NESTLE

Cambios en el perfil productivo

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Según Jorge Vasconselos, economista del IERAL , Argentina ha estado desconectada del mundo a lo largo del último siglo y ese es el principal factor explicativo de su involución relativa a países comparables. La apertura de una economía al mundo, cualquiera que sea el país, permite evaluar la capacidad de competir y por ende de sobrevivir, las distintas actividades que un país desarrolla. Si su sobrevivencia es factible, y sobre todo si involucra a un numeroso caudal de trabajadores o a todo una población, el gobierno debe ayudar con menores impuestos, capacitación de los trabajadores para aumentar el coeficiente de productividad, y sobre todo, observar a los países exitosos para rescatar el como lo han hecho. Estos países `pueden ser Corea del Sur, Finlandia, Australia o Chile, siempre que su crecimiento no esté basado en un producto que represente más del 50% o menos, del consumo mundial.
Aunque no tengamos la envergadura de China, su experiencia de crecimiento es rescatable en algunos aspectos que nos competen: su gran inversión en educación que le permitió conformar un cuadro de profesionales capaces de llevar adelante la transformación de una economía fabricante de bienes de consumo masivo de poco valor, a una economía productora de elementos de alta tecnología, produciéndose una migración hacía países de mano de obra barata como Bangladesh, la India, etc., los productos textiles.*
CATEDRAL. Negocios “non sanctos”. La polémica extensión del contrato de explotación del Cerro Catedral por 30 años, hasta el 2056 tiene una oposición cerrada por parte de varias instituciones que piden un referéndum para que la población se exprese. La oposición y las asociaciones sostienen que la prórroga favorece directamente a Nicolás Caputo, empresario cercano al presidente Mauricio Macri . Caputo es dueño de la concesión del cerro San Martín y la extensión de servicios terminará llegando a las áreas de su dominio.*
LA PARTICIPACIÓN CHINA en las exportaciones mundiales de productos manufacturados, pasó del 4% a más del 15% entre fin de los 90 y el presente, reconfigurando la división del trabajo en la industria a escala global. *
EL COMERCIO ELECTRÓNICO. El auge del comercio electrónico hizo que dejara de ser negocio buena parte de la intermediación tradicional en Estados Unidos, donde una empresa como Amazon, multiplicó por 22 su valor accionario en la última década, con el efecto colateral del derrumbe del precio de mercado de compañías como Sears, J.C.Penny, Macys que se dedican a la venta al público.*
CARREFOUR EN CRÍSIS. La cadena multinacional francesa de supermercados, confirmó un plan de ajuste en Argentina con la presentación ante el ministerio de Trabajo , de un proceso preventivo de crisis, instancia previa de negociación ante la posibilidad de despedir a miles de sus empleados y cerrar varias de sus bocas de venta.. Serían 3.000 las fuentes laborales en peligro con el cierre de alrededor de 10 de sus hipermercados y otras tiendas más chicas. La multinacional tuvo que afrontar pérdidas por más de 362 millones de euros y sus acciones cayeron más del 7% en la Bolsa de París. El caso de Carrefour está generando un temor real en el Gobierno por la posibilidad de que otras grandes empresas imiten la modalidad de presentación del Procedimiento Preventivo de Crisis para ajustar su estructura en tiempo de dificultad económica y baja en el consumo. En la misma línea se encuentran la  cerealera Cargill, la de pastas frescas y tapas de empanadas La Salteña, y la cordobesa Materfer de Material Ferroviario. No son las únicas: desde el año pasado, el fabricante de maquinaria agrícola METALFOR trata de salir a flote y no lo consigue. Cresta Roja, la procesadora de pollos, pasa a manos de Granja Tres Arroyos y el frigorífico Quickfood, sigue el mismo camino, aunque el acuerdo con los trabajadores estaría más cerca. *
INDUSTRIAS METALURGICAS PESCARMONA. Cambios en la cúpula de IMPSA. Juan Carlos Fernández será el nuevo Ceo de IMPSA. Fue designado por la familia Pescarmona para liderar la nueva etapa de reestructuración financiera y continuar como actor relevante en el sector energético. Vale la pena recordar que Pescarmona poseía el mayor Puente Grúa de Sudamérica, factor que preocupaba a los brasileños, pues le daba una ventaja competitiva.*
COMBUSTIBLES EN AMÉRICA LATINA.. Argentina se mantiene como uno de los países con los combustibles más caros de América Latina. Solamente Uruguay lo supera con un precio de U$s.1.78 el litro y lo seguimos nosotros con U$s.1.45, mientras los demás países tienen una escala decreciente que termina en Ecuador con un precio de 0.39 *
GAS.El despilfarro del gas según una comparación que presenta el gobierno. En Julio de 2017 el promedio mensual en m3. Por mes fue de 122 para Buenos Aires, 70 para Santiago de Chile, y 67 para Montevideo.Transportadora de Gas del Sur durante el 2017, que tiene una actividad no regulada, además del servicio de transporte, ganó $2.793 millones frente a los $ 930,6 millones del 2016, lo que dignifica que triplicó sus ganancias. Invertirá en varios proyectos que incluye Vaca Muerta U$s.250 millones.*
