recesión

Informe muestra que cayó la recaudación tributaria 8,7% en noviembre

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La recaudación tributaria nacional registró en noviembre un nuevo traspié: los ingresos del mes totalizaron $15,6 billones, apenas un 19,7 % por encima del mismo mes del año pasado —una suba nominal—, pero lejos de compensar la inflación anual, que rondó el 31,3 %, lo que implica una caída real de alrededor del 8,7 %.

Para el Gobierno y los técnicos que analizan los números, el retroceso es producto de una combinación de decisiones fiscales recientes —la eliminación o reducción de impuestos sobre exportaciones, bajas generalizadas de retenciones arancelarias y la suspensión de ciertos gravámenes— y de una menor cantidad de días hábiles para el cobro de tributos en el mes.

Factores en 2024 distorsionan la comparación de la recaudación

Los analistas advierten que la baja de noviembre debe interpretarse teniendo en cuenta que en 2024 hubo ingresos “extraordinarios” por conceptos no recurrentes: moratorias tributarias, anticipos de impuestos, adhesiones a planes de regularización y recaudaciones derivadas del extinto impuesto PAIS, entre otros.

De hecho, sin esos ingresos de 2024, la variación interanual para noviembre 2025 habría sido más favorable: según la entidad recaudadora, la suba podría haber alcanzado un 29 %.

El economista de IARAF, Nadin Argañaraz, explicó en sus redes sociales: Al excluir la recaudación por tributos vinculados al comercio exterior, la variación real interanual sería negativa de 3,6%. En noviembre de 2025 se registró la cuarta caída real interanual consecutiva de la recaudación tributaria nacional total. Analizando por tributo, la recaudación que más habría caído sería, sin tener en cuenta la eliminación del impuesto PAIS, la de derechos de exportación, que lo habría hecho en un 69% real interanual, donde incidió de manera negativa la eliminación temporal de carga tributaria al sector agropecuario. Le sigue Bienes Personales con una baja real interanual del 64% e impuestos internos con una baja del 12,6%, estos últimos por comparar con una base alta de noviembre de 2024 y por bajas de alícuotas.

Comportamiento desigual de tributos sobre la recaudación

No todos los impuestos evolucionaron igual. El componente de Seguridad Social mostró un desempeño relativamente sólido: su recaudación creció un 29,8 %, acercándose a la tasa de inflación.

Por otro lado, la coparticipación destinada a provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sufrió un golpe real: los giros del mes cayeron un 5,4 % interanual, tras ajustarse por inflación. Según el análisis del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la baja se debe sobre todo a la retracción de la recaudación del Impuesto a las Ganancias y del IVA.

Argañaraz detalló: El principal impuesto, el IVA, habría tenido una baja del 2,2% en términos reales respecto a noviembre 2024. En el mes de noviembre se destaca el registro de una devolución negativa (ingreso) de $141.000 millones. El segundo tributo de mayor participación, aportes y contribuciones de la seguridad social habría descendido un 1% real interanual.

Sobre las transferencias a provincias, IARAF analizó: La coparticipación, es decir las transferencias automáticas menos leyes complementarias y compensaciones, habrían descendido un 5,5% real.

Esto se debe principalmente a la caída real interanual del 3,3% de lo recaudado del Impuesto a las Ganancias y el baja de IVA de 3,5%.Recaudación acumulada de 2025

Argañaraz explicó que la recaudación tributaria nacional acumulada en los primeros once meses del año, habría descendido un 1% en términos reales, respecto al mismo periodo del año 2024. Si no se considera la recaudación de los impuestos vinculados al comercio exterior, la recaudación habría aumentado un 5%.

Para el Gobierno, la caída real de la recaudación responde en gran medida a decisiones deliberadas: la eliminación de impuestos (como el PAIS), la reducción de retenciones a exportaciones y la baja de aranceles a importaciones.

