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Satisfacción de países pobres por Fondo de Pérdidas y Daños pese a ser insuficiente

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Por Farai Shawn Matiashe / Inter Press Service – Los países menos adelantados del mundo han acogido con satisfacción la primera convocatoria de propuestas para el Fondo de Pérdidas y Daños, que se puso en marcha el martes 11 en la cumbre climática de las Naciones Unidas, conocida como la COP30, en Belém, en la Amazonia brasileña.

Se ha invitado a los países afectados por la crisis climática a preparar sus propuestas y presentarlas, y se espera que la aprobación se produzca en julio del próximo año.

El fondo, creado en la COP27, celebrada en Sharm el Seij, en Egipto, y puesto formalmente en marcha en la COP28, en Dubái, cuenta actualmente recursos por unos  397 millones de dólares. En 2024, se comprometieron más de 700 millones de dólares.

En la última reunión de la junta directiva del fondo, el acta destacó la urgencia de ponerlo en funcionamiento y subrayó el papel crucial de la asignación inicial de 250 millones de dólares para apoyar a las naciones más vulnerables al clima.

También se hizo un llamamiento a la solidaridad mundial para mantener y ampliar el fondo. Los países elegibles podrán recibir entre 5 y 20 millones de dólares por proyecto.

Evans Njewa, presidente del Grupo de Países Menos Adelantados (PMA), afirma que las partes deberían empezar a preparar propuestas.

Ese grupo de 44 países de bajos ingresos y altas vulnerabilidades climáticas y ambientales  negocia conjuntamente para defender los intereses y necesidades de sus territorios en la 30 Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cmnucc).

«Es una buena noticia para nosotros como grupo de países menos adelantados», dijo a IPS Njewa, que representa a 32 naciones de África, 11 de Asia-Pacífico y uno del Caribe con más de mil millones de habitantes. «Estábamos esperando que esto sucediera», destacó.

Sin embargo, Njewa advirtió que el fondo debe ser accesible, transparente, útil y basado en subvenciones para garantizar que los países no queden atrapados en la deuda.

«He hablado con el director ejecutivo, los miembros de la junta directiva y los copresidentes del fondo para que el proceso no sea complejo», contó.

Njewa afirma que el fondo es un salvavidas para los países menos adelantados, que son muy susceptibles a las crisis medioambientales y económicas y se ven afectados de manera desproporcionada por la crisis climática.

«Por lo tanto, no debe hablarse de riesgos ni de rechazar determinados proyectos. Gestionemos la crisis que tenemos: las pérdidas y los daños», afirmó.

Las estimaciones de las pérdidas económicas debidas al cambio climático solo en 2025 oscilan entre 128 000 y 937 000 millones de dólares. Por lo tanto, 250 millones de dólares no son para nada suficientes.

Njewa considera que los niveles actuales de los recursos del fondo han aumentado hasta alrededor de 800 millones de dólares, pero el paquete para la preparación es de solo unos 250 millones de dólares, lo que está muy por debajo de las necesidades.

«Mi mensaje a los contribuyentes es que necesitamos aumentar esos recursos, más de 800 millones de dólares, para poder llegar a más países y abordar la acción climática mediante el apoyo a los impactos asociados con las pérdidas y los daños», dijo.

El Fondo de Pérdidas y Daños está destinado a los países menos adelantados para que puedan abordar tanto cuestiones económicas, como la reconstrucción de infraestructuras destruidas por las inundaciones, como pérdidas no económicas, como la pérdida de vidas y el patrimonio cultural.

Richard Muyungi, presidente del Grupo Africano de Negociadores (AGN, en inglés) y enviado climático y asesor del presidente de Tanzania, también ha reafirmado que los 250 millones de dólares estadounidenses disponibles actualmente en el Fondo de Pérdidas y Daños no son suficientes.

«Por lo tanto, pedimos la capitalización del Fondo, y Belém debe promover el apoyo político para una capitalización significativa del Fondo para responder a las pérdidas y daños cuando inicie su ciclo de reposición acordado en 2027», detalló.

Los países menos adelantados son los menos responsables de la crisis climática, ya que contribuyen solo con una fracción insignificante de las emisiones globales, pero son los más afectados por el cambio climático.