PETROBRÁS. La empresa estatal brasileña Petrobrás está por cerrar un acuerdo con la China National Petroleum otorgándole participación en yacimientos petrolíferos que opera en la Cuenca Campos, junto a la costa de Rio de Janeiro y la instalación de una refinería de alrededor de 3.000 millones de dólares para alcanzar una capacidad inicial de 165.000 barriles por día. La operación se hace con dinero fresco de la empresa China a cambio de crudo.*
BAGÓ.Biogénesis Bagó ya logró exportar más de 30 millones de dosis de vacunas contra la fiebre aftosa a Corea del Sur. La compañía obtuvo una licencia para comercializar las primeras dosis a fin de asistir a una emergencia sanitaria ante un brote de la enfermedad de en cerdos en el país asiático que en una superficie de 80 mil kilómetros cuadrados, cuenta con más de 3 millones de bovinos y faena más de 20 millones de cerdos al año. *
LA FUSIÓN DE LOS GRANDES PROVEEDORES DE TECNOLOGÍA AGRÍCOLA. Cada vez está más cerca la fusión de varias firmas proveedoras de tecnología agrícola.. La Comisión Europea autorizó que Bayer comprara a Monsanto con el compromiso  disminuyeran algunas de sus filiales. Bayer venderá su negocio de semillas y parte del de fitosanitarios a su competidora alemana BASF, una operación anunciada en Octubre pasado, para conseguir el visto bueno de los organismos reguladores de Europa y que llevara a BASF a pagar 5.900 millones de euros. Por su parte Bayer desembolsará U$s.66.000 millones y de esta fusión nacerá el grupo más grande del mundo en el millonario negocio de semillas y agro químicos. No todo depende de la Unión Europea, China ya dio su visto bueno. Estas operaciones vienen a complementar el proceso de concentración que viene desarrollándose en el mercado de tecnología para el agro. Recientemente Dow y Dupont se fusionaron y lo mismo sucedió con Siyngenta y la china ChemChina. Hoy Monsanto lidera en el segmento de semillas mientras Bayer encuentra fortaleza en los fitosanitarios.
EL BIODIÉSEL ARGENTINO. La Unión Europea eliminó los aranceles de importación del producto argentino. El conflicto data del 2013 cuando el bloque impuso elevados aranceles porque decretó que la Argentina cometía dumping y perjudicaba a los productores europeos. A partir de ese momento el gobierno Argentino y la industria local apelaron la medida e hicieron una serie de presentaciones ante la OMC y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.. Como resultado, ambos organismos decretaron que la industria argentina no estaba cometiendo dumping y que los elevados aranceles no debían ser aplicados. Queda pendiente la  negociación con Estados Unidos de la apertura del mercado. Lo que hace el biodiesel es suplantar al diesel en el funcionamiento de los motores y muchas veces hemos insistido en que no necesitamos exportar nuestro biodiesel, pues somos fuertes importadores de diesel y que toda nuestra producción de biodiesel apenas puede suplantar una parte del diesel si lo aplicamos a nuestros motores.
ELECCIONES AMAÑADAS. Sin saber que lo estaban grabando con una cámara oculta, Alexander Nix, el CEO de Cambridge Analytica, se jactó de operar y lograr el triunfo electoral de Donal Trump y de influenciar también en las urnas de Brasil, Argentina y Méjico. La televisora Chanel 4 News de Inglaterra, montó una cámara oculta Y FILMÓ A Nix. Los periodistas se hicieron pasar por interesados en contratar sus servicios para influir en unas supuestas elecciones en Sri Lanka. Y Nix cayó en la trampa. Sin saber que estaba siendo filmado, aseguró que Cambrich Analytica y su subsidiaria Strategic Comunicaciones Laboratories (SCL) trabajó en más de 200 elecciones alrededor de todo el mundo y mencionó a Nigeria, Kenia, República Checa e India. También habló de China, México, Argentina y Brasil.
CAIDA DE LA IMAGEN DEL JUEZ MORO. En los últimos tiempos se han producido acontecimientos que deterioran la otrora impecable imagen del juez Moro. El juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Gilmar Mendes acusó al magistrado de primera instancia Sergio Moro de creerse superior aplicando un código penal y una Constitución paralela en la operación “Lava Jato”. “Este sujeto habla con Dios acaso?, se preguntó Mendes al referirse al juez de Curitiba que envió a prisión al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. “Estamos transformado las detenciones provisorias en definitivas, como quiere él. Entonces mejor suprimir la Constitución y aplicar el código penal de Curitiba y la Constitución de Curitiba. ¿Éste sujeto habla con Dios acaso?. ¡Estamos haciendo populismo Judicial!, se indignó. El sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader, refiriéndose a Moro dice que es un adversario político feroz de Lula al que le ha negado todo tipo de recursos y asiste en forma frecuente a fiestas con dirigentes de partidos de la derecha , ninguno de los cuales ha sido ni siquiera acusados por el juez y sus colegas. Quedó claro que solo la vía judicial podrá impedir que Lula vuelva a ser presidente de Brasil. El clima ha vuelto a ser tenso en Brasil, fomentado por medios, en particular la red Globo, que actuó como
si estuviera en vísperas del golpe de 1964. Lula es el único líder político nacional en Brasil, por tener 40% de apoyo en las encuestas con perspectivas de triunfar en la primera vuelta y el enorme apoyo popular, como lo han confirmado las caravanas en todo el país. Con Lula preso, lo más importante para la derecha brasileña es tratar de impedir que sea candidato a la presidencia de Brasil.*
 

