PRODUCCIÓN ORGANICA

Nueva alianza entre Misiones y la OIA fortalece la capacitación y certificación orgánica

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El Ministerio del Agro y la Producción de Misiones firmó este miércoles en Buenos Aires un convenio de cooperación con la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), una de las entidades más reconocidas en certificación orgánica del país y del exterior. El acuerdo profundiza la agenda provincial iniciada en 2021 para acompañar la transición orgánica y ampliar la asistencia técnica, la formación y las herramientas para productores.

Un acuerdo estratégico para consolidar la transición orgánica

El Ministerio del Agro y la Producción de Misiones suscribió este miércoles un convenio de cooperación con la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), en un encuentro encabezado por el ministro Facundo López Sartori y por el presidente de la entidad, Pedro A. Landa. La firma se concretó en la Ciudad de Buenos Aires y refuerza una línea de trabajo iniciada en 2021, orientada a expandir la producción orgánica en toda la provincia.

El acuerdo establece acciones conjuntas para desarrollar capacitaciones, producir materiales de sensibilización y diseñar contenidos técnicos destinados a facilitar el acceso a la certificación orgánica. Además, contempla el acompañamiento institucional para productores que buscan integrarse a mercados con mayores exigencias de trazabilidad, sostenibilidad y cumplimiento normativo.

La alianza se inscribe en la estrategia provincial de democratizar el acceso a la producción orgánica, un enfoque que combina asistencia técnica, formación e innovación, y que en los últimos años permitió posicionar a Misiones como una provincia de referencia en políticas de sostenibilidad productiva.

Reconocimiento nacional y articulación técnica con proyección internacional

La firma del convenio adquiere un valor adicional por la trayectoria de Pedro A. Landa, quien en 2024 fue distinguido como Embajador de la Producción Orgánica Argentina. Su labor histórica en certificación, cooperación internacional y promoción del sector –con aportes en MAPO, CACER y numerosos proyectos en Argentina y otros países– otorga a esta alianza un peso técnico significativo.

Durante el encuentro, López Sartori destacó que el acuerdo “representa un paso concreto para profundizar una política pública que Misiones viene sosteniendo con coherencia: democratizar el acceso a la producción orgánica y ofrecer a nuestros productores herramientas que reduzcan incertidumbre y abran nuevas oportunidades”.

Landa, por su parte, subrayó que “hacía tiempo que buscábamos concretar un acuerdo de trabajo con Misiones, porque es una provincia que viene impulsando la producción orgánica con mucha constancia”.

La subsecretaria de Desarrollo y Producción Vegetal, Luciana Imbrogno, señaló que la articulación “permite sumar metodologías validadas, rigor técnico y una mirada integral sobre los procesos de certificación”, reforzando la formación de productores, técnicos y profesionales.

El convenio complementa, además, el reciente reconocimiento obtenido por Misiones en los Premios Argentina Orgánica, donde la provincia fue distinguida por su labor sostenida de promoción de la producción orgánica.

Más herramientas, más capacitación y un modelo productivo sostenible

Con esta alianza, el Ministerio del Agro ratifica su compromiso de fortalecer la transición orgánica, potenciar la competitividad y promover un modelo productivo que combine innovación, cuidado ambiental y más oportunidades para las familias rurales misioneras.

La continuidad de esta estrategia, sumada al acompañamiento técnico de la OIA, permitirá robustecer los procesos de certificación, mejorar las capacidades locales y consolidar a Misiones como un actor clave en la agenda nacional de producción orgánica.

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Reglamentan ley que otorga beneficios fiscales a la producción orgánica en economías regionales

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El Gobierno reglamentó hoy la Ley 27.734, que fue sancionada por el Senado a fines de septiembre último y que crea un régimen de promoción a la producción y elaboración de productos orgánicos por un plazo de diez años, con beneficios impositivos y un certificado de crédito fiscal por un monto equivalente al 50% de las contribuciones patronales, entre otros puntos.

El texto, reglamentado a través del Decreto 519/2023 publicado hoy en el Boletín Oficial, establece que los productores orgánicos que adhieran al régimen podrán convertir en un bono de crédito fiscal intransferible el 50% de la totalidad de las contribuciones patronales que hayan abonado sobre la nómina salarial.

Esos bonos podrán ser utilizados para cancelar impuestos nacionales y sus anticipos, como así tributos aduaneros.

No serán válidos para cancelar el impuesto a las Ganancias, deudas anteriores a la incorporación al régimen ni para cancelar deudas de terceros, aclara la normativa.

Los adherentes al régimen también tendrán una reducción de 50% en el monto total del impuesto a las Ganancias determinado en cada ejercicio respecto de las actividades productivas y de elaboración abarcadas, que será válida para los ejercicios fiscales posteriores a la fecha al ingreso al régimen.

