REFORMA PREVISIONAL
Argentina, un lugar…
Jueves 14 de Diciembre de 2017, legisladores debatiendo (si aplica el término) una reforma previsional a los gritos con un oficialismo tratando de empujar una ley que intenta empalmar dos fórmulas que de movida perjudican claramente a los jubilados mientras la oposición intenta como sea impedirlo para defender la ley actual que llevó a la quiebra del sistema previsional cuando se sancionara en 2008. Mientras tanto fuera del Congreso se desata una verdadera locura, típica de nuestros diciembres con las fuerzas de seguridad versus los manifestantes, algunos genuinos y otros apoyados por fuerzas opositoras pero tanto de un lado como del otro con excesos, o sea represión feroz versus encapuchados con palos. Es decir, el peor final y por HD.
Argentina se resiste a salir de la peor crisis política, social y económica de su historia que vivió en diciembre de 2001 y para colmo después de eso le adicionó una grieta feroz entre kirchneristas y macristas, con los medios jugando su propio partido, que no solo se metió en las redes sociales sino dentro del seno familiar de la sociedad, con unos que usan el latiguillo de “neoliberales” como insulto noventista y otros que se escudan en la herencia recibida, los casos de corrupción y el pago de la fiesta para seguir con las mismas prácticas que criticaban cuando eran oposición.
Sin embargo, por el lado de la dirigencia política, su decadencia ha sido notable en estos años y se asemeja más a un grupo de barrabravas que a representantes del pueblo. Dentro del “honorable recinto” hoy es moneda común el agravio, el insulto, denostar e inclusive agredir físicamente en pos de someter no a un opositor sino a un rival del ring a quien hay que derribar como sea y no importa si se trata de una mujer u hombre el destinatario de las agresiones. A eso debemos sumar la falta educación y preparación de los representantes, algo fundamental para semejante responsabilidad, puesto que a muchos les cuesta hablar, mezclan conceptos, no entienden de economía básica ni de finanzas y para colmo carecen de la personalidad necesaria para decir o votar lo que piensan aun si no coinciden plenamente con su bloque, transformándose en repetidores de frases hechas y deambulando por los medios. Inclusive muchos de ellos utilizan las redes sociales para enfrentarse directamente con detractores como indirectamente a través de los llamados “trolls”.
Tenemos una clase política populista tanto k como pro, que teme mirar el largo plazo y trazar un modelo de país a 50 años vista con la excusa de que los problemas de hoy nos impiden aplicar medidas más profundas y así tarde o temprano sufren los jubilados y el laburante. Y los que se quieren poner en el medio surgen con ideas aún más peligrosas. Es que somos colectivistas de nacimiento a los que nos fascina distribuir miseria en lugar de pensar en cómo generar riqueza e insistimos con recetas que no solo no funcionaron antes sino que no funcionan en ninguno de los países que hoy son denominados desarrollados, pero así y todo no lo queremos ver ni aunque existan dentro de nuestra propia región y nos escudamos en que no podemos imitarlos o que tenemos otros problemas, y solo porque reconocerlo sería perder la batalla dialéctica de la calle o de una red social.
La dirigencia política teme o no sabe cómo trasmitirle a la población cual es el camino para crecer sostenidamente porque está convencido que hacerlo es aún más costoso que vivir en la decadencia actual y en definitiva no quiere ser protagonista poniendo el cascabel al gato sino llevar a cabo políticas de corto plazo, electoralistas y que garanticen la continuidad del modelo hasta que este se vuelva insostenible. Y así, aplicamos la misma receta de hace 80 años: matamos a impuestos a todo bicho que camina hasta que la informalidad se convierta casi en un derecho y la plata no alcanza, para tomar luego uno de dos caminos, o emitir dinero generando inflación o endeudarnos hasta la coronilla hasta generar una crisis de deuda y posterior devaluación. Y cualquier opción es más pobreza. Para colmo, a pesar de lo mencionado, quien es gobierno no comprende por qué las inversiones no llegan por decantación, cuando habiendo comunicado y sentado las bases para realizar un cambio profundo, el mismo se desvanece en más gradualismo o miedo al cambio, y la historia termina cuando se le exige al empresario que sea él quien haga el esfuerzo, como si este tuviera que hacer beneficencia. Finalmente, y aún después de haber pasado por casi cinco episodios similares de crisis en los últimos 40 años, aun transcurridos estos con el mismo nivel de pobreza, con el paso de radicales y peronistas de todos los colores, volvemos a insistir con las mismas fórmulas de gastar 100 veces más de lo que generamos.
