NACIONALISMO

Martín Ayerbe en Misiones: “Argentina debe restaurar su soberanía industrial”

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Martín Ayerbe presentó en Misiones su proyecto del Modelo Nacional y el Movimiento de Liberación Nacional. “La Argentina debe restaurar su soberanía industrial y reconstruir su teoría política propia”, afirmó el dirigente industrialista

El referente del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), Martín Ayerbe, presentó en Misiones su proyecto de desarrollo nacional basado en el Modelo Argentino y la reconstrucción de una doctrina política soberana. En encuentros con jóvenes, trabajadores y dirigentes locales, el dirigente industrialista planteó la necesidad de una organización popular que surja desde las bases, “sin copiar ideologías extranjeras”, y que devuelva al país su independencia económica e industrial.

La jornada central tuvo lugar en el Sindicato de la Madera de Posadas, donde Ayerbe encabezó una presentación abierta en la que repasó los fundamentos de su propuesta de reorganización nacional y delineó los ejes del proyecto político que impulsa desde el MLN. “Estamos mucho en la ruta, conociendo a otros argentinos de todas nuestras provincias. En cada una se han constituido consejos que buscan alcanzar una teoría política definitiva basada en nuestra identidad nacional”, afirmó.

Una doctrina nacional frente a las ideologías importadas

Durante su exposición, Ayerbe cuestionó el predominio de las doctrinas económicas y políticas extranjeras que —según dijo— “han desviado el rumbo nacional”. Planteó la necesidad de un nacionalismo cultural y económico que reactive la capacidad de organización del pueblo argentino.

“Necesitamos un nacionalismo cultural que organice a los argentinos desde las bases, a través de las organizaciones libres del pueblo. Nuestra verdadera teoría de organización nacional surge del comunitarismo argentino”, sostuvo.

El dirigente destacó que los valores criollos y gauchos —como la fe, la esperanza, la palabra empeñada y la solidaridad— son el cimiento sobre el cual debe construirse una nueva etapa política. “La fe, la esperanza, el amor y la humildad; la fortaleza, la templanza, la justicia y las virtudes gauchas son inherentes a nuestro pueblo”, remarcó, evocando figuras emblemáticas como San Martín, Eva Perón y Diego Maradona, “símbolos de la irreverencia y la identidad nacional”.

También fue crítico del liberalismo económico, al que acusó de “reducir la economía a simples planillas de Excel”. En ese sentido, afirmó: “En Argentina no hay escasez, sobran recursos. Nuestro problema es el dominio. La economía, según su origen griego, es la ley del hogar y de la patria. Hoy está vaciada de sentido, desconectada de la vida real”.

“Restaurar la soberanía industrial”

Uno de los ejes centrales de su intervención fue la defensa de la industria nacional y la crítica a la dependencia productiva. Ayerbe recordó que, en la década del ’50, la Argentina “producía el 95% del valor agregado de lo que consumía”. Hoy, contrastó, “ocho de cada diez autos que se venden son importados”.

“Nos han condenado a ser proveedores de materia prima. Esto explica por qué no hay trabajo y la economía se achica”, expresó. Propuso, en cambio, la reactivación de un Estado empresario que conduzca una “revolución restauradora” para recuperar el aparato productivo. “Todo lo demás ya fue probado y no funcionó”, advirtió.

En la misma línea, denunció que la corrupción y la falta de sanciones consolidaron una cultura de impunidad que erosiona la confianza pública. “No hay cumplimiento de las normas porque no hay sanciones. Es un ‘vale todo’ donde roban todos y el pueblo lo sabe”, dijo.

Ayerbe vinculó el voto de muchos ciudadanos a Javier Milei con una “venganza contra los gobiernos anteriores”, aunque consideró que esa respuesta “no ha dado resultado”.

Un movimiento nacionalista y federal

En Misiones, Ayerbe llamó a fortalecer la organización política nacional desde los territorios, articulando sindicatos, universidades, cooperativas y clubes de barrio. “La verdadera militancia está en los clubes, las bibliotecas populares y las juntas vecinales. Esa es la base del movimiento nacional”, subrayó.