Sufren los peores impactos, desde inundaciones hasta sequías e inseguridad alimentaria. Pero también son pobres y no pueden responder por su cuenta a los desastres climáticos.

La cumbre climática de este año, que comenzó el 10 de noviembre, se desarrolla en Belém, una húmeda ciudad portuaria al borde de la selva amazónica.

El anfittrión, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la ha bautizado como «la COP de la verdad» y ha insistido que esta cumbre ofrezca soluciones reales y tangibles.

También se cumplen 10 años del Acuerdo de París, suscrito en la COP21 en la capital francesa, el tratado que tiene por objetivo el limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados, preferiblemente 1,5 grados centígrados.

Sin embargo, el mundo no avanza en el camino para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, ya que las medidas climáticas actuales no son suficientes para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

Según el informe Emission Gap del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el Pnuma, el Acuerdo de París ha contribuido a la disminución de las previsiones de calentamiento global, que han pasado de 4 grados centígrados en el momento de su adopción a poco menos de 3 grados en la actualidad.

Njewa afirma que las comunidades de los países menos desarrollados están siendo desplazadas, las cosechas se están perdiendo y se están perdiendo vidas. Añade que solo la financiación permitirá a las comunidades más afectadas defenderse de los efectos del clima.

«Nuestros países no han provocado este incendio, pero estamos ardiendo en su calor. Y el humo no se detiene en nuestras fronteras·, dijo.

Planteó que, incluso con los mayores esfuerzos para mitigar el cambio climático y con las mejores defensas contra los efectos del clima, hay límites, y cuando se superan esos límites, llegan las pérdidas y daños.

«La justicia climática exige que los responsables de la crisis actúen primero y más rápidamente y apoyen a quienes ya viven con sus consecuencias», aseguró. «No actuar contra el cambio climático no solo es inmoral, sino también ilega», añadió.

El director de políticas y campañas de ActionAid Estados Unidos, Brandon Wu, que ha seguido el fondo desde su creación, acogió con satisfacción su puesta en marcha.

«La convocatoria de propuestas lanzada hoy es un paso clave para hacer llegar el dinero a las comunidades directamente afectadas», afirma Wu. «Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. Solo hay 250 millones de dólares disponibles, una gota en el océano en comparación con los billones que se necesitan», lamentó.

Wu considera preocupante que no exista un mecanismo para distribuir los fondos inmediatamente después de una catástrofe. «Para que el fondo sea realmente eficaz, debe responder mejor a las comunidades y a las necesidades inmediatas, y los países ricos deben aumentar urgentemente sus contribuciones», sentenció.

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La producción mundial de alimentos alcanza niveles récord

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Inter Press Service – La producción mundial de alimentos registra un repunte generalizado que producirá récords en arroz, trigo y otros cereales y en carne de aves, impulsando el consumo y la recuperación de inventarios, según previsiones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Ese repunte “es un punto positivo para la estabilidad del mercado, pero persisten amenazas que van desde el clima extremo hasta las relaciones comerciales frágiles”, advirtió el economista jefe de la FAO, Máximo Torero.

El nuevo informe semestral de la FAO sobre la producción alimentaria, publicado este jueves, se ha centrado en los mercados de los principales productos básicos: cereales, oleaginosas, azúcar, carne, lácteos y pesca.

Estima que la producción mundial de trigo y otros granos alcanzará niveles históricos, y el arroz registrará cifras récord tanto en Asia como en América Latina y el Caribe.

Los inventarios globales de trigo crecerán 3,6 %, situándose en su punto más alto hacia el final de la temporada 2025-26, mientras que las existencias de arroz aumentarán 2,2 %.

El incremento de la oferta ha contribuido a presionar a la baja los precios internacionales, aunque la FAO prevé un aumento sostenido del consumo, especialmente en los países de bajos ingresos y con déficit alimentario.

En el sector cárnico, la producción mundial crecerá 1,4 %, impulsada principalmente por la carne de aves, mientras que la bovina retrocederá debido a la reducción de ganado en Brasil y Estados Unidos.

El azúcar también tendrá un auge con cosechas excepcionales en Brasil, India y Tailandia, que elevarán la producción muy por encima del consumo, permitiendo aumentar las reservas globales.

