numerosas protestas contra diferentes reformas y medidas de su gobierno.

(Photo by Ludovic MARIN / AFP)

Para contrarrestar este malestar social hacia su candidatura, Macron multiplicó en estas últimas semanas sus guiños a las clases populares, algo que repitió esta noche, tras hacer una especie de mea culpa en un intento de capitalizar los votos de las demás fuerzas, especialmente la de Mélenchon.

“En este momento decisivo para el futuro de la nación, nada debe ser como antes. Por eso quiero dar mi mano a aquellos que quieren trabajar para Francia. Estoy listo a inventar algo nuevo para reunir convicciones y sensibilidades diversas y construir con ellas una acción común al servicio de nuestra nación”, manifestó al dirigirse a los franceses poco después de conocerse los resultados preliminares.

“Quiero decirles esta noche que pondré todas mis fuerzas en convencer a todos de que el único proyecto a favor del poder adquisitivo es el nuestro; el único proyecto creíble contra la vida cara es el nuestro, el único proyecto de los trabajadores y de todos los que están al costado del camino es el nuestro, el único proyecto a favor de Francia y Europa es el nuestro”, concluyó.

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Macron venció a Le Pen en ballotage y con 39 años es el nuevo Presidente de Francia

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El candidato centrista Emmanuel Macron fue elegido hoy como el nuevo presidente de Francia tras quedarse con la segunda vuelta electoral frente a la postulante de extrema derecha Marine Le Pen.

La candidata del Frente Nacional reconoció la derrota ante sus seguidores y se erigió como líder de la oposición del país.

“Los franceses han elegido un nuevo presidente y han optado por la continuidad”, dijo Le Pen a sus seguidores en las afueras de París. “Le deseo éxito en la cara de grandes desafíos”, afirmó.

Las proyecciones iniciales otorgan a Macron el 65% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones, en comparación con el 35% de Le Pen.

“Hemos sido designados como la principal fuerza de oposición en esta segunda ronda, que muestra una recomposición de la vida política”, dijo.

De este modo, Macron, un independiente y exministro de Economía, se convierte así en el jefe de Estado más joven de Francia, con 39 años.

Macron se sometía por primera vez al veredicto de las urnas y encaraba la segunda vuelta de las presidenciales como claro favorito.

Parecía destinado  a un ascenso constante en las filas del poder francés cuando decidió aplicar sus habilidades como banquero de inversiones al  mundo de la política.

Desde que optó por hacer las cosas por su cuenta, después de  sólo dos años como ministro, ha transmitido un fuerte mensaje  contra el poder establecido, que le ha ayudado a eregirse como  favorito para ganar la elección presidencial francesa antes de cumplir los cuarenta años. Un desconocido para la mayoría de la gente hace tres años, el ejecutivo de 39 años se convierte así en el jefe de Estado más joven de Francia desde Napoleón.

Aprovechando el desencanto del pueblo con el “status quo”, Macron ha prometido sacudir el poder establecido, a pesar de  haber estudiado en prestigiosas escuelas francesas, de hacer una  fortuna por intermediar una operación de 10.000 millones de dólares para Rothschild y de formar parte de un Gobierno socialista bajo el mando del presidente  François Hollande .

Después de Rothschild, se unió al equipo de Hollande en el  Elíseo en 2012 y no pasó mucho tiempo antes de convertirse en  ministro de Economía.

Allí criticó las vacas sagradas del “modelo social”, como la  semana laboral de 35 horas, la protección blindada del empleo y  los trabajos de por vida en el servicio público. Macron dice que su ambición es cerrarF la brecha entre izquierda y derecha que divide desde hace mucho tiempo a la  política francesa.

Cuando dimitió como ministro de Economía en agosto de 2016 para montar desde la nada el movimiento político “En Marche!”, muchos críticos lo consideraron, en el mejor de los casos, como una estrella fugaz, con los días contados.

Fuente: El Cronista

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En Francia ganó la antipolítica, no la extrema derecha

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Cerraron los comicios electorales en Francia y el único resultado cierto era el de un nuevo triunfo de la antipolítica: Emmanuel Macron, con el 23,86% de los votos y Marine Le Pen, con el 21,43%, resaltaron que también en la patria histórica de la democracia los ciudadanos no toleran más a los políticos que gobernaron hasta ayer, y que están dispuestos a poner los destinos de su país en manos de nuevos mesías. Al mismo tiempo, la extrema derecha sufrió un golpe. Los partidos tradicionales pierden todo, consensos, votos y poder; el movimiento de Macron, En marcha, nacido hace un año, recibe apoyos bipartidistas muy amplios y se antepone como favorito; por otra parte, después de dos decenios de ostracismo político, el Frente Nacional llega al balotaje con Marine Le Pen.