Sin embargo parece que replantear que tipo de Estado queremos es casi una osadía y sinónimo de ajustador serial o un acto de insensibilidad social. Y el incentivo a ser político es cada vez mayor, puesto que el gasto destinado es ilimitado, todo se puede ajustar, hasta las jubilaciones menos su gasto y le permite negociados de todo tipo con una población pasiva que nunca le exige austeridad, ni la justicia explicaciones.
Desde el lado de la ciudadanía, no sorprende la clase dirigencial que nos gobierna. Somos un pueblo de matriz socialista y cortoplacista que pide a gritos contención del Estado hasta para mirar el fútbol y si es gratis mejor, ignorando que todo tiene un costo y alguien paga por ello directamente o a través de impuestos. Una sociedad que ni se preguntó porque las tarifas no subieron en años, pero después puso el grito en el cielo cuando la matriz energética destruida comenzó a generar cortes y provocó aumentos.
Sin embargo repite y se muestra preocupada por el nivel de deuda, pero tampoco se comprende que esa deuda financia el nivel Estado que pide. Y en pos de nuestros derechos “ganados” llegamos al punto de exigir un subsidio hasta por ser piquetero y no trabajar, nos creemos con el derecho de cortar subtes, rutas o avenidas e inclusive de prender fuego un auto o saquear negocios en pos de la causa, y encima que no se atrevan a reprimirnos.
Y ya desde estudiantes secundarios tenemos el valor de tomar una escuela porque no nos gusta la exigencia y pretendemos que nos consulten todo, y la tentación es alta cuando se ve que al resto también le resulta el reclamo. Y así, tenemos a más de la mitad de la población recibiendo un cheque del estado en concepto de lo que sea y no por ofrecer algo a cambio porque hoy es más negocio el reclamo que el esfuerzo. Es decir, generamos transferencias consideradas fundamentales para sostener el orden social y la gobernabilidad que claramente, una vez instauradas se convierten en derechos ganados para siempre y para colmo sin generar al mismo tiempo incentivos para producir.
En definitiva, esa sociedad es la misma que enseña e inculca a los más chicos que toda la gente del campo es oligarca, que anda en 4×4 y hay que subirles impuestos, que las fuerzas de seguridad son malas y representan resabios de la dictadura, que el Estado debe proveer de todo sin importar de donde sale el dinero, que la mejor forma de crecer es sustituir importaciones, no competir y producir todo de todo y la eficiencia es un mito de los clásicos, que comerciar con el mundo es malo, que los ricos son malas personas, que los empresarios son hijos del diablo y que en todo caso tienen derecho a contratarnos, pero no a reclamarnos productividad ni resultados y mucho menos a despedirnos.
Es decir que nos hemos convertido en una sociedad resentida que avala el saqueo de la política a través de impuestos, siempre y cuando no le toquen su bolsillo. Y si a alguien le va bien, es más que seguro que algo malo hizo para lograrlo y por ende hay que ponerle un impuesto adicional. Y a este puerto hemos arribado no de casualidad sino porque hemos permitido, aplaudido y hasta defendido todo tipo de políticas de pan para hoy y hambre para mañana, que como cada 10/15 años vuela por el aire porque se torna insostenible para terminar culpando de ello al capitalismo, al mundo que está en contra nuestra o a los empresarios codiciosos, pero sin mirarse jamás el ombligo y comprender que la génesis de nuestro problema somos nosotros mismos y nadie más que nosotros, una sociedad de hipócritas.