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La textil Tipoití atraviesa una fuerte retracción industrial y suspende trabajadores en sus plantas correntinas

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Crisis textil, Tipoití mantiene suspensiones en Corrientes y alerta por la caída del sector industrial. La emblemática empresa correntina atraviesa un escenario crítico desde agosto con personal suspendido y una marcada reducción de la producción en varias de sus plantas. El panorama refleja la profunda recesión que golpea al entramado industrial argentino bajo el actual esquema económico.

La histórica textil Tipoití, una de las firmas más importantes del sector manufacturero en Corrientes, mantiene suspensiones de trabajadores desde agosto de 2025 y enfrenta una fuerte caída en su nivel de actividad. La compañía, con plantas en Goya, Bella Vista y Esquina, redujo jornadas y mantiene parte del personal sin tareas efectivas ante la baja en la demanda y el encarecimiento de los costos de producción.

Según confirmaron fuentes gremiales y trabajadores, 20 operarios continúan suspendidos, mientras que otros ocho fueron reincorporados en septiembre. “Estamos muy mal en todo el país y todos los días no sabés qué va a pasar al siguiente”, resumió un delegado de la firma, reflejando el nivel de incertidumbre que domina al sector textil argentino.

Producción reducida y suspensiones escalonadas en el interior correntino

Las plantas de Bella Vista y Esquina presentan realidades dispares pero igualmente complicadas. En la primera, durante septiembre se llegó a suspender a la totalidad del personal, mientras que en Esquina se trabaja cinco días menos por mes, lo que evidencia un esquema de producción fuertemente ajustado.

La planta de Goya, la más emblemática del grupo, es por ahora la única que se mantiene operativa de forma continua, aunque también con turnos reducidos y un ritmo de fabricación menor al habitual. La decisión sobre la continuidad o no de las suspensiones vigentes se definirá en los próximos días, pero en el entorno fabril admiten que la caída del consumo interno y la retracción de pedidos mayoristas ponen en riesgo la estabilidad laboral en el corto plazo.

Fuentes allegadas a la empresa explican que la combinación de altos costos energéticos, insumos importados dolarizados y la contracción de la demanda nacional configura un escenario de inviabilidad operativa para buena parte de la industria textil, especialmente para las pymes y plantas del interior.

Impacto sectorial: caída del consumo, importaciones y recesión industrial

El caso de Tipoití se enmarca en un contexto más amplio de profunda crisis industrial, con caídas sostenidas en la producción textil y de confecciones en todo el país. Las suspensiones y cierres parciales de plantas se repiten en distintos polos fabriles, especialmente en el NEA, NOA y la región centro.

El impacto de la política económica —caracterizada por una recesión prolongada, la apertura importadora y el enfriamiento del mercado interno— golpea con especial dureza a sectores intensivos en empleo como el textil, el calzado y la indumentaria.

De acuerdo con informes recientes de cámaras empresariales del rubro, el consumo de indumentaria cayó entre un 30% y un 40% interanual, mientras que la capacidad instalada de las fábricas opera por debajo del 50%. En paralelo, la suba de tarifas y la falta de crédito productivo reducen los márgenes de rentabilidad y dificultan la sostenibilidad del empleo formal.

En Corrientes, donde Tipoití representa uno de los principales empleadores industriales, el deterioro de la actividad impacta directamente en la economía local, afectando tanto a los trabajadores como a las cadenas de proveedores, talleres y transportistas vinculados al sector textil.

Un emblema en crisis: el desafío de sostener la producción nacional

Fundada hace más de medio siglo, Tipoití S.A. ha sido históricamente un símbolo del desarrollo industrial correntino, combinando producción local con estándares de exportación. Sin embargo, el actual contexto macroeconómico pone en riesgo su continuidad plena.

En un escenario de caída del poder adquisitivo, retracción de ventas y competencia externa creciente, la empresa intenta mantener operativas sus líneas de producción mediante esquemas de suspensiones rotativas, una estrategia de supervivencia que hoy es moneda corriente en la industria nacional.