Tomando la palabra después del cierre de los colegios electorales, el socialista Benoît Hamon, quien obtuvo el 6,35% de los votos, llamó a unir los esfuerzos para oponerse a Marine Le Pen y votar por Emmanuel Macron en la segunda ronda, como ya lo hicieron muchas voces tradicionalistas de la derecha (Alain Juppé, Francois Baroin, Jean-Pierre Raffarin, Christian Estrosi, Nathalie Kosciusko-Morizet) y de la izquierda (Bernard Cazeneuve, Jean-Marc Ayrault, Manuel Valls, Cécile Duflot).

Según las intenciones de votos para la segunda ronda del 7 de mayo, Macron podría obtener hasta el 62% final y su adversaria el 38%. Pero la última palabra la tendrán los electores en el cuarto oscuro.

En coincidencia con la tendencia de otros países occidentales, los votantes castigaron a los candidatos que representaban una expresión del aparato tradicional, aunque el mismo Macron, ex banquero Rothschild y ex ministro de Economía, no sea exactamente ajeno a dicho sistema. No obstante, en muy poco tiempo, y explotando hábilmente el descontento de los ciudadanos, el favorito de cara al balotaje supo crear un movimiento en el que logró reunir representantes de la sociedad civil, de izquierda, centro y derecha.

Por su parte, Le Pen habló de un “logro histórico”. La líder del Frente Nacional denunció la “globalización salvaje” y pidió el cumplimiento de la “gran y fundamental alternancia” que debería conducirla hasta la presidencia.

En las elecciones europeas del 2014, el partido de derecha recibió más del 25% de los votos, cuatro puntos más que en la primera vuelta de estas elecciones presidenciales. El discurso de Le Pen, centrado en temas de seguridad, protección de los franceses contra el fundamentalismo islámico y oposición a la burocracia europea, se radicalizó rápidamente en un país que vive constantemente en estado de emergencia por miedo a los atentados.

Por primera vez en su historia, los dos partidos mayoritarios, el socialista y el republicano, no estarán presentes en la segunda ronda. Los republicanos, por su parte convocarán una reunión para discutir el resultado de la campaña y el apoyo a Macron para bloquear al Frente Nacional. También comenzarán a definir un plan para la renovación de su representación en las cameras legislativas El partido socialista, ya marcado por numerosas deserciones, vive un fin de campaña electoral aún más complicado. El presidente François Hollande, presentado como el padre espiritual de Emmanuel Macron, felicitó a su ex ministro y posiblemente llame de manera abierta a votar en contra de la extrema derecha.

Afortunadamente, Paris hoy no se parece a Londres un año atrás, ni a Washington del pasado otoño. La tendencia que comenzó en junio del 2016 y continuó con el referéndum británico y con la elección de Donald Trump se frenó con las elecciones en los Países Bajos y nuevamente el domingo en Francia.

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Los políticos de Francia se unen contra Le Pen

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Por Adam Con su avance a la segunda vuelta del 7 de mayo, Marine Le Pen logró sacar al Frente Nacional de la periferia política. Desde la Segunda Guerra Mundial, ninguna fuerza antiinmigrante y de ultraderecha ha estado tan cerca del poder en Francia.

Eso ha causado tanta preocupación en el país que, cuando fueron anunciados los resultados preliminares, prácticamente el resto de los rivales de la contienda —fueron 11 candidatos— le pidieron a sus partidarios que votaran contra Le Pen. Hicieron llamados para que sus simpatizantes respalden al exministro de Economía, Emmanuel Macron, pese a que es un político novato que no está tan vinculado a los tradicionales círculos del poder.

La primera vuelta fue un terremoto para Francia, debido a que el triunfo de Le Pen y Macron plantea una ruptura con la política establecida. Los dos partidos que gobernaron al país durante los últimos cincuenta años sufrieron una rotunda derrota; no recibieron el apoyo de los electores por la insatisfacción popular causada por el estancamiento económico y los problemas de seguridad de la nación.