En contraste, el consumo mundial de aceites vegetales superará a la producción, arrastrado por la menor oferta de soja debida a reducciones de la superficie cultivada en Argentina, Estados Unidos, India y Ucrania y Estados Unidos.

En cambio, el mercado del aceite de oliva da señales de recuperación tras la sequía que redujo drásticamente la producción y disparó los precios en 2023 y 2024.

Los precios mayoristas en España y Grecia han caído más de la mitad desde inicios de 2024, aunque se mantienen altos en Italia. En Túnez, las lluvias abundantes auguran una producción récord de más de 400 000 toneladas, lo que podría convertir al país en el segundo productor mundial en 2025-26.

Y la producción mundial de pesca y acuicultura crecerá 1,7 %, impulsada por un mayor consumo.

Por otra parte, la caída de precios en los alimentos está impulsando un repunte del consumo y del comercio internacional, que podría alcanzar su máximo histórico, aunque la FAO recordó que los aranceles en Estados Unidos podrían limitar el volumen de las exportaciones.

El índice de precios de la FAO, que hace un seguimiento mensual de los precios de un conjunto de alimentos comercializados a escala mundial, y que asigna una base de 100 puntos a los valores del período 2014-2016, se situó en octubre en un promedio de 126,4 puntos, 1,6 % por debajo de su nivel revisado de septiembre

En cuanto a los fertilizantes, la agencia reportó una recuperación en su uso durante la temporada 2024-25, tras un periodo de menor aplicación por escasez y altos costos.

El precio promedio de una canasta de fertilizantes se ubicó en 489 dólares por tonelada en septiembre de 2025, 40 % menos que el récord de abril de 2022, aunque todavía por encima de los niveles de 2024.

El informe proyecta que la factura mundial de importaciones de alimentos aumentará casi ocho por ciento en 2025, para llegar a 2,22 billones (millones de millones) de dólares.

El incremento se debe principalmente al alza de 34,5 % en los precios de productos como el café y el cacao, adquiridos en su mayoría por países de renta alta.

Los países de ingresos bajos verán una ligera reducción en su factura alimentaria, mientras que en África subsahariana el aumento será moderado.

La FAO concluyó que, aunque las señales de recuperación son alentadoras, la seguridad alimentaria mundial sigue dependiendo de la capacidad de los países para adaptarse a un entorno climático y comercial cada vez más incierto.

Por ello, “fortalecer la resiliencia del sistema agroalimentario sigue siendo nuestro mayor desafío”, concluyó Torero.

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Inusitado activismo en la COP30 con múltiples manifestaciones

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Por Joyce Chimbi / Inter Press Service – A diferencia de las tres últimas COP sobre el clima, celebradas en Bakú, Dubái y el balneario egipcio de Sharm el Sheij, en la COP30, que se celebra en Belém, una ciudad de la Amazonia brasileña, se escenifican manifestaciones cada vez más intensas por parte de los activistas, alentadas por la permisividad del país anfitrión.

Incluso se han producido hasta cuatro protestas en un solo día, algo inusitado en las cumbres climáticas.

Al menos una de ellas acaparó los titulares y se vivieron momentos de caos la noche del martes 11, cuando decenas de activistas indígenas y no indígenas irrumpieron en la restringida Zona Azul de la COP, donde se desarrollan las negociaciones oficiales, cuando los delegados abandonaban el recinto al concluir las actividades del día.

En la 30 Conferencia de las Partes (COP30) sobre cambio climático participan desde el lunes 10 representantes de 197 Estados partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que mantendrán sus deliberaciones hasta el día 21.

En la separada Zona Verde es donde se celebra la llamada Cumbre de los Pueblos,  que congrega unos 40 000 exponentes de la sociedad civil organizada, incluyendo a representantes de los pueblos indígenas, que sobresalen en una conferencia climática que se desarrolla en uno de sus territorios emblemáticos, la Amazonia, la selva más grande del planeta.

La situación se tornó violenta la noche del martes en la entrada del centro de convenciones de Belém, cuando una multitud de manifestantes coreaba y gritaba con pancartas, y logró arrancar una puerta de sus bisagras e hirió al menos a dos guardias de seguridad durante el enfrentamiento.