El conductor del MLN, que en sus recorridas dialogó con referentes de distintos espacios políticos, insistió en que “para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino”. En esa línea, afirmó que su objetivo es reunir las “lanzas nacionales” y construir una nueva síntesis política basada en el pensamiento de Juan Domingo Perón, especialmente en el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, texto que considera “la carta de navegación que el país aún no terminó de leer”.

“Necesitamos hacer una síntesis y ponernos a trabajar en el Modelo Argentino. Allí están las raíces de nuestra organización política y económica”, concluyó Ayerbe, marcando su voluntad de impulsar un proyecto federal, industrial y profundamente soberano.

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La Sociedad Rural: de Videla a Milei, segunda parte “La década infame”

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Entre 1930 y 1943 la suma del poder formal estuvo en manos de la oligarquía pro británica (incluyendo la SRA), siendo un período plagado de negociados viles y carente por completo de real patriotismo, en las esferas gubernamentales, además del poder de los medios gráficos, casi todos (¿o todos?) en manos de la antipatria. Fue llamada “la década infame”, por lo descarado de los negociados y la subordinación desvergonzada y pública, de diversos poderes del Estado, a favor de entes extranjeros, que manejaban a su antojo toda la economía argentina, con fuerte exclusión social.

Los oligarcas llamaron a ese nefasto período “tiempos de la república”, en el cual entre otras “lindezas” el fraude descarado era usual en las elecciones.

Un negociado de subfacturación en las exportaciones de carnes al Reino Unido, fue denunciado en el senado, con contundentes pruebas, por Lisandro de la Torre. Como no lo podían hacer callar, un matón a sueldo, intentó asesinarlo en el Congreso al fogoso patriota, pero se interpuso su amigo y compañero de bancada Enzo Bordabehere, que lo cubrió, a costa de su propia vida.

Ese negociado estaba vinculado con el vergonzoso Pacto Roca – Runciman, que nos subordinó a los intereses británicos, a cambio de mantener la cuota de exportaciones de carnes a ese destino. Los ministros que avalaban esas operaciones, eran del riñón y/o muy afines a la SRA. El firmante del Pacto, Roca, era el hijo del General dos veces presidente…pero claramente era ideológica y éticamente diferente a su progenitor. Conviene aclararlo, pues ciertas “progresías” lo confunden.

Para entender la mediocre visión de esa oligarquía, analicemos que uno de sus personeros, Federico Pinedo, afirmó -palabras más o menos- que “la población de Argentina no debe exceder los 10 millones, para mantener la ecuación de 4 vacas por habitante”. La prioridad eran las vacas, no los argentinos.

Nula visión de grandeza nacional, carente de todo principio de soberanía, sin un ápice de criterio de Geopolítica Nacional.

Con el radicalismo “alvearizado”, ya muy afín a la oligarquía; y con el socialismo integrado a la partidocracia liberal en lo económico y ultra conservadora en lo político, con las FFAA en parte también afines al conservadurismo, la principal oposición al aquelarre antinacional, fue la enorme tarea de esclarecimiento desarrollada por el grupo FORJA (radicales yrigoyenistas, que se oponían al contubernio del sector alvearista), de cuyos escritos se nutría también el otro sector de las FFAA, que tomaba conciencia de la necesidad de frenar la entrega del país, como si fuésemos una vil colonia.

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EL GOLPE NACIONALISTA DE 1943 Y EL SURGIMIENTO DEL PERONISMO

El golpe de Estado de 1943 fue el único de todo el siglo, de clara orientación nacionalista (sin zeta, para que algunos maliciosos no busquen crear confusiones). En el gobierno que surgió en consecuencia, rápidamente descolló Perón, siendo reconocido favorablemente por los asalariados y otros sectores nacionales, entre ellos los integrantes de FORJA.