El respaldo inmediato a Macron por parte de políticos de todo el espectro es parte de una dinámica que ha prevalecido cada vez que el Frente Nacional se acerca al poder ejecutivo: esa alianza ha recibido el nombre de “Frente Republicano”. La gran pregunta es si esa coalición funcionará en este momento.

“El extremismo solo traerá división e infelicidad”, dijo François Fillon, el candidato del partido Republicano, de centro derecha y quien hasta hace cuatro meses, cuando salieron a la luz varias acusaciones de corrupción, era el favorito. “No hay más opción que votar contra la extrema derecha”, añadió.

El candidato del gobernante Partido Socialista, Benoît Hamon —cuyo quinto lugar es muestra clara del rechazo al poder establecido—, fue igual de contundente. A pesar de que durante la campaña fue hostil con Macron, dijo: “Hay una clara distinción entre un adversario político y un enemigo de la república”. Al pedirle a los socialistas que votaran por Macron, recalcó: “Esto es muy serio”.

Solo Jean-Luc Mélenchon, de extrema izquierda y quien se disputa el tercer lugar con Fillon, se mantuvo aparentemente impasible y dijo que esperaría hasta que terminara el conteo. Sin embargo, algunos de sus partidarios reconocieron que no pasaría a la segunda vuelta por lo que debían respaldar a Macron.

Los analistas y los sondeos fracasaron al predecir el brexit y el triunfo de Donald Trump, por lo que muchos son recelosos al momento de descartar la posibilidad de un triunfo de Le Pen. Sin embargo, encuestas preliminares para la segunda vuelta muestran que el margen de victoria de Macron es de hasta un 25 por ciento.

 

En un discurso tras darse a conocer los resultados de la primera vuelta, Le Pen dijo que había una oportunidad histórica para la alternancia. Credit Joel Saget/Agence France-Presse — Getty Images
En un discurso tras darse a conocer los resultados de la primera vuelta, Le Pen dijo que había una oportunidad histórica para la alternancia. Credit Joel Saget/Agence France-Presse — Getty Images

Es cierto que Le Pen se ha centrado en alejar a su partido de las raíces racistas, antisemitas y la nostalgia por el nacionalsocialismo que lo han caracterizado. Esa estrategia ha surtido efecto pues hasta la última semana de campaña —cuando hizo comentarios más claramente antiinmigrantes y desató controversia por unas declaraciones sobre los judíos— sus discursos se enfocaban en “recuperar la soberanía” de Francia al separarse de la Unión Europea y “restablecer” las fronteras del país.

No obstante, el trasfondo de prejuicios sigue presente en los mítines del Frente Nacional y un sentimiento antimusulmán es notorio en los discursos de la candidata. Además, las encuestas muestran que la mayoría de los franceses opina que el partido es una amenaza a la democracia del país.

En 2002, el padre de la candidata, Jean-Marie Le Pen, sorprendió a sus compatriotas al lograr llegar a la segunda vuelta dejando fuera de la contienda al Partido Socialista, por lo que la mayoría de los socialistas acudieron a las urnas —tapándose la nariz— para respaldar a Jacques Chirac, el candidato de centroderecha que tenía un historial plagado de escándalos. Jean-Marie Le Pen sufrió una fuerte derrota.

En las elecciones regionales celebradas en diciembre de 2015, el Frente Nacional parecía encaminado a conseguir el control de dos regiones; una en el norte y la otra en el sureste. Al final, en la segunda vuelta, no logró llegar al poder en ninguna. El “Frente Republicano” actuó y el Frente Nacional quedó fuera.

Parece que lo mismo sucederá con Marine Le Pen en esta ocasión. Obtuvo un 21 por ciento del voto frente al 24 por ciento de Macron, una “victoria a medias” según Joël Gombin, investigador francés especializado en el Frente Nacional. “El resultado quedó por debajo de lo que esperaba el partido y lo que predecían las encuestas”.

Para Gombin, a la agrupación de ultraderecha también podría irle mal en las próximas elecciones legislativas de junio.

Según el experto, para que Le Pen pueda ganarle a Macron necesita conseguir los votos de más de la mitad de los partidarios de Fillon. Ninguna encuesta prevé que pueda lograr eso; el electorado de Fillon es conservador, pero no radical.

“El Frente Nacional no pudo conseguir los votos de la derecha”, dijo Gombin. “Y parece que prevalecerá la dinámica del Frente Republicano. Por el momento, no hay razón para pensar que se vaya a fracturar”.

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