La situación de Tipoití refleja la fragilidad del entramado productivo regional ante políticas de apertura y ajuste que, según alertan los sindicatos y cámaras empresarias, podrían profundizar el proceso de desindustrialización en provincias del norte argentino.

Mientras tanto, los trabajadores esperan definiciones en los próximos días, con la esperanza de recuperar la estabilidad laboral y sostener una industria que durante décadas fue sinónimo de empleo y progreso en Corrientes.

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Caída en septiembre, la economía entró en recesión

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Los determinantes del crecimiento económico cambiaron producto de un nuevo régimen macroeconómico. Por ese motivo consideramos relevante poder tener un termómetro de la evolución mensual de la actividad que anticipe al EMAE-INDEC. A través de modelizar y testear durante varios meses logramos construir el Índice Líder de Actividad Analytica (ILA), que utiliza datos de alta frecuencia (incluyendo indicadores sectoriales, de consumo y crédito), con elevada correlación con el EMAE.El ILA estima que la actividad cayó 0,3% en septiembre.
La actividad retrocedió en un contexto marcado por la inestabilidad de precios relativos, evidenciando comportamientos dispares entre sectores. Las caídas predominaron en la industria automotriz, en la metalurgia básica y en el sector energético, con una disminución en la producción de gas. También se observaron retrocesos en los indicadores vinculados al consumo, como la recaudación del IVA y la confianza del consumidor. En contraste, algunos segmentos industriales mostraron mejoras, particularmente en la producción de aceros planos y laminados en frío, así como en ciertos bienes durables. Por su parte, las importaciones continuaron expandiéndose con fuerza, reflejando la persistente heterogeneidad del entramado productivo.

Así el tercer trimestre cerraría con una caída de 0,4%. Bajo el criterio técnico de dos trimestres consecutivos de caída del PIB desestacionalizado, la economía ya está en una recesión moderada.
Más allá de que todas las miradas para el día después de las elecciones están puestas en los desafíos del frente monetario y cambiario, el Gobierno enfrenta también serios problemas en el consumo y la producción, sin dar señales claras de cómo planea revertirlos en el corto plazo.
Por su parte, el Estimador Mensual de Actividad (EMAE) registró en agosto un incremento del 0,3% respecto de julio. De los 16 sectores relevados, 11 mostraron variaciones mensuales positivas. Los mayores avances se observaron en intermediación financiera (+3,1%), construcción (+0,7%)y transporte y comunicaciones (+0,5%).En cambio, las caídas más significativas correspondieron a agricultura, ganadería y silvicultura (-3,6%), explotación de minas y canteras     (-1,4%) e industria manufacturera (-0,8%).
En términos interanuales la actividad aumentó 2,4%. El 53% de esta variación se explicó por dos sectores: intermediación financiera (+26,5%) y explotación de minas y canteras (+9,3%). Mientras cinco sectores tuvieron variaciones interanuales negativas, destacándose industria manufacturera (-5,1%), comercio mayorista, minorista y reparaciones (-1,7%), agricultura, ganadería y silvicultura (-1.4%).
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Manuel Amores: “La gente no llega a fin de mes y el comercio no aguanta más”

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El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas, Manuel Amores, advirtió que el comercio atraviesa una recesión profunda, con fuerte caída del consumo, cierres de locales y aumento de la competencia de Paraguay y las plataformas digitales.

Crisis comercial en Misiones: las ventas cayeron 25% y el sector advierte un fin de año “muy complicado”. Reclaman medidas ante la asimetría cambiaria y alertan por el impacto que tendría la zona franca en el comercio local.