Rápidamente, los sectores vinculados con la oligarquía y los intereses antinacionales, buscaron neutralizar a Perón, lo cual fue impedido por la masiva movilización popular del 17 de octubre de 1945; la cual fue pretendidamente descalificada por los voceros de esos sectores, que intuían perder sus abusivos privilegios de casta excluyente. Entre otros epítetos, mencionaban al “aluvión zoológico” para referirse a las masivas manifestaciones populares, y evidenciando desprecio a los humildes con claros tintes racistas, los oligarcas y sus voceros se referían a “los cabecitas negras” como desprecio a las mayorías del peronismo, que se nutrían de los sectores más humildes, entre otros.

Surgió la década peronista, aborrecida por los oligarcas, por dignificar a los trabajadores, y en particular, por el Estatuto del Peón, que terminó con la miserable cosificación de los peones rurales. Además, en esa década se industrializó fuertemente al país, y se crearon varios importantes entes tecnológicos, como la Comisión Nacional de Energía Atómica, Agua y Energía Eléctrica, Gas del Estado, y el listado sigue. 

Todo eso odiado visceralmente por la oligarquía; y por sectores de las FFAA pertenecientes a, o cooptados ideológicamente, por lo más retrógrado de la camarilla antinacional.

En 1955, la oligarquía en pleno -y en ella la SRA- apoyó y festejó tanto el cobarde bombardeo al pueblo, en Plaza de Mayo, como el golpe de Estado represor y fusilador perpetrado poco después de la masacre ejecutada por las armas de la Patria, contra su propio pueblo. ¡Cuesta encontrar en la historia mundial, actos de similar infamia! Tanto era y sigue siendo el desprecio de los oligarcas, y de los uniformados “gorilas” (odiadores de todo lo Nacional y Popular) por el pueblo común.

Centenares de muertos y de mutilados fueron consecuencias de los bombardeos realizados por los ataques de aviones contra el propio pueblo, incluyendo un ómnibus que transportaba escolares del noroeste nacional,muriendo todos los niños y sus acompañantes. ¡Miserabilidad total, de la cual “sotto voce” aun se jactan burlonamente en algunos -o varios- contextos de uniformados, carentes de sincero patriotismo y de elementales nociones de amor al prójimo!

No solo volvieron con “la fusiladora” las medidas económicas anti industriales y anti tecnológicas, sino que 1955 puede considerarse el punto de partida del “partido militar ultra liberal”, el que excluyentemente se acentuaría desde “el proceso” (1976), instalando el “pensamiento único correcto” dictado a los uniformados, el cual se subordina a las potencias “occidentales” y odia visceralmente a todo lo Nacional y popular.

Para semejante vaciamiento de contenidos esenciales, no solo se instalaron falsas interpretaciones históricas dictadas en los institutos militares (como “la grandeza argentina del centenario”) -omitiéndose la miseria en la cual vivía casi toda la población-.                 También se ocultan a los uniformados otras lacras de los supuestos “años gloriosos del Centenario” (alrededor de 1910), dentro de las cuales caben citar las limitaciones de la economía carente de industrias y de entes tecnológicos, el analfabetismo masivo y las deplorables condiciones sanitarias del grueso de los argentinos; y también se institucionalizaron en los institutos militares los limitados enfoques de Economía, suponiendo la no existencia de otras corrientes económicas, además del liberalismo y el marxismo, excluyendo toda visión nacional de esa disciplina; además de poco o nada de Geopolítica.

Esto último vinculado con el reemplazo de la Doctrina de la Defensa Nacional, por la explícita subordinación a los dictados del Bloque Atlantista (anglosajones y sus aliados), que es la doctrina de la seguridad nacional.

¡Se limitaron, casi por completo, los conceptos impartidos a los uniformados en esas disciplinas esenciales, reemplazándolos por montañas de prejuicios afines al liberalismo apátrida, omitiendo necesarios enfoques desde concepciones nacionales de la realidad!

Evidentemente, no se les enseñan el elemental criterio de someter a un análisis a todo concepto antes de aceptarlo, reemplazándolo por montañas de prejuicios, incluyendo muchos muy absurdos.