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El gobierno de Brasil niega plan de privatización del acuífero Guaraní

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El gobierno de Brasil afirmó este viernes que el acuífero Guaraní es un “bien público” que no puede ser privatizado, después de que manifestantes ocuparan esta semana propiedades de Coca-cola y Nestlé ante rumores de que pretenden comprar el gigantesco reservorio de agua dulce.
“La legislación determina que el agua es de dominio público y por eso no puede ser explotada por la iniciativa privada”, afirmó el gobierno en un comunicado durante el último día del 8º Foro Mundial del Agua en Brasilia.
El evento reunió a gobernantes, investigadores y empresarios de todo el mundo para discutir soluciones para un planeta en el que miles de millones de personas no tienen garantizado el acceso al agua potable.
Mientras transcurría el Foro, militantes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) protestaron ocupando por algunas horas instalaciones de plantas de Coca-Cola en Brasilia y de Nestlé en Minas Gerais, alegando que la cita internacional estaba siendo utilizada por la Organización de las Naciones Unidas para “vender las aguas a las multinacionales”.
Estos rumores de que el gobierno de Michel Temer pretende privatizar el segundo mayor acuífero de Brasil circulan en la web por lo menos desde 2016, pero cobraron fuerza en enero de este año.
En el comunicado de este viernes, el gobierno niega esa posibilidad y sostiene además que el acuífero está protegido por acuerdos internacionales.
“Los cuatro países que son abastecidos por el Guaraní -Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay- firmaron un documento” que establece “normas de conservación y uso sustentable” del mismo.
Nestlé también desmintió los rumores esta semana.
La empresa “no extrae agua de ninguna parte del acuífero Guaraní en América del Sur, incluyendo Brasil”.
“No tenemos planes de realizar extracción en el acuífero ni discutimos este asunto con las autoridades brasileñas”, subraya el comunicado.
Brasil es el país con mayor oferta hídrica del mundo, al atesorar el 12% de las aguas dulces del planeta, y si se incluyen las aguas que nacen en países fronterizos y pasan por su territorio, este porcentaje se eleva a 18%, según cifras oficiales.
El acuífero Guaraní, con una extensión de 1,2 millones de kilómetros cuadrados, es el segundo mayor manantial subterráneo de Brasil, después del sistema Grande Amazonía.
Según investigaciones citadas por el gobierno, tiene la capacidad de abastecer a la población brasileña durante los próximos 2.500 años.
Fuente AFP

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Cómo las grandes empresas engancharon a Brasil con la comida chatarra

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Conforme el crecimiento de los países adinerados se desacelera, las empresas multinacionales se están expandiendo vigorosamente en países en vías de desarrollo gracias a su venta de comida chatarra y bebidas azucaradas.

El eco de los gritos de los niños en el aire húmedo de la mañana mientras una mujer empujaba un reluciente carrito blanco a lo largo de calles deterioradas y llenas de basura. Estaba haciendo entregas a algunos de los hogares más pobres en esta ciudad costera; llevaba pudín, galletas y otros alimentos empaquetados en su ruta de ventas.

Celene da Silva, de 29 años, es una de los miles de vendedores de puerta en puerta de Nestlé; así ayuda a que los conglomerados de alimentos empaquetados más grandes del mundo expandan su alcance a un cuarto de millón de hogares en las esquinas más recónditas de Brasil.

Mientras entregaba paquetes con distintos sabores de pudín Chandelle, chocolates Kit Kat y cereal Mucilon para niños, había algo sorprendente acerca de sus clientes: era evidente que muchos tenían sobrepeso, incluso los niños pequeños.

Señaló una casa que se encuentra en su ruta y sacudió la cabeza, recordando cómo su patriarca, un hombre con obesidad mórbida, murió la semana previa. “Comió una rebanada de pastel y murió mientras dormía”, dijo.

Da Silva, quien pesa alrededor de 100 kilos, descubrió hace poco que tenía hipertensión, una afección que reconoce tal vez está relacionada con su gusto por el pollo frito y la Coca-Cola que bebe en cada comida, incluido el desayuno.

El ejército de ventas directas de Nestlé en Brasil es parte de una transformación más amplia del sistema alimenticio que está entregando alimentos procesados y bebidas azucaradas al estilo occidental a los rincones más aislados de Latinoamérica, África y Asia. Conforme su crecimiento se desacelera en los países más adinerados, las empresas multinacionales de alimentos como Nestlé, PepsiCo y General Mills han estado expandiendo su presencia vigorosamente en los países en vías de desarrollo, a través de enormes campañas de mercadotecnia que están modificando drásticamente las dietas tradicionales de países como Brasil, India o Ghana.

Un análisis de registros corporativos, estudios epidemiológicos e informes gubernamentales realizado por The New York Times —así como entrevistas a numerosos nutriólogos y expertos en salud de todo el mundo— revela una enorme transformación en la manera en que los alimentos se producen, distribuyen y anuncian en gran parte del planeta. Es un cambio que, según muchos expertos en salud pública, está contribuyendo a una nueva epidemia de diabetes y cardiopatías, enfermedades crónicas que aumentan debido a los altísimos índices de obesidad en lugares que se vieron afectados por el hambre y la desnutrición hace apenas una generación.

La nueva realidad se ejemplifica con un solo hecho evidente: en todo el mundo, hay más gente obesa que con peso insuficiente. Al mismo tiempo, dicen los científicos, la creciente disponibilidad de alimentos altos en calorías y con pocos nutrientes está generando un nuevo tipo de desnutrición, uno en el que un número creciente de personas sufren al mismo tiempo sobrepeso y desnutrición.

“La historia prevalente es que este es el mejor de todos los mundos posibles: comida barata, disponible en todas partes. Si no se piensa mucho al respecto, tiene sentido”, dijo Anthony Winson, quien estudia la economía política de la nutrición en la Universidad de Guelph en Ontario. Sin embargo, un análisis más concienzudo revela una historia muy distinta, comentó. “Para decirlo de manera clara: esa dieta nos está matando”.

Incluso los críticos de los alimentos procesados reconocen que existen múltiples factores en el aumento de la obesidad, incluidos los genéticos, la urbanización, los salarios más altos y vidas más sedentarias. Los ejecutivos de Nestlé afirman que sus productos han ayudado a aliviar el hambre, han provisto nutrientes cruciales y que la compañía ha disminuido la sal, la grasa y el azúcar de miles de artículos para hacerlos más saludables. Sin embargo, Sean Westcott, gerente de Investigación y Desarrollo de la Unidad de Negocios de Nestlé Food, aceptó que la obesidad ha sido un inesperado efecto secundario de ampliar la disponibilidad de los alimentos procesados baratos.