Empezaremos a crecer como sociedad el día que entendamos que para consumir algo, primero debe ser producido y que para obtener algo, tenemos que poder dar algo a cambio. Y el Gobierno debe centrarse, además de cuidar y proteger a los sectores más vulnerables, en velar porque se pueda producir, comerciar, y competir. Por supuesto que los valores familiares son fundamentales y necesarios, pero aquí hablamos de inculcar a las generaciones que vienen el gen del trabajo, del sacrificio, y no del facilismo. Y si queremos un Estado grande pues perfecto, pero eso exige producir de tal forma que se pueda sostenerlo de lo contrario, es nuestro presente. Seguramente el debate es más amplio que lo dicho hasta aquí pero debemos dar el puntapié inicial y arrancar de una vez para dejar de ser un lugar y convertirnos en un país.
Peña anticipó que el Gobierno insistirá con el proyecto de reforma previsional en Diputados
Según Marcos Peña, “nunca se recurrió a la violencia como hoy”. El jefe de Gabinete se refirió a los incidentes que llevaron a suspender la sesión en la Cámara de Diputados.
Peña habló en una conferencia de prensa que tuvo lugar en Casa de Gobierno tras la suspensión de la sesión en Diputados para tratar el proyecto de ley de reforma previsional.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, anticipó que el Gobierno insistirá con el proyecto de reforma previsional en Diputados aunque no precisó si llamarán a una nueva sesión especial la semana que viene. “Estamos convencidos que este proyecto es bueno”, dijo al confirmar que insistirán con la iniciativa que tiene media sanción del Senado.
Sobre el escándalo en el recinto reflexionó: “Los que representan a la minoría tienen que actuar con decencia, respetando su investidura, y tener la dignidad de sentarse y debatir, pero no a través de la violencia y la mentira”.
“Nunca se recurrió a la violencia como hoy”, sostuvo el jefe de Gabinete, y agregó que “se cruzó una raya” por las demostraciones de violencia en el propio recinto.
Peña acusó de la violencia a la acción de “un kirchnerismo atropellado, pero nunca como hoy, donde incluso un diputado quiso agredir al presidente de la Cámara de Diputados”.
“Hay una vocación mayoritaria de acompañar esta ley. No quisieron debatir. Cambiemos no va a seguir ese camino de la provocación y la violencia. Por eso, se propuso transmitir este mensaje de paz y tranquilidad. La mayoría de los argentinos están cansados de la violencia y la intolerancia que gobernó la Argentina”, agregó.
“Tienen que tener la dignidad de sentarse y debatir, de perder cuando no representan a una mayoría. No es a través de la violencia y la mentira que van a obtener una solución”, consideró Peña.
El jefe de Gabinete sostuvo que el proyecto oficial “es una buena ley”, que contempla algunos puntos, entre ellos “la readecuación de la fórmula, la fijación del 82% móvil para los jubilados que cobren la mínima y tengan 30 años de aportes, para hacer un sistema jubilatorio sustentable”.
Y agregó que “refleja un consenso mayoritario. Se sancionó con una amplia mayoría en el Senado. Se discutió en comisión en Diputados. Ahí empezamos a ver una acción de violencia. Vimos en las agresiones a los funcionarios que fueron a plantear este debate en la comisión. Y vimos hoy, como ayer, la búsqueda clara, primero desde la calle y luego en el recinto, cruzando una raya que no se había cruzado en la Argentina”.
“No creemos que por la violencia de minorías se tenga que modificar un debate parlamentario”, observó el funcionario.
“Sería muy triste que la extorsión de los violentos modifique un debate. Estamos convencidos que este proyecto es bueno, refleja un consenso con la casi la totalidad de los gobernadores. Por eso, creemos que la ley tiene que salir de esa forma. Y todos los argentinos tenemos que repudiar esa violencia”, resaltó.
“Se ve claramente que hay una intención de algunos diputados y en los que intentaron sacar las vallas de hacer tierra liberada. ¿Cuál era el objetivo que estaban buscando? El ejemplo vergonzoso que dieron algunos diputados, intentando agredir en el recinto. ¿Qué hubiera quedado para los encapuchados? Los que agredieron a gendarmes y policías, ¿buscaban participar de un debate constructivo en la sociedad?”, completó.