Con esas metodologías de reemplazo de conocimientos bien evaluados, por sumatorias de falsedades y tergiversaciones, con lo que se sustituyó la Doctrina de la Defensa Nacional, por la apátrida doctrina de la seguridad nacional, con lo que se formó y fue constituyéndose como “único pensamiento posible” al liberalismo reñido con el elemental Pensamiento Nacional, en que se basa el“partido militar liberal”, formado en 1955 y acentuado en 1962, en cierto modo en 1966, y muy acentuado desde 1976. Pero sigamos con la síntesis histórica.

Las iniciativas industrialistas del desarrollismo (1958-1962), fueron obstaculizadas, imponiendo al gobierno políticamente débil de Frondizi, a un personero del ultra liberalismo como Alsogaray, quien aplicó medidas recesivas.

En ese período, la SRA recibió con servil pleitesía al príncipe consorte Felipe de Edimburgo, quien disertó afirmando la supuesta “conveniencia” de Argentina, para que “nos dediquemos a lo que mejor sabemos hacer” -economía primaria-, “no desperdiciando esfuerzos en otras actividades”.

En castizo simple, que no nos atrevamos a desafiar a los poderosos del mundo, desarrollando nuestras propias industrias y entes tecnológicos.

¡Compendio típico de “haz lo que digo, no lo que hago”, dictado por los imperios dominantes para mantener su supremacía! La SRA siempre en contra del desarrollo industrial y de todo lo que no sea “el campo” (sus grandes estancias y sectores vinculados con lo agropecuario, excluyentemente).

Pese a todos los obstáculos interpuestos por el establishment ultra conservador, en los años ’60 y ’70, Argentina siguió desarrollándose a una tasa muy respetable, del orden del 4 % anual, con muy baja desocupación.

Después del derrocamiento de Frondizi (1962), el gobierno pretoriano, muy desgastado, llamó a elecciones, en el marco de proscripción del peronismo, asumiendo la presidencia el radical Illia (1963), muy débil políticamente, por el escaso porcentaje de votos recibidos, pues el voto en blanco fue significativo.

Illia mantuvo la proscripción del peronismo, y tuvo colaboradores que fueron integrantes o colaboracionistas de la “revolución fusiladora”.

Derrocado Illia en 1966, comenzó un nuevo gobierno pretoriano, que pretendió mantenerse en el poder formal por un muy extenso período, pero en medio de un rápido desgaste, en 1973 debió volver a convocar a elecciones.

El gobierno de la autollamada “revolución argentina” tuvo características diferentes a los golpes de Estado de 1955 y 1962, pues no tuvo un perfil marcadamente liberal y anti industrialista, como esos y como lo fue el posterior de 1976.  

Posiblemente ese período mezcló caracteres liberales con otros de cuño nacionalista, por las positivas influencias del General Guglialmelli -destacado analista geopolítico y militante de Lo Nacional-, y del economista Aldo Ferrer, referente principalísimo de la vertiente nacional en la Economía.

Entre otras múltiples iniciativas positivas, desarrolladas o defendidas por Ferrer, estuvo la terminación de la gran obra vial de Zárate – Brazo Largo, que los sectores oligárquicos afines al ultra liberalismo, presionaban para paralizar; según trascendidos con mucha lógica, pues se dijo que los grandes terratenientes ganaderos de Buenos Aires, querían evitar la competencia de la buena ganadería de Entre Ríos, cuyos costos de logística se redujeron considerablemente al facilitarse el cruce del Paraná.

Otros ítems nada vinculados con el extremo conservadurismo de gobiernos ultra liberales, que impulsó el gobierno pretoriano de 1966-1973, fueron un amplio plan de obras públicas; el impulso al Plan Nuclear; fuertes estímulos a la industria; y el equipamiento de las FFAA priorizando la industria nacional y algunos destacados ítems tecnológicos, como producir el TAM (Tanque Argentino Mediano), el avión Pucará (de interesantes características); los cañones de tecnología nacional de 105 y 155 mm; y rubricar acuerdos con automotrices radicadas en Argentina, para producir vehículos todo terreno, de portes liviano, mediano y pesado.