“Nosotros no previmos cuál sería el impacto”, dijo.

Parte del problema, agregó, es una tendencia natural de las personas a comer en exceso porque pueden costear mayor comida. Nestlé, dijo, lucha por educar a los consumidores sobre tamaños de porciones adecuados, así como para fabricar y comercializar alimentos que equilibren “placer y nutrición”.

Ahora hay más de 700 millones de personas con obesidad en todo el mundo, 108 millones de las cuales son niños, de acuerdo con una investigación publicada recientemente en The New England Journal of Medicine. La proporción de personas que sufren obesidad con respecto al total de la población se ha duplicado en 73 países desde 1980, lo cual contribuye a la muerte prematura de cuatro millones de personas, descubrió el estudio.

La historia se trata tanto de economía como de nutrición. Conforme las empresas multinacionales se adentran más en el mundo en vías de desarrollo, están transformando la agricultura local, lo cual obliga a los campesinos a abandonar cultivos de subsistencia a favor de materias primas de intercambio al contado, como la caña de azúcar, el maíz y la soya: los productos esenciales de muchos productos alimentarios industriales. Es un ecosistema económico que absorbe tanto a tiendas de barrio como a grandes almacenes, distribuidores y manufactureros de alimentos y a vendedores locales como Da Silva.

En lugares como China, Sudáfrica y Colombia, la influencia creciente de las grandes empresas de alimentos se traduce en poder político, obstaculizando a los funcionarios de salud pública que buscan poner impuestos a los refrescos o legislación con el objetivo de frenar el impacto a la salud que tienen los alimentos procesados.


Para un creciente número de nutricionistas, la epidemia de obesidad está intrínsecamente ligada a la venta de alimentos empaquetados, la cual creció 25 por ciento en el ámbito mundial entre 2011 y 2016, en contraste con el diez por ciento en Estados Unidos, de acuerdo con Euromonitor, una firma de investigación de mercado. Un cambio aún más evidente ocurrió con las bebidas carbonatadas: las ventas en Latinoamérica se duplicaron desde 2000 y superaron las ventas en América del Norte en 2013, reportó la Organización Mundial de la Salud.

Las mismas tendencias se reflejan en la comida rápida, que creció un 30 por ciento en todo el mundo de 2011 a 2016, en comparación con un 21 por ciento en Estados Unidos, de acuerdo con Euromonitor. Tomemos como ejemplo Domino’s Pizza, que en 2016 añadió 1281 tiendas —una “cada siete horas”, señaló su informe anual— y prácticamente todas, excepto 171, en el extranjero.

“En una época en la que parte del crecimiento es más atenuado en las economías establecidas, creo que la firme postura de los mercados emergentes será una posición ganadora”, dijo Mark Schneider, director ejecutivo de Nestlé, a inversionistas recientemente. Los mercados en desarrollo ahora proporcionan a la empresa el 42 por ciento de sus ventas.

Para algunas compañías, eso puede implicar ponerse como objetivo a los jóvenes, como se lo describió Ahmet Bozer, presidente de Coca-Cola International, a inversionistas en 2014. “La mitad de la población del mundo no ha bebido una Coca en los últimos 30 días”, dijo. “Hay 600 millones de adolescentes que no han bebido una en la última semana. Así que la oportunidad que hay aquí es enorme”.

Los defensores de la industria dicen que los alimentos procesados son esenciales para alimentar a un mundo creciente y urbanizado de personas, muchas de ellas con salarios al alza que exigen practicidad.

“No vamos a deshacernos de todas las fábricas y volver a cultivar solo granos. Eso no tiene sentido. No funcionará”, dijo Mike Gibney, un profesor emérito de Alimentos y Salud en el Colegio Universitario de Dublín y consultor de Nestlé. “Si les pido a cien familias brasileñas que dejen de comer alimentos procesados, debo preguntarme: ‘¿Qué comerán? ¿Quién los alimentará? ¿Cuánto costará?’”.

De muchas maneras, Brasil es un microcosmos de cómo los salarios en ascenso y las políticas gubernamentales han conducido a vidas mejores y más prolongadas y han erradicado el hambre a gran escala. Sin embargo, ahora el país enfrenta un nuevo y grave desafío de nutrición: durante la década pasada, la proporción de obesidad del país casi se ha duplicado hasta llegar a 20 por ciento y la cantidad de personas que tienen sobrepeso casi se ha triplicado hasta alcanzar 58 por ciento. Cada año, 300.000 personas son diagnosticadas con diabetes tipo II, una enfermedad fuertemente vínculos con la obesidad.

En Brasil también destaca la habilidad política de la industria alimentaria. En 2010, una coalición de empresas brasileñas de bebidas y alimentos acabaron con una serie de medidas que se habían planeado durante años y buscaban limitar los anuncios de comida chatarra dirigidos a niños. El desafío más reciente ha llegado por parte del presidente del país, Michel Temer, un centrista que favorece a los negocios y cuyos aliados conservadores en el congreso quieren echar por tierra el puñado de regulaciones y leyes cuyo objetivo es fomentar una alimentación sana.

“Lo que tenemos es una guerra entre dos sistemas alimenticios, una dieta tradicional de comida real alguna vez producida por los campesinos que te rodean, y los productores de alimentos ultraprocesados diseñados para consumirse en exceso y que en algunos casos son adictivos”, dijo Carlos A. Monteiro, un profesor de Nutrición y Salud Pública en la Universidad de São Paulo.

“Es una guerra”, comentó, “pero un sistema alimenticio tiene, desproporcionadamente, más poder que el otro”.