La intrusión del martes fue la más intensa hasta el momento y pareció ser una gran protesta formada por varios grupos pequeños, todos exigiendo ingresar al recinto oficial de la COP30, y en que destacaban miembros de pueblos indígenas que buscaban alertr sobre su situación y exigir su participación en las negociaciones oficiales.

Tras el incidente, la entrada principal de la COP30 estuvo siendo reparada hasta altas horas de la noche.

El gobierno brasileño fomenta la libertad de expresión durante la cumbre y ha proporcionado espacios más amplios para las actividades relacionadas con los derechos civiles.

El personal de seguridad forma un escudo humano a la salida del recinto oficial de la COP30 durante el enfrentamiento con los manifestantes que se produjo la noche del martes 11 en la entrada principal. Imagen: Farhana Haque Rahman / IPS

IPS dialogó con un grupo de manifestantes cuando acababan de ser expulsados del centro de convenciones.

Entre ellos se encontraba Jeane Carla, una activista de 24 años, integrante de la  brasileña Corriente Socialista de los Trabajadores (CST), parte de una organización social internacional que promueve enérgicamente los valores socialistas.

«Estamos protestando aquí en Belém por la salud climática. Queremos hablar de la catástrofe medioambiental que estamos viviendo hoy, en nuestro tiempo. Por eso, vinimos caminando, junto con los indígenas y los jóvenes, y atravesamos varios bloqueos, incluido el del propio ejército», explicó a IPS.

Y continuó: «Hemos venido frente a la COP30 para defender lo que creemos. La necesidad de luchar en defensa de los sistemas climáticos va más allá de la defensa de los pueblos indígenas y del medioambiente y, lamentablemente, la COP30 tiene que empezar a ofrecer una salida, cosa que aún no ha hecho. Debe hacerlo».

Carla enumeró sus recomendaciones para la COP30.

«En primer lugar, la COP30 debe ser un espacio formado por los trabajadores y los jóvenes para que podamos presentar alternativas concretas y reales para revertir la crisis climática», dijo.

Añadió que «desde nuestra perspectiva, sería necesario construir un nuevo modelo de sociedad y un nuevo orden mundial, destruir el sistema capitalista, que es el eje de la destrucción medioambiental».

«Como cuestión de urgencia, la COP30 debe emprender una lucha real contra el cambio climático».

Carla explicó que «si pudiera reunirme con el presidente de la COP, le hablaría de la necesidad de preservar el medioambiente, de preservarlo de verdad, junto con los pueblos indígenas. También le hablaría de la necesidad de anteponer la vida a los beneficios».

«Necesitamos urgentemente una transformación efectiva del medio ambiente, que vaya más allá de la lucha y la organización de los pueblos indígenas, los trabajadores y los jóvenes, para que podamos luchar por un mundo mejor. Un mundo que vaya más allá de la explotación y la opresión. Creo firmemente que ese cambio solo puede producirse con un gobierno de los trabajadores y los jóvenes», insistió la integrante de la CST.

El grupo socialista no era el único. Había otros con una bandera amarilla que protestaban contra la extracción de petróleo en cerca de la desembocadura del Amazonas, en el Atlántico brasileño.

En las manifestaciones y reclamos en la COP30 de Belém cabe todo y no solo lo climático. En la imagen, integrantes de división brasileña de la internacional Corriente Socialista de los Trabajadores protestan contra un proyecto de ley brasileño sobre la pedofilia que a su juicio castiga a las víctimas del delito. Imagen: Joyce Chimbi / IPS

El gubernamental Instituto Brasileño de Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama), concedió a la corporación petrolera estatal Petrobras una licencia para explorar petróleo en la cuenca de Foz do Amazonas, una zona costa afuera de su desembocadura que es muy rica en biodiversidad marina.

Esta zona es el hogar de comunidades indígenas, quilombolas (de antiguos esclavos) y tradicionales que dependen de la costa amazónica para su supervivencia. La licencia se expidió menos de un mes antes de inaugurarse la COP30 en Belém.

Otro grupo llevaba una gran bandera palestina, mientras otros manifestantes protestaban contra el desarrollo en la selva amazónica, un territorio que Brasil comparte con Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú,  Suriname y Venezuela.