Quienes realicen otras actividades – más allá de la de alimentos orgánicos- deberán llevar la contabilidad de manera tal que se puedan evaluar las mismas de forma separada, respetando criterios objetivos de reparto en el caso de que haya gastos compartidos.

La ley señala que podrán ser beneficiarios quienes acrediten al menos un año de permanencia en la actividad y cuyos montos de facturación no superen los parámetros establecidos para las empresas medianas tramo I.

Podrán acceder las personas y firmas alcanzadas por ley de Producción Ecológica, Biológica u Orgánica, es decir, el régimen incluye tanto a los productores de productos orgánicos como a los elaboradores, que industrializan posteriormente la materia prima, transformándola o simplemente fraccionándola.

Respecto al financiamiento, establece que la Jefatura de Gabinete, durante el primer año, tendrá la facultad de modificar el Presupuesto para asignar una suma equivalente a 12.500 módulos que en la actualidad ascienden a $ 100 millones.

El Fondo de Promoción del Producto Orgánico, que se utilizará para financiar el esquema, estará integrado por los recursos asignados anualmente por la Ley de Presupuesto, ingresos por donaciones, y fondos de organismos internacionales u organizaciones no gubernamentales.

Además del régimen, dicho fondo podrá financiar programas de asistencia técnica o financiera para aumentar el número de productores primarios en las distintas regiones del país, proyectos de investigación y desarrollo – con especial foco en la mejora de semillas y el agregado de valor-, programas de asistencia para productores de menor escala y para constituir nuevos emprendimientos; la conversión de áreas periurbanas a producción orgánica, y programas educativos en la escuela, entre otros puntos.

Del mismo modo, financiará la promoción comercial en el mercado interno de productos orgánicos – con la posibilidad de espacios específicos en los canales comerciales- y programas de incentivos a empresas para desarrollar tecnologías productivas y de TIC.

Para adherir al régimen, los beneficiarios se tendrán que inscribir en un registro que será instrumentado por la Secretaría de Agricultura en la modalidad que eventualmente establezca, presentando con la solicitud la constancia de certificación de productos orgánicos emitida por una entidad autorizada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), y una copia del CUIT y de la inscripción ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que comprobará que el inscripto esté al día con el cumplimiento de cargas laborales y previsionales.

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“Más allá del impacto ambiental, también es importante la sustentabilidad económica y pensar en el contexto social”

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AAS – Domaine Bousquet 25 años de agricultura orgánica certificada

Aunque su familia ya se dedicaba a la vitivinicultura, el camino profesional de Anne Bousquet empezó en una rama distinta: la de la economía. En 2005, sin embargo, comenzó a ponerse en marcha un mecanismo que, casi sin que se diera cuenta, la terminaría sumergiendo en la pasión familiar: su padre ya había fundado Domaine Bousquet en Argentina y necesitaba ayuda. 

“Con mi marido, Labid Al Ameri, nos estábamos mudando de Boston a Bruselas. Me acababan de ascender en la compañía en la que trabajaba a cargo del análisis y proyecciones para la industria europea de envases de papel y Labid trabajaba en finanzas con la posibilidad de traslado”, recuerda Anne. “En ese momento, mi padre estaba a punto de tener la primera cosecha comercial de Domaine Bousquet y convocó primero a Labid para que lo ayude a venderla. Era un desafió, nunca había vendido una botella, pero como nos sentíamos parte del proyecto como familia, decidimos invertir parte de nuestros ahorros personales en el primer container de Domaine Bousquet y almacenarlo en una bodega en Amberes, Bélgica”. 

La movida tuvo tanto éxito que Labid se entusiasmó y terminó incorporándose a Domaine Bousquet como Director Comercial. Y tres años después, Anne decidió seguir sus pasos: con Eva, su hija, cumpliendo su primer año, se mudó a Tupungato, Mendoza. 

“Fue un shock, yo no hablaba español. Y una nueva vida que se convirtió en nuestra pasión. Dos años más tarde mi padre se retiró, conservó 40 hectáreas y nos vendió la superficie restante junto con la bodega. Con Labid y mi hermano Guillaume, que vive en Burdeos y es encargado de parte de las ventas europeas de Domaine Bousquet, somos socios.  

-¿Cómo fue trabajar en Gualtallary en aquel entonces, cuando aún no era el terroir super codiciado que es hoy?

-Cuando la bodega comenzó fue difícil. Gualtallary era un territorio virgen: extensiones semi-desiertas, sin plantaciones, sin agua, sin electricidad y al que solo se podía acceder por medio de un único camino de tierra. 