De Vasconcellos, a la derecha, tiene diabetes e hipertensión. Vittoria, de 17 años, tiene hipertensión y pesa casi 136 kilos. Credit William Daniels

Entregas de puerta en puerta

Da Silva llega hasta los clientes de los barrios pobres de Fortaleza, quienes no tienen acceso fácil a un supermercado. Cree firmemente en los productos que vende y con entusiasmo señala la información nutricional de las etiquetas que presumen contener vitaminas y minerales añadidos.

“Todos aquí saben que los productos de Nestlé son buenos para ti”, dijo, y señaló las latas de Mucilon, una papilla para niños pequeños cuya etiqueta dice que está “llena de calcio y niacina”, pero también Nescau 2,0, que es un polvo de chocolate con mucha azúcar.

Se hizo vendedora de Nestlé hace dos años, cuando su familia compuesta por cinco personas tenía problemas para salir adelante. Aunque su esposo aún está desempleado, las cosas están mejorando. Con los 185 dólares mensuales que gana al vender productos de Nestlé, pudo comprar un refrigerador nuevo, un televisor y una estufa de gas para la casa de tres habitaciones de la familia al borde de un fétido pantano mareal.

El programa de ventas de puerta en puerta de la empresa cumple con un concepto que Nestlé articuló en su reporte anual de accionistas de 1976, que señaló que “la integración con el país anfitrión es un objetivo básico de nuestra compañía”. El programa comenzó hace una década en Brasil y les vende a 700.000 “consumidores de bajos ingresos cada mes”, de acuerdo con su sitio web. A pesar de la continua crisis económica del país, el programa ha estado creciendo en un diez por ciento al año, de acuerdo con Felipe Barbosa, un supervisor de la empresa.

Dijo que los bajos ingresos de los brasileños pobres o que pertenecen a la clase trabajadora habían sido un impulso para las ventas directas. Eso se debe a que, a diferencia de la mayoría de los vendedores de alimentos, Nestlé les da a sus clientes todo un mes para pagar sus compras. También ayuda que las vendedoras —el programa emplea exclusivamente a mujeres— saben cuándo sus clientes reciben la Bolsa Família, un subsidio mensual del gobierno para hogares de escasos recursos.

“La esencia de nuestro programa es llegar a los pobres”, dijo Barbosa. “Lo que hace que funcione es la conexión personal entre el vendedor y el cliente”.

Nestlé busca cada vez más presentarse como un líder en su compromiso con la comunidad y la salud. Hace dos décadas, se calificó como “una empresa de bienestar y salud nutricional”. A lo largo de los años, dice la compañía, ha reformulado cerca de 9000 productos para reducir sal, azúcar y grasa, y ha entregado miles de millones de porciones fortificadas con vitaminas y minerales. La empresa enfatiza la seguridad alimenticia y la reducción de desperdicio de alimentos. Trabaja con casi 400.000 campesinos en todo el mundo para promover la agricultura sustentable.

En una entrevista en el nuevo campus de Nestlé, con un costo de 50 millones de dólares, en los suburbios de Cleveland, Sean Westcott, gerente de Investigación y Desarrollo de la Unidad de Negocios de Nestlé Food, dijo que el programa de ventas de puerta en puerta reflejaba otro de los eslóganes de la empresa: “Crear valores compartidos”.

“Creamos valor compartido al generar microemprendedores: personas que pueden establecer sus propios negocios”, dijo. Una empresa como Nestlé puede impulsar el bienestar de comunidades enteras “enviando mensajes positivos en torno a la nutrición”, comentó.

La gama de alimentos de Nestlé es vasta y distinta de la de algunas empresas de bocadillos, que no se esfuerzan mucho en ofrecer productos saludables. Incluyen Nesfit, un cereal de grano entero; yogures bajos en grasa como Molico, que contienen una cantidad relativamente pequeña de azúcar (seis gramos), y un rango de cereales para niños, servidos con leche o agua, que están fortificados con vitaminas, hierro y probióticos.

Gibney, el nutriólogo que trabaja como consultor para Nestlé, dijo que la empresa merecía crédito por hacer un trabajo loable reformulando productos más saludables.

Sin embargo, de los 800 productos que Nestlé indica que están disponibles a través de sus vendedores, Da Silva dice que sus clientes solo están interesados en cerca de dos decenas de ellos; casi todos productos azucarados como Kit Kat; Nestlé Greek Red Berry, un vaso de yogur de 100 gramos con 17 gramos de azúcar, y Chandelle Pacoca, un pudín con sabor a cacahuate en un contenedor del mismo tamaño que el yogur, pero que tiene 20 gramos de azúcar —más de la mitad de la ingesta diaria recomendada—.

Hasta hace poco, Nestlé patrocinó una embarcación flotante que llevaba decenas de miles de cartones de leche en polvo, yogur, pudín de chocolate, galletas y dulces a comunidades aisladas en la cuenca del Amazonas. Desde que el bote quedó fuera de servicio en julio, propietarios de botes privados se han dado a la tarea de cumplir con la demanda.

“Por un lado, Nestlé es un líder mundial en agua, fórmulas infantiles y muchos productos lácteos”, dijo Barry Popkin, profesor de Nutrición en la Universidad del Norte de California. “Por otro lado, van a las zonas marginadas de Brasil y les venden dulces”.

Popkin cree que las ventas de puerta en puerta son emblemáticas de una nueva e insidiosa era en la que las empresas no dejan opciones intactas en un esfuerzo por crecer y hacerse fundamentales en comunidades del tercer mundo. “No dejan libre un solo centímetro del país”, explicó.

