Río De Janeiro

Tres brasileños detenidos en Alba Posse, investigan posible vínculo con el Comando Vermelho

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Tres brasileños con antecedentes por narcotráfico fueron detenidos en Misiones. Activan protocolos internacionales por posible nexo con facción criminal Comando Vermelho.

La Policía de Misiones detuvo este viernes en Alba Posse a tres ciudadanos brasileños de Río de Janeiro, dos de ellos con antecedentes por narcotráfico. El operativo, realizado en el marco de la Política de Seguridad de Fronteras provincial, activó los protocolos de cooperación internacional para determinar si sobre los hombres pesan pedidos judiciales en Brasil y si mantienen vínculos con organizaciones criminales en la región. La definición será clave para reforzar la seguridad fronteriza y evaluar la presencia de grupos narcodelictivos en el corredor misionero.

Control fronterizo y cooperación internacional: el operativo que encendió alertas en Misiones

El procedimiento se realizó alrededor de las 14:00, en jurisdicción de la Unidad Regional XI de Aristóbulo del Valle, durante un control coordinado por la Brigada de Inteligencia Criminal de Frontera. La intervención se enmarcó en la Política de Seguridad de Fronteras impulsada por el Ministerio de Gobierno y la Jefatura de Policía, que opera junto a las policías de Río Grande do Sul, Paraná y Santa Catarina.

Los detenidos fueron identificados como Ednei Carlos D. S. (25), Luis Eduardo T. de S. (23) y Jackson S. de J. (35), todos domiciliados en Río das Ostras, estado de Río de Janeiro. Ninguno presentó documentación migratoria válida ni logró justificar su presencia en Alba Posse.

Según informaron los investigadores, dos poseen antecedentes por narcotráfico y el tercero registra causas por lesiones. Por esta razón, se activaron los protocolos de verificación internacional para determinar: si existen alertas judiciales o pedidos de captura en curso, si mantienen vínculos activos en la zona, y si su presencia responde a movimientos de organizaciones criminales transfronterizas.

“La fuerza provincial activó los protocolos de cooperación internacional para determinar si existen pedidos de detención o captura”, precisaron fuentes vinculadas al operativo.

Mientras avanza el intercambio de información, los tres permanecen detenidos “bajo un estricto dispositivo de seguridad” y a disposición de la autoridad judicial argentina.

Tensión en la frontera: investigan si los detenidos integran el Comando Vermelho

Las autoridades mantienen comunicación directa con las policías militar y civil de Brasil para confirmar los antecedentes y requerimientos judiciales. El objetivo institucional es determinar si los hombres responden a estructuras criminales en expansión que operan desde el sudeste brasileño hacia corredores estratégicos del Mercosur.

Según fuentes citadas por Radio UP, los tres detenidos serían miembros del Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más antiguas y violentas de Brasil. La información, sin embargo, continúa en proceso de verificación oficial y aún no fue confirmada por las autoridades argentinas o brasileñas.

Para Misiones, un eventual vínculo con esa facción tendría impacto directo en: las estrategias de seguridad en frontera, la cooperación con fuerzas de Brasil, y la presión criminal sobre corredores de movilidad ilícita que conectan los estados del sur brasileño con el mapa misionero.

El gobierno provincial sostiene que la coordinación regional es clave para enfrentar estructuras que operan a ambos lados de la frontera, y cuyos movimientos pueden generar efectos en seguridad, comercio, turismo y logística local.

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“Nunca sentí algo así”: testimonios argentinos tras la redada contra el Comando Vermelho

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Terror y silencio en Río de Janeiro, el relato de los argentinos que vivieron el megaoperativo contra el Comando Vermelho.

El operativo dejó 132 muertos y paralizó la ciudad. Argentinos residentes describieron el caos, el miedo y la desolación que se vivió en una de las ciudades más turísticas del mundo.

Río de Janeiro bajo fuego: 132 muertos en el operativo más grande de los últimos años

La ciudad de Río de Janeiro vivió una de las jornadas más violentas de su historia reciente. Un megaoperativo policial en los complejos de Alemão y Penha, dos de las favelas más extensas del norte carioca, dejó al menos 132 muertos y provocó un caos total en la capital turística de Brasil.