La CGT suspendió el paro general, pero mantiene la medida “expectante”
La CGT convocó de urgencia a una reunión de Consejo Directivo para este jueves a las 18. Según pudo averiguar ámbito.com, los sindicalistas anunciarán que suspenden la convocatoria al paro general prevista para este viernes si se aprobaba la reforma previsional, aunque la medida quedará en stand by.
Los caciques cegetistas decidieron que volverán a activar la protesta si la Cámara de Diputados intenta tratar el proyecto de ley nuevamente. En las últimas horas, la central obrera se declaró “en estado de sesión permanente”.
El triunviro Juan Carlos Schmid repudió y rechazó “la iniciativa express” del Poder Ejecutivo y aseguró que provocará “más miseria y hambre a los jubilados” y perjudicará a los trabajadores.
Las fuentes gremiales de las organizaciones que integran la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) explicaron que el sector es “uno de los más afectadas por la creciente aplicación del mal llamado impuesto sobre el salario”.
Si la ley era sancionada, estaba previsto que la huelga comience a la medianoche del viernes. La CGT no solo rechazó las reformas previsional y tributaria, también se expresó contra la aplicación y profundización del Impuesto a las Ganancias, otro de los motivos para decidir el paro. “La CGT ya había rechazado el proyecto de reforma previsional el 22 de agosto último, cuando al cumplir un año de conducción se movilizó de forma masiva hacia la Plaza de Mayo para protestar y exigir un aumento de emergencia para los jubilados y pensionados y la aplicación de políticas que reviertan esa realidad”, puntualizó Schmid.
En medio de un escándalo, se levantó la sesión en Diputados y se traba la reforma previsional
El presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó levantó la sesión luego de que la oposición denunciase represión en las inmediaciones y cuestionase la legitimidad del quórum conseguido minutos antes.
En medio de gritos y acusaciones de la oposición, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, levantó la sesión en la que se debía tratar la reforma previsional, luego de que la oposición denunciase represión en las inmediaciones y cuestionase la legitimidad del quórum conseguido minutos antes.
Pasadas las 14:30, el presidente de la Cámara baja había dejado abierta la sesión al afirmar que se había conseguido la presencia de los 129 diputados en el recinto necesarios para el quórum. Minutos después un grupo de diputados de la oposición se acercó al escritorio de Monzó donde a los gritos y empujones denunciaban que no se había conseguido el número necesario de diputados presentes para abrir la sesión.
En el tumulto se podía ver al presidente del bloque del FpV-PJ, Agustin Rossi, a sus compañeros de bancada Axel Kicillof y Horacio Pietragalla, al diputado del Movimiento Evita Leonardo Grosso y a la legisladora del Frente de Izquierda Romina Pla, entre otros.
Desde su banca, el presidente del bloque PRO Nicolás Massot denunciaba “actos de patoterismo” por parte de la oposición, al tiempo que continuaban los gritos en el recinto.
Fue finalmente la diputada Elisa Carrió la que pidió que se levantara la sesión ante los hechos de “violencia” que se estaban viviendo en el recinto.
“Lo peor que se puede hacer es sesionar en este clima de violencia que no ha sido generado por el interbloque de Cambiemos. La violencia se opone a la constitución y a la paz. Como rechazamos la violencia le pido al señor presidente que levante esta sesión escandalosa”, afirmó.
En tanto, la diputada adelantó que el oficialismo insistirá con el proyecto: “No vamos a contestar a su violencia con su violencia. Vamos a ganar la votación, será esta semana o la otra”.
Un ingreso tumultoso
En los pasillos del Congreso se registraron incidentes y empujones entre diputados, asesores y personal de seguridad del Parlamento cuando los legisladores intentaban ingresar al recinto.
En las inmediaciones del Parlamento los enfrentamientos entre manifestantes, efectivos de la Polícía Federal y Gendarmería se intensificaban.
Diferentes grupos de manifestantes habían insinuado una retirada para volver a reagruparse y pasadas las 14.30 regresaron a los vallados puestos en la puerta del Congreso, donde volvieron a tirar piedras y botellas a los efectivos policiales y de Gendarmería, que respondieron con gas pimienta y agua desde carros hidrantes.