Activistas de salud pública han criticado a la compañía en ocasiones anteriores. En los años setenta, Nestlé fue el blanco de un boicot en Estados Unidos por haber publicitado fuertemente las fórmulas infantiles en países en vías de desarrollo, lo cual, según los nutricionistas, socavaba la lactancia materna saludable. En 1978, el entonces presidente de Nestlé Brasil, Oswaldo Ballarin, fue llamado para testificar en audiencias muy publicitadas  del Senado de Estados Unidos acerca del asunto y declaró que las críticas en torno a la fórmula infantil eran producto de la actividad de la iglesia, que tenía por objetivo “socavar el sistema de la libre empresa”.

En las calles de Fortaleza, donde Nestlé es admirado por su linaje suizo y es percibido como de alta calidad, rara vez se escuchan sentimientos negativos acerca de la empresa.

La casa de Joana D’Arc de Vasconcellos, de 53 años, otra vendedora, está llena de animales de peluche con la marca Nestlé y certificados grabados que ganó en clases de nutrición patrocinadas por Nestlé. En su sala, ocupan un lugar especial las fotografías enmarcadas de sus hijos a los 2 años; cada uno posó frente a una pirámide de latas vacías de fórmula infantil de Nestlé. Conforme su hijo y su hija crecieron, cambió a otros productos de Nestlé hechos para niños: Nido Kinder, una leche en polvo para niños pequeños; Chocapic, un cereal con sabor a chocolate, y el chocolate en polvo Nescau.

“Cuando era bebé, a mi hijo no le gustaba comer, hasta que empecé a darle productos de Nestlé”, dijo con orgullo.

“Cada vez que voy a la clínica de salud pública, la fila para los diabéticos llega hasta la entrada”, dijo. “Sería muy difícil encontrar una familia aquí que no la padezca”.

De Vasconcellos previamente intentó vender productos de Tupperware y Avon de puerta en puerta, pero muchos clientes no pagaban. Hace seis años, después de que una amiga le comentó sobre el programa de ventas directas de Nestlé, De Vasconcellos no dudó en aprovechar la oportunidad.

Dice que sus clientes nunca han dejado de pagarle. “La gente debe comer”, explicó.

La industria entra en acción

En mayo de 2000, Denise Coitinho, entonces directora de Nutrición del Ministerio de Salud, estaba en una fiesta del Día de las Madres en la escuela de sus hijos cuando sonó su celular. Era el director de Relaciones Gubernamentales de Nestlé. “Estaba muy molesto”, recordó Coitinho.

Nestlé se preocupaba por una nueva política que Brasil había adoptado y estaba impulsando en la Organización Mundial de la Salud. Si se adoptaba ahí, la política habría recomendado que los niños de todo el mundo se amamantaran durante seis meses, en vez de la recomendación previa de cuatro a seis meses, dijo Coitinho.

“Puede que dos meses no parezcan mucho, pero son muchos ingresos. Son muchas ventas”, dijo Coitinho, quien renunció a su puesto en 2004 y ahora es consultora independiente de nutrición para las Naciones Unidas, entre otros. Al final, las empresas de alimentos infantilestuvieron éxito al frenar la política durante un año, dijo Coitinho. Nestlé dijo en respuesta a la anécdota de Coitinho que “cree que la leche materna es la nutrición ideal para los bebés” y que apoya y promueve los lineamientos de la OMS.

Es difícil sobrestimar el poder económico y el acceso político de los que disfrutan los conglomerados de bebidas y alimentos en Brasil, que son responsables del diez por ciento de la producción económica del país y emplean a 1,6 millones de personas.

En 2014, las empresas de alimentos donaron 158 millones de dólares a miembros del Congreso Nacional de Brasil, un aumento de tres veces en contraste con 2010, de acuerdo con Transparencia Internacional Brasil. Un estudio dado a conocer por la organización el año pasado reveló que más de la mitad de los legisladores federales actuales de Brasil habían resultado electos con donaciones provenientes de la industria alimentaria —antes de que el Tribunal Supremo Federal prohibiera las contribuciones corporativas en 2015—.

El donador más grande de los candidatos del congreso fue el gigante brasileño de la carne JBS, empresa que dio a los candidatos 112 millones de dólares en 2014; Coca-Cola dio 6,5 millones en contribuciones de campaña ese año, y McDonald’s donó 561.000 dólares.

El escenario estaba puesto para una enorme batalla política cuando, en 2006, el gobierno intentó aprobar regulaciones estrictas a la industria alimentaria para combatir la obesidad y las enfermedades. Las medidas, extraídas de la política previa para amamantar, incluyeron advertencias publicitarias para informar a los consumidores acerca de alimentos altos en azúcar, sal y grasas saturadas, así como restricciones publicitarias para disminuir el atractivo de alimentos altamente procesados y bebidas azucaradas, específicamente los que están dirigidos a los niños.

Tomando como ejemplo la exitosa iniciativa del gobierno para reducir la mercadotecnia relacionada con el tabaco, las nuevas regulaciones habrían prohibido que marcas como Pepsi y KFC patrocinaran eventos deportivos y culturales.

“Creímos que Brasil podría ser un modelo para el resto del mundo, un país que pone el bienestar de sus ciudadanos por encima de todo lo demás”, dijo Dirceu Raposo de Mello, entonces director de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, conocida ampliamente mediante el acrónimo en portugués Anvisa. “Desafortunadamente, la industria alimentaria no pensaba lo mismo”.

Las empresas de alimentos adoptaron un perfil bajo y se reunieron en la Asociación Brasileña de Industrias de Alimentos, un grupo de cabildeo cuya junta de vicepresidentes incluyó a ejecutivos de Nestlé; Cargill, el gigante estadounidense de la carne, y Unilever, el conglomerado europeo de alimentos que tiene marcas como Hellmann’s, aceite Mazola y Ben & Jerry’s. La asociación declinó comentar para este artículo.

Durante los primeros días de audiencias públicas, la industria parecía estar negociando las regulaciones de buena voluntad pero, en privado, los activistas de salud afirman que abogados corporativos y cabilderos se enfrascaban en una pelea desde varios ángulos para descarrilar el proceso.