El despliegue, que incluyó helicópteros, drones y vehículos blindados, fue parte de una ofensiva del gobierno de Río contra el Comando Vermelho, una de las organizaciones criminales más poderosas del país. Durante las horas del operativo, la ciudad quedó prácticamente paralizada: más de 120 líneas de colectivos suspendidas, comercios cerrados y barrios turísticos desiertos.

Desde distintos puntos de la ciudad, argentinos radicados en Río de Janeiro describieron en primera persona cómo se vivió el operativo. “El operativo generó un caos total e inmovilizó a gran parte de la población”, contó Nelson Acosta García, argentino residente en Brasil desde hace 15 años.

Los delincuentes atravesaban los ómnibus en las calles, les sacaban las llaves y los dejaban varados. Eso generó un colapso total en el tránsito”, explicó. Según relató, “las empresas, escuelas y comercios cerraron antes y miles de personas quedaron sin transporte ni posibilidad de volver a sus casas”.

“Copacabana estaba vacía, como si fuera una ciudad fantasma”

En tanto, Emiliana Martínez, otra argentina que vive en la zona sur, describió una postal inusual de la turística Copacabana: “La sensación fue rarísima: ayer, Copacabana estaba totalmente vacía, los bares cerrados y nadie en la calle. Nunca sentí algo así”.

Durante horas, los mensajes en redes sociales y grupos de WhatsApp fueron la principal fuente de información para los residentes. “Nos avisaban que no salgamos, que estaban bloqueando calles y quemando colectivos”, relató Martínez.

El gobierno local decretó el “Estadio 2” del sistema de riesgo, un nivel de alerta que restringe la circulación y permite el despliegue de tropas especiales. La medida se levantó parcialmente al día siguiente, aunque con la ciudad todavía bajo tensión y presencia militar reforzada.

El impacto visual fue estremecedor: vehículos incendiados, barricadas con autobuses y cuerpos acumulados en la plaza São Lucas, en el Complexo da Penha. Mientras tanto, sectores turísticos como Copacabana y Lapa quedaron en silencio, una imagen pocas veces vista en una ciudad que vive del turismo y la vida nocturna.

El miedo cotidiano y la violencia estructural

Para los residentes, los tiroteos y operativos no son novedad, aunque reconocen que esta vez la magnitud fue diferente. “Fue una sorpresa, aunque en Río se escuchan tiros todos los días. Es un sonido bastante normal”, señaló Acosta García, quien vive en el barrio de Santa Teresa.

“El lugar donde vivo es tranquilo, pero todos sabemos que a la noche hay zonas que se volvieron muy peligrosas. No recomiendo caminar por Copacabana después del anochecer”, advirtió.

Los vecinos afirman que, tras la pandemia, aumentaron los robos y los hechos de inseguridad, especialmente los arrebatos en la vía pública. “No es que anden matando gente por la calle, pero hay que tener cuidado: hay muchos robos simples, de celulares, cadenitas, mochilas”, contó el argentino.

El Comando Vermelho, blanco principal del operativo, controla desde hace décadas buena parte del narcotráfico en Río. La ofensiva lanzada por las fuerzas de seguridad apuntó a recuperar zonas dominadas por el crimen organizado, pero el saldo de muertes y la violencia desatada abrieron un fuerte debate en Brasil sobre el uso de la fuerza y los derechos humanos.

Reacciones y consecuencias

El operativo, bautizado “Operação Contenção”, se extendió durante 24 horas y contó con la participación de más de 1.500 efectivos. Aunque las autoridades aseguraron que “el objetivo fue desarticular células armadas”, organizaciones sociales denunciaron “excesos policiales” y uso indiscriminado de la fuerza.

La ciudad intenta volver a la normalidad, pero el temor persiste. “Nos quedamos con la sensación de no saber qué va a pasar. Hoy, por lo menos en esta zona, la vida volvió más o menos a la normalidad”, resumió Emiliana Martínez.

Sin embargo, en las favelas del norte, la calma aún parece frágil. Los hospitales locales siguen recibiendo heridos y los familiares de las víctimas buscan respuestas en medio de un clima de desconfianza y miedo.

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