Diametralmente aquel gobierno militar estuvo en las antípodas de las brutales políticas antiindustriales y antitecnológicas, de neoliberales y libertarios, en plena actual perpetración, todo esto último con el expreso beneplácito de la SRA y otros sectores ultra reaccionarios.

Aun pese a gruesos errores cometidos por el gobierno de la Revolución Argentina, como la nefasta “noche de los bastones largos”, cuando apalearon salvajemente a docentes universitarios, ese período no puede calificarse como típicamente liberal (o sea antinacional). No fue un calco de los golpes de Estado
de 1955, 1962 y el posterior de 1976.

El tema continuará en la Tercera Parte.

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Fuerzas Armadas de Argentina y Brasil: Entre la oligarquía de la bosta y la burguesía industrialista

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Diferencias muy acentuadas, entre la mentalidad actual de las FFAA de Argentina y las de Brasil. Esas diferencias se volvieron a manifestar, pero vienen de larga data.
Mientras acá hicieron cómplice silencio total, ante la genuflexa intención del gobierno macrista de permitir la instalación de bases militares de EEUU; en el Brasil del “alineado” Bolsonaro se le plantaron en contra, rápida y firmemente, ante similar intención del nuevo presidente.
Claro está que las FFAA de Argentina desde hace muchos años vienen aceptando resignadamente que se desguacen una a una las instalaciones de Fabricaciones Militares, antes orgullo nacional y baluartes de la industria y la tecnología nacional; entre otras “agachadas” impresentables.
Con la aceleración de ese proceso de desguace, y ante cierres de unidades militares y acciones de quitarle valiosas propiedades, algunas emblemáticas, como Campo de Mayo (todas altamente sospechosas de encubrir operaciones inmobiliarias impresentables, a las que son tan adictos los personeros del neoliberalismo), diversos “opinólogos” que oficiarían de voceros oficiosos del sector de retirados, siguen incólumes expresando sus apoyos al actual gobierno nacional…y no los conmueven tampoco las groseras acciones de viles entregas de soberanía en todos los frentes, que en rápida sucesión se siguen perpetrando.
Y tan profundas son las gravísimas confusiones conceptuales inculcadas al personal militar, en décadas de adoctrinamiento de extremo liberalismo económico (doctrina claramente antinacional, aunque la mayoría de los uniformados no lo sepan) , que en diversos foros de opinión de las redes sociales, así como en escritos y conversaciones directas, demuestran que no solo no les conmueve el industricidio alevoso en plena perpetración, así como el desguace de todos los entes tecnológicos, sino que bajo enredadas “justificaciones” incluso se alegran de eso, llegando a alegar que –evidenciando un severo adoctrinamiento antiindustrialista- que “en Argentina no se puede fabricar ni un tornillo”.
También es frecuente que a consecuencia del lavaje cerebral, en grado muy acentuado desde el infame “proceso”, muchos uniformados no tengan ni idea de la enorme importancia estratégica de contar con industria y tecnología propias, e incluso se mofan de esas actividades, acorde a las pautas retrógradas inculcadas por personajes nefastos ligados a círculos clasistas y retrógrados, como la Sociedad Rural y similares.
Otros, como un puñado de “inteligentes”, llegaron a hacer oídas diciendo que “preferimos cualquier cosa antes que el gobierno anterior”…y siguen pensando y obrando igual, pese a los desastrosos resultados del neoliberalismo, de lo cual no parecen informados ni en lo mínimo.
Algún exaltado y nulo pensante, afirmó que “no existen enemigos externos, solo enemigos internos, el peronismo y el comunismo”, reafirmando su cerrado apoyo al neoliberalismo, por supuesto no entendiendo en absoluto que nos están llevando a la disolución nacional; no siendo corregido por sus pares o superiores en el mismo grupo de opinantes, o sea que esa idea pasa a ser considerada “correcta” entre el militarismo liberal argentino. El odio y el “espíritu de clase”, ciegan a personajes como el descripto, si bien cabe señalar que esos casos extremos serían relativamente pocos.
