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Productor yerbatero anticipa que no habrá safriña: precios bajos, pagos a plazos y crisis de ingresos

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Crisis en el sector yerbatero, el productor apostoleño Luis Andrusyszyn advierte que la safriña no se cosechará por falta de fondos y precios en caída

La cosecha 2024 de yerba mate dejó un saldo “económicamente nefasto”, según describe un productor de la zona sur de Misiones, afectado por precios muy por debajo de lo acordado, pagos que se extendieron hasta 180 días y un escenario de desfinanciamiento generalizado. La gravedad del cuadro anticipa una decisión inédita: hasta el 70% de los productores analiza no realizar la safriña, lo que podría impactar en toda la cadena yerbatera.

Precios por debajo del convenio, plazos extendidos y costos que no cierran

En diálogo con Economis, el productor apostoleño Luis Andrusyszyn sintetizó el problema: “El balance fue económicamente bastante nefasto. Se pagaron malos precios y hubo plazos de hasta 180 días. Muchos todavía no cobraron la cosecha anterior”.

El convenio sectorial había fijado valores de referencia de $305 por kilo de hoja verde, con la posibilidad de llegar a $320 como compensación. Sin embargo, según el testimonio, ocurrió lo contrario.

Muy pocos particulares pagaron los $305 durante un breve lapso. Los precios “hicieron efecto hacia abajo”, con registros que en otras zonas rurales cayeron hasta $180 por kilo. En la zona sur, la liquidación terminó entre $250 y $290, pero a plazos de 30, 60 y 90 días, lo que trasladó el costo financiero al productor.

El costo real de cosecha —considerando mano de obra, transporte e impuestos— osciló entre $330 y $340 “en blanco”. En el circuito informal, los valores rondaron los $80 a $90, aunque sin garantías laborales ni cumplimiento normativo.

“Si recibís cheques a 30, 60 y 90 días, el costo financiero lo paga el productor. Eso termina llevando el precio real a $250”, explicó.

La safriña en riesgo: falta de circulante y un consenso creciente para no cosechar

El impacto financiero se traduce ahora en una advertencia directa: “Hoy ya no conviene cosechar los yerbales. No hay dinero para hacer la safriña”, señaló Andrusyszyn.

La safriña —la cosecha de verano que complementa el ciclo anual— requiere desembolsos semanales inmediatos para pagar: jornales, fletes, carga y logística, combustibles y servicios.

Sin ingresos previos, muchos productores afirman no poder asumir esos costos.

Según el testimonio: Hasta el 70% del sector ya consensuó no realizar la safriña. Algunas empresas industriales decidieron que no recibirán hoja verde de terceros, sino solo de sus propios yerbales. La falta de circulante agrava la situación: “No hay dinero en la calle para afrontar los costos operativos”.

La decisión implicaría una reducción temporal del volumen disponible en 2025, con consecuencias en el abastecimiento, el empleo rural y los ingresos regionales.

Repercusiones para la economía misionera

La queja más reiterada del sector apunta al vacío normativo tras la eliminación del esquema de precios de referencia del INYM.

“Cuando estaba el instituto, había un precio base y se respetaba. También los plazos”, recordó el productor.

Sin una regulación que ordene precios, plazos y condiciones de pago, el mercado se volvió más volátil y desigual entre actores: algunas cooperativas pagaron $370 a $380 a socios. Otras industrias pagaron entre $280 y $305 a proveedores particulares. El resto del mercado quedó librado a negociaciones a la baja.

La posible suspensión de la safriña implicaría: menos actividad para cosecheros y fleteros, contracción en los ingresos rurales, menor flujo hacia secaderos y cooperativas, tensiones adicionales en la cadena de valor.

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“El INYM no regula, ordena el mercado y garantiza la calidad de la yerba mate”

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Productores de Misiones defienden al INYM, advierten que el Instituto se autofinancia y ordena el mercado sin costo para la Nación.

En un contexto de creciente tensión en el sector yerbatero, productores de Misiones realizaron un “abrazo simbólico” en defensa del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Matías Pellizzer, productor de Dos Arroyos, alertó que la pérdida del organismo afectaría a pequeños y medianos productores, degradaría la calidad del producto y pondría en riesgo la continuidad de generaciones en la actividad.

“El instituto no pone precios, ordena el mercado. Y hoy, sin controles, la gente está tomando cualquier cosa”, advirtió.

El rol del INYM y la crisis del sector

El reclamo se enmarca en más de dos años de protestas por parte de los productores yerbateros en busca de un precio justo para la hoja verde. Según Pellizzer, existe un malentendido a nivel nacional respecto a la función del INYM: “Está mal visto porque creen que regula el mercado, pero el instituto lo único que hace es ordenar. El precio siempre surge de acuerdo entre varias partes”.

El dirigente remarcó que la situación actual se agrava con el ingreso de yerba importada sin controles de calidad. “Hoy viene yerba de afuera y nadie sabe qué es lo que viene. La gente está tomando cualquier cosa, se perdió mucho la calidad”, señaló.

En este escenario, el riesgo de abandono de la producción es creciente, sobre todo entre los productores medianos, quienes concentran buena parte de la inversión en tecnología y fertilización. “El pequeño productor puede sostenerse con otras actividades como el tabaco o el té, pero el productor mediano es el que más invierte y hoy no lo puede hacer”, explicó.

El impacto sobre medianos productores y la continuidad generacional

Uno de los puntos críticos es la situación de los productores medianos, que cumplen un rol central en la cadena yerbatera y sostienen la transmisión generacional de la actividad. Pellizzer destacó: “El mediano productor manda a estudiar a los hijos, invierte en fertilizantes, en tecnología, en mejorar la chacra. Hoy eso no lo puede hacer. Nos cuentan que no saben cómo sostener a un hijo en la facultad los años que le faltan para recibirse, y es una pena”.

La pérdida de este eslabón significaría no solo menor inversión en innovación y calidad, sino también un quiebre en la continuidad de las familias productoras. “El hijo del mediano productor es el que vuelve al campo, a seguir lo que empezaron el abuelo o el padre. Sin condiciones económicas, ese ciclo se rompe”, lamentó.

Matías Nicolás Pellizzer en su chacra en Dos Arroyos

Autofinanciamiento del INYM y el debate con Nación

Los productores también rechazaron el argumento oficial de que el INYM representa un costo fiscal. Pellizzer aseguró que se trata de un organismo autárquico: “Desde una oficina en Buenos Aires un diputado me dijo que el instituto le cuesta a la Nación. No tiene ningún costo. Se financia solo, el gobierno nacional no invierte ni un centavo”.

Para los productores, el desconocimiento del funcionamiento financiero del organismo alimenta decisiones políticas que terminan debilitando la cadena productiva. En este sentido, subrayaron que la continuidad del INYM no solo es una cuestión económica, sino institucional, ya que garantiza la representatividad y el equilibrio entre productores, industria y trabajadores en la definición de políticas sectoriales.

Riesgo de retroceso estructural

De prosperar el debilitamiento del INYM, advierten los productores, las consecuencias serían múltiples: caída de precios de la hoja verde, deterioro de la calidad del producto, pérdida de competitividad internacional y desinversión en tecnología. A nivel social, la falta de rentabilidad expulsaría a productores medianos, debilitando la economía regional y afectando la continuidad de generaciones vinculadas a la yerba mate.

“El instituto ordena, no regula. Si desaparece, lo que se pone en riesgo no es solo el ingreso de los productores, sino la identidad de la yerba como producto emblemático de Misiones y de la Argentina”, concluyó Pellizzer.

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