Los académicos financiados por la industria comenzaron a aparecer en la televisión para tachar las reglas de ser económicamente desastrosas. Otros expertos escribieron editoriales en los diarios en los que insinuaban que el ejercicio y una educación más estricta por parte de los padres podrían ser más efectivos que las regulaciones destinadas a combatir la obesidad infantil.

La consigna más efectiva de la industria, dicen los analistas, fue su denuncia estridente de que las restricciones publicitarias propuestas eran censura. La acusación tuvo una resonancia particular dadas las casi dos décadas de dictadura militar en Brasil que terminó en 1985.

En una reunión, un representante de la industria alimentaria acusó a Anvisa de intentar subvertir la autoridad paterna, al decir que las madres tenían el derecho de decidir qué darles de comer a sus hijos, recordó Vanessa Schottz, una defensora de la nutrición. En otra reunión, dijo, un representante de la industria de los juguetes denunció las reglas publicitarias propuestas y dijo que les quitarían a los niños brasileños los juguetes que a veces acompañaban a la comida rápida. “Dijo que estábamos acabando con los sueños de los niños”, recordó Schottz. “Estábamos perplejos”.

Perseguida por las críticas, Anvisa retiró las restricciones a finales de 2010; lo único que permaneció fue una propuesta que solicitaba que la publicidad incluyera una advertencia sobre la comida y bebidas no saludables.

Entonces llegaron las demandas.

A lo largo de varios meses, un conjunto desigual de grupos industriales interpuso once demandas contra Anvisa. Los denunciantes incluían a la Asociación Brasileña de Fabricantes de Galletas, el grupo de presión de productores de maíz y una alianza de empresas de chocolate, cacao y dulces. Algunas de las demandas argumentaban que las regulaciones violaban protecciones constitucionales en torno a la libertad de expresión, mientras que otras dijeron que la agencia no tenía la autoridad para regular las industrias de alimentos y publicidad.

Aunque los defensores en materia de salud dicen que la litigación no era totalmente inesperada, estuvieron cegados por la respuesta del principal abogado del gobierno federal, el fiscal general Luís Inácio Adams, quien fue designado por la presidencia. Poco después de que las reglas propuestas se publicaron de manera oficial en junio de 2010, Adams se puso del lado de la industria. Unas cuantas semanas más tarde, una corte federal suspendió las regulaciones y citó la opinión redactada de Adams, la cual sugería que Anvisa no tiene la autoridad para regular las industrias de alimentos y publicidad. Adams declinó comentar para este artículo.

Raposo de Mello, expresidente de Anvisa, dice que lo sorprendió el cambio de parecer de Adams, dado el apoyo duradero que el fiscal general le había brindado a Anvisa. Siete años más tarde, con la mayoría de las once demandas aún sin resolverse, las regulaciones siguen estando congeladas.

“La industria realizó una maniobra de evasión contra el sistema”, dijo Raposo de Mello.

Mientras tanto, la industria de los alimentos y bebidas se hizo más agresiva conforme buscó neutralizar a Anvisa, a la que consideró como su más grande adversario.

En 2010, en medio de la batalla contra las regulaciones propuestas por la agencia, un grupo de 156 ejecutivos empresariales le expresaron sus preocupaciones a la campaña de Dilma Rousseff, quien contendía para el cargo de presidenta.

Marcello Fragano Baird, un politólogo en São Paulo que ha estudiado la campaña de cabildeo de la industria alimentaria contra las regulaciones en materia de nutrición, dijo que Rousseff les aseguró a los ejecutivos que reformaría Anvisa. “Les prometió que ‘limpiaría la casa’ si resultaba electa”, dijo, y agregó que él se enteró del encuentro a través de entrevistas con participantes.

Rouseff ganó y, poco después de su toma de protesta, remplazó a Raposo de Mello con Jaime César de Moura Oliveira, quien desde hacía tiempo era su aliado político y un antiguo abogado de Unilever Brasil, la subsidiaria local de la gigante empresa multinacional de alimentos.

Un vocero de Rousseff declinó facilitar el contacto con ella para realizar una entrevista.

En 2012, Anvisa organizó una exhibición ambulante para combatir la obesidad que hizo paradas en otros edificios gubernamentales en todo el país.

Con el título de Lose Weight Brazil (Brasil, pierde peso), la exposición alabó el ejercicio y la moderación como las claves para atacar la obesidad, pero descartó la evidencia científica dominante acerca de los peligros de ingerir demasiada azúcar, refrescos y alimentos procesados.

¿Quién fue el patrocinador de la exposición? Coca-Cola.

Alimentos irresistibles, dietas con muchas grasas

A más de 1600 kilómetros al sur de Fortaleza, los efectos de los hábitos alimentarios cambiantes son evidentes en un centro comunitario pintado con colores brillantes en el centro de São Paulo, la ciudad más grande de Brasil. Todos los días, más de un centenar de niños llenan los salones de clases de la guardería, cantan el abecedario, juegan y toman siestas grupales.

El programa, dirigido por una organización brasileña sin fines de lucro, tenía una misión clara cuando comenzó a principios de los noventa: acabar con el hambre entre los niños de algunos de los vecindarios más empobrecidos de la ciudad.

Actualmente, muchos de los que asisten a la escuela son considerablemente regordetes y, los nutriólogos del plantel indican, algunos son preocupantemente pequeños de estatura para su edad; es el resultado de dietas abundantes en sal, grasa y azúcar, pero carentes de la nutrición necesaria para un desarrollo saludable.

El programa, operado por el Centro para Recuperación y Educación Nutricional, incluye a niños prediabéticos de 10 años de edad con peligrosos hígados grasos, adolescentes con hipertensión y niños tan mal nutridos que tienen problemas para caminar.