La Amazonia destaca por su inmensa biodiversidad, ya que alberga 10 % de las especies conocidas de la Tierra, y por su papel en la regulación del clima global al almacenar grandes cantidades de carbono.

El territorio amazónico tiene un impacto significativo en los patrones climáticos regionales y es hogar de unos 350 pueblos indígenas, que suman al menos 2,2 millones de habitantes. Su río, con una longitud de 6600 kilómetros, representa entre 15 % y 16 % del total de la descarga fluvial mundial en el océano.

Las comunidades originarias amazónicas se asientan en el territorio ancestral desde hace milenios y consideran que tienen un papel crucial en la biodiversidad de la región y el clima global.

Con una extensión de 6,7 millones de kilómetros cuadrados, el doble que la India, el bioma amazónico, una gran comunidad natural de flora y fauna que ocupa un hábitat importante, no tiene rival.

Así lo destacaba una pancarta la noche del martes 11, que resaltaba: «Nuestros bosques no están en venta», junto a manifestantes con camisetas en que destacaba la palabra «Juntos».

La calma se restableció este miércoles 12 y la única duda es si el incidente de la noche anterior incidirá en el control de las expresiones populares durante la cumbre, en que participan unos 3000 representantes indígenas, un récord absoluto en cualquier COP.

Esa participación extraordinaria es fruto de un esfuerzo concertado del gobierno brasileño y las organizaciones indígenas para situar sus voces en el centro del debate sobre el clima.

Hay unos 1000 dirigentes indígenas que incluso tienen acceso a la restringida Zona Azul, ientras el resto participan en los miles de actos que se escenificarán durante la cumbre en la Zona Verde, abierta al público.

Además, la presidencia brasileña ha establecido una «Villa COP» en la Universidad Federal de Pará, para servir de alojamiento y lugar de celebración de actividades culturales y políticas para los participantes indígenas, fomentando la comunidad y el diálogo.

La presidencia brasileña también ha creado el «Círculo del Pueblo» como mecanismo oficial para garantizar la participación significativa de la sociedad civil, incluidos los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales, en los debates de la conferencia.

Esta importante presencia pone de relieve el papel ampliamente reconocido de los pueblos indígenas como guardianes esenciales de la biodiversidad y parte crucial de la solución a la crisis climática.

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La encrucijada de la COP30: ¿acelerar la implementación o hacer más promesas?

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Escribe Joyce Chimbi / Inter Press Service – «Ya se están produciendo daños climáticos devastadores, desde el huracán Melissa que azotó el Caribe, los supertifones que devastaron Vietnam y Filipinas, hasta el tornado que arrasó el sur de Brasil», alertó Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc).

«Por eso la COP debe lograr tres cosas: debe enviar una señal clara: las naciones están totalmente comprometidas con la cooperación climática, lo que significa acordar resultados sólidos en todas las cuestiones clave», insistió el máximo responsable de la convención que desde el lunes 10 realiza en la ciudad de Belém, en la Amazonia brasileña, a su 30 Conferencia de las Partes (COP30).

A juicio de Stiell, «debe acelerarse la implementación en todos los sectores de todas las economías», en la víspera de abrirse la cumbre climática anual.

La cuestión de la implementación es una preocupación apremiante para muchos delegados del Sur global, donde los desastres climáticos se producen con mayor frecuencia y con una intensidad alarmante.

El camino hacia Belém está plagado de ambiciosas medidas y resultados. La Hoja de Ruta de Bakú-Belém es un plan para movilizar al menos 1,3 billones (millones de millones) de dólares anuales en financiación climática para los países en desarrollo para 2035.

Ese camino lo elaboraron conjuntamente por las presidencias de la COP29 y la COP30, Azerbaiyán y Brasil, y sirve como guía estratégica más que como documento vinculante.

La hoja de ruta esboza cinco áreas prioritarias de acción: reponer las subvenciones, reequilibrar el espacio fiscal, redirigir la financiación privada, renovar la capacidad y remodelar los sistemas para lograr flujos de capital equitativos.

Sin embargo, a pesar de que la COP30 se inauguró con un firme compromiso con una nueva era de acción global definida por «la implementación, la inclusión y la innovación», muchos, como Maria Adriana Cordeiro de Melo, representante de la organización Party Overflow de Brasil, afirman que ahora es también el momento de revisar los avances realizados en el cumplimiento de las promesas del pasado.