El Día de la Madre marcó un quiebre: las ventas se desplomaron y crece la incertidumbre

El Día de la Madre, una de las fechas más esperadas por el comercio, dejó este año un saldo negativo. “Estamos muy por debajo de lo que fue el año pasado, lo cual es alarmante para esta fecha”, reconoció Manuel Amores, titular de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), en diálogo con Radio News.

Amores sostuvo que el panorama hacia fin de año es “bastante complicado”, con un consumo en caída y una recesión que se profundiza. Según sus estimaciones, las ventas acumulan una baja del 25% interanual, con locales que ya cerraron sus puertas o redujeron su personal y horarios.

“La gente no está llegando a fin de mes. No tiene poder de consumo y eso se ve directamente en las ventas”, remarcó.

El empresario explicó que el escenario se agrava por el avance de las compras en Encarnación, Paraguay, y las plataformas virtuales, que amplían la competencia. “Tenemos mayor competencia y eso obliga a los comerciantes a especializarse, ofrecer mejor servicio, calidad y financiamiento. Pero la situación recesiva no deja margen”, agregó.

Asimetrías regionales y la advertencia sobre la zona franca

El presidente de la CCIP también se refirió al debate sobre la posible creación de una zona franca en Posadas. Similar al régimen de duty free vigente en Puerto Iguazú, una medida que el Gobierno analiza como alternativa para dinamizar la frontera.

Amores fue categórico: “La zona franca en Posadas, con las asimetrías que tenemos con Paraguay y Brasil. Solo va a beneficiar a las empresas grandes o extranjeras, pero va a golpear al comercio local”.

Según explicó, la diferencia de precios y costos impositivos con Paraguay ya genera una competencia desigual. Y un régimen especial sin regulación podría acelerar el cierre de comercios locales, sobre todo en sectores sensibles.

“Joyerías, perfumerías, bazar, electrónica… hay muchísimos rubros que no van a poder competir con ese esquema”, advirtió.

Amores insistió en que las asimetrías tributarias y cambiarias siguen siendo el principal problema estructural del comercio misionero. “Reflejan una realidad que se mantiene hace años: los costos en Argentina son muy superiores, y sin incentivos fiscales el comercio local no tiene herramientas para igualar condiciones”, explicó.

Cierres de locales, despidos y recorte de horarios: el costo social de la recesión

La crisis comercial ya impacta en el empleo formal e informal. Amores estimó que uno de cada cuatro locales cerró en el último año, con una pérdida directa de entre tres y cinco puestos de trabajo por comercio, además de los efectos indirectos sobre contadores, decoradores, vidrieristas y proveedores.

“Hay comercios que cerraron y otros que redujeron horarios o personal. Algunos sectores industriales trabajan media jornada; en el comercio eso no es posible, porque hay que estar abierto al menos ocho o nueve horas para recibir consumidores”, explicó.

Los rubros más afectados son vestimenta y calzado, los primeros en sentir la apertura de importaciones, seguidos por electrónica y tecnología, donde la demanda cayó a niveles mínimos.

El dirigente sostuvo que el sector viene advirtiendo desde el año pasado sobre la falta de políticas de estímulo. “Este año la situación se profundizó. Si la gente no recupera poder adquisitivo, la caída del consumo se va a agravar aún más”, advirtió.

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La Argentina perdió 205.000 puestos asalariados desde noviembre de 2023, según datos oficiales

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El empleo asalariado cayó al nivel más bajo desde el inicio del gobierno de Javier Milei: se perdieron más de 200.000 puestos. El sector privado acumuló la mayor destrucción de empleo, seguido por el público y las casas particulares. La industria, la construcción y el transporte encabezaron las caídas.

El empleo asalariado formal registró en julio de 2025 su nivel más bajo desde el inicio de la gestión de Javier Milei, de acuerdo con los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) publicados por la Secretaría de Trabajo. Desde noviembre de 2023, el país perdió 205.500 empleos asalariados registrados, en un proceso que afecta tanto al sector privado como al público y al trabajo doméstico.