“Están llegando hasta bebés, que es algo que nunca antes habíamos visto”, dijo Giuliano Giovanetti, quien se encarga de la difusión y la comunicación del centro. “Es una crisis para nuestra sociedad porque estamos produciendo una generación de niños con habilidades cognitivas dañadas que no alcanzarán a desarrollar todo su potencial”.

Casi el nueve por ciento de los niños brasileños eran obesos en 2015, un aumento de más del 270 por ciento desde 1980, de acuerdo con un estudio reciente por parte del Instituto para Métricas y Evaluación de Salud en la Universidad de Washington. Eso pone al país a una distancia dramática respecto de Estados Unidos, donde el 12,7 por ciento de los niños eran obesos en 2015.

Las cifras son aún más alarmantes en las comunidades atendidas por el centro: en algunos vecindarios, el 30 por ciento de los niños son obesos y otro 30 por ciento está desnutrido, de acuerdo con los datos de la organización, que encontró que 6 por ciento de los niños obesos también estaban desnutridos.

Los crecientes índices de obesidad se asocian en gran medida con las mejoras en la economía, conforme las familias con mayores ingresos adoptan la practicidad, el estatus y los sabores que ofrecen los alimentos empaquetados.

Los padres ocupados llenan a sus hijos con sopas instantáneas y nuggets de pollo congelados, comidas que a menudo se acompañan de bebidas azucaradas. El arroz, los frijoles, la ensalada y las carnes a la parrilla —partes esenciales de la dieta brasileña tradicional— están perdiendo terreno, de acuerdo con lo que unos estudios han descubierto.

El problema se agrava a causa de la violencia desenfrenada en las calles, que mantiene a los niños pequeños encerrados en sus casas.

“Simplemente es demasiado peligroso dejar que mis hijos jueguen en la calle, así que pasan todo su tiempo libre sentados en el sillón jugando videojuegos y viendo la televisión”, dijo Elaine Pereira dos Santos, de 35 años, la madre de dos niños, de 9 y 4 años, ambos con sobrepeso.

Isaac, de 9 años, pesa 63 kilos y solo puede usar ropa fabricada para adolescentes. Dos Santos, quien trabaja en la farmacia de un hospital, recorta las piernas de los pantalones para que le ajusten a su hijo.

Como muchas madres brasileñas, se alegró al ver que Isaac comenzó a subir de peso cuando era más pequeño, poco después de que probó sus primeras papas a la francesa de McDonald’s. “Siempre pensé que cuando se trata de los bebés, cuanto más gordos mejor”, dijo. Felizmente satisfizo sus hábitos alimentarios, que incluían visitas frecuentes a lugares de comida rápida y prácticamente nada de frutas ni vegetales.

Sin embargo, cuando comenzó a tener problemas para correr y se quejó de dolores en las rodillas, Dos Santos supo que algo estaba mal. “La parte más difícil son las burlas de los otros niños”, comentó. “Cuando salimos de compras, incluso los adultos lo señalan y lo observan”, o lo llaman gordinho (gordito).

En la guardería de São Paulo, los trabajadores de atención médica mantienen registros acerca del desarrollo físico y cognitivo de los niños, mientras que los nutriólogos les enseñan a los padres cómo preparar comidas baratas y saludables. Para algunos niños, la cocina de pruebas del centro les proporciona su primer contacto con el repollo, las ciruelas y los mangos.

Uno de los desafíos fundamentales es convencer a los padres de que sus hijos están enfermos. “A diferencia del cáncer u otras enfermedades, esta es una discapacidad que no se ve”, dijo Juliana Dellare Calia, de 42 años, una nutricionista que trabaja con la organización.

Aunque los miembros del personal dicen que el programa ha logrado cambios significativos en la manera en que se alimentan las familias, muchos niños de cualquier manera enfrentarán una batalla de por vida con la obesidad. Eso se debe a que un conjunto creciente de investigaciones sugieren que la desnutrición infantil puede provocar cambios metabólicos permanentes, reprogramando el cuerpo para que el exceso de calorías se convierta más fácilmente en grasa corporal.

“Es la respuesta del cuerpo a lo que percibe como inanición”, dijo Dellare Calia.

El dinero manda

Aunque los expertos en nutrición lamentan la creciente crisis de obesidad —y los costos médicos potenciales a largo plazo— un aspecto de la revolución de alimentos procesados es innegable: la expansión de la industria proporciona un beneficio económico a corto plazo para las personas en todo el espectro socioeconómico. Nestlé, que afirma emplear a 21.000 personas en Brasil, inició hace dos años un programa de becarios que ha entrenado a 7000 personas menores de 30 años.

Cerca del fondo de la cadena alimenticia está Da Silva, la vendedora de Fortaleza, quien se siente optimista acerca del futuro a pesar de las crecientes preocupaciones por su salud. La vida ha sido una lucha desde que renunció a la escuela a los 14 años, cuando se embarazó de su primer hijo. Ahora habla de arreglarse los dientes que le faltan y que afectan su sonrisa, así como comprar una casa adecuada, una que no gotee durante las fuertes lluvias.

Todo gracias a su trabajo con Nestlé.

“Por primera vez en mi vida, siento esperanza e independencia”, dijo.

Está consciente de la conexión entre su dieta y sus persistentes problemas de salud, pero insiste en que sus hijos están bien nutridos y señala los productos de Nestlé en su sala. Ser vendedora de Nestlé tiene otra ventaja: las galletas, el chocolate y los pudines que a menudo sostienen a su familia se compran por mayoreo.

Con una cartera de clientes en expansión, Da Silva ha puesto la mira en una nueva meta, una que, según ella, aumentará el negocio aún más.

“Quiero comprar un refrigerador más grande”.

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