Ahora se debaten áreas temáticas como la adaptación, las ciudades, las infraestructuras, el agua, los residuos, los gobiernos locales, la bioeconomía, la economía circular, la ciencia, la tecnología y la inteligencia artificial.

Esto apunta a que la COP30 seguirá centrándose en convertir la ambición en implementación, impulsando soluciones que impulsen un cambio sistémico, en lugares reales, lideradas por personas reales.

Los anuncios realizados en la apertura oficial encarnan la acción climática que conecta la vida cotidiana, como el progreso acelerado en materia de vivienda, agua, reducción de residuos, edificios, infraestructura y gobernanza.

La agenda principal de esta COP se centra en acelerar la acción climática para alcanzar el objetivo de 1,5 °C mediante nuevos planes climáticos nacionales, cumplir las promesas financieras y avanzar en una hoja de ruta global para la financiación climática y otros pilares clave, como la adaptación y la tecnología.

Cordeiro de Melo habló con IPS sobre el cumplimiento de las promesas incumplidas y, más aún, sobre los pueblos indígenas del mundo que se encuentran en primera línea del cambio climático.

En particular, existe una creciente inquietud por lo que el Sur global considera la «promesa incumplida del Fondo de Pérdidas y Daños», debido a la brecha entre los objetivos del fondo y su lento e insuficiente progreso, especialmente en lo que se refiere a garantizar la financiación prometida y hacerla accesible a las comunidades vulnerables.

Los críticos argumentan que las promesas no se han cumplido plenamente y que los problemas operativos del fondo, como la falta de compromisos claros y la insuficiencia de la financiación no basada en la deuda, han dejado a los países en desarrollo luchando contra los efectos cada vez más graves del cambio climático.

Durante la COP27, celebrada en 2022 en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, los países acordaron establecer nuevos acuerdos de financiación para ayudar a los países en desarrollo que son especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático.

En la COP28, un año después en Dubái, los países alcanzaron un acuerdo histórico sobre la puesta en marcha de este fondo.

El Banco Mundial pondría en marcha el Fondo como un fondo intermediario financiero (FIF) alojado en el Banco Mundial durante un período provisional de cuatro años.

Situación del Fondo para la Respuesta a Pérdidas y Daños. Fuente: Séptima reunión de la Junta del FRPD

Los países en desarrollo necesitan apoyo financiero y técnico para hacer frente a las pérdidas y daños económicos y no económicos derivados del cambio climático, lo que incluye los costes de reconstrucción de infraestructuras, la recuperación de los medios de vida perdidos y la reparación de pérdidas intangibles como el patrimonio cultural y los traumas.

Estas necesidades se deben tanto a desastres repentinos, como las inundaciones, como a fenómenos de evolución lenta, como el aumento del nivel del mar, especialmente cuando las medidas de adaptación existentes son insuficientes o inaccesibles debido a la falta de recursos.

Las necesidades de financiación, los derechos y las contribuciones necesarias para pérdidas y daños pueden cuantificarse utilizando la economía climática junto con los principios de responsabilidad histórica.

Para el año 2025, se estima que las necesidades totales de financiación para pérdidas y daños ascenderán a 395 000 millones de dólares estadounidenses. Solo se han prometido 790,24 millones de dólares al Fondo y se ha pagado algo más de 50 % (397,74 millones de dólares) de esa cantidad.

En una medida que, según los delegados, envía un mensaje equivocado, en marzo de 2025, la administración estadounidense de Donald Trump anunció que Estados Unidos se retiraría del fondo de «pérdidas y daños» de la ONU, alegando su directiva para retirarse de las iniciativas climáticas internacionales.

Ese retiro estadounidense incluye al Acuerdo de París sobre cambio climático, del que se cumplen ahora 10 años, pero Washington se mantiene dentro de la Cmnucc, aunque ha enviado a Belém una delegación de muy bajo nivel.

En general, los líderes de los tres mayores contaminantes del mundo —Estados Unidos, China e India— no participarán en la COP30, con representaciones destacadas.