Según el relevamiento, se destruyeron 127.000 puestos en el sector privado, 57.900 en la administración pública y 20.600 en casas particulares, lo que redujo el total de trabajadores asalariados formales a 10.096.200, la cifra más baja desde octubre de 2022. En el segmento privado, el empleo se ubicó en su mínimo desde agosto del año pasado, confirmando el estancamiento del mercado laboral formal en un contexto de fuerte contracción económica.

Destrucción de empleo y estancamiento productivo

El ajuste en el gasto público y la recesión en la obra pública impactaron directamente sobre la industria manufacturera y la construcción, dos sectores que concentran el grueso de la caída del empleo formal.
Solo en julio, se perdieron 8.800 empleos privados, con la industria manufacturera aportando 3.300 bajas. En términos acumulados desde diciembre, la construcción redujo su plantilla en 60.500 puestos, mientras que la industria perdió 39.200, alcanzando su menor nivel desde mayo de 2022.

El deterioro también se extendió al sector de transporte, almacenamiento y comunicaciones, con 15.100 empleos menos, y alcanzó a ramas tradicionalmente más estables como la actividad minera-petrolera y el sector financiero, que hoy operan con los niveles de empleo más bajos desde 2022 y 2011, respectivamente.

A nivel territorial, el senador Martín Barrionuevo destacó que la pérdida de empleo fue generalizada: “Salvo Neuquén, Tucumán, Mendoza y Río Negro, todas las provincias registraron caídas en el empleo asalariado”, señaló en redes sociales.

“Década perdida” en el empleo privado

El investigador Luis Campos, del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, definió el panorama como un “proceso estructural de estancamiento” del empleo privado formal. “En julio de 2025 hay menos asalariados registrados en el sector privado que en julio de 2015. Decir ‘década perdida’ es poco a esta altura”, sostuvo.

En la misma línea, el economista Juan Manuel Telechea remarcó que “la Argentina tiene exactamente los mismos 6,2 millones de empleos privados registrados que hace diez años, pero con una población que hoy cuenta con casi cinco millones de personas más”.

Aunque el ritmo de destrucción de empleo se desaceleró desde agosto de 2024, el informe oficial indica que no se vislumbran señales de recuperación sostenida. De hecho, julio marcó la tercera caída mensual consecutiva y el peor desempeño desde el inicio del año.

Aumento del trabajo independiente y precarización

El retroceso en el empleo asalariado fue parcialmente compensado por un aumento en los trabajadores independientes, entre los que se sumaron 127.100 nuevos monotributistas y autónomos. No obstante, este fenómeno refleja una mayor informalidad y precarización, en un mercado laboral que no logra absorber la oferta de fuerza de trabajo bajo condiciones formales.

Para la segunda mitad del año, Campos advirtió un escenario “muy complicado”: “En agosto el índice de evolución del empleo cayó un 0,3%, el segundo peor agosto de la última década. Estamos frente a un modelo económico que no crea empleo y que no demanda fuerza de trabajo”, alertó.

En contraste, el dato positivo del informe fue la recuperación parcial del salario real privado, que mejoró por tercer mes consecutivo. En julio, los sueldos del sector privado registrado se ubicaron 3,8% por encima del nivel de noviembre de 2023, aunque todavía 0,4% por debajo del pico alcanzado en febrero de este año.

Entre la estabilidad macro y la pérdida de empleo

El gobierno nacional sostiene que la política de ajuste fiscal y equilibrio macroeconómico será la base para una futura recuperación del empleo privado. Sin embargo, los datos del SIPA reflejan que, al menos en el corto plazo, el impacto del programa económico libertario recae sobre los asalariados, tanto del sector público como del privado.

La caída acumulada de más de 200.000 empleos desde el inicio de la gestión Milei coloca al mercado laboral en su nivel más bajo en casi tres años y plantea un desafío estructural para la recuperación de la actividad productiva y del consumo interno.

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