Acá, desde 1955, son en primer lugar fieles “al sistema”, y supletoriamente (y solo si no molesta al establishment) suele asomar tímidamente cierto atisbo de patriotismo. Hubo algunas raras excepciones, como el claro patriotismo del General Guglialmelli, en los años ’60 y comienzos de los ’70, cuando tuvo influencia y algún poder de decisión, y luego con su prédica inclaudicable en la publicación que creó y dirigió, hasta su fallecimiento.
En Brasil, tal como lo demostraron muchas veces, priorizan los Intereses Nacionales, y si bien han sido totalmente alineadas con los dictados del Pentágono y los otros centros del Poder Mundial “occidental”, cuesta encontrar casos concretos que eso se haya hecho resignando claras ambiciones de grandeza nacional.
Por ejemplo, el prolongado gobierno militar brasileño, más allá de criticas o adhesiones que pueda suscitar, fue claramente desarrollista, apoyando activamente la industrialización, el desarrollo tecnológico propio, e implementando un vastísimo y sostenido plan de obras públicas para integrar todo su vasto territorio y proyectarlo al desarrollo. Eso no implica negar que no se combatiera adecuadamente la marginación de enormes sectores de su gran población, entre otras gruesas falencias.
Por el contrario, el gobierno cívico militar del “proceso” en Argentina, pese a declamar a voz en cuello su formalismo pseudo patriótico, que fue puro patrioterismo hueco, en verdad operó como el comando local de tropas de ocupación al servicio de los personeros locales del neoliberalismo apátrida y colonialista. Y obediente por ignorancia o por puro servilismo, el “proceso” se dedicó a desindustrializarnos y a atarnos a una monstruosa deuda externa como formidable cadena de sometimiento. Y como cereza del postre, nos embretó en una desastrosamente planificada y ejecutada guerra, en la cual priorizaron ser fieles al sistema (al mundo “libre, occidental y cristiano”, que no es ni libre, ni occidental ni cristiano) antes que fieles a la patria.
En síntesis, desde 1955, salvo pocas y honrosas excepciones, las FFAA fueron conducidas y condicionadas por personeros o sumisos de “la oligarquía de la bosta”, como llamó Jauretche a la mega oligarquía campera y retrógrada de la Pampa Húmeda y sus ramificaciones en las distintas provincias; hoy oligarquía ampliada y/o coexistente con otras oligarquías, todas ellas retrógradas, anti industrialistas, clasistas e incluso racistas anti criollos: devenidas en fugadores crónicos de divisas y timberos de las finanzas. Incluso las dirigencias industriales no demostraron estar a la altura de sus funciones, careciendo de aptitudes de burguesía progresista con sentido nacional, para ser meros medradores acomodaticios carentes de toda visión de grandeza, salvo honrosas excepciones.
En el colmo de las groseras confusiones conceptuales, los integrantes de las FFAA de Argentina, salvo excepciones, masivamente apoyan a un gobierno que está entregando desvergonzadamente la soberanía en todos los frentes; mientras siguen encerrados en erróneos y perimidos dogmas de los años ‘70.
En Brasil, en cambio, las FFAA, munidas del pensamiento estratégico de Itamaraty, lograron superar los condicionamientos ultra conservadores de “las oligarquías del café con leche” (los cafeteros y los ganaderos), incluso incorporando a ese sector al desarrollo nacional del cual se benefician; mientras se constituyó y fortaleció una esclarecida burguesía industrialista en torno a San Pablo, hoy diseminada en diversos puntos de su extensa geografía (como en el industrializado sur brasileño); enorgulleciéndose de ser parte del proceso que llevó a su país a ser una de las economías más importantes del mundo, además de celosa defensora de su soberanía.
¡Diferencias significativas entre ambas mentalidades, sin duda! La gran tarea para nosotros, es volver a tener FFAA y FFSS con real Mentalidad Nacional, en vez de mero patrioterismo de bandera, hueco de contenido y fácilmente manipulable por los sectores antinacionales!
MGTR. CARLOS ANDRÉS ORTIZ Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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