Los lugareños descartaban el área por considerarla demasiado fría para el cultivo de uvas. Mi padre, en cambio, sintió que había encontrado la perfecta combinación entre su patria francesa (con baja acidez y clima cálido) y el Nuevo Mundo (soleado, con elevada acidez natural y un gran potencial para vinos relativamente frutales). 

Tupungato era apenas un pueblo. La industria del vino ha transformado la economía de Tupungato y nosotros estuvimos allí primero: es uno de los logros que más me enorgullecen. Decidimos acompañar el crecimiento y desenvolvimiento de esa comunidad que es nuestra comunidad. Actualmente el 80% de nuestros empleados son tupungatinos.

Mi padre, con toda su experiencia en los viñedos de mi familia en Francia, supo entender y aprovechar la singular importancia del agua. El agua no llega fácilmente a Gualtallary, así que lo primero que hicimos en 1998 fue cavar un pozo de 150 metros. Una decisión fundamental ya que nos permite administrar el riego según la necesidad. La experiencia de tradición vitivinícola francesa, donde el clima es tan diferente al de Mendoza, fue una gran herramienta a la hora de tomar decisiones. 

En el 2023, Domaine Bousquet cumplió un cuarto de siglo de agricultura orgánica certificada. El punto de partida estuvo íntimamente relacionado con las condiciones climáticas y de suelo de Gualtallary, ideales para el cultivo orgánico de vides ya que contribuyen a la sanidad de las uvas. 

“Creo que ni siquiera se tomó la decisión de ser orgánicos, fue algo que entendimos y fue natural, que no se dudó”, explica Anne. “Nunca hemos utilizados productos de síntesis química en nuestros suelos. No lo concebimos como una estrategia comercial, porque en ese momento no había demanda de orgánicos”. 

Actualmente, el compromiso de Domaine Bousquet como empresa va más allá de la agricultura orgánica: es también una bodega regenerativa, biodinámica, sustentable y sostenible. “Lo enumero así porque es una progresión y siempre hay una nueva instancia superadora”, señala Anne. “Más allá́ del impacto ambiental, también es importante la sustentabilidad económica y pensar en el contexto social que rodea a cada organización. Siempre podemos ser más sustentables. No sólo en términos de medioambiente, también en términos socioeconómicos. Y confirmando lo que somos, recibimos la certificación B Corp que significó un gran orgullo y reconocimiento a nuestros 25 años de compromiso a una economía sostenible para las personas y el medioambiente”. 

-¿Qué importancia tienen las certificaciones al momento de elaborar y comercializar vinos orgánicos y sustentables?

-Las certificaciones son muy importantes. Son garantías de procesos, que se cumplen siguiendo normativas de calidad, y el consumidor tiene que saber que, si está certificado, se está haciendo. 

Muchas veces escuchamos, por ejemplo en ferias, que hay bodegas que dicen que son orgánicas porque el clima en Argentina permite trabajar de esta manera, pero eso no habla del trabajo a conciencia. Algo que repito siempre es que estar certificados es la diferencia entre “estar saliendo” y “estar casados”.

-¿De qué manera la vitivinicultura orgánica se refleja en el perfil final de los vinos?

La viticultura orgánica da como resultado vinos de mayor concentración, con mayor expresión de la fruta y del terruño del cual provienen.

En este momento estamos trabajando con prácticas regenerativas, un paso más de la viticultura orgánica. La viticultura regenerativa intenta recuperar e incrementar la salud de los suelos y el resultado es la obtención de más plantas sanas, y por lo tanto, uvas más sanas que producen buena levadura y, en consecuencia, una buena fermentación. Así evitamos la necesidad de realizar correcciones durante la elaboración del vino. Lógicamente, la expresión del vino es sorprendente.

-¿Cuáles son las respuestas que la viticultura orgánica tiene frente al cambio climático?

-La industria del vino  en general no puede quedar ajena a tomar medidas para cuidar el futuro. Cuando uno está trabajando cerca de la tierra, ve desde el origen los problemas que está causando el cambio climático, y cómo repercuten en nuestra materia prima. Y, en consecuencia, en nuestra producción no hay manera de no tomar conciencia de que algo hay que hacer. 

Nuestra respuesta como bodega comprometida es, como dije antes, buscar siempre aplicar para ser más sustentables y sostenibles. Trabajar en la concientización de que cada uno, desde su lugar, puede aportar y poner su granito de arena.

Desde 2021 somos uno de los miembros fundadores de Sustainable Wine Roundtable (SWR), una coalición global formada por diferentes actores de la industria vitivinícola -bodegas, productores, distribuidores, minoristas, industrias auxiliares y comunicación y más- unidos para que el sector sea un líder en sustentabilidad a nivel mundial, y así fortalecer la acción a medida que aumentan los desafíos y consecuencias en torno al cambio climático.

Fuente Asociación Argentina de Sommeliers (AAS)

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