Sin embargo, los responsables de la COP30 parecen decididos a seguir adelante con la rápida puesta en marcha del Fondo de Respuesta a las Pérdidas y Daños (FRPD), entre sus principales acciones y resultados.

Hasta ahora, la puesta en marcha del FRPD ha emitido, en un tiempo récord, su primera convocatoria de propuestas por valor de 250 millones de dólares, pasando del diseño a la operación y abriendo un canal crucial de apoyo para los países en desarrollo que se encuentran en primera línea del cambio climático.

«Esta es una COP de implementación. Hoy tenemos grandes noticias en ese frente. El fondo para pérdidas y daños, que se creó recientemente en la COP28, ha comenzado a funcionar», afirmó Ana Toni, directora ejecutiva de la COP30.

Consideró alentador que «han publicado una convocatoria de propuestas por valor de 250 millones de dólares, lo que demuestra la rapidez con la que este fondo, creado hace menos de dos años, ya se está poniendo en marcha».

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Expertos de la ONU exigen justicia climática a las empresas

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Inter Press Service – La COP30 de las Naciones Unidas sobre el clima, que se celebra en Belém, Brasil, debe exigir responsabilidad a las empresas con respecto al cambio climático y limitar a sus grupos de presión, dijeron en una declaración más de 30 expertos de la ONU en derechos humanos.

“Las entidades comerciales tienen obligaciones y responsabilidades con respecto al cambio climático y sus repercusiones en los derechos humanos”, asentó la declaración de los expertos que actúan por mandatos del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en esta ciudad suiza de Ginebra.

Los Estados “deben regular, supervisar y controlar eficazmente a los actores públicos y privados en los sectores con altas emisiones y garantizar una cooperación internacional significativa”, señala el documento.

“Las violaciones pasadas y presentes de estas obligaciones implican la responsabilidad del Estado de reparar los daños”, agrega el texto.

Ese deber de los Estados incluye revocar todas las medidas que constituyen un hecho internacionalmente ilícito, prevenir y responder a las pérdidas y los daños, restaurar los ecosistemas y compensar los daños climáticos, se precisó.

Belém alberga la 30 Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en que participan delegados de 196 Estados más la Unión Europea, además de miles de representantes de la sociedad civil, incluidos de las empresas.

Temas centrales de su agenda son incrementar el financiamiento de la acción climática en los países en desarrollo, la adopción de nuevos compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta y para impulsar el abandono gradual del uso de los combustibles fósiles.

Los expertos advirtieron de que en la COP30 los Estados “deben negociar de buena fe, de conformidad con la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia (del pasado julio) sobre las obligaciones de los Estados en materia de cambio climático, y para prevenir mayores daños al medio ambiente”.

En lo que respecta a las obligaciones y responsabilidades de los actores públicos y privados, ellas “deben implementarse de manera inclusiva y con perspectiva de género, basadas en la igualdad y la no discriminación, reconociendo a los grupos que históricamente se han visto forzados a situaciones de vulnerabilidad”, dice el texto.

Asienta que “la credibilidad de la COP30 sobre el clima depende de que se logren resultados significativos en materia de mitigación y cooperación financiera y tecnológica internacional, con especial referencia a los combustibles fósiles”.

Espera que el Programa de Trabajo para una Transición Justa, que debería adoptarse en Belém, garantice que la acción climática sea justa e inclusiva para los trabajadores y las comunidades, y se desarrolle conjuntamente con ellos.

Finalmente, los expertos reiteran “la necesidad de limitar la presencia de los grupos de presión de la industria de los combustibles fósiles en la COP sobre el clima, y garantizar la transparencia, la participación pública, un diálogo significativo con la sociedad civil y la protección efectiva de las personas defensoras de los derechos”.

“Todas estas son condiciones necesarias para una acción climática más eficaz y justa”, concluyeron.

Entre los más de 30 expertos que firman la declaración figuran los relatores especiales de la ONU para la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático; del derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible, y sobre los derechos de los pueblos indígenas.

También los integrantes de grupos de trabajo sobre campesinos y otras personas que trabajan en medios rurales; sobre personas de ascendencia africana; sobre discriminación contra las mujeres y las niñas, y sobre derechos humanos y empresas trasnacionales y otras empresas comerciales.

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